lunes, 4 de marzo de 2013

"IL BARBIERE DI SIVIGLIA" (Gioacchino Rossini) - Palau de les Arts - 03/03/13


Sólo las preclaras mentes que dirigen los designios de los dos principales recintos musicales de Valencia, Palau de les Arts y Palau de la Música, sabrán por qué, en lugar de intentar coordinar su oferta de espectáculos, parecen empeñados, año tras año, en hacer el ridículo contraprogramándose. Pueden pasar semanas en esta ciudad sin que haya ni una representación musical y llegar un día en que coincidan dos espectáculos notables, llevando a los aficionados a tener que optar entre uno u otro.

Así ocurrió el pasado jueves 28 de febrero, día en que se estrenaba en el Palau de les Arts la ópera de Gioacchino Rossini “Il Barbiere di Siviglia”, mientras que el Palau de la Música ofrecía, a la misma hora, un recital de la gran mezzosoprano norteamericana Joyce Di Donato (por cierto, una de las mejores Rosina que he visto yo en directo). Desde luego, no tuve ninguna duda a la hora de tener que elegir y opté por acudir a escuchar a Di Donato. Y no me arrepentí, pues os aseguro que ese recital se encuentra entre los dos o tres mejores a los que he asistido (y son unos pocos) en el Palau de la Música (AQUÍ podéis leer la acertada crónica que hizo Maac).

Ayer, finalmente, acudí a la segunda de las funciones de “Il Barbiere di Siviglia” y mi sensación de haber elegido correctamente el día del estreno, se multiplicó por mil, y es que este Barbiere me ha decepcionado enormemente y, lo que es peor, me ha resultado aburrido.

La producción del Grand Théâtre de Genève presentada en Les Arts cuenta con la dirección escénica de Damiano Michieletto, lo que, a priori, constituía para mí uno de sus grandes alicientes. La propuesta del regista veneciano es muy atractiva visualmente y tiene sus virtudes, pero también grandes defectos.


La acción se traslada a la Sevilla de los años 80, mostrando una comunidad de vecinos de un barrio suburbial, mediante una impactante escenografía giratoria que alterna la visión de la fachada del edificio de viviendas y su interior, a modo de 13 Rue del Percebe. Cada detalle del mobiliario o vestuario está muy cuidado y contribuye a conferir la ambientación deseada al conjunto. Y el colorido, frescura y viveza del montaje se adapta perfectamente al espíritu rossiniano.

Además, si algo no puede discutirse a los montajes de Michieletto es su exhaustivo trabajo de dirección de actores. Todos y cada uno de los miembros de la figuración o del Coro, y por supuesto los solistas, tienen un perfil cuidadosamente diseñado que se mantiene coherente a lo largo de la representación y los movimientos en escena de todos ellos están perfectamente estudiados. Aquí, Andreas Zimmermann, director de la reposición, merece un 10. Pero todo eso, que en principio es positivo, constituye también uno de sus principales inconvenientes. Michieletto se empeña en distraer al espectador con numerosos planos de acción que, al tiempo que consiguen ambientar perfectamente la trama y pueden resultar divertidos, llevan al público a desviar su atención de la línea argumental principal y, sobre todo, de la concentración que puedan requerir la música y el canto.

En ese mismo sentido, el tener a los cantantes permanentemente subiendo y bajando escaleras y dando vueltas en la estructura giratoria, perjudicaba sus ya limitadas prestaciones vocales y dificultaba su contacto visual con el director musical, lo cual sin duda contribuyó a los numerosos desajustes que se produjeron entre cantantes y foso.

No quisiera finalizar mi reseña de la dirección escénica sin referirme a la vergüenza ajena sentida ante ese grito de “¡Viva los novios!” que se hace dar al Coro, en un guiño paleto al espectador, propio de un episodio de “Matrimoniadas” o un espectáculo de José Luis Moreno.

