viernes, 30 de julio de 2010

FLAGSTAD Y FARRELL CANTAN ERNEST CHARLES


Ernest Charles (1895-1984) fue un compositor estadounidense, nacido en Minneapolis, que comenzó su carrera como cantante de vodevil y de musicales en Broadway. Se estableció en Nueva York donde fue director musical del programa de radio “Great Moments in Music”, aunque algunos años después se trasladó a Hollywood donde desarrolló la mayor parte de su carrera compositiva. Su obra se centró en la composición de canciones para voz y piano, y comenzó a ser conocida por el público después de que en 1932 el barítono John Charles Thomas interpretase su canción “Clouds” en sus recitales.

Entre los años 1930 y 1940 su obra alcanzó una cierta popularidad, aunque la mayor parte de sus composiciones apenas han trascendido hasta la actualidad más allá de quedar registradas en alguna compilación de canciones americanas, pero dos de ellas sí han continuado siendo interpretadas, permitiéndonos acercarnos un poco al muy desconocido legado creativo de este compositor.

La primera de ellas, “Let My Song Fill Your Heart”, fue popularizada por la últimamente habitual de este blog Eileen Farrell, a quien podemos escuchar a continuación interpretando esta canción en el programa de radio "Encores from the Bell Telephone Hour", previa presentación del locutor de turno:


video de iskenderuna

“When I Have Sung My Songs”, escrita por Charles en 1934, se popularizó después de las grabaciones que hizo de ella la celebre soprano americana Rosa Ponselle. Se trata de una conmovedora composición de enorme sencillez, pero que desprende melancólica belleza.

Una de las cantantes que introdujo en su repertorio esta pieza fue la gran soprano noruega Kirsten Flagstad, la gran dama wagneriana, que también en los terrenos de la canción íntima dejaba constancia de su inmenso arte y que convirtió esta composición de Charles en un bis habitual en sus recitales, consiguiendo el reconocimiento internacional del compositor norteamericano.

Aquí podemos escuchar a Kirsten Flagstad interpretando “When I Have Sung My Songs” de Ernest Charles:


video de Onegin65

When I have sung my songs to you,
I’ll sing no more.
T’would be a sacrilege to sing
at another door.
We’ve worked so hard to hold
our dreams, just you and I.
I could not share them all again,
I’d rather die
With just the thought that
I had loved so well, so true,
That I could never sing again,
except to you.


viernes, 23 de julio de 2010

EILEEN FARRELL, DE WAGNER A GERSHWIN


Escuchando a Eileen Farrell en el post que dediqué recientemente a la “falsa” ópera de Bernard Herrmann “Salammbô”, me ha apetecido seguir disfrutando de la espléndida voz de esta cantante norteamericana y vuelvo a traerla al blog.

Farrell fue una cantante bastante atípica, que llegó al mundo de la ópera desde la radio y que posteriormente centró su carrera más en recitales y salas de grabación que en los teatros de ópera. Su extraordinaria voz la convirtió en su momento en una de las intérpretes wagnerianas referenciales y, sin embargo, jamás llegó a representar en escena una ópera de Wagner. Diferentes causas confluyeron en que se produjese este hecho, pero la propia Farrell apunta dos: que ella misma pensaba que su voz podría quedar dañada si se entregaba de lleno al repertorio wagneriano y que consideraba que, existiendo intérpretes en activo como Birgit Nilsson, ella no podría nunca competir al mismo nivel.

Yo discrepo radicalmente de esta apreciación y, aunque es cierto que la competencia escénica en aquellos años era terrible (Nilsson, Varnay), Eileen Farrell podía haber aportado muchísimo y tenía sobradas facultades para haberse mantenido en la primera línea del canto wagneriano. Baste escuchar algunos de los registros que existen, como este Liebestod de “Tristán e Isolda”, grabado en 1951 junto a la New York Philharmonic Orchestra, dirigidos por Victor De Sabata:


De cualquier modo, hoy quería mencionar aquí otra vertiente distinta de la polifacética Farrell, cual es la de sus incursiones en el repertorio del swing, el jazz o la canción popular, terrenos en los que también sobresalió.

