sábado, 11 de diciembre de 2010

"MANON" (Jules Massenet) - Palau de les Arts - 09/12/10


El pasado jueves día 9 se estrenó la segunda de las óperas de la temporada en el Palau de les Arts, “Manon” de Jules Massenet, que vino marcada por la polémica previa acerca de la cancelación que Lorin Maazel anunció, alegando enfermedad, de su participación en todas las funciones que tenía previsto dirigir, manteniendo sin embargo su concierto de Navidad del día 22, lo que ha suscitado múltiples comentarios sobre si realmente está enfermo o se trata de una excusa para eludir la dirección de una ópera que no le es próxima, o que ante un resultado previsiblemente no muy brillante prefirió bajarse del carro. Comentarios que ya surgieron también en 2009 cuando ocurrió algo similar antes del estreno del “Faust” de Gounod (también con Vittorio Grigolo de protagonista, por cierto). Sea como fuere, lo cierto es que el francés Patrick Fournillier fue finalmente el encargado de la dirección musical en el estreno de esta producción que contaba con la dirección artística del norteamericano Vincent Paterson.

Se trata de una coproducción entre Los Angeles Opera y la berlinesa Deutsche Staatsoper Unter den Linden que tiene ya unos cuantos años y que es conocida por el gran público gracias al DVD editado en 2007 de una de las funciones berlinesas, con dirección musical de Daniel Barenboim y con Anna Netrebko y Rolando Villazón en los papeles protagonistas.

La versión traída ahora a Valencia respeta básicamente la puesta en escena vista entonces, aunque, lamentablemente, ni Barenboim estaba en el foso, ni Anna Netrebko fue Manon y, ¿quién me lo iba a decir?, ¡hasta añoré a Villazón! Pero vayamos por orden.

La puesta en escena es lo único que me convenció medianamente de la noche. El director artístico Vincent Paterson es un famoso coreógrafo que ha colaborado en trabajos de cantantes como Michael Jackson o Madonna, y a él se deben las coreografías de películas como “Evita”, “Closer” “Hook” o “Bailando en la Oscuridad”. En la propuesta presentada, la acción se ha trasladado de la Francia del siglo XVIII original, a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, con elementos muy cercanos al musical y guiños a la época dorada de Hollywood, como esa Manon-Marilyn del tercer acto o la escena final con un atardecer estilo “Lo que el viento se llevó”.

Es de agradecer que se prescinda de elementos tan habituales hoy como grúas, cantantes colgados por los sobacos o mareantes proyecciones videográficas, para centrarse en una escenografía, obra de Johannes Leiacker, muy vistosa, colorista y ajustada al drama, de corte clásico pese al cambio de ubicación temporal, y en una dirección artística en la que se plantea una lectura respetuosa con el libreto y en la que se ha trabajado la dirección de actores de forma coherente con aquella.

El impacto visual del conjunto es innegable, destacando el vestuario de Susan Hilferty, y pocos elementos hay que chirríen. A mi juicio, tan sólo las apariciones en escena de unos sujetos llevando unos focos móviles, como si todo se tratase de un rodaje cinematográfico, pero que generaban ruidos muy molestos sin aportar nada especialmente importante. Y chocante resultó también comprobar que las monjas del seminario de Saint Sulpice… llevaban tacones. Pero en conjunto, como decía, la dirección de escena acabó siendo lo mejor de la noche.

En lo musical, tras la cancelación del maestro Maazel, había gran curiosidad por ver cómo se desarrollaba la relación de Fournillier con la Orquestra de la Comunitat Valenciana, y el resultado no fue nada afortunado. El director francés ofreció una lectura vivaz y dinámica de la partitura, deteniéndose con intensidad en los fragmentos más líricos, pero todo quedaba sepultado por un torrente acústico desmedido y sin conseguir encontrar el ajustado punto de empaste de la Orquesta.

Si alguien tiene el email de Fournillier debería hacerle llegar con urgencia la información del otorrino más próximo a su domicilio, porque el director galo debe tener un grave problema auditivo. Ya dije cuando dirigió “Iphigénie en Tauride” que había abusado de los decibelios, pero lo del jueves fue homérico. Quizás quería que su tía la de Toulouse oyese el concierto sin salir de casa, porque los volúmenes de la Orquesta llegaron a ser estruendosos. Baste decir que en algún momento llegaron incluso a tapar los berreos de Grigolo, que ya es decir.

