jueves, 25 de julio de 2013

NUEVOS DATOS DE LA TEMPORADA 2013-2014 EN LES ARTS

"La Valquiria" - Coproducción del Palau de les Arts y Maggio Musicale Fiorentino

En la web del Palau de les Arts ya han colgado los primeros datos oficiales acerca de las producciones que podrán verse en Valencia la próxima temporada operística, completando así la información que se ofreció hace unos días desde la Conselleria de Cultura. Conociendo como conocemos la forma de trabajar del teatro valenciano es de esperar que todavía nos aguarden muchos cambios y sorpresas respecto a lo ahora anunciado.

Como ya comenté en mi anterior post, la temporada se iniciará el 19 de octubre con “La Traviata”, de Giuseppe Verdi, bajo la dirección musical de Zubin Mehta. Se representarán seis funciones más, los días 24 y 29 de octubre y 2, 7, 10 y 13 de noviembre. La producción presentada es la famosísima creada en 2005 por el alemán Willy Decker para el Festival de Salzburgo, también conocida familiarmente como “La Traviata del reloj”, y que estrenó la pareja Netrebko-Villazón.

En esta ocasión no será Anna Netrebko ni Rolando Villazón quienes nos visiten, pero está previsto que el papel protagonista sea interpretado por la búlgara Sonya Yoncheva, una soprano lírica francamente interesante que ha cantado recientemente Violetta en Montecarlo. Junto a ella estarán el tenor rumano Stefan Pop y el barítono italiano Simone Piazzola, como Germont hijo y padre respectivamente, de quienes no tengo ninguna referencia.

El 3 de noviembre tendrá lugar el estreno de “La Valquiria”, de Richard Wagner, que también podrá verse los días 6, 9 y 16 del mismo mes, bajo la dirección musical de Zubin Mehta en la coproducción con el Maggio Musicale Fiorentino que ya se vio aquí en aquél Anillo mítico de hace unos años, con dirección escénica de Carlus Padrissa de La Fura dels Baus, los videos de Franc Aleu, escenografía de Roland Olbeter y vestuario de Chu Uroz.

El papel de Brünnhilde vuelve a ser interpretado por la norteamericana Jennifer Wilson, a quien acompañaran en escena el barítono alemán Thomas Johannes Mayer, como Wotan, de quien, lamentablemente, no tengo muy buenas referencias; el tenor austriaco Nikolai Schukoff, ya casi un habitual de Les Arts, como Siegmund; otro cantante que también nos frecuenta, Stephen Milling, como Hunding;  Heidi Melton (Sieglinde) y Elisabeth Kulman (Fricka).

El 1 de febrero se estrenará “Manon Lescaut”, de Puccini, que se representará también los días 4, 7, 9, 12, 15 y 18. Plácido Domingo  será el encargado de la dirección musical en esta producción del Teatro Regio di Parma que cuenta con la dirección escénica del británico Stephen Medcalf, de quien pudimos ver la pasada temporada su interesante versión de la mozartiana “Flauta Mágica”. Entre los cantantes, se apuntan de momento los nombres del joven tenor portorriqueño Rafael Dávila como Des Grieux, y los de Mattia Olivieri y Maurizio Muraro, intuyo que como Lescaut y Geronte, pero nada se dice de la protagonista femenina.

Los días 23 y 26 de febrero y 1, 11, 13 y 15 de marzo, llegará “La italiana en Argel”, de Gioacchino Rossini, bajo la dirección musical de Ottavio Dantone, en una coproducción del Teatro Real de Madrid con el Maggio Musicale Fiorentino, la Houston Grand Opera y el Grand Théâtre de Bordeaux, con la colorida, vistosa y divertida dirección de escena concebida por Joan Font de Els Comediants. En el apartado de cantantes se anuncia la presencia del uruguayo Erwin Schrott en el papel de Mustafá y de Silvia Tro Santafé como Isabella. Ya era hora de que esta estupenda cantante valenciana y especialista en Rossini recalase por fin en el Palau de les Arts.