La dirección musical de Omer Meir Wellber al frente de la Orquesta de la Comunitat Valenciana fue bastante correcta en términos generales. Pese a su espasmódica gesticulación a la que ya nos tiene acostumbrados y su conocido gusto por las aceleraciones sin ton ni son, en esta ocasión adoptó unos tempi bastante pausados, posiblemente para no hacer más evidentes las carencias de los cantantes, con una lectura de la obertura muy interesante y reposada. Solventó con eficacia y sentido musical los crescendos rossinianos y procuró controlar los volúmenes de la orquesta, pese a lo cual y a su reducido tamaño, no se impidió que los cantantes quedasen inaudibles en muchos momentos. Wellber fue también el encargado de acompañar con el clave los recitativos y a veces daba la impresión de que tocaba las notas que le daba la gana, con las melodías que se le iban ocurriendo. Pensé que igual se estaba aburriendo tanto como yo y que en cualquier momento se pondría a interpretar la “Rhapsody in Blue” o algo parecido.

El Cor de la Generalitat merece una especial felicitación por el fantástico trabajo llevado a cabo en escena, derrochando vis cómica, demostrando que, además de grandes cantantes, son estupendos actores. En el aspecto vocal tuvieron algunos momentos destacados, como las escenas finales de ambos actos, aunque su coordinación con el foso no fue siempre la deseada.

Como ya se ha habrá podido ir deduciendo de mis anteriores comentarios, el gran problema de la producción presentada estriba, a mi juicio, en los cantantes elegidos. Y es que si en una ópera de Rossini, construidas para el lucimiento de los cantantes, estos fallan y además no tienen gracia en escena, el resultado sólo puede ser el sopor. Muchas veces he alabado la labor del Palau de les Arts a la hora de juntar repartos relativamente desconocidos, pero que han ofrecido unas prestaciones interesantes. Sin embargo, en esta ocasión, mi opinión es que no se ha acertado. Para ofrecer un nivel como este, pienso que es preferible encargar la representación a cantantes del Centre de Perfeccionament. Saldrán más baratos y la crítica posiblemente sea más benévola.

A Mario Cassi ya tuvimos ocasión de padecerle como un pésimo Dandini en “La Cenerentola” de la pasada temporada. Pese a ello, inexplicablemente, se le ha vuelto a contratar para un papel tan relevante como el de Fígaro. Y, como era de esperar, el resultado ha sido bochornoso. Ya en su aria de entrada dejó claras sus limitaciones: Incapacidad absoluta para las agilidades, pérdidas continuas de la impostación y nula técnica respiratoria. Fue totalmente inaudible en múltiples pasajes, donde daba la impresión de que estuviese la orquesta tocando sola y un tío en escena moviendo la boca. Además, pese a abordar un personaje que debe rezumar sentido del humor y picardía, resultó muy soso en escena.

La valenciana Silvia Vázquez tampoco estuvo acertada en el papel de Rosina. Creo que su vocalidad no es adecuada al rol, estuvo fuera de estilo, presentó demasiados problemas con las agilidades e incurrió en el agudo chillado en más de una ocasión. El impresionante sobreagudo con el que coronó “Contro un Cor” fue impecable, pero no venía a cuento. A diferencia de Cassi, al que se me hace difícil imaginar cantando bien cualquier papel, Silvia Vázquez creo que debe centrarse en otro tipo de repertorio para el que sí pueda mostrar mejores condiciones.

El tenor uruguayo Edgardo Rocha, como Almaviva, fue el que más me gustó de los protagonistas, pese a puntuales problemas de afinación y dificultades con las agilidades, pero mostró una voz de muy bello timbre, especialmente en la zona aguda, tuvo algunos detalles bonitos regulando intensidades y estuvo muy valiente toda la noche, principalmente en su “Cessa di piú resistere”.

Bastante anodino y también inaudible en muchos momentos estuvo Marco Camastra como Dr. Bartolo. Mucha más clase y calidad vocal demostró el Don Basilio de Paata Burchuladze, pese al declive de su voz.

