domingo, 28 de octubre de 2012

"OTELLO" DESDE EL MET.


Hace unos días hablaba en este blog de la retransmisión en directo desde La Scala de Siegfried y de la escasa asistencia de público a la sala de cine (al menos en la que yo estuve). Ayer había una nueva retransmisión, esta vez desde el Metropolitan de Nueva York, y con una obra imprescindible de la historia de la ópera como es “Otello” de Giuseppe Verdi, y esta vez, afortunadamente, el cine presentaba una entrada bastante buena.

No sé si el mérito será de Verdi frente a Wagner, del día de la semana, de que el cine de ayer esté en la capital y el del martes se encuentre fuera del casco urbano de Valencia, o de que el precio en lugar de 22 euros sea de 18 (que ya está bien…). Posiblemente sea un poco de todo, pero el caso es que después de la depresión que causaba el martes la desolada sala de cine, ayer volví a recobrar la esperanza en que este tipo de eventos pueda seguir funcionando.

Había una gran expectación ante este “Otello” neoyorquino, con un reparto que en principio auguraba un buen nivel artístico. Esta es una obra que requiere un trío protagonista de un gran nivel vocal y dramático y suele ser bastante difícil juntar actualmente tres cantantes que cumplan con todas las exigencias de la página verdiana. Y en mi opinión ayer tampoco se logró.

El tenor sudafricano Johan Botha es un cantante que a mí particularmente me gusta muchísimo. Especializado en papeles wagnerianos, yo le he escuchado en varias ocasiones y siempre me ha causado una muy buena impresión, incluyendo un Tannhäuser en directo donde pude comprobar que su voz en vivo aún ganaba más. Vocalmente, al Otello que pudimos escucharle ayer creo que se le pueden hacer pocos reproches. Botha solventó la dificilísima partitura con una notable solvencia, luciendo esa preciosa voz que le caracteriza, luminosa, broncínea, de forma impecable. Pero… su expresividad fue nula, y eso con Otello es imperdonable. Ya no me refiero sólo a la inexpresividad dramática derivada de su natural dificultad para moverse en escena debido a su disparatado sobrepeso, sino a un fraseo plano, carente casi siempre de una mínima dosis de emoción y sentimiento. Los únicos intentos de Botha por transmitir las emociones del personaje parecían centrarse en abrir mucho los ojos y apretar las mandíbulas.

Por su parte, el Iago que compuso Falk Struckmann se encontraba en el polo opuesto. Si algo se debe alabar de la actuación del barítono alemán es su entrega dramática y su desbordante expresividad (a veces rozando la sobreactuación), dotando al personaje de toda la perversidad que requiere, siendo ejemplar en este sentido su emocionante Credo. Pero… vocalmente no me convenció en absoluto. Su canto era lo más opuesto a la belleza canora de Botha. La voz era permanentemente empujada, originando unos sonidos arrastrados feísimos, con unos finales de frase abiertos y berreantes, cargados de dramatismo eso sí, pero dejando entrever evidentes carencias vocales.

Afortunadamente, en un punto medio se encontró la actuación de la Desdémona que nos ofreció la veterana Renée Fleming. Pese a que los años se van notando y la frescura no es la misma que cuando interpretó este papel en esta misma producción a mediados de los años 90 junto a Plácido Domingo, Fleming domina el personaje y sigue obsequiándonos con su cuidadísima y pulcra emisión y esos pianísimos marca de la casa, con un cuarto acto colosal, ejemplo de expresividad y elegancia vocal, al tiempo que ofrece una sentida y apasionada actuación dramática. En este aspecto resultó bastante frustrante el maravilloso dúo del tercer acto con Botha, con unas voces esplendorosas por parte de ambos, pero mientras ella estaba viviendo un drama horrible, él parecía estar leyendo los resultados de la quiniela.

Del resto del reparto merece destacarse el Casio del joven tenor (28 años) norteamericano Michael Fabiano, que presentó una voz francamente bonita que manejaba con muchísimo gusto.

La aparición en escena del veterano James Morris como Lodovico fue bastante patética desde el punto de vista vocal, pues quedaba en evidencia el ostensible deterioro de su instrumento, si bien ha de interpretarse como un cariñoso homenaje del Met al que durante muchos años fue el Iago por excelencia del teatro neoyorquino.

Me llamó la atención una vez más la ingente cantidad de integrantes del Coro, así como su elevada edad. Había planos en los que aquello más que el coro del Met parecía la función de Navidad del Hogar del Jubilado. No obstante, como la veteranía debe ser un grado, musicalmente en sus intervenciones cumplieron mejor que bien.

La dirección musical que llevó a cabo Semyon Bychkov no me convenció. Podría calificarse de correcta, sin más, pero eso en un escenario como el Met y con una obra maestra como “Otello” no es suficiente. Aunque en el último acto la orquesta pareció cobrar el papel protagonista que el clímax requiere, en general me resultó una interpretación sosa, muy falta de espíritu y garra; en definitiva, una lectura muy distanciada de lo que a mi juicio debería ser el ideal verdiano.