El 27 de marzo será el estreno de “Simon Boccanegra”, de Giuseppe Verdi, en la producción propia que ya pudo verse en Valencia en 2007, con dirección escénica de Lluís Pasqual, escenografía de Ezio Frigerio, y vestuario de Franca Squarciapino. En aquella ocasión el papel protagonista lo interpretó Carlos Álvarez, pero esta vez se prevé que lo haga el tenor reconvertido en barítono Plácido Domingo, que estará acompañado por el formidable bajo ruso Ildar Abdrazakov como Fiesco, y dos cantantes que ya estuvieron con él sobre el escenario la temporada pasada en “I due Foscari”, el tenor italiano Ivan Magrì, como Gabriele Adorno, y la soprano china Guanqun Yu como Amelia.

Tendrán lugar cuatro representaciones más del drama verdiano los días 30 de marzo, 3, 6 y 9 de abril. Sobre la dirección musical no se dice nada. Todo apuntaba a que podría ser el todavía director titular Omer Meir Wellber, pero sus malas relaciones con súper Helga, podrían dejarle fuera también del foso en esta ópera, limitando su labor a varios conciertos sinfónicos, no sé si por “sugerencia” de la Intendente o por propia iniciativa. Aunque pienso que lo normal es que finalmente sea él quien acabe dirigiendo este Simón.

El 24 de abril se estrenará la ópera que pondrá el punto final a la temporada oficial.  Se trata de “Maror”, del compositor Manuel Palau (1893-1967), en lo que parece haber sido una imposición de ese ente amorfo y boinoparlante que se hace llamar CulturArts. Valencianor por los cuatro costados, con la dirección musical de Manuel Galduf, dirección escénica de Antonio Díaz Zamora y escenografía de Manuel Zuriaga, y un elenco del que no se ofrece dato alguno, pero del que ya se adelanta que, por supuesto, estará integrado por cantantes de la Comunitat Valenciana. Tendrán lugar dos representaciones más los días 27 y 30 de abril.

En el apartado sinfónico destaca la presencia de Riccardo Chailly los días 11 y 13 de diciembre, con el “Réquiem” de Verdi, y Carmen Giannattasio, Veronica Simeoni, Giorgio Beruggi y Liang Li como solistas.

Nada menos que cinco conciertos aparecen anunciados dirigidos por el todavía director musical de la casa Omer Meir Wellber: el 22 de septiembre en la jornada de puertas abiertas, con obras de Prokófiev y Tchaikovsky; el 24 del mismo mes con obras de Mozart y la colaboración del Ballet de la Generalitat (los pelos de punta tengo ya de pensarlo); y el 20, 24 y 29 de noviembre, sin que se conozca el programa.

No menos se me erizan los cabellos de terror ante el concierto previsto para el 17 de noviembre, dirigido por Zubin Mehta, donde se anuncia una mezcla entre “la esencia del concierto de Año Nuevo vienés” y la zarzuela. Agárrense los machos.

También se le reserva un hueco en el apartado sinfónico a Ottavio Dantone que, el 8 de marzo, dirigirá un concierto integrado por obras de Mozart y Bach.

Por último, se anuncia un espectáculo al aire libre el 4 de octubre, dirigido por Carlus Padrissa para conmemorar los bicentenarios de Wagner y Verdi. Veremos.

Aunque me consta que mi petición caerá en un saco más roto que el que guarda los fondos públicos de la Generalitat, quisiera suplicar que eviten rellenar los abonos operísticos con todos estos conciertos, ballets y espectáculos de saltimbanquis varios, sobre todo si siguen insistiendo en llevarlos a cabo en esa indecencia de Auditorio superior.

Del Festival del Mediterrani nada se ha hecho oficial. De momento nos quedaremos con la voluntad declarada del maestro Zubin Mehta de programar una de mis óperas favoritas, “El Caballero de la Rosa”, de Richard Strauss.

Pues hasta aquí lo que se cuenta de momento desde Les Arts y la Conselleria de Cultura. Os recomiendo que guardéis estas informaciones y las vayáis contrastando, según avance la temporada, con lo que realmente se ofrezca. Suele ser divertido.

sábado, 20 de julio de 2013

TEMPORADA 2013-2014 DEL PALAU DE LES ARTS

La prensa valenciana de hoy (ver enlace) hace oficiales los títulos operísticos que se prevé que integren la programación del Palau de les Arts en la próxima temporada 2013-2014.
 
