viernes, 30 de enero de 2009

CLAUDIA MUZIO. LA OTRA DIVINA

El próximo día 7 se cumplirá el 120 aniversario del nacimiento de Claudia Muzio, una soprano italiana que compartió éxitos y escenarios con las mayores figuras operísticas de su época (Caruso, Lauri Volpi, Rosa Ponselle, Gigli), pero cuya figura no ha trascendido con la misma fuerza que sí lo hicieron sus colegas, habiendo sido injustamente olvidada con el paso del tiempo.

Nació el 7 de Febrero de 1889 en Pavía. Su primer papel profesional fue el de Manon, de Massenet, en Arezzo, iniciando a partir de entonces una exitosa carrera de 25 años. En 1916 debuta en el Metropolitan cantando Tosca junto a Caruso, convirtiéndose desde entonces en figura habitual del coliseo neoyorquino. Sólo un año después del estreno absoluto de la obra en Milan, interpreta Turandot en Buenos Aires junto a Lauri Volpi y Rosetta Pampanini.

Fue una auténtica diva de su época, siendo apodada como “La Divina Claudia”, obteniendo sus principales éxitos en papeles como Tosca, Violetta (Traviata), Manon, Aida, Norma, Desdémona (Otello) o Santuzza (Cavallería Rusticana).

Su divismo artístico y éxito profesional contrastaban con un carácter apocado y retraído y una vida personal desgraciada. Con una grave enfermedad cardiaca, sus últimos años fueron testigos de un deterioro físico que le imposibilitaba permanecer en escena el tiempo de representación de una ópera. Finalmente, el 24 de mayo de 1936, falleció a los 47 años en Roma, en el Albergo Majestic donde residía, en soledad, enferma y sumida en la miseria económica, teniéndose que hacer cargo de los gastos del entierro su amigo el gran tenor Lauri Volpi. Siempre se especuló con que la causa real de la muerte fue el suicidio.

No fue la de la Muzio una voz prodigiosa, por contra presentaba una evidente delgadez y una constatable dificultad para el agudo, afirmándose que no llegaba más allá del Si4, sin embargo su imponente fraseo, la suavidad y exquisita fluidez en el canto y su capacidad dramática, compensaban con creces sus carencias.
Aquí la escuchamos cantando "La Mamma Morta" de Andrea Chenier


Video de reduxmisc
Existen pocos registros sonoros de la voz de la Muzio, especialmente de su etapa de plenitud, correspondiendo la mayoría de las grabaciones disponibles a sus últimos años, donde la decadencia vocal ya se hace evidente, si bien permanece incólume su principal cualidad, cual fue su excepcional capacidad expresiva y dominio de los matices que llenaba de sentimiento todas sus interpretaciones. Se llegó a decir que no hubo mejor interpretación del “Addio del Passato” de La Traviata que la que logró la Muzio en 1935, apenas un año antes de morir. En ella logra utilizar sus limitaciones físicas (falta de fiato y apreciable vibrato) como recursos dramáticos, haciéndonos sentir plenamente la amargura y desesperanza de esa Violetta que es consciente de la soledad afectiva y la inminencia de su muerte, como posiblemente también lo fuese entonces la propia Claudia Muzio.


A continuación os dejo esa famosa grabación del "Addio del Passato" de 1935.

Video de A7sogno

jueves, 29 de enero de 2009

MENTIRAS AL DESCUBIERTO


Hoy la prensa valenciana destapa las mentiras de la amiga Helga.

Lorin Maazel, cuya participación en las representaciones de Faust en el Palau de Les Arts, a partir del 2 de febrero, se había cancelado por enfermedad, ahora se anuncia que dirigirá un concierto sinfónico en el mismo recinto el día 7 de febrero.

Es decir, que el día 2 no puede dirigir porque tiene una gravísima afección broncopulmonar, el 7 estará recuperado milagrosamente, pero al día siguiente el fatídico virus Schmidt volverá a impedirle tomar la batuta.

Después de tanta tomadura de pelo, a final de temporada todos calvos.

miércoles, 28 de enero de 2009

I LOVE HELGA

La gestión de la querida Helga Schmidt al frente del Palau de Les Arts es un ejemplo. En estos momentos en que los teatros de ópera de todo el mundo están sufriendo también las consecuencias de la maldita crisis globalizada, se necesitan gestores eficaces, serios y responsables. Así que temblemos, porque todos van a desear llevarse a Helga. Cada día que pasa nuestra amiga nos vuelve a dar una lección de gestión de un recinto operístico, a la par que derrama por todos sus poros atención y respeto ejemplar a sus abonados.