No estamos aquí ante la típica cantante de ópera que en un momento dado tiene la tentación de grabar temas de música ligera, limitándose a hacer un impropio alarde de agudos y trinos, sino que Farrell ofrece lo mejor de su voz, pero con una adecuación estilística, un buen gusto y una musicalidad impecables.

Eso es lo que realmente me ha impresionado. Normalmente estamos acostumbrados a escuchar a divos/as de la ópera que se permiten el capricho de grabar algún disco con incursiones en territorios del pop o del jazz, pero cuando les oímos reconocemos inmediatamente que se trata de cantantes de ópera haciendo algo que no es lo suyo. Con Farrell no ocurre eso.

Si comparamos su voz como Isolda del video anterior, con los que incluyo a continuación, parece que estemos escuchando a dos cantantes completamente distintas.

En primer lugar, podemos oír a Farrell en 1961, acompañada de Luther Henderson y su Orquesta, interpretando el tema de Van Heusen y Cahn “The second time around”:



En el siguiente video, acompañada de la misma Orquesta, interpreta “My funny Valentine” de Rodgers y Hart:



Y por último, os dejo con Eileen Farrell llevando a cabo una soberbia interpretación del tema “But not for me”, compuesto por George e Ira Gershwin originariamente para el musical “Girl Crazy”, y que posteriormente ha sido objeto de innumerables versiones. Dicen que Farrell declaró en una ocasión que esta era su canción preferida. No sé si será cierto, pero desde luego la canta como si lo fuera:

 

martes, 20 de julio de 2010

CONTRA EL CALOR, HOAGY CARMICHAEL


Reconozco que últimamente estoy bastante perezoso y tengo el blog algo abandonado, supongo que debido en gran parte a los calores que nos invaden. Así que hoy le he pedido a Hoagy Carmichael que venga por aquí a echarme una mano, que él nunca falla. Y así, mientras él pone su música, yo sigo holgazaneando un poco junto al aire acondicionado.

Yo conocí a Carmichael una tarde, también de verano, pero de hace ya demasiados años, en la Filmoteca, donde asistí a un ciclo de películas de Lauren Bacall, y allí le encontré, sentado al piano en un café de La Martinica, con un palillo en la boca, y entonando junto a “la flaca” un tema titulado “Am I Blue”:



Hasta bastante tiempo después de aquella proyección de “Tener y no tener”, no me enteré de que aquel simpático sujeto que tocaba el piano en la película, era el compositor de algunas de las más famosas canciones de la historia del jazz. Hoagy Carmichael (1899-1981), pianista, compositor, cantante y actor, montó su primera banda de jazz mientras estudiaba derecho. Aunque llegó a trabajar como abogado, muy pronto abandonó las leyes para dedicarse de lleno a la música. Su faceta como cantante y pianista estuvo siempre a la sombra de la popularidad que alcanzó, tras su traslado a Hollywood, participando en pequeños papeles como actor en 14 películas, siempre interpretando alguna de sus canciones. Pero el verdadero éxito de Carmichael le llegaría como compositor.

Fue un creador infatigable, que compuso infinidad de temas en solitario o con la colaboración de algunos de los principales letristas de la época (Johnny Mercer, Paul Francis Webster, Frank Loesser…), alcanzando sus canciones una gran popularidad y siendo objeto de las más variadas versiones por innumerables artistas, convirtiéndose en una figura capital y con enorme influencia de la música del siglo XX. Se podría hablar mucho de Carmichael, pero ya he dicho antes que mi intención hoy era descansar y dejaros con la música del amigo Hoagy. Así que vamos a ello.