En cuanto a la dirección escénica de Elijah Moshinsky, poco hay que decir de esta producción archiconocida que además de ser antigua lo parece. Más tradicional y ajustada al libreto es imposible, pero poco más ofrece que un marco de cartón piedra para que los cantantes hagan por allí lo que consideren oportuno, lo cual en el caso de Johan Botha se resumía en cantar muy bien y abrir mucho los ojos cuando se enfadaba, y es que la dirección de actores dejaba mucho que desear, resolviéndose las situaciones de forma muy tosca y poco imaginativa. El baile concebido para el “Beba con me” merece reseña aparte, ni Don Lurio lo hubiera concebido más casposo.

Fue curioso ver entre acto y acto las imágenes de lo que ocurría tras el telón sobre el escenario. Lo primero que llamaba la atención era la cantidad de gente que trabaja en el Met en tales menesteres. Legiones de operarios llevando a pulso la escenografía del siguiente acto. En los teatros españoles, tras los recortes, no se vería tanta gente sobre el escenario ni aunque el público tomase el mismo al asalto. También resultó llamativa la “muerte” de Desdémona (Fleming) cayendo de espaldas, en una postura complicada, sobre las escaleras contiguas al lecho matrimonial. Por eso nadie se extrañaría de ver a la soprano norteamericana al acabar la función tocándose la riñonada con gesto de dolor.

La verdad es que releyendo todo lo anterior parece que el resumen pudiera ser que lo pasé fatal en el cine, pero nada de eso. Un “Otello” siempre es un “Otello” y la maravillosa música de Verdi se impone a cualquier adversidad. Me quedo con todo lo positivo y la verdad es que ya firmaba yo porque el nivel de ese “Otello” previsto para el Festival del Mediterrani de 2013 pudiese ser parecido…

Eso, si para entonces hay Festival del Mediterrani...


video de FathomEvents

miércoles, 24 de octubre de 2012

"SIEGFRIED" DESDE LA SCALA


Ayer martes tenía lugar en el Teatro alla Scala de Milán la representación de la ópera “Siegfried”, de Richard Wagner, segunda jornada (y tercera entrega) de la tetralogía “El Anillo del Nibelungo”, en la coproducción del recinto milanés y la Staatsoper Unter den Linden berlinesa, que cuenta con la dirección musical de Daniel Barenboim y la puesta en escena del belga Guy Cassiers. Ya comenté en este blog las anteriores El Oro del Rin y La Valquiria que, al igual que pasase con este “Siegfried”, fueron retransmitidas en directo a cines de todo el mundo.

Lo que no tengo yo claro es cuánto tiempo vamos a seguir disfrutando, al menos en Valencia, de este tipo de eventos. Entre la crisis, las indecentes subidas de impuestos que afectan a la cultura y el morro que le echan algunos, el caso es que ayer en la sala de cine éramos 11 personas. Muy triste. Pero claro, a 22 euros la entrada es como para pensárselo. De hecho, por menos precio estuve yo el pasado viernes en el patio de butacas del Palau de la Música asistiendo a un concierto en directo, y también por menos dinero puede conseguirse entrada para el Palau de les Arts.

Así que, visto el panorama, no teniendo casi con quien intercambiar impresiones, tampoco voy yo hoy a extenderme demasiado en mi comentario acerca de lo vivido ayer.

Respecto a la puesta en escena poco hay que decir que difiera de lo que ya manifesté en las entregas anteriores. La propuesta de Cassiers me parece, por momentos, visualmente atractiva, otros muy fea, nunca innovadora y con muy poca chicha en la dirección de actores. El director belga parece mucho más obsesionado con epatarnos a base de video y colorín que en trabajar la dramaturgia o proponernos una lectura medianamente interesante.

Me gustó la estética del bosque en el segundo acto y las montañas de espadas que flanqueaban la fragua en el primero. Menos me agradó la fea y poco trabajada resolución escenográfica del final del tercer acto, y profundo malestar me causó la vuelta a escena, como ya ocurriese en “El Oro del Rin”, de absurdos bailarines que no vienen a cuento, metiéndose entre los cantantes y distrayendo la atención de lo realmente importante. Y lo peor fue tener que escuchar a Cassiers en el descanso justificando los molestos danzarines con el pretexto de que introducir el baile estaba en consonancia con la idea de arte total que defendía Wagner. Vamos a ver, señorito, usted además de ignorante es bobo. Cuando Wagner quiso introducir baile en sus óperas, lo hizo. Videos no habría en su época, pero bailarines sí.

Por el contrario, en lo musical sí hubo un Maestro, con mayúsculas, derrochando de nuevo genialidad y temperamento en el foso. Sigue siendo profundamente lírica la lectura de Daniel Barenboim de esta tetralogía y un auténtico prodigio de precisión, sentido del drama y ajuste de la tensión. La cuerda grave sonaba a gloria y los metales tuvieron una actuación destacada, con la excepción del solista de trompa, que comenzó de manera excelente su difícil intervención del segundo acto, pero que finalizó en un completo desacato, dando la impresión de que el instrumento se lo había arrebatado un borracho con hipo.