Es probable que el mediocre resultado orquestal de este estreno fuese fruto de insuficientes ensayos como consecuencia de la improvisada incorporación a última hora de Fournillier, pero lo cierto es que, sobre todo en el primer acto, los desajustes fueron importantes y el único empaste que se apreciaba en la orquesta era el de la muela del juicio del trombón solista. No obstante, esperaremos a las sucesivas funciones para ver si se consigue una mayor compenetración entre el director y los músicos.

El Cor de la Generalitat Valenciana tampoco tuvo precisamente su mejor día y también fue en el primer acto donde se apreció una mayor falta de conjunción, aunque conforme avanzaba la representación su rendimiento fue mejorando, pero lejos de sus mejores noches.

La soprano estadounidense de origen hispano Aylin Pérez, que fue la encargada de dar vida a la protagonista, tiene una voz demasiado ligera para el papel, de agradable timbre, con escaso volumen, que quedaba reiteradamente tapada por el huracán Fournillier. Lució aparente facilidad para el agudo, pero tendiendo a abrirlos y chillarlos. Su zona grave era áfona y me resultó bastante sosa en escena, aunque no se le puede discutir su entrega y sus intentos por matizar, pero sus continuas desafinaciones acabaron por deslucir el resultado final.

Vittorio Grigolo, como Caballero Des Grieux, estuvo antológico… perdón, quería decir mitológico… porque a la mitología habría que acudir para encontrar semejante cruce entre pollino y cabra como el que presenta la voz del italiano. De Vittorio Grigolo siempre he dicho y mantengo que creo que tiene un instrumento con grandes posibilidades que desperdicia cantando mal. Y es una lástima. Su voz, aunque de bello color, carece totalmente de graves y temblequea cual ovejita lucera. Su técnica respiratoria es muy deficiente, lo que hace que cada vez que coge aire suene como un asno rebuznando. Se dedica a berrear todo lo que le echen, con la única preocupación del alarde exhibicionista y sin importarle el repertorio que afronte.

Su Des Grieux, como no podía ser menos, es lamentable. Muy efectista, pero absolutamente inapropiado y fuera de estilo. La sobreactuación actoral y vocal del italiano no sirve en una ópera como esta que, lejos de impropias interpretaciones veristas, exige musicalidad, delicadeza y elegancia en el fraseo. Sobreactuar no implica necesariamente intensidad emocional, y Grigolo, cuanta más pasión quería mostrar en escena, más aspavientos hacía y más gritaba. Es una pena que este hombre no consiga domar ese caudal de voz que tiene y debería dejar de una vez de intentar imitar a Villazón.

Para no ser del todo injusto diré que deben consignarse en su haber algunos agudos realmente brillantes y bien colocados y que en determinados momentos apianó con gran belleza, pero enseguida llegaba el grito, el golpe de glotis y el descontrol escénico. El hipogrito huracanado final del italiano, barritando como un elefante con hemorroides, es de las cosas más horrísonas que se han escuchado en un teatro de ópera desde que a un tramoyista del MET, en 1971, le cayera un foco sobre el dedo meñique de su pie.

Del resto del reparto tan sólo destacaría al Lescaut del barítono polaco Artur Ruciński, futuro Onegin en Les Arts, que cantó notablemente bien, pese a que tiene una voz un poco pesada y atrás.

Más discreto el Guillot de Emilio Sánchez, aunque su comportamiento escénico fue destacable. Y mucho más flojos me parecieron Raymond Aceto, como Des Grieux y Andrea Porta como Brétigny.

La asistencia de público a este estreno fue paupérrima. El patio de butacas, con numerosos asientos ocupados por invitaciones, presentaba un aspecto medianamente aceptable, aunque al comienzo del último acto se apreciaron muchas deserciones, pero los pisos altos estaban prácticamente vacíos (en el cuarto piso, 15 personas). Muy triste. Si con una ópera francesa relativamente conocida y con bellas melodías y arias este es el panorama, a “1984” igual vamos un servidor y la cuñada de Maazel.

Al finalizar la función, hubo aplausos para todos los intervinientes, sin llegar a ser entusiastas, excepto al salir Vittorio Grigolo, donde un sector ovacionó y braveó, al tiempo que se escuchaban algunos abucheos ruidosos pero aislados.