En primer lugar, podemos escuchar “Georgia on my mind”, canción compuesta en 1930 con letra de Stuart Gorrell, quien dedicó la canción a la hermana de Hoagy, Georgia Carmichael. En 1979 la canción se convirtió en el himno oficial del Estado norteamericano de Georgia. El tema ha conocido innumerables versiones, pero sin duda quien la llevó a la fama fue Ray Charles en 1960, al incluirla en su álbum “The genius hits the road”:



Ahora es Dean Martin junto a los Mills Brothers quienes nos traen su particular versión de “Up a Lazy River”, escrita por Carmichael y Sidney Arodin en 1931:



En 1937 Carmichael y Ned Washington escriben “The Nearness of you”, que podemos escuchar en la estupenda versión de la irrepetible pareja formada por Ella Fitgerald y Louis Armstrong:



Para “I get along without you very well (except sometimes)”, sin duda me quedo con la particular visión que nos ofreció el gran Chet Baker:



De nuevo es Ella Fitgerald la que nos trae otra canción de Carmichael. En esta ocasión se trata de “Skylark”, compuesta en 1942 con letra de Johnny Mercer:



Seguidamente podemos escuchar “Memphis in June”, escrita por Carmichael y Paul Francis Webster. Me quedo en esta ocasión con la versión de Nina Simone:



Por último, finalizo con la que posiblemente sea la canción más popular de Hoagy Carmichael, y quizás uno de los temas más grabados y versionados de la historia de la música. Se trata de “Stardust”. Compuesta inicialmente en 1927 para piano solo, en 1929 se le añadió la letra de Mitchell Paris. De entre las más de 1.500 grabaciones distintas que existen, yo hoy he decidido traer la versión de Nat King Cole:



Play it again, Hoagy...

martes, 13 de julio de 2010

BERNARD HERRMANN - "SALAMMBÔ"

"Salammbô" - Alfons Mucha - 1896

Ya he manifestado en alguna ocasión mi rendida admiración por Bernard Herrmann, a quien ya dediqué anteriormente un post, y que me parece (junto a los Korngold, Steiner, Tiomkin o Rozsa) uno de los más grandes compositores de bandas sonoras de la historia del cine.

Su coincidencia en la radio con Orson Welles, posibilitó que éste le propusiera en 1940 asumir el reto de componer la banda sonora para la película con la que pensaba debutar en el mundo del cine, la que se convertiría en su obra maestra “Ciudadano Kane”, que supondría también el debut de Herrmann en la composición de bandas sonoras para la gran pantalla y conllevaría su nominación al Oscar por este primer trabajo, a partir del cual iniciaría una fructífera y exitosa carrera.

El personaje de Charles Foster Kane (interpretado por el propio Welles) estaba claramente basado en William Randolph Hearst, y el guión contiene numerosas alusiones a la vida de éste (su condición de magnate de la prensa, su derivación hacia el periodismo amarillo, su obsesión por la compra compulsiva y acumulación desmedida de riquezas, su influencia en el inicio de la guerra contra España, la construcción de un castillo privado, e incluso se dice que la famosa palabra “Rosebud”, eje de toda la trama, era el apelativo con el que Hearst designaba las partes íntimas de su amante, la actriz Marion Davies).

Sin embargo, la relación en la película de Kane con su segunda esposa, Susan Alexander (personaje interpretado por la actriz Dorothy Comingore), aunque tiene referencias a la relación entre Hearst y Davies, podría estar directamente inspirada en el industrial norteamericano Harold Fowler McCormick.

McCormick fue uno de los mecenas de la Ópera de Chicago, a mayor gloria de una soprano llamada Ganna Walska con la que acabaría contrayendo matrimonio en 1922. Se cuenta que gastó una suma considerable de dinero en las lecciones de canto de Walska, y parece que de manera bastante infructuosa, pues quienes tuvieron la oportunidad de escuchar a la cantante coinciden en afirmar que su voz era espantosa y sólo agradaba a su esposo, sin que se tengan noticias de si McCormick padecía sordera o simple mal gusto (auditivo). Uno de los profesores de canto de Walska llegó a afirmar que "su voz sonaba como cinco millones de cerdos", y un crítico algo más benévolo, tras escuchar un "Rigoletto" que cantó en París en 1923, definió su voz como "suficientemente buena para una pequeña sala", aunque su crónica finalizaba describiendo las carcajadas del público parisino ante "los graznidos que conformaban su registro agudo".