Sensacional y referencial fue una vez más la Brünnhilde de Nina Stemme. Lamentablemente, en esta entrega la intervención de la hija de Wotan se limita a los minutos finales, pero qué minutos… La cantante sueca volvió a dejarnos a todos (a los 11 del cine, vamos) rendidos ante la grandeza y perfección de su arte, con una voz de auténtica soprano dramática, unos ataques al agudo inmaculados, una intensidad dramática desbordante… En fin, tras cinco horas y media de función, lo mejor vino al final y nos dejó con ganas de que aquello empalmase con “Götterdämmerung”.

El tenor canadiense Lance Ryan interpretaba a Siegfried. La verdad es que me sorprendió favorablemente, porque después de haberle visto el año pasado en un “Fidelio” penoso, donde daba la impresión de haber roto su voz por completo, ayer volvió a tener detalles positivos. El primero es que aguantó el gran reto que supone este papel con mucha dignidad. Su voz nasal y los sonidos abiertos son marca de la casa, pero en la escena de la fragua estuvo francamente bien, así como en el recuerdo de la madre del segundo acto. Más forzado se le vio en el tercero, pero creo que el balance no puede ser negativo, sobre todo cuando tuvo una entrega ejemplar, demostrando que, más allá de las limitaciones vocales, domina el papel.

Esta tetralogía milanesa comenzó con un Wotan de auténtico lujo en “El Oro del Rin”, como fue el gran René Pape; continuó en “La Valquiria” con un sustituto de circunstancias, el ucraniano Vitalij Kowaljow, que hizo lo que pudo pero que bajó el listón a niveles muy mediocres; y acabamos ayer con el noruego Terje Stensvold rozando lo ridículo. Stensvold es un señor de casi 70 años que sabe frasear, conoce el papel, pero sus condiciones actuales hacen de él un Wotan/Wanderer con menos autoridad en escena que Rajoy en Berlín. Sus graves eran inaudibles y hoy por hoy carece completamente de peso vocal para asumir con dignidad el personaje, sobre todo si encima te plantan un look ridículo, dándote un aspecto de Maurice Chevalier disfrazado de El Príncipe Gitano, con la dentadura postiza a punto de saltar por los aires.

Johannes Martin Kraenzle me pareció un estupendo Alberich, excelente vocal y dramáticamente. Muy bien también Alexander Tsymbalyuk como Fafner. Más justito encontré a Peter Bronder como Mime, aunque su entrega escénica fue fabulosa. Y correctas Anna Larsson como Erda y Rinnat Moriah como Pájaro del Bosque.

No quisiera finalizar sin hacer una breve reflexión sobre estas retransmisiones de ópera en cines. Siempre he dicho que me parece algo muy positivo, que, si algunos consiguen no pasarse con los precios, puede ayudar a acercar la ópera a más público, y, sobre todo, satisfacer en tiempos de crisis a quienes no podemos desplazarnos tanto como nos gustaría. Pero creo que debería cuidarse un poco más el tema de la realización televisiva de estos eventos. Hay un abuso de los movimientos de cámara que más parecen denotar ansia de exhibicionismo que justificación artística. Y, especialmente, existe una obsesión por los primeros planos que considero incompatible con el espectáculo que se está ofreciendo. En primer lugar porque se nos impide disfrutar (o sufrir) de una escenografía y dirección de escena concebida para ser vista en la distancia en su integridad. Y, en segundo término, porque ese acercamiento desvela todos los trucos de atrezzo y maquillaje, convirtiendo muchas veces la magia del teatro en risible ridiculez. Y eso por no hablar del festival de babas y escupitajos de algunos cantantes…

A mí, personalmente, la imagen que más me gustó de la retransmisión de ayer fue la de los segundos finales de la ópera, donde en un plano general se veía el escenario en su integridad al fondo y a Barenboim y parte de la orquesta en primer término. Y es que a veces la sencillez es lo más efectivo.


video de iOpera es

jueves, 18 de octubre de 2012

LOS OJOS AZULES DE MI TESORO

“Mujer con ojos azules” – Amadeo Modigliani – 1918 – Museo Arte Moderno - Paris

"Die zwei blauen Augen von meinem Schatz" (Los ojos azules de mi tesoro) es la última de las cuatro canciones del ciclo Lieder eines fahrenden Gesellen” (Canciones de un camarada errante), del que ya he hablado en este blog en alguna otra ocasión, compuesto en 1884 por un joven Gustav Mahler que a la sazón contaba 24 añitos. La versión orquestal data de 1893 y el ciclo completo no se estrenaría hasta el 16 de marzo de 1896 en Berlín, donde se presentaría en su versión para orquesta, bajo la dirección del propio Mahler y con la voz del barítono holandés Anton Sistermans.