Cuentan que cuando Barenboim dirigió esta obra en Berlín dijo que “Manon” es una ópera que no debe interpretarse sin grandes figuras, y después de lo visto el jueves habrá que dar una vez más la razón al maestro.

Y una advertencia para los que todavía sigan confiando en la información que proporcionan en Les Arts: pese a que se dice que la duración de la función es de dos horas y media, el día del estreno, incluyendo los descansos y sin apenas tiempo de aplausos, la duración total llegó casi a las tres horas y media.

Para quitarme el mal sabor de boca (y oídos) de esta “Manon” finalizo con este video, que dedico especialmente a la amiga Assai, del tenor francés Leopold Simoneau cantando “En ferment les yeux”, del acto II de “Manon”, sin gritos, sin rebuznos, con sensibilidad y elegancia:


video de forallyouknow

22 comentarios:

  1. Me ha encantado Simoneau y tu crónica.
    Siento que el espectáculo no fuera de altura, pero me lo he pasado en grande con tus descripciones .

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  2. Pues estoy de acuerdo con tus comentarios solo en parte. El montaje y la dirección de escena lo mejor de la noche, pues si, la orquesta demasiado fuerte, como en muchas ocasiones, pues también, pero creo que los cantantes en general, tuvieron un poco mas de altura. La diferencia entre un aplauso y un abucheo quizás. Yo, a pesar de los pesares, disfruté la función.

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  3. Vues vaya fiasco. En fin, de Grigolo no me extraña, tres veces lo he visto y cada vez ha cantado peor que la anterior, pese a tener una voz privilegiada. Fournillier, en cambio, me gustó mucho en Iphigénie, lástima que no esté acertado en esta Manon.

    ¡Sí que te afectó Les Troyens, que ya ha pasado más de un año y todavía hablas de grúas y de cantantes colgados!

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  4. Esa es la función que yo vi, pero magnificamente contada. Unicamente comentar que a mí Aylin Pérez me gustó bastante, a pesar de ser excesivamente ligera para el papel, pero me gustó su línea de canto, agudos fáciles y medias voces y pianos elegantes (a pesar de que en muchos de esos momentos la orquesta la machacaba, pero eso no era culpa de ella). Por lo demás, totalmente de acuerdo. "Il tenore" hizo gala de musculatura durante una cantidad de tiempo exagerada comparándolo con el dvd de Netre/Villazón pero . . . de algo tendrá que presumir.

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  5. Una lástima amigo Atticus, no hay peor cosa, que nos destrocen aquello que tanto amamos.
    A pesar de ello, tu crónica emana la ironía habitual de la casa y eso siempre se agradece.

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  6. Con tu satírica crítica, incrementada esta vez dos puntos lo menos, aunque igual de divertida como es ya costumbre, nos lo pintas muy negro. Encima lo corroboran los que asistieron al estreno. Creo que era previsible, aunque no por Fournillier, que siempre que lo he visto dirigir me ha gustado, pero es que además no es normal que falle es su repertorio natural.

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  7. Considero tu critica de un valor nulo, ya que simplemente es una critica destructiva. No se si fuiste de los que abuchearon a Grigolo, nada se le puede criticar de su maravilloso instrumento y por mucho que haga cosas de mal gusto, ya que a mi tampoco me gustán algunas cosas de las que hace, no deja de ser su interpretación. Un abucheó solo me puede representar celos...
    A parte criticas a Fournillier cuando con un solo ensayo de arriba a bajo dio vida a la ópera. Quiza la culpa de que la orquesta suene de esa forma la tiene nuestro querido Calatrava.
    No quiero entrar en discusión porque no me va esto, pero no me gusto el tono de tu crítica. Aprovecho para decir que muchas otras me parecieron muy acertadas.
    Saludos.

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  8. No. Si yo ya lo dije todo de este Grigolo y, por lo que acabo de leer, no parece enmendarse.
    Me he divertido mucho como siempre con tu ironía, a veces, venenosa. Pero es que tampoco te dejan otro opción cuando una ópera tan bella la canta el italiano.
    Lo digas en serio o no. Villazón hace un Des Grieux muy notable con momentos en que pierde el control de voz y otros en los que está sublime.
    Gracias por mi sonrisa. Te la debo.

