Ha tenido que llegar el Palau de les Arts a su cuarta temporada para hacer sus primeras incursiones en el repertorio belcantista. El pasado mes de noviembre se estrenaba de soslayo con “La Scala di Seta” de Rossini en la pequeña Sala Martín y Soler. Y ahora se presenta en la sala principal esta “Lucía di Lammermoor” de Donizetti, un melodrama romántico con libreto de Salvatore Cammarano, basado en la novela de Sir Walter Scott “The Bride of Lammermoor”, que constituye una de las obras cumbres del belcantismo.
Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, y en esta ocasión ha sido muy buena, habiéndose conseguido unos resultados óptimos a todos los niveles.
La producción presentada tiene ya más de 13 años. Se trata de una coproducción del Gran Teatro de Ginebra y el Maggio Musicale Fiorentino que cuenta con la dirección artística de Graham Vick y es todo un clásico que se ha paseado ya por medio mundo.
No hay que buscar en su trabajo especiales visiones del drama. Se limita a arropar sabiamente la construcción musical con una propuesta realista y eficaz, a la que la única crítica que se podría hacer sería que ya se lleva tiempo representando y está bastante vista, pero sigue resultando estéticamente agradable y no chirría en ningún momento.
Unos paneles móviles se encargan de ir cambiando los ambientes y encuadrando la acción, sucediéndose los diferentes escenarios con naturalidad, ajustándose a lo requerido y sin despistar al espectador.
Vick plantea una puesta en escena “ecológica” dominada permanentemente por una gran luna llena, un árbol seco y la vegetación púrpura de los páramos escoceses, que se salpica de flores rojas en la escena de la locura. Los juegos de luces, sombras y colores son permanentes y consiguen una plasticidad notable.
Me pareció fallida la resolución de las luchas a espada, que parecían propias de los ensayos de una función de fin de curso de 2º de primaria, así como la escena del baile, donde el escaso espacio escénico disponible no permitía bailar ni un chotis (muy apropiado, por cierto).
Karel Mark Chichon llevó a cabo una dirección solvente, manteniendo con pulso firme la intensidad dramática y consiguiendo una gran coordinación entre foso y escena, poniendo siempre la música, como requiere el género, al servicio de las voces, cuidando en todo momento los volúmenes, aunque en algún pasaje un juego un tanto efectista de la percusión provocase cierta descompensación con los cantantes. Tal cuidado por el control rozó la monotonía sonora y se echó de menos un mayor cuidado puntual de los matices.
En cualquier caso el resultado de conjunto logrado por el gibraltareño fue muy aceptable, contando para ello con la inestimable colaboración de los sensacionales músicos de la Orquestra de la Comunitat Valenciana que volvieron a dar otra lección de impecable ejecución. Merecen reseña aparte las intervenciones del solista de cello, el polaco Rafal Jezierski; de un impresionante Álvaro Octavio con la flauta, en la cadencia del aria de la locura, aunando el manchego su virtuosismo con una perfecta compenetración con la soprano; y de la solista de arpa, la sevillana Cristina Montes, en el preludio a la aparición de Lucía en escena, consiguiendo arrancar al instrumento todo su potencial melódico. Lástima que quedasen privados de un especial y merecido reconocimiento en los saludos finales.
El Coro de la Generalitat, dirigido por Francesc Perales, volvió a dejar constancia de su empaste y homogeneidad habituales, en breves pero rotundas intervenciones.
El nivel general de los solistas vocales, todos ellos muy jóvenes, fue muy alto, con dos protagonistas de auténtico lujo.
La georgiana Nino Machaidze, a quien dediqué ya un post cuando se anunció la programación de Les Arts intuyendo que podría ser uno de los grandes nombres de la temporada, no defraudó las expectativas y enamoró a la platea con esa bellísima voz fresca y bien timbrada con la que está triunfando, a sus 26 años, en los principales recintos operísticos del mundo.