Muy bien también en su aria la veterana Marina Rodríguez-Cusí, como Berta, y magnífica en su vertiente escénica. También destacaron en sus breves intervenciones tanto Mattia Olivieri, como Fernando Piqueras, este último muy divertido en su faceta actoral.

La sala presentó un impecable aspecto, con un lleno casi absoluto y presencia de mucha gente joven, que ovacionó, yo diría que hasta en exceso, a todos los artistas, salvo un par de irrelevantes abucheos aislados a Mario Cassi. Como no estuve, no sé si el día del estreno habría, como últimamente es habitual, una escasa asistencia de público, aunque dada la climatología infernal y la numerosa presencia de habituales de Les Arts viendo a Di Donato, presumo que así sería.

Ahora parece que en Les Arts pretenden corregir los desolados paisajes de los estrenos, pero no igualando tarifas con el resto de días de representación, sino regalando cupones en un diario local que permiten un descuento del 50% en las entradas de zonas 1 a 4 para los estrenos. A este paso, acabaremos pudiendo ir a Les Arts comprando dos paquetes de papel higiénico Hacendado. Eso sí, si los espectáculos siguen teniendo este nivel, no nos lo podremos dejar en casa.


video de PalaudelesartsRS


34 comentarios:

  1. Anónimo4/3/13 23:13

    Solo discrepo en lo que se refiere a Silvia Vazquez. Me gustó mucho su "actuación" Creo que es la que salió mejor parada de los continuos movimientos a los que fueron sometidos los cantantes. Por otra parte, no pude evitar estar pensando en Berlanga durante toda la representación. También me pareció ver a los Hnos. Marx... Homenaje? Cita?, Copia? Guiño? La verdad es que no me aburrí, al contrario, me pareció bastante divertida, quizá demasiado largo el primer acto, pero así es la ópera.

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    1. La entrega escénica de Silvia Vázquez no puede discutirse. Que lograse tener más o menos chispa ya es otra cosa.
      Que el primer acto sea largo, que lo es, no impide que en otras representaciones (Flórez-Di Donato, por ejemplo) me lo haya pasado estupendamente. Pero aquí se me hizo largo.

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  2. Se podrían haber juntado los dos palaus para que Didonato hiciera de Rosina. Yo también opté por ir al recital y esperarme al miércoles que viene para ver el Barbero.

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    1. Hombre, kiko, eso hubiera sido increible. Si hubiera hecho falta hacer una colecta para llevar a Di Donato a cantar Rosina yo me hubiera aflojado el bolsillo.
      Espero que te lo pases mejor que yo.

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  3. Tenía previsto ir al recital y a la ópera, pero los arreglos del coche en Navidad me dejaron sin un puñetero euro. Me da mucha pena haberme perdido a la Di Donato. La pena del Barbero, una de mis tres o cuatro óperas favoritas, se me quita un tanto leyendo tu crónica. Aun así, mejor Rossini de andar por casa que no poder ver nada en directo.

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    1. La opinión es libre, aunque algunos no lo admitan, e igual hay a quien le gustó este barbero. Yo lo dejaría en estilista de barrio. Y el Figaro me pareció espantoso.
      Eso sí, que te hayas perdido a Di Donato es peor. Un recital inmenso, con la cantante entregadísima y una belleza vocal que nos tuvo con los pelos de punta desde el principio al final. Y un gran acompañamiento.
      Vendrán tiempos más benévolos y espero que podamos disfrutar de momentos iguales o mejores, por aquí o por tierras andaluzas.
      un abrazo

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  4. Pues yo también estuve en el recital de Joyce Di Donato que, dicho sea de paso, no registró un gran aforo. La Donato estuvo espléndida. Por lo que dices del Barbero hice muy bien. Ya veremos que ocurre en la del próximo día 12, justo después de que vaya a escuchar otra gran Rossiniana: Cecilia Bartoli. Qué miedo me da!