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  9. He disfrutado, como siempre, leyendo tu entrada sobre Manon. También estuve el jueves pasado. Ahora bien, coincido con Alvaro en que la Pérez tuvo sus momentos y, en general, estuvo consistente con un timbre bello. Por otro lado creo que la sección femenina del coro sí mantuvo el nivel. Y por lo que se refiere a las monjas hay que tener en cuenta que órdenes como las Jerónimas (tan vinculadas históricamente a la realeza y que han sido durante siglos refugio de aristócratas) permiten el uso por las monjas de algo de tacón. Así que debían ser Jerónimas. :-)

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  10. Coincido con tu apreciación musical y me he reído mucho con tu forma de expresar los pormenores de la Manon que escuchamos.

    Quiero agradecerte el regalo de Simoneau diciendo el porqué me parece que él acierta de pleno con la forma que nosotros entendemos que se debe de cantar "este sueño".
    Intentaré construir una opinión sobre el qué me gusta de Simoneau, más que ahondar en todo lo que me disgusta de Grigolo. En ningún caso quiero con lo que escribo herir susceptibilidades.

    En el "sueño de Simoneau" admiro su línea de canto, la elegancia de su fraseo, su magnifica dicción, su forma de modular y de enfatizar sin caer en el exceso, en el histrionismo, dando una auténtica lección de legato. Y hay algo más, absolutamente intangible, lo que mi profe de literatura describía como: "la atmósfera de un poema"
    En este caso, la narración de un sueño. Todos nos hemos lamentado, en alguna ocasión, que el sueño sea una actividad individual y virtual al reinstalarnos en una realidad donde todo lo soñado se ha desvanecido.

    Pues bien, el colmo debe de ser soñar despierto, como lo hace el caballero De Grieux. Él imagina un paraiso bucólico y perfecto e - incomprensiblemente- instalado en su sueño se ve sorprendido porque no lo es. Su paraiso es "incompleto". Una actividad desconcertante la suya -la del cabellero de Grieux- que consiste en pasar de la felicidad máxima a la "taciturna tristeza"

    Pero ¿Cómo narrar un sueño? Normalmente no nos solemos despertar gritando ¿Verdad? Como parece que le suele pasar a Grigolo. Normalmente, al despertar, todavía nos envuelve esa atmosfera "indefinible" donde conviven lo real y lo soñado. Esas turbulencias espaciales y temporales donde intentamos explicarnos qué nos ha pasado. Pues, así inicia su narración Simoneau, en un tono casi susurrante, como de recitativo. Y en una magistral progresión avanza lentamente, imperceptiblemente, con la descripción de su particular paraiso, hasta que consigue envolvernos e involucranos para hacernos sentir con intensidad su poética tristeza "Car Il y manque une chose..."

    Resumiendo y para no cansar más, confieso una profunda admiración y una sana envidia hacia quienes, como Simoneau, consiguen emocionarme cantando. Y lamento, también profundamente, que el Sr. Grigolo me transmita tan poco con su canto y que esta música se convierta en su voz en algo radicalmente distinto a un regalo. Y con esta afirmación no quiero ofender a nadie. No me gusta la forma de cantar Grigolo por su absoluta falta de técnica, que se traduce en muchas ocasiones en una forma de respirar cuasi asmática, sin entrar a juzgar sobre las innegables cualidades de su voz. Eso es todo. Disculpad.
    No sé al final me parece todo tan díficil de explicar...como "la atmósfera de un poema"


    Grazie mille Sr. Finch

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  11. En primer lugar aclarar, y esto es un dato contrastado y cierto, que Lorin Maazel abandonó Valencia al día siguiente de dirigir la última "Aida". Los motivos pueden ser los siguientes, desde mi punto de vista, ya que no tengo contrastada la razón cierta:
    1.- No haberse estudiado "Manon"
    2.- El disgusto que produjo en el Palau de Les Arts su lentisima dirección de "Aida" y los numerosos conflictos que ello provocó y que su "ego" no pudo resistir.
    3.- El resultado artístico de "Manon" le daba igual. A Maazel le importa muy poco quien canta. En los 5 años que lleva aquí ha dirigido noches con repartos inaceptables.
    Con lo que polémica ninguna. Se fue y punto. Vendrá para el Concierto de Navidad y se irá a Tokyo a dirigir el de fin de año, que es lo que le gusta y apetece.