Acometió el difícil papel protagonista con arrojo desde el inicio. Se mostró muy segura en las coloraturas, sin abusar de la ornamentación gratuita, pero dando absolutamente todas las notas. Sus agudos fueron limpios, seguros y bien atacados. Mostro dominio de la técnica y del estilo, luciendo un legato de ensueño, dominio del fiato, unos glissandi fabulosos, modulando intensidades con gusto y musicalidad, y conjugando en todo momento virtuosismo vocal y expresión dramática, haciendo asomar algunos graves francamente redondos.
Estuvo fantástica en la escena de la locura, pese a haber eludido los sobreagudos, no escritos por Donizetti, pero que son ya una tradición, especialmente el mi bemol de la cabaletta “Spargi d’amaro pianto”. Machaidze sigue confirmando día a día ser una gran cantante con un futuro enormemente prometedor por delante y unas facultades que, quizás, le pidan ya empezar a despuntar en terrenos más líricos.
A continuación podemos escuchar a Nino Machaidze, en la representación del pasado día 26, cantando la cavatina “Regnava nel silenzio” seguida de la cabaletta “Quando rapito in estasi”:
video de Mr.Robuso
Francesco Meli ya sorprendió a muchos en este mismo teatro, con el “Don Giovanni” de la primera temporada, componiendo un excelente Don Ottavio. Ayer Meli demostró, una vez más, ser un grandísimo tenor y llevó a cabo, sin duda, la mejor interpretación de la noche, exhibiendo una bellísima voz en toda la tesitura, de timbre claro y radiante, que corría con elegancia, con un dominio fantástico de las dinámicas y consiguiendo un fraseo realmente espectacular.
Se movió en la zona alta con hechuras de tenorazo, atacando por derecho, salvo en el elegante falsete con el que culminó el dúo “Verranno a te sull'aure”. Su “Fra poco a me ricovero” fue extraordinaria aunque estuviese a punto de gallear en uno de los agudos. La pasión y entrega con que acometió el “Tu che a Dio” final fue el digno colofón a una encomiable actuación de un pedazo de tenor.
Aquí podemos escuchar a Meli el pasado día 26 en el recitativo y aria “Tombe degli avi miei… Fra poco a me ricovero”:
video de Mr.Robuso
El barítono búlgaro Vladímir Stoyanov compuso un Enrico convincente, más en lo vocal que en lo dramático, donde pecó un poco de “click de famobil”. Presentó una voz homogénea de noble timbre que proyectaba con facilidad y un fraseo elegante y depurado.
Diógenes Randes lució una bonita voz, grande, oscura y cálida, quizás algo falta de la fuerza en graves que se pide a un auténtico bajo. Su Raimondo, no obstante, imponía por su poderío vocal y presencia física.
Angelo Antonio Poli, como Lord Arturo, estuvo absolutamente espléndido en un corto y desagradecido papel.
La alumna del Centre de Perfeccionament de Les Arts Natalia Lunar fue una destacable Alisa, mientras que Enrico Cossutta, como Normanno fue, con diferencia, el más flojo de los solistas, resultando absolutamente inaudible en sus intervenciones de la escena primera donde, por mucho que se empeñaba en abrir la boca, su voz no se proyectaba más allá de las ridículas trencitas con las que le habían castigado en vestuario.
Un público más silencioso y contenido de lo habitual, incluso frío en la primera mitad de la obra, premió con entusiasmo finalmente a todos los intervinientes, con especial intensidad para la pareja protagonista.
Pese a los numerosos huecos en la platea que habían presidido el estreno de esta Lucía, ayer el recinto de Les Arts se hallaba prácticamente lleno, lo cual es una buena noticia que espero sea consecuencia del interés del público y no de una política generosa en invitaciones por parte de la dirección del teatro.
Otra estupenda noche de ópera la que se vivió anoche en Les Arts con una “Lucia di Lammermoor” que recomiendo sin titubeos a todo el que quiera disfrutar de un espectáculo operístico de primer nivel. Yo pienso repetir.