Eres un ejemplo, Helga. Si es que hay escuelas de aprendizaje del oficio, allí deberías estar… pero para que todos vieran cómo no se deben hacer las cosas. En cada contacto que tiene el ciudadano con Les Arts, por mínimo que sea, surge una muestra de ineptitud manifiesta.

Último acontecido: Al fin nos han contestado a los que hicimos la solicitud por escrito para el ciclo completo del Anillo. Nos han ofrecido lo que dicen que está disponible, sin explicar, por supuesto, por qué no está disponible el resto. Pero bien, tragamos. Una vez hecho, damos los datos de la tarjeta para el pago, te dicen que ya está… y te cuelgan el teléfono, dejando al ciudadano con más cara aún de tonto de la que Natura tuvo a bien concedernos.

Yo no tengo ni un solo justificante de que he pagado (salvo el que me remita el banco) y mucho menos de que lo que he comprado ha sido la entrada para 4 representaciones en unos días determinados y en una butaca concreta, a un precio considerable. He esperado para ver si mandaban algún correo, e-mail, sms, llamada telefónica, paloma mensajera o remotas señales de tam-tam, pero nada. Contacto telefónicamente con el divertidísimo contestador automático del box office de Les Arts y cuando, tras múltiples esperas y pulsaciones varias de teclas, tonos y politonos, consigo escuchar una voz humana... me dicen que es normal. Que ellos lo hacen así, que no envían nada, pero que no me preocupe, que, en el improbable caso de que haya algún problema, con el resguardo del banco me devolverán el dinero (hombre, ¡sólo faltaba!). A la próxima estos tipos se lanzarán un escupitajo en la palma de la mano y nos dirán que choquemos esos cinco que así se hacen los tratos entre hombretones.

En cuanto al ámbito puramente musical, el desgobierno y la desinformación siguen siendo la pauta de la gestión de Schmidt. Ya se ha había caído de Faust la soprano prevista, Gallardo-Domas, ahora le ha tocado a Lorin Maazel aquejado de presunta bronconeumonía y se especula con la posibilidad de que la vulgar Voulgaridou, prevista para sustituir a la Gallardo, también caiga del cartel (lo cual no estaría nada mal, por cierto) debido a la enfermedad de un familiar.
A mi que no me digan, pero esto no es normal. Es recibir la llamada de Les Arts y aquí enferma hasta el apuntador con semanas de antelación. Creo que hay que adoptar soluciones drásticas. Es hora de que se llame al padre Karras y emprenda un ritual de exorcismo en el recinto.



Pero lo más gordo es que entras en la página web de Les Arts y se han limitado a cambiar el nombre de Maazel por el de Frédéric Chaslin sin más explicaciones. Y la Vulgar sigue apareciendo anunciada, por desgracia. Si al final no canta no sabemos si tendrá que ser la propia Helga quien tenga que asumir el papel de Marguerite, y el caso es que, con el perdón de Bianca Castafiore, un cierto aire le tiene a esta insigne intérprete del rol.


Bueno, Helga me tiene un poquito quemado, pero ahora mismo me relajo escuchando al grandísimo Alfredo Kraus, como Fausto, cantando "Salut demeure, chaste et pure", y a Joan Sutherland en el aria de las joyas, que la canta mucho mejor que Helga.


video de Onegin65


video de coloraturafan

domingo, 25 de enero de 2009

ISABEL REY CANTA EN JAPONES


Quiero hoy mostrar mi agradecimiento a todos los visitantes de este blog que el martes cumplirá su primer mes de existencia, tanto a aquellos que participáis con vuestros comentarios, como a los que lo hacéis en silencio, anónimamente, con regularidad. Vaya para todos vosotros el siguiente video del recital que ofreció en Tokyo el año 2006 la sensacional soprano valenciana Isabel Rey, acompañada del guitarrista japonés Ichiro Suzuki. Interpretan la canción "Natsu no Omoide" (Recuerdos de Verano) del también japonés Yoshinao Nakata.

Existe un CD editado por Discmedi donde Isabel canta diversos temas acompañada por Suzuki, entre ellos el del video, que es el que da título al álbum.

Me vais a permitir que dedique especialmente este video a uno de esos anónimos seguidores de las tonterías que escribo, alguien que todas las mañanas se conecta a este rincón desde Japón.

A todos vosotros, gracias.


Video de isabelino32

sábado, 24 de enero de 2009

LAUREN BACALL, LA GRAN DAMA DEL CINE

Hoy he decidido dedicar esta entrada a uno de mis grandes mitos de juventud, Lauren Bacall. Mientras mis compañeros de clase adornaban las paredes de su cuarto con posters de explosivas actrices o cantantes, generalmente ligeras de ropa, yo siempre tuve mi habitación cubierta de fotografías en blanco y negro de esta delgada y sofisticada mujer que me cautivó con su mirada, su sonrisa y su voz aguardentosa desde que la vi en la filmoteca, una tarde de verano ya bastante lejana, protagonizando To Have and Have Not (Tener y no tener).