    He asistido a la representación de "Manon" de hoy Domingo 12 de Diciembre y discrepo abiertamente de la crítica de este blog, empezando por la forma de decir las cosas, con determinados adjetivos que no me parecen adecuados, pero cada uno es muy libre de expresarse como quiera, aunque yo no esté de acuerdo. Se puede decir las cosas de otra manera y por eso hago constar mi disconformidad absoluta.

    En cuanto a la representación a mi me ha gustado mucho.

    La puesta en escena es original, estudiada, de buen gusto, moderna y encaja perfectamente con lo que "Manon" representa.

    Aylin Pérez ha cantado sensacional, con una voz lírica preciosa, muy apropiada para un personaje de 15 años. No en vano en Mayo de este año se alternó en la "Manon" del Covent Garden con Anna Netrebko.

    Vittorio Grigolo ha sido un Des Grieux más al estilo de como lo cantaba Giuseppe DiStefano que Alfredo Krauss. Tiene una voz preciosa, muy adecuada para el repertotio francés (recordemos su buen "Faust" y su pésimo Alfredo de "La Traviata" de infausto recuerdo") y cada año canta mejor. Se puede matizar si el gusto personal es una interpretación de este tipo, pura fuerza, o más al estilo de un "noble" que sería más delicada. Al final un pequeñisimo grupito localizado en determinado sitio, y que presumiblemente iban ya a abuchearle, lo ha hecho apagado por los "bravos" del resto de la sala. Conviene recordar que este año, en Mayo, en la citada "Manon" del Covent Garden, tuvo un debut de extraordinaria calidad según la crítica especializda inglesa.

    Bien el Coro.

    Bien la orquesta, muy bien dirigida por Fournillier, con esa esencia de ópera francesa que nadie como los Directores franceses saben transmitir. Correcta de volumen, sin "tapar" nunca a los cantantes y con el ritmo adecuado de acuerdo con la partitura compuesta por Jules Massenet.

    Correcto el resto de personajes. Me preocupa la floja actuación de Artur Rucinski como Lescaut, ya que es nuestro próximo "Eugene Oneguin". Quizá se metió a cantar lo que no debía o un papel que no le iba, pero si en "Eugene Oneguin" canta así nos vá a fastidiar la noche. Sin interpretación, sin matices, nada. Muy flojo. Por Les Arts han pasado muchos mejores baritonos.

    Hay que considerar que "Manon" es una ópera especialmente difícil de cantar. El estilo de canto de cada personaje varía radicalmente cada 20 0 25 pentagramas y esto debería tenerse en cuenta.

    Por otra parte me parece mal ir ya predispuestos al Teatro para bien o para mal. Creo que hay que ir con la mente abierta, escuchar y ver lo que se ofrece y luego opinar y contrastar opiniones con otros aficionados y entendidos.

    Gracias por permitirme escribir mi opinión personal de esta "Manon" del Palau de Les Arts.

    Un aficionado a la ópera.

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  12. Nati: Bienvenida al blog, gracias por tu comentario, espero contar contigo por aquí en más ocasiones.

    Anónimo: Sé que los cantantes han generado división de opiniones. Yo, desde luego, estoy entre los que salimos muy defraudados, aun reconociendo algunos detalles positivos. Pero creo que esta ópera exige un nivel y un estilo del que anduvieron bastante alejados. Pero sólo es mi opinión, ni más válida ni menos que la de los demás.

    Titus: De lo de Troyens ya ha pasado tiempo, sí... y claro que me marcó. Simplemente he mencionado lo de las grúas porque la escena fue lo único que me convenció de la función y me dio por pensar: Sólo hubiera faltado aquí una dirección de escena furera para sacar la obra definitivamente de contexto y estilo.

    Álvaro: En la función de hoy domingo, la Pérez ha desafinado un poco menos y le sigo reconociendo su entrega y sus intentos de matizar, pero continúo pensando que el papel le viene grande.
    La Gavota "Je marche sur tous les chemins" ha sido hoy un cúmulo de despropósitos.
    Grigolo ha estado mejor en el primer acto, pero en el resto más de lo mismo, abucheo aislado incluido.

    Joaquim: Lo malo es que Grigolo es ya reincidente en esto de fastidiarme óperas.