Königliches Theater - Kassel
La composición del ciclo coincide con la estancia de Mahler en la ciudad alemana de Kassel, donde ostentaba la dirección musical del Königliches Theater. El suceso que marcó con mayor fuerza su paso por Kassel y que está directamente vinculado al ciclo "Lieder eines fahrenden Gesellen" fue que se enamoró perdidamente de Johanna Richter, una soprano habitual del teatro de la ciudad. No se conoce muy bien hasta dónde llegó esta relación y si llegó a haber algo más que deseos contenidos y no especialmente correspondidos. Aparte de que en aquellos años una relación entre el director musical y la cantante de un pequeño teatro no habría pasado precisamente desapercibida para la siempre escandalizable sociedad alemana de la época.

En unas cartas dirigidas a su amigo Fritz Löhr, escritas en agosto de 1884 y enero de 1885, Mahler habla de sus sentimientos por una joven cuyo nombre no menciona, pero que nadie duda de que se trataba de Johanna Richter. Las canciones, escribía, “están dedicadas a ella... son como si un compañero errante, que ha tenido un infortunio, saliera a recorrer el mundo caminando”.

Mahler se opuso desde un principio a reconocer la autoría de los poemas que componen los textos de este ciclo de canciones, confesando tiempo después que la sencillez e inocencia de los versos surgidos de su apasionado amor le hacían sentir ridículo. La temática es típica del romanticismo, la figura del protagonista que, decepcionado por la cruel realidad, se lanza a vagar por los caminos, en comunión con la naturaleza, buscando un sentido a la existencia que no encontrará sino con la propia muerte.

Cuando Gustav Mahler escribe su revolucionaria Primera Sinfonía, “Titán”, obra que, como se sabe, nunca quiso llamar Sinfonía sino Poesía Sinfónica en dos partes (por respeto a Beethoven, decía), incorpora diversos fragmentos melódicos del ciclo "Lieder eines fahrenden Gesellen". Entre ellos, se pueden escuchar las notas de "Die zwei blauen Augen von meinem Schatz" en el tercer movimiento de la “Titán”. Quizás esta utilización del ciclo para formar parte de su obra sinfónica, el hecho de que se trate de canciones de juventud lejos todavía del Mahler más maduro, o que el propio compositor no fuese precisamente un ardiente defensor de estas piezas, ha originado que haya existido una cierta infravaloración de las mismas.

Si yo quería traer aquí hoy "Die zwei blauen Augen von meinem Schatz" es porque, aun reconociendo su aparente sencillez y que todavía se encuentra lejos de otras piezas liederisticas de más peso como los Rückert-Lieder o “La Canción de la Tierra”, reconozco que es uno de mis lieder favoritos de Gustav Mahler. Su melodía siempre me ha resultado emocionante y cautivadora, pues creo que transmite de forma espléndida la paz de espíritu que finalmente encuentra el protagonista. Además, ya se pueden atisbar en este lied muchos rasgos de su maestría compositiva en el género, que culminaría con “La Canción de la Tierra”, con cuyo último fragmento, Der Abschied”, guarda no pocas semejanzas.

Este lied es una marcha fúnebre que, no obstante, no acaba de mostrar este carácter sombrío ya que apenas se deja entrever envuelta en la agradable atmósfera que va creando la sosegada y dulce melodía. En el poema, el caminante finaliza su peregrinar al que le llevaron aquellos ojos azules que le enamoraron y encontrará la muerte bajo el árbol del tilo, al que se dirige con lentos y rítmicos pasos para olvidar el dolor de la vida.

Pero no estamos en este caso ante una muerte desesperada dominada por la tristeza y la frustración, sino llena de sosiego y resignación, encontrándose con “el amor y el dolor, y el mundo y el sueño”, todo lo cual nos es descrito perfectamente por la música, donde yo destacaría el emocionante sonido del arpa que surge tras un silencio de la orquesta, o ese lento apagarse, como la vida del protagonista, de las últimas notas de una música que transmite la paz eterna.

Este es uno de esos fragmentos en los que me parece un crimen imperdonable lanzarse a aplaudir nada más terminar la música. Creo que ese final merece unos segundos de reposo, de comunión con ese lamento resignado que hemos sentido como el nuestro propio a través de la música y el canto.

Os propongo en esta ocasión la escucha de tres versiones distintas. En primer lugar, tenemos una de las interpretaciones referenciales del ciclo, la protagonizada por el gran barítono alemán Dietrich Fischer-Dieskau, posiblemente el cantante que más grabaciones tenga en su haber de esta página mahleriana, acompañado en esta ocasión por la Orquesta Philharmonia dirigida por otro grande, Wilhelm Furtwängler, en 1952. Todo un ejemplo de dicción, expresividad y modulación:



Pese a que fue escrito para voz masculina, son muchas las mezzosopranos que han cantado el ciclo, como por ejemplo la genial Christa Ludwig, otro referente en el lied mahleriano. Sin embargo, yo quería traer hoy a la sueca Anne Sofie Von Otter, en esta grabación en la que está acompañada por John Eliot Gardiner al frente de la NDR-Sinfonieorchester, que, aunque ha sido cuestionada por algunos, a mí me parece una interpretación delicada y bellísima, al tiempo que derrocha expresividad y técnica vocal, sabiendo transmitirnos perfectamente ese resignado sosiego del protagonista:


  
Y finalizo con otro barítono alemán, esta vez Christian Gerhaher, todo un especialista en el género del lied y en Mahler y una de las voces baritonales más bellas que yo he escuchado en un teatro. Aquí podemos verle acompañado por la Gustav Mahler Jugendorchester, bajo la dirección de Herbert Blomstedt en un concierto de los londinenses PROMS de 2010:



Los ojos azules de mi tesoro
me han arrojado al ancho mundo.
¡Tuve que dejar
los lugares amados!
¡Oh, ojos azules! ¿Por qué tuvisteis que mirarme?
ahora tengo tristeza y pena eterna.

Partí en la noche tranquila
por la oscura pradera.
Nadie me dijo adiós.
¡Adiós! ¡El amor y el dolor son mi única compañía!

Ahí, junto al camino, hay un tilo.
¡Y ahí por fin encontré descanso en el sueño!
Bajo el tilo que nevaba
sus flores sobre mí.
¡Supe que  todo en la vida estaba bien otra vez!
¡Todo! ¡Todo, el amor y el dolor
y el mundo y el sueño!

sábado, 13 de octubre de 2012

DANDO RESPUESTA A BÚSQUEDAS FALLIDAS - (4ª PARTE)

De nuevo vuelve por aquí la serie más absurda de entradas que tuvo jamás cabida en un blog (podéis ver las anteriores entregas aquí, aquí y aquí), destinada a intentar dar respuesta a las cosas, aún más absurdas, que la gente buscaba por internet antes de recalar por ignotos motivos en este blog, sin que en él hallasen en su momento la respuesta deseada.

Vuelvo a repetir, para los que puedan ser primerizos, que lo que hago en estas entradas es reproducir literalmente algunas frases de búsqueda que escribieron en google u otros buscadores algunos visitantes del blog para acabar llegando aquí. Un día me dio por ir recopilando las que más me llamaban la atención o menos tenían que ver con los contenidos del blog y, de vez en cuando, hacer una entrada procurando dar respuesta a aquello que se buscaba, confiando en que los entonces frustrados visitantes puedan ver por fin sus expectativas cumplidas si es que vuelven por aquí. Como por ejemplo este:

Segunda guarra mundial canción Merlín Marlén.
Personalmente no tenía ni idea de que pudiese existir una clasificación mundial de guarras, y tampoco sé si la guarrería viene referida a una insana falta de higiene y aseo personal o a una especial inclinación a practicar actos sexuales. Pero tampoco me voy a calentar mucho la cabeza porque me temo que no habrá sido más que una errata al escribir, de esas que nos pasan a cualquiera, y que se quería buscar guerra y no guarra. Eso sí, lo de Merlín Marlén no tiene excusa posible, pero echándole un mínimo de capacidad deductiva se puede intuir que lo que se quería encontrar era la célebre canción alemana “Lili Marleen”, compuesta en 1937 por Norbert Schultze tomando como texto una carta escrita por el soldado Hans Leip a su novia durante la Primera Guarra, digo Guerra Mundial. Aquí podemos escuchar la versión más conocida de la misma que es la que popularizase la gran Marlene Dietrich:


video de SVG1976z

La vaca Netrebko.
No os podéis hacer una idea de la cantidad de búsquedas que vienen a parar al blog interesándose por el aumento de peso de Anna Netrebko. Y para ello utilizan todo tipo de expresiones, desde la directa “Anna Netrebko gorda”, a “por qué engorda tanto Netrebko”, o esta de “la vaca Netrebko”. Sinceramente, no creo que la cosa sea para tanto. Es verdad que la soprano rusa cogió unos quilitos de más tras el embarazo de su hijo Tiago, pero creo que la señora está todavía de muy buen ver y no me parece que llame la atención por su obesidad. Así que yo, vacas Netrebko no conozco. La única vaca que me viene a la memoria desde el principio de los tiempos es una que vivía en Aravaca y se llamaba Paca, como nos recuerdan muy bien esos dos genios llamados Félix Casas y Miguel Armario:


video de TheRocio1994

Videos de señoras con medias de red.
Como decía, muchos son los que buscan por la red información sobre el tonelaje de alguna soprano, pero si algo se lleva la palma en las búsquedas, son las de guarreridas españolas. Sobre todo las relacionadas con la ropa interior. A lo mejor va y resulta que el buscador es un alto ejecutivo de una empresa de medias interesado en la producción de la competencia (me he acordado ahora de Henry Fonda en aquella divertida película “Sex and the single girl”), pero me da a mí que no. Y sintiéndolo mucho, porque probablemente el buscador pretendía encontrar algo más fuerte, se va tener que conformar con este video de Penélope Cruz en “Nine”, cantando, poniendo caritas y posturitas y enseñando generosamente sus medias de red:


video de tazmanko

Calzoncillos paqueteros.
¿No os decía yo?, aquí tenemos a otro ejecutivo de una empresa de braslips (qué palabra más viejuna). A este no pensaba ni contestarle porque estamos en horario infantil, pero, mira por dónde, buscando los videos de la Vaca Paca me he tropezado con esta joya. Se trata de un fragmento de un capítulo de “La Casa del Reloj”, un programa infantil emitido a principios de los años 70 en TVE, en coproducción con la BBC ya que adaptaba un mítico programa infantil del Reino Unido, "Playschool". En este video podemos ver a un jovencísimo Miguel Vila, periodista que posteriormente sería un habitual en espacios deportivos en radio y televisión, y que nos canta aquí una impagable “Me haré un paquete”. También aparece otra de las presentadoras del programa Maite Mayna junto a una de las mascotas del espacio, la calabaza Poppy. Las patillas de Miguel Vila no se olvidan fácilmente:


video de fogerty99

Voces ligueras.
Presumo que aquí se ha colado una u de más y probablemente se buscasen voces ligeras y no ligueras. Ahí podríamos entrar a hablar por ejemplo de Juan Diego Flórez, Lily Pons o Natalie Dessay… pero ¿quién sabe si de verdad la búsqueda iba referida a voces ligueras?  En ese caso creo que las voces ligueras por excelencia son las que nos han acompañado en la radio las tardes de domingo, destacando ese histórico Carrusel Deportivo con Pepe Domingo Castaño and company anunciando, con primarios ripios, todo tipo de productos. Imposible olvidar cosas como: “Si te marchas de viaje, póntelo en el equipaje, talón talooón, talón hoteeel”, “pipas Facundo, un placer de este mundo”, “Peepee, un purito”, “Bodegas Bocopa, los vinos de España, los vinos de Europa”, “placas laminadas (de yeeeeso)”… Bueno, pues lo que los más jóvenes igual ignoran es que Castaño tiene detrás una carrera como cantante. Así que como no sé si el visitante buscaba voces de cantantes o locutores deportivos, aquí os dejo un punto medio, como es este video de Pepe Domingo cantando uno de sus hits, “Mariquilla”, con un look que debería declararse patrimonio histórico artístico nacional:


video de MrLazarovfan

Los sacrificios humanos más crueles de los aztecas.
Los aztecas o mexicas, pueblo indígena que se asentaba en el actual México, practicaban sacrificios humanos dentro de sus creencias religiosas. Entre las prácticas más crueles estaban: el desollar a las víctimas, la extirpación del corazón mientras estaban todavía vivos, la decapitación con cuchillos de sílice, asarlos a la parrilla sin salsa barbacoa, arrojarles desde lo alto de las pirámides, coserlos a flechazos… Eran otros tiempos, está claro. Aunque no sé yo si era más cruel eso o lo que luego harían sus descendientes con cosas como esta:


video de Jonathan Marino Purizaca Melendez

Tu sal vasion de pen de los an jeles.
Pos mi ra tú que vien, pos la tu lla pa sa por apren der a escri vir. ¿Pero qué narices pretendía encontrar el visitante con esos palabros?… Lo más curioso de esto es que hice yo la búsqueda en google poniendo la frase tal cual y el primer enlace que salía era una entrada de este blog sobre la representación de “Le Cid” de Massenet, que ya me contaréis qué tendrá que ver… Al señor google no hay quien lo entienda. Y a muchos visitantes tampoco. Habrá que empezar a hacer un curso para aprender a comunicarnos, por ejemplo este:


video de yizzusRKO

Prespitando con el canto.
Si al anterior era complicado darle respuesta, a este ni te cuento. Le he dado mil vueltas al asunto y confieso que no conseguía concluir lo que pretendía buscar el visitante. Quizás quiso poner “respirando”, pero parece demasiado equivocarse. De repente, pensé que prespitando pudiera ser el gerundio de prespitar, y la acción y efecto de prespitar sería prespitación. Y como uno es un hombre cultivado en frikeces varias, he recordado que el gran experto en prespitación es el inolvidable José Tojeiro. Y cantar, canta que da gusto:


video de CrasMad

Bueno, ya está bien de sandeces por hoy. Perdonad la digresión.

domingo, 7 de octubre de 2012

"EL DÚO DE LA AFRICANA" (Fernández Caballero) - Teatro Martin i Soler - Palau de les Arts - 06/10/12


Aunque todavía falta más de un mes para que comience la incierta temporada operística 2012-2013 en el Palau de les Arts, la actividad musical del teatro valenciano se reanudó anoche con la representación, en la pequeña sala Martín i Soler, de la zarzuela en un acto y tres cuadros “El Dúo de La Africana, del compositor murciano Manuel Fernández Caballero, en una producción del Teatro Arriaga de Bilbao en colaboración con la sala BBK que cuenta con dirección escénica de Emilio Sagi y musical de José Miguel Pérez Sierra, corriendo la interpretación a cargo de alumnos del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo.