Lejos de los fastos y oropeles que antaño acompañaban, con artistas invitados, las presentaciones de las nuevas temporadas, en esta ocasión el anuncio se ha limitado a la colocación de un panel informativo a la puerta del teatro valenciano, reflejo evidente de las aguas revueltas que actualmente corren en el edificio de Calatrava, sin saber con cuánto presupuesto van a contar el año que viene y habiéndose anunciado hace escasos días que se va a iniciar un ERE que podría afectar al 35% de la plantilla actual de Les Arts, mientras doña Helga parece que había dado los primeros pasos para negociar el nuevo convenio. Pero bueno, de momento que se anuncie una programación medio decente ya es mucho.

No ha habido sorpresas y prácticamente se confirman los títulos que ya corrían en todas las apuestas.

La sesión operística se iniciará el 19 de octubre con “La Traviata”, de Giuseppe Verdi, bajo la dirección musical de Zubin Mehta. El maestro indio reservó hace tiempo fechas en Valencia para dirigir la reposición de la tetralogía “El Anillo del Nibelungo”, que se suponía que iba a abrir esta temporada en homenaje al bicentenario del nacimiento de Richard Wagner y que las dificultades económicas echaron atrás.

El único título que se representará de esa tetralogía será “La Valquiria”, en noviembre, también bajo la dirección de Zubin Mehta y, se supone, que con la producción propia de Les Arts con dirección escénica de La Fura dels Baus.

Desde noviembre no aparece reseñada ninguna otra ópera hasta febrero, donde se anuncia el estreno de “Manon Lescaut”, de Puccini, con el movimiento de batuta desde el foso de Plácido Domingo.

El turno del belcanto llegará a continuación, con “La italiana en Argel”, de Gioacchino Rossini, bajo la dirección musical de todo un experto, Ottavio Dantone.

De nuevo el incombustible tenor-barítono-director madrileño Plácido Domingo se espera que haga acto de presencia sobre el escenario de Les Arts protagonizando el siguiente título programado, “Simon Boccanegra”, de Giuseppe Verdi, intuyo que en la producción que ya pudo verse en el teatro valenciano en una de sus primeras temporadas. Aquí no se dice quién dirigirá, pero parece que podría ser Omer Meir Wellber, quien, no lo olvidemos, de momento sigue siendo el director musical titular del coliseo, pese a que, como vemos, no se cuenta con él en absoluto. Las relaciones del director israelí con la Intendente son nefastas y todo apunta a que se está esperando que concluya su contrato en 2014 para proceder a su relevo. Posiblemente por Domingo.

La temporada oficial concluirá en abril con el peaje a CulturArts del estreno de una ópera valenciana, “Maror” (que rima con horror) del compositor Manuel Palau (1893-1967), bajo la dirección del también valenciano Manuel Galduf.

Del Festival del Mediterrani nada se ha hecho oficial. Si de aquí a junio seguimos vivos, parece que la idea sería programar “El Caballero de la Rosa”, de Richard Strauss, obviamente bajo la dirección de Zubin Mehta y, probablemente, con la producción que ya dirigiese hace unos años el maestro indio en Florencia.

En el apartado sinfónico destaca un concierto de Zubin Mehta en noviembre y, sobre todo, la presencia de nuevo en nuestra ciudad de Riccardo Chailly, en esta ocasión en diciembre con el colosal “Réquiem” de Verdi, con Carmen Giannattasio, Veronica Simeoni, Giorgio Beruggi y Liang Li como solistas. Tengo que decir en este sentido que me ha decepcionado comprobar que no se ha contado con la mezzosoprano María José Montiel, una habitual en los “Réquiem” dirigidos por Chailly. No sé si se deberá a una decisión del milanés o una imposición de la superintendenta-que-todo-lo-controla.

Pues nada, esto es todo de momento. Nombres de intérpretes, salvo el Simón de Domingo, nada de nada. A estas alturas ponerse a buscar cantantes de cierto nivel con agendas libres parece complicado. No obstante, si por algo se ha caracterizado siempre la gestión de la superintendenta Vicenta, digo Helga, ha sido por su capacidad de atraer nombres relevantes cuando menos se esperaba. Ahí tenemos el ejemplo del reciente “Otello”. Aunque las arcas no están como para permitirse muchas alegrías.