Os dejo con los principales artífices del éxito, Nino Machaidze y Francesco Meli, una Soprano y un Tenor con mayúsculas pese a su juventud, que interpretan en este video, grabado ayer, el final del dúo “Verranno a te sull'aure” que cierra la primera parte, con falsete de Meli incluido:
video de ValeriaValeri
Si queréis leer más y mejor sobre esta Lucía, no os perdáis las crónicas de maac y titus.
Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, y en esta ocasión ha sido muy buena, habiéndose conseguido unos resultados óptimos a todos los niveles.
La producción presentada tiene ya más de 13 años. Se trata de una coproducción del Gran Teatro de Ginebra y el Maggio Musicale Fiorentino que cuenta con la dirección artística de Graham Vick y es todo un clásico que se ha paseado ya por medio mundo.
No hay que buscar en su trabajo especiales visiones del drama. Se limita a arropar sabiamente la construcción musical con una propuesta realista y eficaz, a la que la única crítica que se podría hacer sería que ya se lleva tiempo representando y está bastante vista, pero sigue resultando estéticamente agradable y no chirría en ningún momento.
Unos paneles móviles se encargan de ir cambiando los ambientes y encuadrando la acción, sucediéndose los diferentes escenarios con naturalidad, ajustándose a lo requerido y sin despistar al espectador.
Vick plantea una puesta en escena “ecológica” dominada permanentemente por una gran luna llena, un árbol seco y la vegetación púrpura de los páramos escoceses, que se salpica de flores rojas en la escena de la locura. Los juegos de luces, sombras y colores son permanentes y consiguen una plasticidad notable.
Me pareció fallida la resolución de las luchas a espada, que parecían propias de los ensayos de una función de fin de curso de 2º de primaria, así como la escena del baile, donde el escaso espacio escénico disponible no permitía bailar ni un chotis (muy apropiado, por cierto).
Karel Mark Chichon llevó a cabo una dirección solvente, manteniendo con pulso firme la intensidad dramática y consiguiendo una gran coordinación entre foso y escena, poniendo siempre la música, como requiere el género, al servicio de las voces, cuidando en todo momento los volúmenes, aunque en algún pasaje un juego un tanto efectista de la percusión provocase cierta descompensación con los cantantes. Tal cuidado por el control rozó la monotonía sonora y se echó de menos un mayor cuidado puntual de los matices.
En cualquier caso el resultado de conjunto logrado por el gibraltareño fue muy aceptable, contando para ello con la inestimable colaboración de los sensacionales músicos de la Orquestra de la Comunitat Valenciana que volvieron a dar otra lección de impecable ejecución. Merecen reseña aparte las intervenciones del solista de cello, el polaco Rafal Jezierski; de un impresionante Álvaro Octavio con la flauta, en la cadencia del aria de la locura, aunando el manchego su virtuosismo con una perfecta compenetración con la soprano; y de la solista de arpa, la sevillana Cristina Montes, en el preludio a la aparición de Lucía en escena, consiguiendo arrancar al instrumento todo su potencial melódico. Lástima que quedasen privados de un especial y merecido reconocimiento en los saludos finales.
El Coro de la Generalitat, dirigido por Francesc Perales, volvió a dejar constancia de su empaste y homogeneidad habituales, en breves pero rotundas intervenciones.
El nivel general de los solistas vocales, todos ellos muy jóvenes, fue muy alto, con dos protagonistas de auténtico lujo.
La georgiana Nino Machaidze, a quien dediqué ya un post cuando se anunció la programación de Les Arts intuyendo que podría ser uno de los grandes nombres de la temporada, no defraudó las expectativas y enamoró a la platea con esa bellísima voz fresca y bien timbrada con la que está triunfando, a sus 26 años, en los principales recintos operísticos del mundo.