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  5. Tienes razón Lluis, el aforo de Di Donato fue pobre. El tiempo y el barbero también influirían.
    Pero que elegimos bien no me cabe duda. Aunque el barbero hubiera sido excelente, perderse a Di Donato creo que debe estar hasta tipificado en el Código Penal.
    El 11 estaré también escuchando a Bartoli, otra gran Rosina. Seguro que lo pasamos bien.
    Suerte el 12.

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  6. Atticus!: q' gracia tienes escribiendo, tío. Unos compañeros de instituto y yo fuimos con alumnos a un ensayo general del 'Barbero..' (3€). Al principio dicen por megafonía q puede haber algún parón por motivos técnicos y q los cantantes se reservan el derecho de cantar.... (una palabra o expresión italiana q no recuerdo y q algún compañero dijo después q era algo así como si cantaran haciendo un pase técnico, o sin emplearse a fondo vocalmente.... era un ensayo).....

    Yo achaqué a esa posibilidad el hecho de que en bastantes ocasiones no oíamos a los cantantes por encima de la orquesta y la verdad, estaba todo lleno y no me pareció muy ético o normal, tratándose de motivar al alumnado de institutos que jamás acudirá por su propio pie a la ópera.

    Parece, por lo q cuentas, q luego, en las representaciones 'en serio', no es que reservaran. Es q cantan así.


    Hay cosas q dices de las q ni me había percatado...

    La orquesta.... un nivelazo, no?

    Enhorabuena por el blog!

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    1. El ensayo general no deja de ser un ensayo, en el que el director musical está acabando de ajustar todas las piezas. Si no pone inconvenientes, se permite al público estar presente, pero se le advierte porque puede haber interrupciones para que el director dé sus instrucciones.
      A veces, si los cantantes no se encuentran en plena forma o el papel es muy duro, se pueden limitar a "marcar" su parte o evitar los pasajes más comprometidos. No obstante, lo habitual es que se cante y se actúe como si fuera el día del estreno.
      En esta ocasión, el que no se escuchase a los cantantes se debió a que no daban más de sí. Y eso que las orquestas rossinianas se limitan a unos 40 músicos. Con un Wagner o un Strauss y alrededor de 100 atriles, a Fígaro no le hubiéramos escuchado ni con megáfono.

      La orquesta y el coro son un lujazo. Se han convertido ya en un referente europeo. Ojalá la cortedad de miras de los políticos economicistas no lleve a desaprovechar un patrimonio cultural que es oro puro.

      Gracias por tu visita y comentario, Xavi. Y enhorabuena a tí por colaborar a que los jóvenes puedan interesarse por la ópera.

      un abrazo

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    2. Anónimo6/3/13 12:24

      Xavi,
      Estás pagando 3 € por asistir a una ópera que vale más de 100 € en el mejor de los casos. Ojalá yo también pudiera ir por ese dinero. Creo que no tienes razón.

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  7. El hecho de que sea un ensayo general, no impide que los cantantes puedan cantar a plena voz y sin reservas. El que va a un ensayo, sabe a lo que va y la mayoría de las veces el acceso es restringido. 3€ no es nada comparado con los 30/40 que cobran en Bilbao o los 90€ que soplan en Florencia, pero si el teatro está lleno, por deferencia al que va a verte, no cuesta nada esforzarse un poco. Que recuerdo otra cosa, a los cantantes se les paga por el mes de ensayos, las funciones, las dietas, etc...Si ya ni los cantantes jóvenes y supuestamente en plenitud pueden acometer una página como Il Barbiere (ni que fuera Otello, Tristan o Chénier), ¿qué nos queda?. Señores de 60 y 70, como la señora Gruberova el otro día que dió una lección de emisión sul fiato y sonido siempre proyectado, de dejarte pegado al asiento.

    Con todo se me olvida agradecer al siempre nítido Atticus, su crítica de esta función. Grazie!

