viernes, 5 de junio de 2009

CYD CHARISSE. La grandeza del cine musical


Tula Ellice Finklea nació en Amarillo (Texas) el 8 de marzo de 1921. Desde muy pequeña recibió clases de ballet, llegando a formar parte a los 14 años de la compañía de ballet ruso de Sergéi Diágilev, donde bailaron nombres como Pavlova o Nijinsky.

Su nombre artístico, Cyd Charisse, proviene del apelativo cariñoso, Sid (de sister), con el que se dirigía a ella su hermano, y del apellido de su primer marido y profesor de baile, Nico Charisse, con quien contrajo matrimonio a los 18 años, y tuvo a su hijo Nico. Rota su relación, tuvo un breve romance con el multimillonario Howard Hugues, y en 1948 se casó con el actor y cantante Tony Martín, con quien permaneció unida durante 60 años, hasta el día de su fallecimiento. Un hecho verdaderamente inusual en Hollywood.

Comenzó en el mundo del cine participando como bailarina en papeles secundarios, generalmente exóticos, de películas musicales, algunas de ellas importantes como “Ziegfeld Follies” o “The Harvey Girls” (ambas de 1946).

En la Metro Goldwyn Mayer necesitaban bailarines y se enteraron que Cyd procedía de una compañía de ballet, así que le propusieron hacer una prueba. Al finalizar charló unos minutos con el productor Arthur Freed quien le dijo: “¿qué te parecería tener un contrato de siete años?”
“No sé” –respondió Cyd, entre apocada y sorprendida.
“Búscate ya un agente” –le espetó Freed- “estás contratada”.

Gene Kelly se fijó en ella y le propuso intervenir en la escena del “Broadway Melody Ballet” en “Cantando bajo la lluvia” (1952). Ahí cambiaría definitivamente el curso de su carrera. Hechizó al gran público con sus largas piernas y su aire provocativo de vampiresa rebosante de carnalidad, mientras danzaba en perfecta conjunción con Gene Kelly. Es inolvidable el plano en que Kelly, con un chaleco amarillo, se desliza por el suelo y se topa, a la altura de sus ojos, con la inacabable pierna de Cyd Charisse que sujeta, en la punta del zapato, un sombrero:

video de roquitoyyo

Estando un día en el plató ensayando, llegó Fred Astaire. Se dirigió lentamente hacia ella, mirándose en el espejo y a ella alternativamente. Charisse, conocedora de las manías de Astaire, se percató de que éste estaba comprobando si ella era demasiado alta para él, así que disimuladamente fue encogiendo sus rodillas para parecer más pequeña. Al poco de marcharse Astaire, Arthur Freed le dijo: “Cyd, tienes el papel, no le has parecido demasiado alta”. Así, pasaría a protagonizar otro gran éxito, “The Band Wagon” (Melodías de Broadway) (1953). Un musical absolutamente fantástico con algunos números inolvidables, como este “Girl Hunt Ballet”:

 
video de maryad4

Gracias a la repercusión del film, Charisse pasó a protagonizar otros musicales de primera linea como las maravillosas “Brigadoon” (1954) y “Siempre hace buen tiempo” (1955), ambas junto a Gene Kelly. De esta última podemos ver aquí la escena del baile en el gimnasio rodeada de boxeadores:

 
video de jgportilla

Después vino su participación en la que es una de mis películas favoritas. Posiblemente el último musical clásico de la época dorada de Hollywood, y que, curiosamente, fue también la última película musical que rodaron tanto Charisse como Fred Astaire. Se trata de “Silk Stockings” (La Bella de Moscú) (1957), una versión musical del film “Ninotchka”, dirigida por Rouben Mamoulian, con música de Cole Porter. La película, pese a su mensaje maniqueo y fascistoide, es de una belleza inigualable. Cuenta con unos actores en estado de gracia: un Peter Lorre, ya muy mayor, pero desenvolviéndose a la perfección en un papel cómico; un Astaire, en plenitud de facultades, deslizándose con esa elegancia que sólo él sabía imprimir al movimiento de sus zapatos; y nuestra Cyd Charisse, bellísima y sensual como nunca, realizando una solvente interpretación tanto de la fría y racional camarada comunista Ninotchka, como de la delicada mujer cautivada por el amor, la belleza y las medias de seda (ahí es nada).