En "Ciudadano Kane" las similitudes son evidentes: el protagonista se enamora de Susan Alexander, una mediocre cantante, e insiste en convertirla en estrella de la ópera, pagándole los mejores profesores de canto (inolvidable el Signor Matiste interpretado en el film por el mallorquín Josep Lluis Moll, alias Fortunio Bonanova), consiguiendo que debute como protagonista en el teatro que había construido para ella en Chicago, pese a las nulas facultades de la chica que obtiene un estrepitoso fracaso.

Para la escena del debut operístico de Susan Alexander, se pensó en un primer momento en incluir un fragmento de la ópera “Thaïs” de Jules Massenet, pero se descartó la idea al constatar que la partitura no conseguía aportar el clima emocional que se pretendía. Herrmann llegó a declarar que el final de la “Salome” de Richard Strauss podría ajustarse mejor al ambiente que se quería crear, pero se necesitaba que la dificultad de Alexander para cantar se mostrase desde que se alzase el telón y se escuchara el comienzo mismo de la ópera. Por ello, se decidió que Herrmann escribiese el inicio de una ópera ficticia llamada “Salammbô”, supuestamente basada en la obra literaria del mismo nombre del francés Gustave Flaubert.

Herrmann escribió el aria de "Salammbô" en una tesitura más alta de lo normal para dar la impresión de permanente esfuerzo de la soprano para alcanzar las notas, y declaró que pretendía transmitir la sensación de fragilidad de una cantante consciente de sus limitaciones, que había sido obligada por su marido a colocarse en esa situación, en la que debía encontrarse como “una aterrorizada niña flotando en las arenas movedizas de una poderosa orquesta”. Se trataba de que, escuchando ese principio de la ópera, el público percibiese que resultaba imposible que la cantante hubiera podido sostener una actuación medianamente digna durante toda una representación.

Una vez escrita la música, se planteaba el dilema de quién cantaría. Se optó por buscar a una cantante novata, de voz delgada, a la que se notase forzada y tensa ante el reto vocal planteado. La elegida finalmente fue la joven soprano Jean Forward, quien puso voz a la actriz Dorothy Comingore. Pese a todo, la interpretación no fue todo lo defectuosa que Welles esperaba y se le dieron instrucciones a Forward para que se exagerasen algunos defectos en la grabación final.

La magnífica secuencia de “Ciudadano Kane” en que se narra el debut escénico de Susan Alexander, interpretada por Dorothy Comingore, con la voz de Jean Forward, podéis verla AQUÍ.

La soprano norteamericana Eileen Farrell, quien también participaba en programas radiofónicos de la CBS durante los años 40, grabó en 1943, bajo la dirección del propio Bernard Herrmann, el aria de “Salammbô”. Se cuenta que Farrell era aficionada a incluir esta pieza en sus recitales, generalmente fuera de programa, como bis, lo que originaba cierto desconcierto entre los aficionados operísticos, que no identificaban el aria con ninguna ópera conocida, y sin embargo quedaban prendados por la belleza del fragmento, la exigencia de su línea vocal y la grandiosidad de la orquestación.

Para finalizar, os dejo con la voz de Eileen Farrell interpretando el aria de la ficticia ópera “Salammbô”, compuesta por Bernard Herrmann para “Ciudadano Kane”:


video de kadoguy2006

domingo, 11 de julio de 2010

ESTA VEZ, SÍ


Generación tras generación, hablar de la selección española de fútbol era hablar de frustración. Hace dos años, Luis Aragonés consiguió reunir un equipo joven que sorprendió a todos consiguiendo ganar la Eurocopa, pero, sobre todo, enamorando con su juego.

Ahora llegaba la hora del Mundial. La eterna cita con el desencanto. Ni siquiera el título europeo recientemente conseguido acababa de alejar los históricos fantasmas que acudían a nuestra memoria:

El gol de Platini a Arconada en la final de la Eurocopa de 1984:



video de Airum

El gol fantasma de Michel en el Mundial de México-86:



video de elgoldetuvida

El fallo de Salinas ante Pagliuca en el Mundial de USA-94:



video de celayin

La pifia de Zubizarreta en el Mundial de Francia-98:



video de jpromocion

Y, por supuesto... el inolvidable "gol" de Cardeñosa del Mundial de Argentina-78:



video de jackblack

Pero esta vez sí pudo ser. El buen fútbol y el juego de equipo se ha impuesto y los Casillas, Ramos, Puyol, Piqué, Capdevila, Alonso, Busquets, Xavi, Iniesta, Villa, Torres, Pedro, Fábregas, Navas... han pasado definitivamente a la historia.