Pero bueno, como he venido repitiendo, de momento que se hable de previsiones de próxima temporada, tal y como está la cosa, ya es algo positivo. Después ya vendrá la realidad a despertarnos. O no.

lunes, 15 de julio de 2013

V FESTIVAL INTERNACIONAL "RESIDÈNCIES DE MÚSICA DE CAMBRA" DE GODELLA

Una cita veraniega que para algunos, entre los que me incluyo, se ha convertido en imprescindible, es el Festival Internacional "Residències de Música de Cambra" que se celebra todos los años en la población valenciana de Godella y que en esta ocasión alcanza su quinta edición.

Bajo la dirección de Joan Enric Lluna, clarinete solista de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, agrupación titular del Palau de les Arts, y fundador del grupo de instrumentos de viento Moonwinds, el Festival se ha convertido en un referente fundamental de la música de cámara, constituyendo además un vehículo idóneo para jóvenes músicos que, durante unos días, tienen la oportunidad de ensayar y actuar junto a consagrados intérpretes de primera fila.

Este año podemos disfrutar en el Festival de la presencia de miembros de la orquesta titular de Les Arts como Guiorgui Dimchevsky y Theresa Nikolova-Nolen (violines), Alejandro Friedhoff (violonchelo), Álvaro Octavio (flauta), Aine Suzuki (viola), David Fernández (trompa) o Rubén Marqués (trompeta), además del propio Joan Enric Lluna al clarinete.

El pasado sábado tuvo lugar el primero de los conciertos. En la primera parte se presentaba, dentro de la sección “Jóvenes Talentos”, el Quinteto Frontela, una joven agrupación que llevó a cabo una espléndida ejecución del primer movimiento de la Serenata nº 12 (KV 388) de Mozart. Tras esto, Moonwinds, con Joan Enric Lluna al frente, pasaron a interpretar brillantemente la Serenata Opus 44 para vientos, cello y contrabajo de Dvorak.

En la segunda parte, una orquesta compuesta para la ocasión por miembros de Moonwinds, solistas de la orquesta de Les Arts y jovencísimos (no superan los 18 años) músicos de la orquesta Música Cordis, dirigidos por Joan Enric Lluna, interpretaron, junto al barítono murciano José Antonio López, “El maestro de capilla”, un intermedio cómico en un acto compuesto por Domenico Cimarosa. Y los resultados fueron excelentes.

La orquesta, incluyendo los más jóvenes intérpretes, sonó con una precisión increíble, sin que se pusiera de manifiesto ni el más mínimo desajuste, acompañando al cantante con la intensidad y acentos debidos en cada momento, teniendo además oportunidad de lucirse los solistas en los numerosos pasajes que la partitura les ofrece para ello. Portentosas resultaron las exhibiciones de Álvaro Octavio a la flauta o del concertino Guiorgui Dimchevsky. José Antonio López, por su parte, mostró una voz potente de bonito timbre baritonal, llevando a cabo una interpretación actoral muy divertida.

En el patio de butacas disfrutamos de lo lindo y daba gusto ver a los jóvenes músicos, algunos apenas adolescentes, pasárselo también estupendamente, sin poder contener la sonrisa, mientras tocaban junto a los virtuosos solistas que tenían por compañeros.

Ayer tuvo lugar el segundo de los conciertos, con un repertorio de carácter más íntimo, formado por obras de Bach, Scarlatti, Haendel, Haydn, Mozart y Beethoven, donde volvieron a lucirse los músicos de Moonwinds y de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, acompañados en esta ocasión por la soprano valenciana Isabel Monar. Quisiera destacar aquí el increíble virtuosismo que mostró toda la noche Rubén Marqués a la trompeta.

Todavía quedan dos conciertos más. Mañana, día 16, destaca la presencia del prestigioso pianista onubense Javier Perianes, que interpretará piezas de Schumann, Chopin, Debussy y Beethoven; y el jueves 18, músicos de Moonwinds y de la orquesta titular de Les Arts afrontarán un programa muy variado bajo el título “Virtuosisme màgic” que promete emociones fuertes. Os recomiendo que si podéis os acerquéis.

Parece casi milagroso que, dados los tiempos que corren, pueda subsistir un evento de estas características, en una pequeña localidad, centrado en la música de cámara y en la promoción de jóvenes músicos, pero el empeño de sus organizadores, de la Associació d’amics de la Música de Cambra de Godella, la respuesta positiva del público y una administración pública, en este caso el Ayuntamiento de Godella, que ha decidido apostar por defender la cultura, han hecho posible su mantenimiento y consolidación. Espero que en años venideros sigamos contando con esta iniciativa y, ya puestos a pedir, ojalá que acontecimientos como este dentro de poco no sean la rareza sino el rumbo de nuestra política cultural y musical.