La escena en que se viste tras las cortinas con esas medias, y su baile con Astaire a los sones del conmovedor “All of you” compuesto por Cole Porter, son para mí dos de los momentos cumbre del cine musical. El último número, en el que Fred Astaire baila un precoz rock and roll vestido con sus antaño característicos bastón y sombrero de copa, y donde acaba machacando éste en el suelo, es todo un símbolo del final de esa mágica etapa del cine clásico musical que él contribuyó tanto a hacer grande.

 

Con los años 60 y el final del musical clásico, Charisse se centró en su familia y en papeles de corte más dramático, tanto en cine como en televisión. De esta época debe destacarse su participación en la película “Dos semanas en otra ciudad” (1962), dirigida por Vincente Minelli y coprotagonizada por Kirk Douglas, donde Cyd demostró su altura como actriz y que era mucho más que un par de piernas bonitas que se movían con elegancia. El próximo día 18 se cumplirá un año del fallecimiento de esta gran actriz y bailarina, que se marchó tal y como vivió, discretamente, en silencio, con dignidad, alejada de la locura y falsedad del oropel Hollywoodiense. Fred Astaire dijo: “Cuando has bailado con ella nunca lo olvidas”. Yo añadiría: “y cuando la has visto bailar, tampoco”. Finalizo con otro de esos grandes momentos que nos dejó Cyd Charisse, el maravilloso baile en Central Park, junto a Fred Astaire, de la canción “Dancing in the Dark”, en la película “The Band Wagon” (Melodías de Broadway) (1953):


video de allnewj2008

8 comentarios:

  1. Es que al lado de este pedazo de mujer la pavisosa de Debbie no tiene nada que hacer, está claro. Anda que era tonto Gene Kelly, dijo "para el número más espectacular yo con la Reynolds no cargo" jajajajaja

    Con permiso de la Dietrich, las mejores piernas de la historia del cine.

    Besos, guapo

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  2. Vaya piernas, que envidia.
    Tienes un gusto exquisito para las mujeres, Atticus.
    No lo pierdas.
    (aunque en realidad a ti quien te vuelve loco es Helga)jajaja

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  3. Para mi es también una actriz y bailarina inolvidable. Alguien dijo una vez que sus piernas parecía columnas dóricas. Me quedé con la copla.
    Tu trabajo sobre Charisse, Atticus, es más que cualquier post, una amena e instructiva tesis.
    Recibe mi afecto.

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  4. Graciass!!! Me has hecho repasar anos de infancia viendo una y otra vez esas peliculas, me gustaria volver a verlas.... Y que bonito recuerdo de esta fantastica bailarina y mujer!!! ( y que envidia de esas piernas ;-)) perfecto post para el finde disfrutando de estos videos y recuerdos :-)

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  5. Gracias a vosotras por vuestros comentarios.
    Ciertamente Charisse poseía quizás las más bellas piernas de Hollywood.
    Gene Kelly, Papagena, no era nada tonto, no... De hecho se la agenció luego para Brigadoon y Siempre hace buen tiempo.
    Tag, me has pillao. A mí lo que realmente me pone es la faja playtex color carne de doble refuerzo de mi amada Helga.

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  6. Pues mira, yo esta semana tengo que agradecerle a Helga unas entradas que nos ha regalado para ver unos mini conciertos de piano, y cuatro sesiones de la pelicula Die Nibelungen (1924) de Fritz Lang.
    Muy antigua, pero la musica de Richard Wagner como fondo de la misma. Me ha encantado.
    En mi blog le he dedicado una entrada con mi agradecimiento por su deferencia.
    Mejor hubiese estado que regalase las entradas esas que siempre se quedan vacias, y me hubiera encantado ver la Opera.
    Pero algo es algo.
    Un beso, Atticus.

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  7. JAJAJAJAJAJAJAJAJA Con lo de la faja Playtex te has pasao jajajajajajajajajajajaaaaa

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  8. Entre nibelungos, Brunildas, fastos de La Fura y refajos made in Deutschland ¡cómo se agradece un guiño al buen cine musical de tardes de sábado, como decía alguien! No se que ven los crios en la tele los fines de semana, pero dudo mucho que sea una señora así, con un par de columnas por piernas y encima, ¡¡sabe bailar!!
    Quizá ahora les pase desapercibida porque no le cuelgue un piercing del labio inferior, como si no se hubiera limpiado después de comer, es una pena, sí, ya no hay señoras como éstas en el mundo del espectáculo ¿Os habeis fijado que sus rodillas son perfectas?.
    Que buen momento, Sr. Atticus, muy buena elección y post.
    Pero....mi Dietrich es mi Dietrich.

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