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    1. Tienes toda la razón, pero en esta ocasión no es que los cantantes no se esforzaran, sino que no daban más de sí.
      ¿Emisión sul fiato, sonido siempre proyectado?, eso deben ser perversiones de viejas divas...
      Un abrazo

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  8. Con todo el dolor de mi alma me perdí a la Di Donato y soy consciente de que hubiese disfrutado mas que en el estreno de El barbero de Sevilla, pero eso tiene el abono.
    Intervengo aquí por primera vez porque me ha alegrado comprobar que no fui la única persona que se aburrió en la representación. Estaba expectante para conocer otras opiniones, alguna ya leídas en prensa, pero la tuya aun se acerca mas a lo que sentí el día del estreno. Son buenísimas tus crónicas.
    Saludos desde el sur

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    1. Ya tenía yo ganas de darte la bienvenida al blog, Gádor.
      Lo de Di Donato fue una lástima que te lo perdieses y más triste aún que eso se haya producido por la cortedad mental de los responsables de la programación musical en Valencia.
      Este Barbero yo me lo esperaba discretito, pero me ha parecido malo y me aburrí tremendamente. Es una pena que no se cuide más a Rossini.
      Gracias por dejar aquí tu comentario. Espero poder contar con tu opinión más a menudo.
      Confío en que nos veamos pronto.
      Saludos

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  9. Función del miércoles 6 de marzo. Salí totalmente frustrado. La escenografía engulle una obra que musicalmente no tiene desperdicio, empezando por unos recitativos de vital importancia y que aquí se descuidaron lamentablemente. Rossini es Bel Canto puro y si esto falla todo se desmorona, incluso un "edificio escenográfico" tan bien resuelto pero que musicalmente se derrumba.

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    1. Mucha gente puede acabar rechazando a Rossini por indebidas interpretaciones como esta.
      Me alegra que hagas hincapié en los recitativos porque tanto en Rossini como en Mozart son fundamentales y no se suelen tratar bien (aquí se hizo fatal).
      La puesta en escena, como dices, es muy interesante, trabajada y bien resuelta, pero incompatible con una propuesta belcantista seria. Sobre todo contando con unos cantantes tan limitados.
      Gracias por tu comentario y enhorabuena por la acertada crónica de tu blog.

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  10. Ayer en los camerinos del Teatro Real contaban que esete Barbiere había sido "mudo" jajajajaja. Y luego todavía hay quien sostiene que de un Barbero es imposible salir defraudado.

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    1. Pues me parece una muy buena definición. La única pena es que el público no era sordo y se dio cuenta del gato que anunciaban como liebre.

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  11. frankopolo10/3/13 19:00

    Saludos Atticus. Yo sí estuve en el estreno y he querido esperar a ver una 2ª función para opinar por que de la primera salí casi tan defraudado como la mayoría: muy bien la escenografía (nadie podrá acusar a la opera esta vez de "estatismo")y limitadísimo nivel vocal (como si tuvieran miedo de no poder aguantar hasta el final), especialmente en los recitativos. Coro y orquesta bien. En la 2ª función disfruté más ya que había bajado el listón (sabía a donde iba)y me situé en el lateral, con buena vista al foso, sin tener la distracción del escenario y me centré en el apartado musical y claro con esta orquesta se disfruta hasta de un Barbero "mudo" por que estuvo fabulosa (ojalá Wellber le vaya cogiendo el pulso e ir mejorando poco a poco)

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  12. Pues estamos totalmente de acuerdo. Yo fui el sábado y también me centré en disfrutar de la orquesta. Además me percaté de que el guardia civil que sale antes de que comience la representación pidiendo que se apaguen los móviles era el propio Wellber, quien, por cierto, acompañando los recitativos hace lo que le sale de allí mismo... Homenaje a Wagner incluido. Comenzó el segundo acto con el acorde Tristán y más adelante apuntó la marcha nupcial de Lohengrin.
    A ver si la próxima vez nos vemos. Un abrazo