Otra tarde de verano, unos cuantos años después, al girar una esquina en Londres, pude ver en la marquesina de un teatro del West End que la Bacall actuaba en “Sweet bird of youth” (Dulce pájaro de juventud) de Tennessee Williams, así que acudí inmediatamente a comprar una entrada, pese a que mi inglés no iba más allá de hello, thank you y my tailor is rich. No entendí nada del dramón que se desarrollaba en escena, pero la sensación de estar en ese recinto a pocos metros de la mujer que me había estado mirando en mi habitación toda mi adolescencia, fue algo realmente emocionante para un mitómano como yo.

Lauren Bacall (Betty Joan Perske) nació en Nueva York en 1924. Tras estudiar arte dramático en su ciudad natal y trabajar como modelo, apareció en la portada de la reputada revista Harper’s Bazaar, donde impresionó a la esposa del productor y director Howard Hawks, quien convenció a éste para que le diese un papel en la película que estaba preparando sobre una novela de Hemingway con guión de Faulkner, “To Have and Have Not”.
Nada más ponerse Betty delante de la cámara, Hawks supo que aquella jovencita, de apenas 19 años, iba a llenar la pantalla con su voz profunda y esa hipnotizante mirada que luego se haría famosa (fue conocida como “The Look”), la cual, como ella misma cuenta en su biografía, estuvo originada por el temblor de cabeza que le producía el nerviosismo del rodaje y que decidió combatir apoyando la barbilla contra el pecho y alzando los ojos.

Quien quedó aun más impresionado que Hawks con la neoyorquina fue el protagonista masculino, Humphrey Bogart, iniciándose un apasionado romance entre ambos que culminaría con la separación de Bogart de su tercera esposa, Mayo Methot, y la boda con Bacall en 1945.


En esos años Lauren Bacall sería la auténtica reina del cine negro participando en auténticas obras maestras del género como The Big Sleep (El sueño eterno), Key Largo (Cayo Largo) o Dark Pasagge (La senda tenebrosa), todas ellas junto a Bogart.

En la vida real, el matrimonio Bacall-Bogart protagonizó la resistencia a la “caza de brujas” lanzada por el senador McCarthy a principios de los 50, con sus denuncias falsas y listas negras en las que se acusaba de comunista a cualquiera que no aceptara sus prácticas paranoico-fascistas. Ambos encabezaron la marcha de 28 famosos a Washington para protestar ante el Congreso por la privación a los ciudadanos “de los derechos sobre sus ideales o creencias”.

A raíz de su interpretación en How to Marry a Millionaire (Cómo casarse con un millonario) en 1953, Lauren Bacall demostró desenvolverse también en la comedia con una frescura extraordinaria, lo que le condujo a protagonizar otros sensacionales films como Designing Woman (Mi desconfiada esposa), mostrando además una tremenda elegancia y sofisticada belleza inteligente que marcaron el inicio de un nuevo modelo de mujer, muy distante de las voluptuosas curvas que imperaban en la industria.

Bogart falleció en 1957, retirándose ella de las pantallas en 1959 para centrar su escasa actividad en obras teatrales, hasta 1964, cuando regresó con una espléndida interpretación en Sex and the single girl (La Pícara Soltera) de Richard Quine, en la que volvió a derrochar sus excepcionales dotes para la comedia en esta divertidísima película que protagonizó junto a Henry Fonda, Tony Curtis, Mel Ferrer y Natalie Wood.
En 1966 volvió a abandonar el cine, no regresando hasta 1974, con el maestro Sydney Lumet, en Murder on the Orient Express (Asesinato en el Orient Express).

En 1997 fue nominada al Oscar, por primera y única vez, como mejor actriz de reparto por la prescindible película The Mirror has two faces (El amor tiene dos caras), de la cual lo único realmente digno de recordar fue la interpretación de Bacall, yendo a parar finalmente el premio, para frustración de muchos entre los que me incluyo, a manos de la francesa Juliette Binoche por The English Patient" (El Paciente Inglés).

Sería deseable que, antes de que esta gran Dama del Cine, que ya ha cumplido los 84 años, nos deje para siempre, recibiese en vida el merecido homenaje que se le debe por sus compañeros de profesión. Ese oficio de actor que ella supo como nadie dotar de seriedad, elegancia y glamour, al tiempo que se ha preocupado de dignificarlo por encima de cualquier interés político o económico. Muchas Lauren Bacall y muchos Paul Newman se necesitan para regenerar una industria tan falta últimamente de humanidad y profesionalidad.

video de giulianadp

lunes, 19 de enero de 2009

EL ANILLO DE HELGA


Hoy se ha abierto el plazo en el Palau de Les Arts para la compra de los ciclos completos de la Tetralogía del Anillo Wagneriano que se representará el próximo mes de junio dentro del II Festival del Mediterrani.