    Maac: Lo del volumen de Fournillier yo sí me lo esperaba, pero no tanto, y el desajuste de la orquesta es probable que se deba a falta de ensayos. Espero tu siempre acertada opinión cuando la escuches.

    Anónimo (segundo): Lamento que te haya disgustado mi crítica, pero si todos pensásemos igual la vida sería muy aburrida. Todas las opiniones son valiosas y la tuya ofrece un punto de vista distinto pero no menos válido que el mío que al fin y al cabo no es más que mi particular apreciación.
    Sin ánimo de polemizar, pero sí de aclararte mi opinión, te diré que mi objetivo escribiendo no es ni hacer críticas constructivas ni destructivas, sino dar mi visión de lo escuchado y compartir mis impresiones con la de los demás. Lo que sí te puedo garantizar es que ni tengo celos de Grigolo ni motivos para tenerlos. El abucheo creo que es una muestra tan respetable para que el público emita su juicio personal como el aplauso, y si hubo a quienes les desagradó precisamente esa particular interpretación del italiano, lo normal es manifestarlo de la forma en que se hace en cualquier teatro del mundo sin que haya celos de por medio.
    Respecto a Fournillier, yo mismo digo que su apresurada incorporación a esta "Manon" puede ser la causa de la falta de conjunción con la orquesta en el estreno. Calatrava tiene culpa de muchísimas pifias habituales en Les Arts, pero si con otros directores la orquesta suena bien, no parece que los estruendos de Fournillier sean achacables al arquitecto.
    Además hoy ha ocurrido algo en la función que parece poner de manifiesto que algún problema puede existir entre el director francés y la Orquesta, ya que cuando ha subido Fournillier al escenario en los aplausos finales, toda la orquesta en bloque se ha marchado del foso sin esperarse, y cuando el director ha señalado a la orquesta para que se levantasen a ser aplaudidos, no quedaba ni el de la tuba. Algo extraño ocurre.
    Perdona mi extensión y gracias por tu aportación.

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  13. Glória: Lo de Villazón lo digo en serio. No es santo de mi devoción, pero entre el Villazón de aquellos años y Grigolo, no dudo ni medio segundo, prefiero al mejicano.

    Nibelungo: Hoy el coro ha estado mucho mejor que en el estreno, aunque lo sigo encontrando lejos de sus mejores prestaciones. Eso sí, las monjas siguen siendo Jerónimas.

    Assai: Seré breve. Suscribo totalmente lo que tan bien has expresado.

    Anónimo (tercero - Un aficionado a la ópera): Gracias por su comentario y, por supuesto, puede aprovechar este blog para compartir sus valiosas opiniones con nosotros cuando guste.
    Respecto a Maazel como no tengo ninguna información, nada puedo añadir.
    En cuanto a la función de hoy, a la que también he asistido, discrepo en algunas cosas:
    Efectivamente Aylin Pérez tiene una voz adecuada a los dos primeros actos, pero, aun reconociéndole virtudes, ha vuelto a desafinar y su gavota ha sido a mi juicio bastante deficiente. Y creo que para los últimos actos es preferible una voz más lírica.
    Respecto a Grigolo, yo tengo un concepto muy diferente de cómo se debería cantar Manon y ha puesto usted un buen ejemplo, a mí el Des Grieux de Kraus me gustaba y el de DiStefano, no.
    Tampoco entiendo por qué hay que pensar que los que abuchean pagan un dineral por ir al teatro organizados a fastidiar y los que bravean no. Insisto en que pienso que tan legítima es una forma de expresión como la otra. Mucho más criticable veo al que va a bostezar a voz en grito (hoy ha ocurrido), a toser como si estuviera en su casa o a hablar por el móvil.
    Fournillier ha estado algo más comedido, pero sí ha tapado a los cantantes, al menos donde yo estaba así lo he apreciado.
    Rucinski no creo que haya estado tan flojo, aunque coincido en que, a priori, da un poco de miedo su Onegin.

    Gracias de nuevo por su ineteresante comentario.

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  14. Querido Atticus, muchas gracias por tu crítica. Coincidimos, creo, bastante en lo referente a Grigolo. Te dejo un link a una crónica mía, mucho más modesta.

    http://operaylibros.wordpress.com

    Muchas gracias.