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  13. Pues yo no voy a dar mi opinión, porque no tiene peso alguno. Pero sí quería apuntar mi desconcierto. Si estuvo usted el sábado, como yo, podría escuchar algún "Bravo" bastante sonoro y abundantes pitos de entusiasmo al terminar la función. Los comentarios que yo pude captar de la gente con la que me iba cruzando a la salida eran de satisfacción; las caras, también... No sé... Mi sensación es que a la mayoría de la gente le gustó... Y, puesto que había varios autobuses, el público sería tanto de casa como de fuera... No sé...

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    1. Todas las opiniones son igual de válidas. Habrá quien valore más unas cosas y quien dé preferencia a otras.
      Efectivamente, yo estuve el sábado y la reacción mayoritaria del público fue muy favorable, y en algún caso de enloquecido júbilo y entusiasmo. Personalmente, me alegro de que la gente llene el teatro y se lo pase bien y creo que fundamentalmente se debió a la divertida y trabajada puesta en escena.
      Pero yo, que debo ser más raro que un perro verde, volví a aburrirme, y las voces, que son lo principal en Rossini, me siguieron pareciendo muy discretas, por ser generoso. Y por lo que he leído en otros blogs, foros y críticas de prensa, creo que no soy el único que sacó esa opinión.
      En absoluto cuestiono ni critico al que se lo pasase bien, simplemente manifiesto que yo no, debido sobre todo a un reparto vocal muy flojo.

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  14. Ayer 12 asistí al polémico Barbero. Quiero advertir que después de asistir a los recitales de Joyce DiDonato y Cecilia Bartoli en el Palau de la Mùsica y de leer el blog estaba mentalizado y reseteado.
    La escenografía a lo Almodovar/13 Rue del Percebe impactaba, pero cansaba. No soy un fundamentalista del historicismo, pero el Barbero es una ópera que, para mi, es muy complicada de llevar más allá del finales del XVIII principios del XIX. Demasiada distracción del argumento con tanta vecindona. La dirección escénica rayó en ciertos momentos en vulgar y payasa. En otros, los menos, funcionó.
    ¿En lo musical? pues hubo de todo. El barítono Mario Cassi tiene un centro bello, pero en agudos, agilidades y coloraturas desaparece. Es la primera vez que escucho a Silvia Vázquez en un papel neobelcantista. No quisiera parecer cruel, pero intentar disfrazar su evidente falta de coloratura con finales de picardía no es el camino. Sorprendente fue también su griterío para salir de agilidades con las que no podía.
    Del tenor Edgardo Rocha ya se ha dicho bastante el blog ¿Cantó Barbero en la Staatsoper vienesa? No sería en el papel del conde, vamos digo yo.
    Muy correcto el Bartolo de Marco Camastra y bien y con poderosos medios el Basílio del búlgaro Orlín Anastassov que sustituía esa noche (y la del 15) al veterano Paata Burchuladze.
    Solvente Marina Rodriguez-Cusí en Berta. Un fallo en una nota del final de su aria fue quizá lo que hizo que el público no aplaudiera el final de dicha aria. Cosa que no creo que se mereciera. Solventes también Mattia Olivieri y Fernando Piqueras.
    Muy bien orquesta y la parte del coro.
    El Sr. Wellber dirigió bien en general. Pero su precipitación, a mi entender, en las strettas puso en apuros y desajustó a los cantantes. Creo que hay que adaptarse a los cantantes, a no ser que quieras poner en evidencia el reparto contratado o te mueva algún otro motivo que desconozco.
    En general, representación irregular. Complicaciones para los cantantes el estar subiendo, bajando, girando etc (apuros y un fallo en una nota en el final del aria de la Calummnia que no sé si fue un fallo o se debió al girar del escenario a la vez que el personaje bajaba por las escaleras de caracol y la voz se proyectaba de una manera extraña).
    Mucho mejor el segundo acto que el primero. El tenor resucitó, si bien no brilló, pero estaba.
    Detalles, para mi, de mal gusto: cambiar en el texto Valencia por Sevilla, Caffariello por el Titi o el ¡Vivan los novios! de la última escena (aunque estuviera advertido).
    Toses contínuas, un móvil sonando y gente hablando en plena representación fue la guinda del pastel.
    Al final tímidos aplausos que se incrementaron con poca suficiencia a Camastra y bien a Anastassov. Sorprendente la ovación a Silvia Vázquez, del todo inmerecida. Gran ovación a la orquesta.
    Por supuesto que son opiniones personales y para nada me alegro de escribir esto pues yo deseo un Palau de nivel. Un Barbero para no recordar.