Bueno, mejor dicho, lo que se ha abierto es el plazo para remitir un formulario con tus datos y la zona en la que prefieres que te ubique Helga y luego… misterio. Ni una sola explicación de qué pasará después, ni qué criterios se seguirán, ni cómo se efectuará la asignación de localidades, ni el plazo previsto de contestación, nada. Como si fuera un sobre sorpresa de la tómbola.

Lo peor es que ya sabemos cómo funciona todo en Casa Schmidt: peor que mal.

Así que nada, a esperar que la señora se digne contactar con los solicitantes y nos ofrezca lo que no hayan querido los amiguetes del Molt Honorable y compañía; y, con un poco de suerte, podremos escuchar, desde alguna entrada sin visibilidad, a los cantantes aficionados albaneses que sustituyan a los sustitutos de los sustitutos de los sustitutos de los previstos en el folleto.



Por otro lado, se anuncia que el 18 de febrero comenzará la venta preferente para abonados de las localidades para espectáculos sueltos del Festival. La venta será de nuevo exclusivamente telefónica, pese al pésimo funcionamiento de ocasiones anteriores, donde aquello más que una venta preferente para abonados parecía la votación de Gran Hermano (lástima que no pudiéramos nominar a Helga para que abandonara la casa): las líneas permanentemente ocupadas, luego eras atendido por una máquina que te hacía pulsar un número que provocaba el corte de la comunicación o, en el mejor de los casos, eras derivado a otro teléfono que, o comunicaba, o sonaba hasta que se cortaba… en fin, de chiste.



Pero nada, Helga, rebonica, tú tranquila que nosotros seguimos comprando entradas como posesos.

Y ahora, para relajarnos, podemos escuchar a Katarina Dalayman, como Brünnhilde (a punto de inmolarse por no haber podido conseguir entradas) en el final de Götterdämmerung, en una producción de la Royal Swedish Opera.



video de rexterna

jueves, 15 de enero de 2009

DESMADRE EN LES ARTS


Como nos confirmó Maac en su blog el pasado martes, definitivamente Cristina Gallardo Domas no cantará en Fausto por cuestiones de salud. Será sustituida por la desconocida Nataliya Kovalova, y por Alexia Voulgaridou. Esta última una habitual, desgraciadamente, de Les Arts, a la que hemos sufrido en una Micaela (Carmen) muy floja, una Liú (Turandot) fría y vulgar, y, sobre todo, en una Luisa Miller deleznable. Ignoramos otras facetas de la Voulgaridou, pero desde luego este amor que le han cogido a la griega en Les Arts no es normal, ni se justifica en su ars canendi. Hay cientos de cantantes jóvenes deseando abrirse camino y con mucha más valía para afrontar estos papeles que la Vulgar, y seguro que cobran menos, porque ésta, a lo tonto a lo tonto, está haciendo currículo a costa de Helga Schmidt y los suyos.
Ya es la segunda vez que cancela la Gallardo sus compromisos en Valencia (no seremos malpensados) y la segunda que es sustituida por la Vulgar. En fin, la próxima vez que veamos a Gallardo anunciada en Les Arts, sabremos que será la griega la que nos chille.

En cualquier caso, que un cantante se encuentre indispuesto antes de una función no es algo extraño y en todos los teatros del mundo sucede. Eso sí, aquí cancelan por adelantado y sin opción a cantar ningún día. Recientemente estuve en Londres viendo y escuchando a Villazón, recién salido de un fuerte resfriado que le obligó a cancelar una función, pero cantó el resto. Aquí ya ni vienen.

Y esto no es nada. La tomadura de pelo de los gestores de Les Arts ha alcanzado este año sus cotas máximas. Después de anunciado el programa para la temporada y vendidos los abonos, se nos descuelgan con cambios en los repartos absolutamente injustificados: Bárbara Frittoli es sustituida por Alexandra Deshorties, Elisabete Matos cantará algunos días en que estaba anunciada María Guleghina, y se anunció que Marco Berti sería sustituido como Calaf (Turandot) por Jon Villars y Jeong Wong Lee, y ahora, en un nuevo triple salto mortal con doble tirabuzón de los Schmidt Brothers, esos dos también se han caído del cartel, sin que se sepa quien cantará o si acabará Helga en escena tarareando el papel.