Acometió el difícil papel protagonista con arrojo desde el inicio. Se mostró muy segura en las coloraturas, sin abusar de la ornamentación gratuita, pero dando absolutamente todas las notas. Sus agudos fueron limpios, seguros y bien atacados. Mostro dominio de la técnica y del estilo, luciendo un legato de ensueño, dominio del fiato, unos glissandi fabulosos, modulando intensidades con gusto y musicalidad, y conjugando en todo momento virtuosismo vocal y expresión dramática, haciendo asomar algunos graves francamente redondos.
Estuvo fantástica en la escena de la locura, pese a haber eludido los sobreagudos, no escritos por Donizetti, pero que son ya una tradición, especialmente el mi bemol de la cabaletta “Spargi d’amaro pianto”. Machaidze sigue confirmando día a día ser una gran cantante con un futuro enormemente prometedor por delante y unas facultades que, quizás, le pidan ya empezar a despuntar en terrenos más líricos.
A continuación podemos escuchar a Nino Machaidze, en la representación del pasado día 26, cantando la cavatina “Regnava nel silenzio” seguida de la cabaletta “Quando rapito in estasi”:
video de Mr.Robuso
Francesco Meli ya sorprendió a muchos en este mismo teatro, con el “Don Giovanni” de la primera temporada, componiendo un excelente Don Ottavio. Ayer Meli demostró, una vez más, ser un grandísimo tenor y llevó a cabo, sin duda, la mejor interpretación de la noche, exhibiendo una bellísima voz en toda la tesitura, de timbre claro y radiante, que corría con elegancia, con un dominio fantástico de las dinámicas y consiguiendo un fraseo realmente espectacular.
Se movió en la zona alta con hechuras de tenorazo, atacando por derecho, salvo en el elegante falsete con el que culminó el dúo “Verranno a te sull'aure”. Su “Fra poco a me ricovero” fue extraordinaria aunque estuviese a punto de gallear en uno de los agudos. La pasión y entrega con que acometió el “Tu che a Dio” final fue el digno colofón a una encomiable actuación de un pedazo de tenor.
Aquí podemos escuchar a Meli el pasado día 26 en el recitativo y aria “Tombe degli avi miei… Fra poco a me ricovero”:
video de Mr.Robuso
El barítono búlgaro Vladímir Stoyanov compuso un Enrico convincente, más en lo vocal que en lo dramático, donde pecó un poco de “click de famobil”. Presentó una voz homogénea de noble timbre que proyectaba con facilidad y un fraseo elegante y depurado.
Diógenes Randes lució una bonita voz, grande, oscura y cálida, quizás algo falta de la fuerza en graves que se pide a un auténtico bajo. Su Raimondo, no obstante, imponía por su poderío vocal y presencia física.
Angelo Antonio Poli, como Lord Arturo, estuvo absolutamente espléndido en un corto y desagradecido papel.
La alumna del Centre de Perfeccionament de Les Arts Natalia Lunar fue una destacable Alisa, mientras que Enrico Cossutta, como Normanno fue, con diferencia, el más flojo de los solistas, resultando absolutamente inaudible en sus intervenciones de la escena primera donde, por mucho que se empeñaba en abrir la boca, su voz no se proyectaba más allá de las ridículas trencitas con las que le habían castigado en vestuario.
Un público más silencioso y contenido de lo habitual, incluso frío en la primera mitad de la obra, premió con entusiasmo finalmente a todos los intervinientes, con especial intensidad para la pareja protagonista.
Pese a los numerosos huecos en la platea que habían presidido el estreno de esta Lucía, ayer el recinto de Les Arts se hallaba prácticamente lleno, lo cual es una buena noticia que espero sea consecuencia del interés del público y no de una política generosa en invitaciones por parte de la dirección del teatro.
Otra estupenda noche de ópera la que se vivió anoche en Les Arts con una “Lucia di Lammermoor” que recomiendo sin titubeos a todo el que quiera disfrutar de un espectáculo operístico de primer nivel. Yo pienso repetir.