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    1. Yo también desearía un Palau de les Arts con mayor nivel. Este Barbero ha sido enormemente decepcionante.
      De lo del Titi, afortunadamente no me di cuenta. Esas imbecilidades no conducen a nada, más que a dar muestra de que los encargados de la adaptación tienen tan poco interés por la ópera como yo por el reggaeton.
      Me quedé con ganas de escuchar a Anastassov, un buen cantante aunque pienso que, al igual que Burchuladze, está fuera de estilo.
      Gracias por tu fundamentado e interesante comentario.

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  15. Buenas tardes, soy un señor de 50 años, amante de la opera y la musica, acabo de encontrar este blog y estoy encantado.
    Vivo en Valencia ciudad. El sabado estuve en la representacion de El barbero y salí un poco decepcionado porque los cantantes estuvieron flojos vocalmente aunque actuaron bien y la escenografía al estilo 13 rue del percebe (que buenos recuerdos de ese comic en mi infancia) fue estilosa y original.
    Lo mejor como siempre el sonido de la orquesta de Les Arts; desde la obertura mostró solvencia y profesionalidad. Por eso le aplaudimos tanto al terminar.
    Luego fuimos a cenar a la Zarzamora, bar-restaurante delante de Maria de la O, donde nos atendieron muy bien a precios correctos.
    PD: Es la primera vez que escribo a un blog, solo escribo al correo electronico pero me ha emocionado encontrar personas que aman la opera como yo.

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    1. Bienvenido al blog, Enrique, y muchas gracias por dejar aquí tu opinión.
      Veo que eres otro más de los que hemos salido muy desilusionados con este flojísimo Barbero.
      Espero poder contar con tus comentarios en más ocasiones.
      Un abrazo

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  16. No acabo de entender como siendo Silvia Tro una excelente, exelentíssima mezzosoprano valenciana no se haya optado por contratarla como Rosina, ya que es una rossiniana sensacional.
    Il Barbieri sin voces adecuadas es mejor no programarlo, se requiere mucho arte y mucha técnica para afrontar todos los roles y si los cantantes son vocalmente mediocres, aunque resulten simpáticos en escena, puede llegar a ser un tostón pese a la genialidad de Don Gioachino.
    Esta òpera se puede hacer con cantantes patrios y te aseguro que el nivel podria ser estratosférico.
    Lo siento en el alma

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    1. Totalmente de acuerdo. Silvia Tro hubiese sido una sabia elección. Más aun si pensamos que además fue quien cantó esta misma producción en Ginebra en su estreno.
      Te aseguro que fue un tostón de marca mayor, con un Figaro que ni siquiera era gracioso en escena.
      Voces mediocres e inadecuadas, lo peor que le puede pasar a un Rossini. Y lo malo, como dices, es que podría haber habido alternativas patrias o foráneas de mucho nivel y bajo coste.
      Un abrazo y suerte con el nuevo Patronato

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  17. Llego tarde...
    Nosotros asistimos al último día de representación.
    Lleno absoluto, aunque prefiero el público de mi turno (tuvimos que cambiarlo) que ya es mucho decir: este era peor!
    He decir que El Barbero es una de mis óperas favoritas, de las primeras que escuché cuando empecé a aficionarme a la ópera, la conozco de memoria y eso hace que pocas veces me convenza al 100%.
    En este caso fue para mí un horror.