Esto es impresentable. En cualquier pequeño teatro europeo cosas como esas bastarían para cesar a todos sus gestores con unas cuantas acusaciones de estafa de por medio.
Una cosa es que compres una entrada y asumas que si la estrella sufre a última hora una indisposición vas a escuchar a un sustituto, y otra que, meses antes de la representación y vendidas las entradas a precio de oro, te cambien los repartos discrecionalmente, habiéndose embolsado ya el dinero que han obtenido anunciando una figura que no vendrá, y cobrándote lo mismo por ver a Gallardo que a la Vulgar, a Guleghina que a Matos, a Frittoli que a Deshorties y a Berti que a Dios sabe quién, cuando no son lo mismo, ni mucho menos.
A ellos no les cuesta lo mismo un artista que otro, seguro. Pero a nosotros sí nos cobran la entrada al mismo precio, por adelantado y con engaños.
Alguien aquí merece ser denunciado, o bien los artistas por el Palau si no han cumplido sus compromisos, o bien el Palau por el público si han vendido una programación de campanillas sin tenerla firmada.
Pero en esta ciudad nunca pasa nada. Seguirán metiéndonos puyazos y seguiremos humillando el hocico. La cultura fallera seguirá imperando. Que parezca que somos los más grandes aunque luego todo sea cartón piedra.
Ya puestos, que se dejen de finuras, y que traigan a Francisco para que cante Calaf junto a Salomé como Turandot, y de paso aprovechen para grabarnos otro Himne de la Comunitat, ante las lágrimas del Molt Honorable vestido de torrentí.


Quizás "Un bel di vedremo" a Gallardo-Domas en el Palau de Les Arts

lunes, 12 de enero de 2009

EL REY QUE RABIÓ (Ruperto Chapí) - Palau de les Arts - 11/01/09

“El rey que rabió” es una zarzuela cómica con claras influencias de las operetas vienesas y francesas y la ópera bufa italiana, e impregnada del peculiar aroma de la música española de la época.
Cuenta la historia del rey de un país imaginario que, aburrido de su vida palaciega, decide viajar de incógnito y mezclarse con la plebe, ante la oposición de sus consejeros que no desean que descubra el descontento popular. Durante su viaje se enamorará de una campesina y se sucederán mil equívocos de corte cómico. Se dice que está inspirada en el monarca Alfonso XII y en las escapadas que llevaba a cabo junto al General Martínez Campos.
La obra de Ruperto Chapí es ágil en su desarrollo, cargada de ritmo, especialmente en sus actos segundo y tercero, y muy equilibrada en la combinación de los momentos poéticos y humorísticos.

La puesta en escena, a cargo de Emilio Sagi, se anunciaba moderna e influenciada por la estética pop. Desde luego es original y resultó muy vistosa y eficaz, no chirriando demasiado con el libreto ni interfiriendo el desarrollo de la trama (excepto quizás en la escena del mesón y en el coro de segadores que hablaban de hoces y cerraban sombrillas). Pero yo no acabé de ver la estética pop por ningún lado. Para ser sincero, en las escenas palaciegas la estética que me vino a la memoria fue la aristocracia que pintaba Mingote. La puesta en escena se caracteriza por su colorido, predominando el rojo en todas las escenas de Palacio y un multicolorido casi hippie (¿será ese el pop al que se refería Sagi?) en las campestres, gracias sobre todo a un vestuario de Pepa Ojanguren muy llamativo, con unos campesinos vestidos con una mezcla de Montesinos, Ruiz de la Prada y los payasos de Micolor. En el coro de las embajadas una especie de gran pantalla de ordenador nos fue mostrando las fichas de las candidatas a reina, logrando un resultado muy efectista aunque exagerado. Momentos muy conseguidos fueron el juego de sombras de los soldados, la realidad alterada por la gran lupa y la coreografía del coro de segadores con ese abrir y cerrar de sombrillas de colores al compás del “ris ras”.
La iluminación de Albert Faura remarcó inteligentemente la acción y la dotó de dinamismo.

En lo musical, la Orquesta de la Comunitat Valenciana, fantástica como siempre, volvió a derrochar musicalidad y buen hacer, contando en esta ocasión con la muy buena dirección del jovencísimo José Miguel Pérez-Sierra que demostró conocer el género y supo extraer de la partitura los mejores matices. La sección de cuerda se lució en el bellísimo interludio sinfónico entre el segundo y tercer acto, firmando un nocturno apoteósico, donde el lirismo de violines y cellos se apoderó de la sala de tal forma que incluso silenció, por breves momentos, a los tísicos desesperantes y francotiradores del carraspeo, obteniendo un cerradísimo aplauso que llevó al director a interrumpir la representación para que la orquesta saludase en pie.