Os dejo con los principales artífices del éxito, Nino Machaidze y Francesco Meli, una Soprano y un Tenor con mayúsculas pese a su juventud, que interpretan en este video, grabado ayer, el final del dúo “Verranno a te sull'aure” que cierra la primera parte, con falsete de Meli incluido:
video de ValeriaValeri
Si queréis leer más y mejor sobre esta Lucía, no os perdáis las crónicas de maac y titus.
Bieeeeeeen!!! vaya Lucia os habéis mercao... me alegro :-) Una cosita... ¿a la bella le tapaba tanto la orquesta a ratos en vivo como en el vídeo?
ResponderEliminarEnhorabuena por la crónica... y besitos
Por la parte que me toca: más puede ser, pero no mejor. Vaya lujo, con vídeos y todo. Fantástico el falsete del dúo, no se puede dar de otra manera ¿qué nota será? Un Mi bemol por lo menos.
ResponderEliminarMaac, efectivamente es un mib y un do natural, el de ella. Impresionante. Poco más que añadir, sólo que cada vez que oigo estos youtubes me vuelvo a emocionar, y no hacen más que animarme a repetir y repetir. Atticus mil gracias por ponernos los enlaces y otros tantos por la crónica con la que no puedo discrepar en casi nada. Ya sabéis mi percepción sobre la escena y por no repetirme, me gustaría también destacar la intervención de Poli, como Arturo, que añadió aún más frescura, si es que cabía, a la representación. Y referirme a la lección de musicalidad con que nos regalaron el flauta y Nino en su dúo, momentos así no se olvidan. Papagena, la grabación de Regnava... no está nada equilibrada. Guíate por la de Verrano... y aún estás a tiempo de ver alguna de las que quedan.
ResponderEliminarPapagena mía, ¡cuánto tiempo!. No te guíes por el sonido de los youtubes. En directo no se daba la descompensación que se aprecia aquí. De hecho yo no noté que la bella fuese tapada en ningún momento, más que por el kilt de Meli.
ResponderEliminarAnímate que vale la pena.
Maac: Si Mim dice que es un Mib, por Mí, Bien.
Mime: Coincido contigo en que esa cadencia con la flauta, tan criticada por algunos, es uno de los momentos de la noche.
Ya sé que no te gustó mucho la puesta en escena, yo no considero que sea para tirar cohetes, pero chica, con lo que hay por ahí (piensa en Il Trovatore liceísta)...
Poli me pareció buenísimo, veremos cómo responde en un papel de mayor envergadura.
Yo el sábado vuelvo fijo. Y el 3 no sé si podré reprimirme...
Gracias por tu labor de chófer ayer.
Vaya cronicón que te has sacado de la manga. ¡Y encima con vídeos! No te digo que coincido en casi todo contigo porque es evidente.
ResponderEliminar¡Qué pedazo de función que disfrutamos! No me extraña que quieras repetir, yo también querría si pudiera. Me conformaré con los vídeos y con el Mi bemol de Meli. ¡Tenorazo!
Venga, venga, que hay que llenar el teatro, jajaja. Yo iré el tres y en el tres me quedo. La verdad es que no sé cómo se puede criticar la cadencia esa con la flauta cuando se canta con el buen gusto y elegancia con que lo hace Machaidze. Hay gente pató, será que se aburren y no tienen otra cosa que decir.
ResponderEliminarFíjate si hay gente pató, maac, que ayer unos sujetos comentaban a la salida que Meli no valía nada porque los agudos no se le oían en los finales con la percusión a toda castaña... pues si Meli no vale nada, no quiero pensar que dirían de los recientes Pinkerton.
ResponderEliminarTitus, prepara el equipaje que el sábado vamos a por ti y te traemos del barrufet.
Esto es una verdadera batalla de excelentes crónicas,maac,Titusy ahora tu, con tu proverbial detalle y con estos YouTubes,que corraboran lo expuesto.
