domingo, 4 de septiembre de 2011

EL RAH, LA ROH Y UNAS PINTAS CON MUSETTA (Iª Parte)


La verdad es que las vacaciones blogueras que anuncié a principios de agosto han durado más de lo previsto, más incluso que las laborales, pero a veces hace falta tomarse un pequeño respiro para retomar la actividad con más ganas.

El caso es que con el tiempo transcurrido se han quedado bastantes cosas pendientes de comentar, especialmente acerca de la situación que vive actualmente el Palau de les Arts, que no sólo no parece ir a mejor sino que viene siendo noticia día tras día para peor. Desde la amenaza de Helga de dimisión, pasando por los problemas del Comité de Empresa con la dirección, hasta la publicación del desfase presupuestario en más de ocho millones de euros, el recinto operístico valenciano no ha dejado de darnos "alegrías" este verano.

Y luego tenemos su gestión diaria que sigue siendo un ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas. Ya hemos sufrido las primeras variaciones en la programación anunciada a finales de julio con la inclusión por sorpresa de un ballet (supongo que en mi honor sabiendo cuánto me gusta) y la supresión de la ópera de Martín i Soler anunciada en el Festival del Mediterrani (que tampoco es que me provoque llanto la cosa). Y en el tema de la renovación de abonos ya hemos empezado a atisbar el famoso Helga’s Style: a mi personalmente me ha llegado el formulario para renunciar al abono con apenas 3 días de antelación a la finalización del plazo.

Pero en fin, de aquí a noviembre, cuando comience la temporada si queda todavía alguien en el barco, ya habrá tiempo de hablar de todo eso. De momento tan sólo quería traeros algunas reflexiones y comentarios a propósito de la escapada que hice a Londres a primeros de agosto en compañía de buen@s amig@s (no, no eran maestros falleros que fueran a enseñarles a los jóvenes londinenses el arte de la cremà para pegarle fuego a los comercios de Tottenham, de eso ya se encargaron ellos solitos).

Londres en verano, a diferencia de algunas capitales del mediterráneo, tiene una oferta musical notable, donde destacan por derecho propio los “The Henry Wood Promenade Concerts presented by the BBC”, vamos los PROMS de toda la vida, que desde el 15 de julio al 10 de septiembre viene ofreciendo al menos un concierto diario en el impresionante marco del Royal Albert Hall.

Pese a que en los últimos años he tenido ocasión de viajar a la capital inglesa con relativa frecuencia, nunca había tenido oportunidad de asistir a uno de estos conciertos ni conocía las interioridades del Royal Albert Hall, así que esta era una inmejorable ocasión para hacerlo.

Para un cinéfilo hitchcockiano como yo ya suponía bastante emoción el simple hecho de encontrarse en el interior de la sala en la que Doris Day había impedido el asesinato de un hombre de Estado en el momento en que sonase un golpe de platillos durante la ejecución de la “Storm Clouds Cantata”, de Arthur Benjamin, dirigida por Bernard Herrmann, en esos 128 planos magistrales rodados por el maestro del suspense en "El hombre que sabía demasiado" (1956) en 9 minutos inolvidables:


video de FilmScoreTrickTrack

Nuestro deseo hubiera sido asistir al concierto del día 5, con Gustavo Dudamel al frente de la Simón Bolívar Symphony Orchestra y el National Youth Choir of Great Britain, interpretando la Sinfonía nº 2 de Gustav Mahler, pero las entradas estaban ya vendidas desde que Dudamel hizo la comunión y la reventa fue imposible, así que nos hemos tenido que contentar con ver el concierto en ESTE video que han colgado en youtube y que os recomiendo ver mientras no lo supriman.

Finalmente nuestra cita con los PROMS y el RAH tuvo lugar el día 4, pero lamentablemente ni Dudamel ni Herrmann ocupaban el podio, sino el escocés Donald Runnicles al frente de la BBC Scottish Symphony Orchestra. El programa comenzó con el estreno mundial (mala cosa) del Quinto Concierto para Orquesta de Robin Holloway. La obra era un encargo de la BBC al compositor inglés y la verdad es que casi mejor que le hubiesen encargado medio kilo de morcillas de arroz. Reconozco que he escuchado cosas peores, pero si no se hubiese estrenado nunca, la historia de la música no se hubiera perdido nada y nuestras orejas hubieran ganado 25 minutos de paz.

Tras esto vinieron los 4 últimos lieder de Richard Strauss con la participación de la soprano sueca Hillevi Martinpelto. No me gustó. Runnicles impuso mucha velocidad y poca intensidad, ofreciendo un Strauss carente de brillo y voluptuosidad, rutinario y frío. Esta frialdad se contagió también a la soprano que, si bien en la zona aguda se movía con cierta comodidad, naufragaba en los graves, presentó problemas de fiato y su volumen era ostensiblemente corto para la grandiosidad de la sala.

La segunda parte del concierto estuvo dedicada a la 2ª Sinfonía de Johannes Brahms donde la orquesta sonó bastante mejor y Runnicles pareció encontrarse más cómodo con la partitura, aunque la interpretación, aun siendo correcta, pecó también de sosería y falta de chispa.

De todas formas, aunque lo musical fuese mejorable, la experiencia resultó altamente gratificante y el objetivo principal de la visita se vio cumplido con creces. La emoción de estar en ese impresionante recinto, aunque la acústica sea más que discutible, rodeado por 5.000 ó 6.000 personas que sienten y viven la música con intensidad, valió la pena.