El Coro de la Generalitat estuvo majestuoso. Sin duda, junto a la orquesta, lo mejor de la velada. En todo momento estuvo perfectamente amalgamado y se mostró poderoso y brillante, dominando el movimiento escénico con autoridad. El femenino destacó en el coro de pajes “Compañeros, venid” y el masculino en el celebérrimo coro de doctores “Juzgando por los síntomas”.

Los solistas mostraron un nivel muy aceptable para como está hoy en día el género.
El personaje del rey, interpretado originariamente por una soprano, recayó en el tenor santanderino Manuel de Diego, quien exhibió sensibilidad, cuidado fraseo y dominio de la técnica, aunque su voz presentó una exagerada falta de volumen. En “Soy un pastor sencillo” ya se evidenció la delgadez de su instrumento que, sin embargo, hizo circular con gusto y elegancia, llegando a los agudos con dominio, aunque muy escaso de volumen. La romanza "Ella, infeliz, enamorada..." es quizás la pieza más operística de la obra, y aquí de Diego mostró su mejor cara, consiguiendo una mayor proyección de la voz, dentro de sus carencias, demostrando un buen fiato en un final largo y muy bien matizado.



Enrique del Portal interpreta "Soy un pastor sencillo"

La soprano granadina María José Moreno, en el papel de Rosa, estuvo escénicamente perfecta. Su voz de soprano ligera, no obstante, presentó también falta de volumen y escasez de mordiente. En la romanza “Mi tío se figura… ay de mi” mostró una buena línea de canto finalizando en un elegante agudo. En la mazurca del “ris-ras”, con su canción “Por entre las mieses”, la soprano ofreció su peor imagen, con una voz pobrísima apenas audible, quedando en evidencia ante un coro impecable.

Vicenç Esteve, como Jeremías, se desenvolvió agilísimo y con soltura en el Racconto acelerado tan complicado del tercer acto. También llevó a cabo una interpretación brillante en el terceto "Mi amor, mi bien, mi dueño", imponiéndose en volumen a de Diego y Moreno, aunque esta última finalizó con un sobreagudo realmente espectacular.



Podemos escuchar el Racconto de Jeremías en la voz de Carlos Munguía

María José Suárez, como Maria, Boro Giner como el Capitán, y Manel Esteve, Jon Plazaola, David Rubiera y Luis Cansino, como los Consejeros, cumplieron muy dignamente con sus papeles en lo vocal y mostraron una excelentes dotes para la actuación cómica. Me pareció especialmente interesante el timbre y color de la voz de Rubiera.

El veterano Luis Varela merece una mención especial. Este excelente actor de doblaje, ilustre secundario de cine, teatro y televisión, con más de cincuenta años de carrera a sus espaldas y habitual en representaciones de zarzuela, que ahora ha alcanzado la popularidad mediática gracias a su participación en la serie televisiva “Camera Café”, volvió a dejar al público boquiabierto, pese a su corto papel como Juan, con su inmensa presencia escénica y dominio de las tablas, haciendo gala de una naturalidad y comicidad extraordinarias. Un profesional de auténtico lujo que merece, sin más demora, el premio a una trayectoria ejemplar.

viernes, 9 de enero de 2009

AUSTRALIA (Baz Luhrmann)




Australia, pese a ser el sexto país más grande del mundo, el tercero en índice de desarrollo humano y el sexto en calidad de vida, también es posiblemente la nación desarrollada más desconocida fuera de sus fronteras. Como dice Bill Bryson en su magnífico libro "En las Antípodas": “cuando estas fuera de Australia, deja de existir”.
Quizás por eso, la industria cinematográfica australiana, con el apoyo del gobierno del país, ha decidido promocionar su tierra con una costosísima superproducción que nace destinada a convertirse en un taquillazo a nivel mundial, sea como sea. Elementos para ello no le faltan: presupuesto mastodóntico, actores con tirón mediático y argumento épico que mezcla aventura, romanticismo, melodrama y hechos históricos. Se ha reunido para ello a un elenco técnico y artístico, compuesto exclusivamente por australianos, dirigidos por Baz Luhrmann ("Moulin Rouge", "Romeo + Julieta de William Shakespeare").