De momento seguiremos disfrutándolo y, como decía antes, os animo a todos a que lo hagáis también acudiendo a los conciertos que restan. AQUÍ podéis encontrar la programación y toda la información. Los conciertos empiezan a las 22.30 en el Teatro Capitolio de Godella y las entradas valen 10 euros. La experiencia vale la pena.

jueves, 4 de julio de 2013

"RIGOLETTO" (Giuseppe Verdi) - Teatro de la Maestranza - 29/06/13

Transcurría todavía el frío mes de enero cuando un grupo de amigos decidimos comprar entradas para acudir a finales de junio a Sevilla, a la representación de “Rigoletto” que se había anunciado en el Teatro de la Maestranza. La verdad es que a mí me hacen falta pocos pretextos para ir a una ciudad que me encanta y a la que tengo gran cariño, pero en esta ocasión la excusa era perfecta, pues un “Rigoletto” con Leo Nucci, Jessica Pratt, Celso Albelo y María José Montiel no se ve todos los días. Lástima que no pudiera organizarme para haber ido a alguna de las funciones del también muy interesante primer reparto, con un trío protagonista andaluz formado por Juan Jesús Rodríguez, Mariola Cantarero e Ismael Jordi.

Y la experiencia ha valido la pena. Ya la simple presencia del veterano barítono italiano Leo Nucci en el papel del bufón, garantizaba el espectáculo, pero es que, además, el resto del reparto rindió a un nivel espléndido y pudimos vivir y disfrutar una fantástica noche de ópera, a la vieja usanza, como cuando todavía había divos operísticos y en la que la pasión contagiada desde el escenario desbordó el patio de butacas.

Si se buscaban ortodoxas esencias interpretativas de la partitura de Giuseppe Verdi, no era la cita más adecuada. La orquesta estuvo lejos de infundir al conjunto acentos y clímax puramente verdianos, y los cantantes se lanzaron a una impactante exhibición vocal incluyendo todos los agudos y sobreagudos no escritos originariamente pero que los sucesivos divos y divas han ido incorporando para su propio lucimiento a lo largo de los años. Ahora bien, si lo que se pretendía era pasarlo estupendamente asistiendo a un emocionante espectáculo de ópera, no había mejor ocasión.

Leo Nucci ES Rigoletto. Ha cantado tantas veces el papel y lo tiene tan asumido en su interior que, pese a sus puntuales excesos interpretativos, te lo crees completamente. El personaje le surge de forma natural. Se planta la joroba y se transforma. Si algún día me contasen que este hombre ha acabado en su vida personal, como le pasó a Johnny Weissmüller con Tarzán, creyéndose el personaje interpretado y entrando en el comedor de la residencia de la tercera edad gritándoles a todos “Cortigiani, vil razza dannata”, me lo creería sin dudar.

Vocalmente tiene más trampas que una película de chinos, empuja la voz, utiliza portamenti a cascoporro, pero, a sus ¡71 años! el derroche que lleva a cabo en escena es brutal y digno de elogio. Y, lo que es más importante, logra alcanzar de forma inmediata el punto sensible del espectador transmitiendo emoción en estado puro, lo cual tiene mucho más mérito teniendo en cuenta que no baja el piloto automático del forte y no ofrece ni un solo matiz.

Pese a su edad, la voz, aunque pueda denotar cierto desgaste, se muestra sin apenas vibrato, su fiato sigue siendo muy respetable y su potencia y técnica de emisión permanecen incólumes. El incisivo fraseo de Nucci emociona y conmueve, retratando a la perfección las diferentes facetas del personaje, desde el arrastrado siervo sin reparos para ser cruel, al amante padre o al ultrajado progenitor  dispuesto a la despiadada venganza.

En ese sentido, su “Cortigiani” y el subsiguiente “Ebben, piango”, me parecieron antológicos, diferenciando de forma maestra las dos secciones, dando una lección de interpretación operística. Me gustó bastante más que la “Vendetta”, más atropellada y efectista, la cual, como no podía ser de otra forma, bisó a telón bajado en compañía de la Pratt con el público puesto en pie. De hecho me comentaron que la bisó hasta en el ensayo general. Nucci es así. That’s entertainment!.