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  15. Atticus, a mi me encantan tus ácidas crónicas como ésta, aunque siento mucho la decepción que te ha provocado esta función. Lo que no me imaginaba es que fueras de la liga antivillazón, con lo "simpático" que es. Bromas aparte, a mi me gusta muchas veces.
    un abrazo.

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  16. Estimado Señor Atticus,
    Primero que nada quiero agradecerle que comparta sus conocimientos y su tiempo con el público en general. No quiero entrar en adulaciones, pero para gente que se inicia en la ópera sus argumentaciones y opiniones nos ayudan muchísimo. Cuando acabamos de ver una ópera al llegar a casa leemos su blog para ver si hemos sido capaces de percibir algo de lo que usted comenta en sus análisis.
    Dejando aparte el agradecimiento, le escribo para solicitarle que por favor, desde esta tribuna que es su blog y siempre que pueda (todas las veces que pueda), escriba una reflexión sobre un sector del público que desgraciadamente parece ir en aumento.
    Ocurre que apenas cae el telón de la función, incluso antes, nada más el director de orquesta baja la batuta, empiezan a desfilar hacia la salida, como una estampida de cuadrúpedos, una serie de energúmenos carentes de todo respeto hacia músicos, cantantes, actores y público. Su falta de cortesía a veces, llega a ser tragicómica, pues en su afán de bajar por las escaleras del patio de butacas, aplaudiendo como si la cosa no fuera con ellos, van dando traspiés en todos los escalones.
    Desde aquí les pediría que ya que han sido capaces de mantenerse en su localidad durante 3-4 h, que hagan el esfuerzo supremo de permanecer 5-10 m más.
    Me ha llamado la atención que estas estampidas las llegan a planificarse sin ningún rubor ni asomo de educación, pues estando en los urinarios, oí la siguiente conversación entre 2 ó 3 personas y voz en alto: “ Nada más empiece lo de los aplausos, salimos escopetados y recogemos los abrigos del guardarropa y así no tenemos que esperar una cola de 5 -10 m”

    Dioses, ¿qué gente acude a la ópera, que antes de su comienzo ya están pensando en salir? Vaya panda de maleducados.

    Como usted dispone de un verbo prodigioso, si piensa que la razón me asiste, le agradecería sobremanera que en todos sus análisis haga mención a tamaña desfachatez, hasta que estos cernícalos cesen en comportamiento tan degradado.

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  17. Anónimo(operaylibros): He leído tu crítica y de mucho más modesta, nada. Estupenda y fundamentada. Disentimos en algunas cosas puntuales, pero al menos me conforta saber que hay más gente que, sin tener celos ni estar organizada por el contubernio mundial antigrigolil, piensa que Grigolo no cantó adecuadamente.

    Kalamar: Fíjate que, hasta cuando me destrozan una función, me lo acabo pasando razonablemente bien.
    A mí Villazón me ha gustado en algunos años y algunas cosas. Actualmente procuro evitarle porque lo que le oigo últimamente no me gusta, aunque no soy de ninguna Liga anti-nada... bueno, sí de la anti- taxistas que van con radio intereconomia y te dan conversación.

    J. Miquel: Bienvenido al blog y gracias por su comentario y sus amables palabras. Saber que lo que escribo le puede resultar a alguien de ayuda para disfrutar más de la música, le aseguro que me compensa cualquier esfuerzo y desánimo puntual.

    Por supuesto que, respecto al tema que comenta, le asiste la razón. Eso sí, le tengo que decir que, aunque recurre usted a lo que injusta y amablemente denomina mi "verbo prodigioso" para arremeter contra los inefables botarates del culo inquieto, ha dejado usted expuesto en su comentario de forma clara y concisa y con un verbo más rico que el mío, cuanto pudiera decir yo al respecto.

    Ya he comentado en bastantes ocasiones el comportamiento de estos mamíferos con orejas, que suelen ser los mismos que creen que los preludios musicales son para comentar con el vecino a cuánto está el quilo de salmonetes, o que si hace calor hay que darse aire golpeándose ruidosamente la zona mamaria, o que cuando viene un fragmento que-me-lo-sé debo dirigirlo con el dedo con el que previamente he hurgado mis fosas nasales mientras canturreo para que vean todos lo entendido que soy.