Creo que debe ser motivo de satisfacción el que en los espacios de Les Arts vuelva a representarse zarzuela, y no estaría mal que todos los años, fuera de la temporada de ópera eso sí, hubiera oportunidad de asistir a alguna representación de este género que con tanta facilidad suele menospreciarse, la mayoría de las veces por puro desconocimiento.

“El Dúo de La Africana, con música de Manuel Fernández Caballero y libreto de Miguel Echegaray, es una de las obras más populares y divertidas del subgénero conocido como “género chico”. Estrenada en 1893, obtuvo un enorme éxito y sus melodías, especialmente el dúo y jota final, sonaban habitualmente por todas partes. La obra, una hilarante historia de enredos centrada en una modesta compañía itinerante de ópera que dirige un tacaño empresario, contiene un homenaje a las personas que viven del mundo de la escena y una crítica a la solemnidad y seriedad de la grand opéra francesa y a la excesiva influencia que tenía en España la ópera italiana, todo lo cual iba en perjuicio de un género autóctono como era la zarzuela y que se pretendía reivindicar. Si queréis conocer más cosas sobre “El Dúo de La Africana, incluidas algunas divertidas anécdotas, podéis pinchar aquí.

Fue bastante gratificante que, en esta primera representación en Les Arts tras el paréntesis veraniego, la sala se encontrase prácticamente llena. Es verdad que a ello influiría el reducido aforo de la Martin i Soler y los precios populares (15 euros), pero siempre es positivo ver que el público siga respondiendo a la programación musical, especialmente en estos momentos tan convulsos para la actividad cultural de nuestra ciudad.

Supongo que precisamente a esta complicada situación por la que pasa Les Arts se debería el hecho de que, en lugar de encontrarnos en las puertas con el personal habitual controlando las entradas, estuviera parte del personal técnico de la orquesta, lo que nos desconcertó a muchos y daba una impresión un poco cutre, casi de compañía de “ópera barata” similar a la que aparece en el argumento de “El Dúo de La Africana.

La puesta en escena ideada por Emilio Sagi resultó bastante acertada y responde a su estilo habitual. Sencillez, gran colorido, inteligente uso de la iluminación y un buen trabajo de dirección de actores. La acción parece haberse trasladado a la España de los años 50, pero, salvo por el vestuario, en nada más se aprecia esta reubicación temporal. Se ha rellenado el libreto original e introducido a dos personajes, sastras de la compañía, interpretadas por las cantantes Ximena Agurto e Irina Levian, que sirven de hilo de conexión entre el público y la escena sin que se distorsione el argumento original.

Es habitual que en esta obra haya un momento en que el empresario lleva a cabo audiciones de aspirantes a entrar en la compañía, instante que es aprovechado para que intervengan dos o tres artistas reales, generalmente jóvenes cantantes, que llevan a cabo una pequeña actuación. Pero claro, interpretándose esta vez la obra en un teatro de ópera como Les Arts y más en concreto en la escuela de cantantes que es el Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, fue inevitable que esas audiciones se aprovechasen para que alumnos del Centre nos mostrasen sus facultades. Y no fueron dos ni tres, sino ¡diez!.

Como digo, era inevitable y resulta comprensible, pero lo cierto es que este momento rompió demasiado el ritmo de la función, lo cual además se vio agravado por el hecho de que tras las audiciones se decidiera hacer un intermedio.
 
No sé si se habrá buscado a propósito esta obra por su argumento, pero resultó descacharrante ver a Helga Schmidt en primera fila mientras el personaje del empresario Cherubini (Mattia Olivieri), a pocos metros, se vanagloriaba de que él no pagaba a los artistas, ni a la orquesta, ni a nadie (“Non si paga qui a nadie”)… curioso. Y no menos lo fue que el personaje de Giuseppini (Mario Cerdá) calentase la voz con escalas en las que decía “págame la nómina”. Me hubiera gustado ver la siempre seria cara de la Intendente Schmidt en esos momentos.

Uno de los mayores alicientes que presentaba esta función de ayer era el de reencontrarnos con la Orquestra de la Comunitat Valenciana y el Cor de la Generalitat. Y de nuevo sólo puedo tener palabras más que elogiosas para nuestros cuerpos estables que, con crisis o sin ella, continúan ofreciendo un nivel que es un lujo absoluto.

José Miguel Pérez Sierra llevó a cabo una dirección espléndida, ajustada en estilo, pendiente de los cantantes (sólo se desmandó un poco al final de la jota) y con algunos detalles fantásticos. El dúo que precede a la jota estuvo dotado de un inusual vuelo lírico bellísimo. Y fue todo un placer gozar de la orquesta sonando ampliamente en un comienzo del último cuadro increíble. ¡Qué ganas tengo de que empiece la temporada de ópera para poder disfrutar de esta orquesta en plenitud!.

Fantástico también el Cor de la Generalitat que dirige Francesc Perales en su reducida composición para la ocasión. Vocalmente impecables y con un comportamiento en escena espectacular. Muy celebrada fue la naturalidad y desenvoltura con la que una de sus integrantes, Ana Bort, improvisó cuando se le rompió la mariposa que movía en el cuadro final.