La película, pese a su excesiva duración, resulta francamente entretenida. Cumple con su papel de película familiar para pasar un buen (y largo) rato. Ahora bien, defrauda muchas de las expectativas que se pusieron en ella.
Se ha pretendido componer una especie de “Lo que el viento se llevó” a la australiana, con un manojo de “La reina de África”, un puñado de “Río Rojo” y una pizca de “Memorias de África”, ingredientes que son todos ellos, en principio, garantía de éxito. Pero claro, Luhrmann no es John Huston, ni Sydney Pollack, ni Howard Hawks. Realmente al australiano se le apodera el guión, y posiblemente los cortes del montaje final en postproducción, y construye una obra tan irregular como previsible, con una primera mitad de buen nivel, en la que se explota la excepcional vis cómica que vuelve a derrochar Nicole Kidman, pero al final se quieren contar demasiadas cosas y algunas situaciones se acaban resolviendo a trompicones. Así, la relación de la pareja protagonista, personajes antagónicos que ven surgir la mutua atracción (con referencias nada veladas a la obra de Huston) se traza de forma desmañada, sin que se narre adecuadamente la evolución de los mismos, quienes pasan del “te odio” al “te quiero” en un par de planos sin la más mínima sutileza.
La historia se narra desde el punto de vista del niño mestizo, hijo de blanco y aborigen, apuntándose en el film una denuncia de los lamentables hechos ocurridos en la isla entre 1910 y ¡1970!, conocidos como "la generación robada". Una limpieza étnica en toda regla que el gobierno australiano llevó a cabo robando los hijos de los aborígenes para educarlos como blancos, acabando en la mayoría de las ocasiones explotados en granjas o en el servicio doméstico. Hay que recordar que hasta el año pasado el gobierno australiano no pidió públicamente disculpas por estos hechos, por lo cual se entiende que en la película tampoco se ahonde demasiado en la raíz y consecuencias de los mismos, los cuales, por otra parte, ya fueron espléndidamente plasmados en 2002 en la película "Generación robada" (Rabbit-Proof Fence) del también australiano Phillip Noyce.
También hay alusiones a la cultura y mitología aborigen, con el personaje de Rey Jorge, pero nuevamente de refilón, como nota exótica, sin un planteamiento sólido. Nada que ver con otras estupendas películas sobre el tema como La última ola de Peter Weir (1977).

En su segunda parte la cinta se enfanga en terrenos bélicos y excesivamente melosos, dando la impresión en cuatro o cinco ocasiones que ya podría finalizar, pero continúa adelante, introduciendo nuevos temas y situaciones que se dan por concluidos con tanta rapidez como se plantean.
Luhrmann intenta la incursión en terrenos del cine clásico pero sin poder evitar dejar su sello personal. Se abusa de movimientos de cámara y efectos digitales, logrando algunas secuencias realmente espectaculares, como las de la estampida o el bombardeo, aunque se añora la cámara del Maestro John Ford filmando escenas de acción en grandes paisajes de forma reposada pero eficaz, sin necesidad de artificios mecánico-digitales, sino echando mano del oficio de buen cineasta.
La cuidada fotografía de Mandy Walker resalta los atardeceres rojizos y los impresionantes paisajes, adoptando unas gamas más oscuras y descoloridas en la parte bélica.
La banda sonora del también australiano David Hirschfelder posee matices épicos de gran superproducción, ampulosamente orquestados, e incluye una canción de Elton John en los créditos finales en su búsqueda por colarse en la gala de los Oscar por cualquier resquicio.
Nicole Kidman realiza un excelente trabajo, eso si, cada vez más deformada por la silicona y el botox.
Hugh Jackman resulta un tanto forzado e inexpresivo, pero luce bíceps y abdominales con generosidad y explota su reciente y discutible nombramiento como hombre más sexy del mundo.
David Wenham y Bryan Brown componen con solvencia unos malos malísimos que por momentos resultan ridículos.
Brandon Walters, el niño aborigen, es el gran descubrimiento de la película y llena la pantalla con sus grandes ojos negros, llevando a cabo una interpretación extraordinaria.
En definitiva, a pesar de sus carencias, una entretenida cinta para toda la familia, que no ayuda a que entendamos mejor ese país donde la gente se apunta a cursos de cazadores de serpientes, igual que aquí lo hace a punto de cruz, pero que sirve para que el que quiera pasar un rato agradable y despreocupado pueda ver cumplido su objetivo.
Eso sí, si lo que se pretende es descubrir una obra maestra, que se olvide, este año Sydney Lumet no ha estrenado película.

martes, 6 de enero de 2009

LOS TRES PAJES

Finalmente no vinieron los reyes. Parece ser que la barbarie y la vergüenza para el ser humano que se está viviendo en Palestina, y que tan bien ha descrito en su blog Papagena, han superado incluso la magia de tan ilustres monarcas. No obstante, han enviado a tres de sus mejores pajes desde tan lejanas tierras para, con su mayúsculo arte, amainar nuestro dolor.