Ahora toca disfrutarlo y pellizcarnos para acabar de creérnoslo, y, mientras tanto, siempre habrá un recuerdo para aquellos que hoy no han podido vivirlo y que un buen día nos aficionaron a este loco deporte.

martes, 6 de julio de 2010

JOSEPH CANTELOUBE - "BAÏLÈRO"

"Paisaje en Auvernia" - Henri Harpignies - National Gallery Art - Washington

Joseph Canteloube (1879-1957) fue un compositor y musicólogo francés, hijo de una familia originaria de la región de Auvernia, si bien él nació en Ródano-Alpes, en concreto en la ciudad de Annonay, famosa por ser el escenario, el 4 de junio de 1783, del primer vuelo de un globo aerostático por parte de los hermanos Montgolfier.

Canteloube estudió música en París, teniendo como maestro a Vincent d’Indy y entablando allí amistad con algunos compositores como Albert Roussel o el español Issac Albéniz.

Compuso diversas obras sinfónicas, algunos ciclos de canciones e incluso dos óperas, “Le Mas” y “Vercingétorix”, esta última dedicada al jefe de la tribu gala de los Arvernos que hizo frente a las tropas romanas de Julio César hasta caer derrotado en la batalla de Alesia y que los amantes de las aventuras de Astérix conocemos bien gracias a la genialidad de Goscinny y Uderzo.

No obstante, las inquietudes musicales de Canteloube se dirigieron muy pronto hacia la investigación y recuperación del folklore de Auvernia, fundando en 1925, junto a otros jóvenes auverneses, el grupo “La Bourrée”, y concentrándose en compilar y publicar la música y canciones de la región, con arreglos propios, para hacer llegar al gran público su patrimonio artístico. También trabajó en la recuperación de la tradición musical de otras zonas de Francia, como el Languedoc, Alsacia o el País Vasco-Francés.

A partir de 1924 comenzó a trabajar en su más famosa colección de canciones, “Chants d’Auvergne”, donde su música se impregna definitivamente de los colores y sonidos tradicionales del folklore auvernés, transmitiendo con sus notas las sensaciones que le inspiraba la contemplación de los paisajes y las gentes de esa región francesa que tanto amaba.

La primera grabación de “Chants d’Auvergne” tuvo por intérprete a la soprano francesa Madeleine Grey, una cantante muy popular en su época que contaba con el respaldo de prestigiosos músicos como Ravel o Fauré, y a quien Canteloube le dedicó el tercero de los cinco volúmenes en que agrupó las canciones que integran la obra.

La composición más conocida de Canteloube es precisamente una de estas canciones, la nostálgica “Baïlèro”, la cual se mantiene actualmente en el repertorio de numerosos cantantes. Escrita en occitano, narra el diálogo entre dos pastores en la montaña. Jean-Bernard Cahours d’Aspry cuenta en la biografía de Canteloube que la inspiración le surgió a éste un atardecer, en los montes de Auvernia junto a Vic-Sur-Cère, cuando escuchó el canto de un pastor y comenzó a tomar notas de esa melodía. De pronto, según narra Cahours: “desde muy lejos, como llevada por la brisa que se levanta por la noche en la montaña, escuchó, apenas perceptible, la voz lejana de otro pastor que repetía el tema a seis quilómetros de allí”.

Sin ir tan lejos podemos disfrutar ahora del tema “Baïlèro” de Joseph Canteloube y en dos versiones muy diferentes. En primer lugar, la versión para piano con la voz del barítono Gerard Souzay, ya habitual de este blog, acompañado al piano por Dalton Baldwyn:


video de einalemland

Y, para finalizar, podemos escuchar la versión orquestal de “Baïlèro”, con la maravillosa voz de Victoria de los Ángeles, acompañada por la Orchestre des Concerts Lamoreux, dirigidos por Jean-Pierre Jacquillat:


video de goldmundgoldmund1