En lo que respecta a los cantantes del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, ya sabéis los que sois habituales del blog que tengo por costumbre no incidir en los aspectos que me hayan podido parecer negativos cuando se trata de crónicas de funciones de los alumnos del Centre, motivo por el cual algunos luego me acusan de que soy demasiado blando con ellos, pero sigo pensando que de lo que se trata es de que se valore su esfuerzo y de esperar que sigan puliendo defectos y mejorando virtudes.

Desde luego si de esfuerzo y entrega hablamos, todos los que pisaron el escenario merecen un 10. Unos con más fortuna y otros con menos, pero el caso es que a todos se les vio dando lo mejor que tenían y con un comportamiento actoral espléndido.

A Mario Cerda, reciente ganador en este blog del Helga de oro 2012 al mejor cantante revelación de la pasada temporada, ya había tenido ocasión de escucharle anteriormente y siempre me ha parecido que tiene unas cualidades muy destacables. Se mueve con aparente facilidad por la zona alta del registro, donde su voz brilla especialmente y se muestra más estable. Si sabe elegir su repertorio y sigue mejorando técnicamente, creo que deberá contarse con él para papeles más relevantes.

Me sorprendió gratamente Ana Isabel Pérez Real. En el papel de Amina poco más hace que pegar grititos histéricos, pero cuando en la fase de las audiciones acometió un fragmento de “El Barbero de Sevilla”, dejó entrever unas condiciones y un dominio técnico muy relevantes.

Mattia Olivieri, como el empresario Querubini, se pasa un pelín de histrión, pero hay que reconocer que se come el escenario. Tiene una poderosa voz de agradable timbre baritonal que valdría la pena escuchar en un rol de enjundia para poder valorarla.

Poco andaluza, pero muy voluntariosa, estuvo la chilena Roxanna Herrera que ofreció sus mejores prestaciones en el dúo y jota. Y entregadísimos Pablo García López y Daniel Stefanov.

Entre los participantes en la audición, me llamó la atención la potencialidad del instrumento de la sueca Anna Forsebo, de quien espero que consiga perfeccionar su técnica. Y me parecieron interesantes las intervenciones de Marina Pinchuk, con “Voi lo sapete, o mamma” de Cavalleria Rusticana; de Ximena Agurto con el “Sempre libera” de “La Traviata”; y de Irina Levian con una destacable Petenera (“Tres horas antes del día”) de la zarzuela “La Marchenera”, de Moreno Torroba.

Sensacional en todas sus intervenciones la actriz Gurutze Beitia.

Un público absolutamente entregado brindó cálidas y largas ovaciones a todos los artistas, reconociendo su meritoria actuación. Como siempre tiene que haber alguien que dé la nota, esta vez le tocó el turno a una hermosa e inocente criaturita que no tendría ni tres años, la cual no tiene la culpa de que la encargada de su custodia no tenga mejor idea que meterla en un teatro dos horas a ver una zarzuela y, claro, la niña hizo lo que cualquier cría de homo sapiens hace a esa edad y en tal coyuntura, dar por saco. Afortunadamente, aunque demasiado tarde, fue sacada de la sala.

Pues nada, ahora a esperar la temporada de ópera. Si mal se aventuraba ya el futuro, las últimas noticias no nos hacen precisamente ser optimistas. Por una parte, tenemos el nuevo recorte sufrido en la aportación estatal a Les Arts (aquí podéis consultarlo). Todos recordamos las promesas de la Consellera de Cultura Lola Johnson, no hace ni un año, de que una vez gobernasen los suyos en Madrid la discriminación con el Liceu y el Teatro Real iba a desaparecer. Pues bien, no sólo no ha desaparecido sino que se ha agravado, al ser el recorte en la aportación a Les Arts bastante superior al de los otros teatros. Y la señora Consellera con apellido de sheriff de spaguetti-western en lugar de esconderse debajo de una piedra y callarse, sale, sin vergüenza, diciendo que no se puede pretender corregir esta discriminación en un solo ejercicio presupuestario. No señora, pero es que no sólo no hay indicios de corrección, sino que la discriminación ha aumentado y ustedes siguen sin defender los intereses que tienen encomendados por la ciudadanía e incomprensiblemente siguen cobrando su sueldo.

Y por si faltaba poco, ahora los trabajadores de Les Arts, a quienes comprendo perfectamente, amenazan con paros que coincidan con las representaciones operísticas de la temporada que está a punto de iniciarse. Dicen que estos paros originarán que las funciones comiencen dos horas más tarde, lo cual supondría que, en el mejor de los casos, finalizarían pasada la 1 de la madrugada. Creo que, si se confirman las convocatorias de huelga, los responsables de Les Arts deberían irse pensando ya cómo van a gestionar el tema de devolución de importe de las localidades a quienes no estén dispuestos a esperar esas dos horas a que comience la función.

Qué mal pinta todo. Iremos disfrutando mientras podamos.


video de PalaudelesartsRS