Plácido Domingo canta "Dio mi potevi" de Otello de Verdi



Carlo Bergonzi canta "Celeste Aida" de la ópera Aida de Verdi



Giuseppe di Stefano canta "Nessun dorma" de Turandot de Puccini

NOCHE DE REINAS

Esta noche es noche de reyes.
Mientras llegan Melchor, Gaspar y Baltasar, nada mejor para acompañar nuestra espera que escuchar a tres reinas de la ópera: La "Stupenda" Sutherland, la "Divina" Callas y la joven Damrau.



Joan Sutherland es la reina Semiramide en el aria "Bel raggio lusinghier", de la ópera Semiramide de Rossini.




Maria Callas es la reina Isabel en el aria "Tu che le vanità", de Don Carlo de Verdi.





Diana Damrau es la Reina de la Noche en el aria "Der Hölle Rache", de La Flauta Mágica de Mozart

sábado, 3 de enero de 2009

EL DIABLO URUGUAYO


El barítono Erwin Schrott será Mephistophélès en el Fausto de Gounod que vendrá al Palau de Les Arts el próximo mes de febrero. El uruguayo se ha convertido en un habitual del coliseo valenciano, habiendo interpretado ya al protagonista de Don Giovanni en 2006 y al Fígaro de Le nozze del año pasado.
En ambas ocasiones cosechó un merecido triunfo, haciendo exhibición de sus tremendas facultades dramáticas y de una voz ancha, de precioso timbre, que proyecta con facilidad y limpieza.

Esperemos que pueda repetir éxito en el difícil rol diabólico y su voz no acuse el impacto mediático de su permanente presencia en el papel couché tras su unión sentimental con Anna Netrebko y su reciente paternidad.

Mientras esperamos ansiosos el estreno de Fausto, ahí va, especialmente dedicado a MChopin, un video del uruguayo interpretando el aria “Se vuol ballare” de la misma producción de Le Nozze di Figaro que vimos en Valencia.
Obsérvese que la Netrebko aún no le debía haber pasado su régimen de las 1000 calorías, porque estaba más bien cebadito y gordinflas.



Y para abrir boca con Fausto aquí dejo al magnífico René Pape como Mephistophélès

viernes, 2 de enero de 2009

EL INTERCAMBIO (Changeling) (Clint Eastwood)



Clint Eastwood nos cuenta la historia, basada en hechos reales, de Christine Collins (Angelina Jolie), cuyo hijo desaparece. Unos meses después la policía le entrega un chico que aseguran que es su hijo, pese a que la propia madre no le reconoce como tal, empezando a partir de entonces el calvario de esta mujer para averiguar que ha pasado con el muchacho, enfrentándose a la corrupta policía de Los Ángeles.
Esta misma trama en manos de cualquier director menos avezado podría no haber pasado de ser un lacrimógeno y soporífero telefilme de sobremesa. Sin embargo, la dirección precisa de Eastwood consigue captar la atención del espectador durante más de dos horas cargadas de fuerza narrativa y progresión dramática, en esta durísima historia sombría y violenta.
El director californiano, a sus 78 años, vuelve a dar una lección de cómo ser brillante sin innecesarios barroquismos visuales. Es el triunfo de la sencillez, del clasicismo deudor de John Ford, basado en algo tan simple, y complicado a la par, como colocar la cámara donde debe estar y saber narrar una historia mediante imágenes, eligiendo los planos en función de lo que se quiere transmitir.
Una portentosa dirección artística y un cuidado vestuario contribuyen de forma capital al buen resultado final, logrando trasladarnos a los últimos años de la década de los 20 en la ciudad de Los Ángeles.
El consistente y bien construido guión de J. Michael Straczynski, flaquea a la hora de matizar los perfiles de los personajes, definiendo unos malos crueles y despiadados sin ápice alguno de humanidad y unos buenos angelicales sin aristas.
El propio Eastwood firma una banda sonora con un leitmotiv demasiado reiterativo, pero que instrumenta y versiona con eficacia en función del momento dramático de la historia.
Angelina Jolie, pésimamente doblada, es el centro de la película. En torno a ella se construye la narración, exagerando quizás su sufrimiento en exceso, sospecho que para favorecer su candidatura al Oscar. En cualquier caso, la actriz realiza un trabajo serio, demostrando ser capaz de componer sólidos personajes dramáticos, aunque abuse de la lágrima y el moco suelto.
Un amanerado John Malkovich cumple con solvencia en su agradecido papel de pastor presbiteriano denunciante de la corrupción policial, y Amy Irving, como compañera del psiquiátrico, brilla especialmente pese a la brevedad de su papel.
Un importante trabajo de Eastwood que, sin alcanzar el nivel de sus obras maestras, tiene todo el sabor del buen cine y el sello inconfundible de uno de los más grandes directores de nuestros días.