Nuestra localidad estaba ubicada en los asientos de la primera fila justo detrás de la Arena, esa platea libre de asientos donde los genuinos prommers escuchan el concierto de pie con sus pintas, sus helados y un silencio sepulcral pese a la ingesta alcohólica y el tostón que puedan estar soltando desde el escenario.

Aunque, bueno, como dicen los ingleses: “siempre hay uno y siempre está cerca de ti”. En este caso detrás de mí. Un sujeto de la fila de detrás, un posible minero jubilado de Newcastle pasado de sherry, combinaba para mi desgracia unas extremidades inferiores de importante longitud con una presunta invasión de fieras ladillas en sus partes pudendas, cuyos incómodos efectos pretendía combatir a base de salvajes rascados testiculares que, a la par que sonaban como si estuviese pasando una lija por una base de granito, originaban convulsos movimientos de sus piernas contra los asientos delanteros, lo que motivaba que toda nuestra fila acompañara con gráciles y acompasados cabeceos el rascar del señor de los huevecillos picantones.

En el descanso, mientras Mr. Rascayú salió de la sala (supongo que a afilarse las uñas y echarse otro copazo) y en la Arena daban buena cuenta de las pintas y los helados, nosotros improvisamos también una merendola a base de deliciosas cookies surtidas que compramos en Ben’s Cookies (junto a la salida de metro de South Kensington) y que nos ahorraron una cena.

Al finalizar el concierto hicimos un poco el Martínez Soria por los pasillos, cotilleándolo todo, y cuando nos dimos cuenta estaban pasando a ocupar sus localidades los asistentes al concierto que iba a tener lugar inmediatamente después, con un programa dedicado íntegramente a Tomás Luis de Victoria a cargo de los Tallis Scholars. Por unos momentos estuvimos dudando si nos quedábamos sentados en los asientos del fondo, con muchísimos huecos, pero al final optamos por comportarnos educadamente y salimos del recinto decididos a combatir la sed que nos habían dado las cookies con unas cuantas pintas en algún garito del Soho.

El próximo día os hablaré de la ROH y las pintas con Musetta.

TO BE CONTINUED

10 comentarios:

  1. ¿Pintas con Musetta? mi no comprender ¿Musetta no estaba en el Momus de Paris? ¿que hacía en Londres tomando pintas?
    Impresiona el youtube de Dudamel, menuda sala. Y encima sin tener que escuchar cuchicheos, papeles de caramelos, pulseras ni tonterías parecidas. No hay nada más bonito que escuchar música rodeado de gente que de verdad van a escuchar música.
    Espero ansioso la segunda parte.
    Pd: Celebro que os gustaran las entradas que os conseguí mientras nos tomábamos un arroz de marisco rodeados de mar y cerveza.
    Pd2: Dichosoaqueeeeeeeeeeel, que tiene, la ca sa flote la ca sa flote . . . .
    ;-)

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  2. Alvarito, ¡cuánto se te echó de menos!... Esa maldita lesión que te impidió viajar creo que nos dolió más a nosotros que a ti.
    Lo de las pintas con Musetta ya lo entenderás en el siguiente capítulo. Fue una experiencia inolvidable.

    Las entradas que sacaste estaban geniales pese al lío que montamos con el ordenador entre platos de arroz y jarras de cerveza.

    Estamos ya ansiosos por oirte, amigo...
    Tras las tristes noches solas
    junto el día bienhechor,
    al arrullo de las olas,
    al arrullo del amor.
    ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!
    La, la, la,

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  3. Añorábamos tus crónicas, Atticus. Me he reido muchísimo. Vaya pintas!

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  4. Impresionante, es curioso comprobar como cambian las emociones cuando tienes el "guía" al lado detallando pormenores.

    Yo, también espero intrigado lo de Musetta...

    Abrazos

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  5. Excelente tu crónica del Royal Albert Hall, la he vivido como si huebiese estado presente.

    Quedamos a la espera que nos desveles lo de las pintas con Musetta.

    Saludos desde Donosti, donde hemos asistido a una Quincena muy buena.

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  6. Álvaro, espero que lo de la lesión ya esté superado.

    Atticus, me alegro de que lo pasárais bien en el Royal Albert Hall, aunque ni el programa ni los vecinos de butaca fuesen de vuestro agrado. Cuando fui yo hace dos años tuve la suerte de que el programa fue de mi gusto (también había moderneces, pero ya sabes que a mí eso me va) y de que en el podio estaba el gran Gianandrea Noseda, que aún no había sido beatificado pero ya era un gran director.

    Espero la segunda parte de tus aventuras londinenses para enterarme de eso de las pintas.

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  7. Nibelungo4/9/11 18:23

    Jajajaja el episodio del minero de Newcastle es antológico, genial narración. Un abrazo a tutti.

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  8. Ya era hora!
    Se añoraba el gracejo blogero por excelencia.
    He estado tres o cuatro veces en los PROMS, donde mejor se escucha la orquesta y las voces es en la primera gradería un poco lateral, pero en la última, arriba del todo,
    es deleznable, con un retorno y una reverberación inaudibles. Aun así se agotan las entradas.
    Espero ansioso el ROH y las pintas con Musetta.

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  9. Gracias por seguir ahí y por vuestros comentarios: Kalamar, Alfredo, Contrapunto, Titus, Nibelungo y Joaquim.

    Titus: Tranquilo que la lesión de Álvaro ya es historia, simplemente le fastidió el viaje.

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  10. Creo que una vez dije lo de hacer una recolecta y mandarte por ahí a hacer crónicas...bueno no sé si llegará, pero es que me he reído tanto, que sería algo a estudiar. Gracias!! Voy a por la segunda crónica!!

    (Mr. Rascayú!!!! jajajajajaa)

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