ResponderEliminarA mi la Machaidze me cuesta, que queréis que os diga. El timbre me pone de los nervios y los sobreagudos me parecen con una alarmante tendencia al grito, tendré que esperar a La Fille del Liceu para pronunciarme, pero en cuanto a Meli estoy muy satisfecho de sus éxitos, ya que lo sigo desde hace tiempo y siempre me ha parecido por encima de los otros tenores italianos que tanto chulean por los escenarios y que no le llegan a la suela del zapato.
Es muy musical, extremadamente valiente y arriesgado y con un sentido del belcanto, que no es habitual y es de admirar.
Bravo por la crónica!
A su excelente crónica, solo le falta que incluya los nombres de los solistas de chelo y arpa. Lo merecen por su trabajo fantástico
ResponderEliminarGracias, Joaquim, por tu elegancia al calificar como "proverbial detalle" lo que vulgarmente se denomina "ser pesao".
ResponderEliminarMeli me pareció sobresaliente. Por aptitud y actitud. Desde luego nada que ver con otros tenorinos de medio pelo que te cantan una Traviata como si fuese el "Bulería, bulería", pero que , eso sí, saben posar ya poniendo morritos mejor que Naomi Campbell.
Anónimo: Tiene usted toda la razón, el problema es simplemente de ignorancia mía, ya que desconozco el nombre de ambos artistas y no he querido arriesgarme a atribuir el mérito a un tercero. Si usted me facilita sus nombres, con sumo gusto lo incluiré en la crónica. Gracias por su comentario.
Da gusto leer estas cronicas, sobre todo cuando uno no puede disfrutar del espectáculo en directo. Gracias por todo, chicos, los comentarios, los videos, sois todos estupendos.
ResponderEliminarMe complaceria sumamente que alguno de vosotros se animara alguna vez a explicarnos alos menos entendidos que son los glisandis, los fiastos, legaatos, y demas tecnicismos que no alcanzo.
Grachie mile nuevamente y mi enorabuena.
Vorrei esprimere alcune riserve e perplessita su Francesco Meli. E' indubbio che la sua voce presenta qualità timbriche pregevoli, il volume è notevole, se lo riferiamo al suo reperorio, la dinamica è sfumata e le intenzioni interpretaive sono buone. Ma i nodi vengono al pettine se analizziamo la fonazione : di immascheramento non se ne parla, le mezzevoci e i pianissimi sono ridotti spesso a smunti falsettini, il passaggio di registro è problematico e gli acuti aperti, fibrosi e sbiancati. Inoltre, il legato , in più di un'occasione è precario e si ha la sensazione che la voce, come si dice in linguaggio tecnico "vada indietro". In definitiva, un tenore di bella voce, buone, se non ottime intenzioni, ma con notevoli limiti tecnici.
ResponderEliminarCordiali saluti.
Yo no he sido, lo prometo.
ResponderEliminarSeguro que ningún periódico ni revista especializada del Estado ha podido publicar una crónica tan brillante como la que, firmada por tí, acabo de leer, Atticus. Es un placer de los de veras aprender de tus conocimientos operísticos y de tu indiscutible estilazo de escribidor nato.
ResponderEliminarChapó.
Mañana escucharé y veré los videos. Adelanto que ni él ni élla me tienen fascinada pero, vistos tus comentarios, pondré especial atención.
Con afecto.
Eras mi primer candidato, Titus. Lástima!!
ResponderEliminarGloria, sobre todo atenta al último.
Ciao Maurizio, bienvenido al blog. Perdona que no te conteste en italiano, pero no te sabría decir más allá de:
ResponderEliminarla ci darem la mano, che gelida manina la donna e mobile di quella pira.
Estoy convencido de que tus conocimientos técnicos son infinitamente superiores a los míos, así que seguro que tú tendrás razón y yo no, porque he de decir que discrepo absolutamente de tu apreciación.
Yo he escuchado el otro día en directo a Meli y, además de las virtudes que ambos hemos reseñado, no percibí en absoluto que el legato fuese precario ni la voz se le fuese atrás. Si con el vozarrón limpio que exhibió Meli, tenor lírico o lírico ligero, se le estaba yendo la voz atrás, tiene un micrófono escondido.