    Empezó muy bien: la obertura fue interpretada de manera perfecta bajo la batuta del teleñeco Wellber.
    Y eso fue lo único.
    Después fue imposible que me concentrara en nada más que aquel escenario lleno de gente e historias.
    El Conde era nefasto para ese papel, sin agilidad ni gracia en el canto. Pero enseguida llega Fígaro y aquello ya fue el acabose.Cantó -fatal- y a su p**a bola, y eso que Wellber hacía más gestos que de costumbre para que el hombre volviera a la partitura. Imposible.
    Y a partir de ahí ya fue todo un despropósito.
    Consiguieron algo increible para mí en un Barbiere: Me aburrí.

    Saludos.

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    1. Lamentablemente coincidimos en el horror. Esperemos que a la próxima vayan mejor las cosas, porque peor no creo que sea posible.
      Un abrazo

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  18. No puedo entender tanta crítica negativa hacia Wellber, me da la impresión muchas veces de que la gente que escribe comentarios despectivos o críticos hacia él no tiene ni idea de música y mucho menos de lo que significa ser director, y además joven, y además teniendo a su cargo a una orquesta como esta. Yo soy músico de orquesta y he trabajado con muchos directores, muchos de gran renombre (inmerecido algunas veces), y puedo decir que todo lo que hace Wellber lo hace por alguna razón. Que a la gente le gusten más o menos sus versiones ya es otra cosa, pero todo lo que hace tiene alguna explicación. Que a la gente le guste más o menos su técnica es totalmente objetivo, y puedo afirmar que su técnica es de las mejores que he visto, para mi gusto, porque hay muchos "directores" por ahí a los que no se le entienden ni las anacrusas, por poner un ejemplo.
    Así que insto a la gente a que se informe mejor antes de hacer semejantes afirmaciones tan rotundas, porque es peligroso hablar así sin ser músico y sin saber cómo trabaja Wellber en los ensayos con nosotros, que ahí es precisamente donde se ve mejor si un director es buen músico o no.
    Un saludo Atticus, y tengo que decirte que me encanta que haya alguien que comente música en un blog como el tuyo, así que te felicito.
    Un saludo

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    1. Quizás el gran problema de Wellber es que llegase a Les Arts anunciado como el descubrimiento de un genio que iba a hacer olvidar a Maazel.
      Tiene mucho mérito ser tan joven y saber llevar las riendas de una Orquesta de esta calidad. Y tienes razón en que en los ensayos es donde se puede apreciar la valía musical del director y su capacidad para transmitir sus ideas a quienes han de ejecutarlas.
      Pero los resultados son otra cosa y ahí el público sí puede y debe valorar si el director ha logrado convencernos o no.
      Yo no seré quien diga que Wellber no tiene ni idea de música, porque además creo que no es cierto; pero sí afirmo que más de una vez me ha decepcionado y otras muchas desconcertado con lecturas que, no dudo que no tengan su sentido, aunque pienso que no ha logrado transmitírmelo. Pero es la opinión de un simple aficionado que no pretende tener razón, sino simplemente exponer sus impresiones.
      Muchas gracias por tu intervención, la cual valoro especialmente si eres músico de la orquesta.
      Un saludo

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  19. Estoy de acuerdo contigo en que al principio se anunció como algo impresionante, y teniendo en cuenta la edad de Maazel y la de Wellber...si la gente le da tiempo pronto se irá viendo su evolución, que ya en la orquesta estamos notando. Gran (por no decir casi toda)parte de la formación musical se basa en la experiencia, y Wellber es muy joven aún, pero te puedo decir que es una persona sobre la que hay que poner el ojo.
    Gracias de nuevo por tu opinión y honestidad.
    Un saludo

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