    Me parece ante todo que es una falta de consideración hacia el resto del público y, sobre todo, hacia los artistas. No porque haya obligatoriamente que aplaudirles (veáse Grigolo), pero sí al menos esperarse a que esas personas que se han pasado 3 o 4 horas tocando, bailando o cantando para tu disfrute, puedan recibir tu respuesta ante su trabajo.

    Ahora bien, no se engañe. Por mucho que lo digamos, seguirán con sus particulares simulacros de alarma de incendio y, lamentablemente, no rodarán por la escalera.
    Pero nosotros seguiremos insistiendo.

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  18. Genial, desternillante y acidísima crónica. No obstante creo que la del día 12 tuvo mejor desarrollo en todos los aspectos. Los estrenos nunca han sido santo de mi devoción. Pérez puso empeño y no advertí tantas desafinaciones como aquí se expresan y en cuanto a Grigolo otro de sus problemas es que no distingue la raza del toro que coge por los cuernos, en fin... La puesta en escena me resultó algo chirriante, para eso ya existe el género musical y no me ha enloquecido esta mixtura. En cuanto a los sprinters de la platea yo me ofrezco a zancallidear desde mi butaca de pasillo. Y que nadie se ofenda pero me he carcajeado mil veces cuando a la señora con las pieles se le tuerce el tobillo y el señor con el móvil en la oreja trata de rescatarla del batacazo que Calatrava le tenía preparado.
    Enhorabuena nuevamente.

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  19. Gracias por tu comentario, Anónima.
    El empeño de Pérez fue evidente y sus desafinaciones no pocas.
    Sobre la puesta en escena, la he destacado porque fue lo único que me convenció medianamente, pero, tienes razón, tampoco es el colmo de la originalidad.
    Has descrito perfectamente la escena de la carrera final. Añado: el señor con el móvil en la oreja acude al rescate mientras dice "oyeee, te dejo ahora que se ha caido Amparín".

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  20. Yo fui a la función del dia 15, un desastre la orquesta y sobretodo Grigolo. ¿Como se puede cantar tan mal?No tiene mal instrumento,pero lo fuerza y le sale por un sitio. .. .

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  21. Hola,
    Fui a ver la representación de Manon del día 18 y luego repetí el día 21. Me emocioné más el sábado, quizás porque el sábado estaba más pendiente de la música y el día 21 me decanté por fijarme más en el físico de Grigolo, je,je. No tengo conocimientos musicales, pero más o menos noto cuando desafinan o cuando frasean mal. En Manon noté que, excepto el tenor del día 18, ningún cantante pronunciaba bien el francés (escuchad a Natalie Dessay cantando el último acto con Rolando Villazón, ella está soberbia, aunque es lógico, es francesa). La soprano Aylin Perez estuvo bien, tenía mucha facilidad para los agudos, aunque a veces me parecían un poco estridentes¿puede ser? A mi no me pareció que Grigolo cantara muy mal, aunque creo que su voz no le va al personaje (el tenor del día 18 tenía un voz más dulce, más adecuada al personaje, aunque el físico no le acompañase demasiado). Lo que noto es que Grigolo se pone rojo como un tomate cuando tiene que dar los agudos, parece que le vayan a estallar las venas, supongo que será por falta de técnica.En cuanto al barítono, la verdad es que no sé si el papel de Onegin le va a venir un poco grande. Desde luego no tiene una presencia física demasiado impactante para ese personaje y su voz es un poco "oscura". Espero que no me defraude, es una ópera tan maravillosa que me da miedo llevarme un chasco (me pasó con la Traviata de la temporada anterior del Palau).
    Por otra parte, os doy la razón en que los espectadores hacen demasiado ruido en las representaciones. Tosen muchísimo y además no tienen preparado ni un simple caramelo ni agua para los momentos de crisis. El martes me saqué la entrada en el cuarto piso y con razón lo llaman el gallinero, la gente hablaba como si estuviera en el salón de su casa, comentando la peli. En fin, no quiero parecer la señorita Rottermeyer.
    Muchas gracias por este blog, me ha encantado descubrirlo y leer todos los comentarios.También gracias por dejarme enviar los mios.
    Un saludo a todos,
    Doretta

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  22. Gracias por tu visita, Doretta. Espero seguir contando con tus interesantes comentarios tantas veces como te apetezca.
    Estoy completamente de acuerdo con todo lo que dices de Manon, aunque yo soy más crítico con Grigolo.

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