Igualmente, tampoco percibí que sus medias voces fueran falsetes. Hubo medias voces y hubo falsetes, pero siempre metido en estilo y sin que fuesen un recurso facil para ocultar carencias.
Tampoco aprecié que sus agudos fueran abiertos ni forzados ni especiales problemas con el pasaje.
Esto lo único que quiere decir es que posiblemente mi percepción estuvo alterada, y que tú tengas razón.
No pretendo decir que Meli sea perfecto, ni mucho menos, pero francamente yo no percibí en directo todas las deficiencias técnicas que pones de manifiesto.
Te agradezco tu comentario.
Titus: Jajaja... eres genial...No mientas que te he visto tu diccionario de italiano asomando del barrufet...
Glória: Desde luego que no verás escrita en prensa una crónica como la mía... ¡de larga!... porque le echan al que se le ocurra ocupar media revista con la Lucia. Sé que me paso, pero me pongo a contar y contar y no veo el final... Menos mal que me lo perdonáis todo.
De los videos fíate lo justo porque las voces no suenan ni de lejos lo bien que lo hicieron en directo. Gracias una vez más por tus comentarios.
Mime: ¿Tú no sabrás italiano, verdad?
gracias de nuevo por tu magnífica crónica, y correspondo a tu petición. Los solistas de la orquesta, y destacados en tu crónica y en toda la prensa son: el manchego Alvaro Octavio en flauta, la sevillana Cristina Montes en arpa, y el polaco Rafal Jerierski en chelo. Saludos y enhorabuena por tan estupendo blogg
ResponderEliminarUriel, gracias por tus elogios. Respecto al vocabulario, reconozco que a veces nos ponemos un pelín pedantes, pero hay cosas que son lo que son y llamarlas de otra manera sólo llevaría a confusión o a hacer más largas aún las entradas.
ResponderEliminarSi quieres acceder a una forma rápida de conocer los términos básicos, puedes acceder al blog Camino de Música que dedicó una serie de posts al tema:
http://www.caminodemusica.com/category/vocabulario-opera/page/2
Anónimo: Gracias por tu información. Ya he procedido a hacer justicia e incluir en mi comentario la identificación de los excelentes solistas de la Orquesta, injustamente olvidados en tantas ocasiones.
Muchas gracias Aticus, no dudes que lo leeré y me pondré un poquito al dia para disfrutar mas si cabe de vuestros comentarios.
ResponderEliminarHola Atticus, felicidades por tu estupenda crónica.
ResponderEliminarYo estuve anoche viendo Lucía en el Palau de les Arts y coincido en todo en tus comentarios.
Machaidze me pareció estupenda y Francesco Meli llegó a enamorarme con su voz. Que voz más bonita y más bien utilizada.
El público un desastre. Toses, caramelos, programas cayendo al suelo, y encima, lo peor, enormemente frío, parece que les costaba aplaudir o no sabían donde hacerlo. No arropaban con calidez a los artistas y eso, aunque parezca una bobada también ayuda a motivarles.
El caso es que cuando vienen vulgares Vulgaridus se rompen las manos. No entiendo nada.
Un beso y gracias por obsequiarnos con otra gran crónica.
Me alegra que te gustase, Lidia.
ResponderEliminarA mi Meli me pareció estupendo también.
Lo del público va a días. El 31 estuvo correctísimo en cuanto a comportamiento y ruidos, pero también un poco frío, aunque al final sí estuvo muy entregado con la pareja protagonista.
Atticus:
ResponderEliminarSuelo obligarme a ser prudente y no incordiar dos veces sobre el mismo post en el mismo blog pero, "noblesse oblige", he escuchado a Meli y me ha parecido estupendo. Además se agradece que tenga un apellido fácil de recordar y que suena como un diminutivo de Amelio, por ejemplo.
Gracias again por todo.