Cuando escuché las primeras notas de Celso Albelo como Il Duca, no pude evitar recordar a Alfredo Kraus. Cierto es que las voces de ambos difieren y que la composición que del personaje realiza Albelo tiene una vertiente mucho más golfa que aquel elegante duque que encarnaba Kraus, pero me pareció evidente que el desaparecido maestro es la clara referencia de su joven pupilo. Tengo que decir, ante todo, que me gustó muchísimo Albelo. Y eso pese a que a su fraseo le falte un punto de expresividad y a que comenzó un tanto inseguro y sin acabar de colocar bien la voz, pero en el dúo con Gilda estuvo formidable y su recitativo y aria “Ella mi fu rapita… Parmi veder le lagrime” me parecieron referenciales. Elegancia canora de muchísimos quilates, con impecable dicción, exhibición de fiato y un exquisito canto ligado que no se vio afectado ni pese a los estirados tempi que imponía Halffter. En “La donna é mobile” remató con una nota final eterna, quizás efectista en demasía, pero la noche pedía excesos.

Uno de mis principales alicientes para esta excursión sevillana se centraba en escuchar a la soprano australiana Jessica Pratt, de quien me habían hablado especialmente bien; y no me defraudó en absoluto. Lejos de muchos de los jilguerillos que asumen el papel de Gilda, la Pratt tiene una voz brillante y con cuerpo, con unos agudos timbradísimos, bien emitidos y mejor colocados, de impecable afinación. Dio todo un recital de medias voces, filados, pianísimos y trinos espectaculares que enriquecían su elegante y muy bien ligado fraseo de forma magistral. Haber podido disfrutar en directo, en apenas quince días, de dos voces de soprano como las de María Agresta y Jessica Pratt, es un lujazo.

Posiblemente, Maddalena no sea el rol más adecuado para que se desplieguen las virtudes vocales de María José Montiel, quien se encuentra más cómoda en tesituras no tan graves, pero, a pesar de ello, la mezzosoprano madrileña llevó a cabo una actuación excelente, dotando al personaje de una enorme expresividad, sabiendo transmitir sus diferentes estados de ánimo pese a la brevedad del papel, y con una tremenda carga sensual (a la salida casi había tantos comentarios alusivos a las bonitas piernas de la Montiel como sobre el bis de Nucci). En el cuarteto se mostró soberbia, afinadísima, perfectamente audible y en conjunción perfecta con el trío protagonista, lo que en una Maddalena no suele ser muy habitual.

El bajo ruso Dmitri Ulianov, a quien vimos el año pasado en Les Arts como rey René de "Iolanta", fue un contundente y muy notable Sparafucile de profundas resonancias, voz potente y, aunque su canto no sea especialmente refinado, de intencionado fraseo con el que logró dibujar de forma efectiva la maldad del personaje.

Todo el resto del reparto funcionó también muy bien, sin que nadie desluciese el relevante nivel vocal general, mereciendo destacarse el buen Monterone de Miguel Ángel Arias, con una voz francamente interesante, a quien pienso que perjudicaba un tanto la caracterización empleada para avejentarlo, con postizos impropios hasta de la cabalgata de reyes.

No me convenció en absoluto Pedro Halffter al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Interpretar a Verdi exige saberle dar a la partitura todo el protagonismo dramático que la genialidad del compositor de Busseto le otorgó. Y Halffter no supo o no quiso. Su empleo de tempi y dinámicas se me antojó caprichoso, sin responder al devenir narrativo y emocional del drama, siendo la monotonía e insulsez la tónica dominante de su lectura. Hubo pasajes de una morosidad exacerbada, como en “Parmi veder le lagrime”, donde no sólo la orquesta no respiraba con los cantantes, sino que les colocó en una situación muy comprometida que sólo se salvaba gracias a la técnica individual de los intérpretes. Curiosamente, o no, Nucci fue quien menos padeció estas lentitudes. Posiblemente el ser la estrella de la función influyera en ello.

Para no ser del todo injusto diré que hubo momentos donde la orquesta brillo con más relevancia, como en las entradas de Monterone o en la escena de la tormenta y el último acto en general, donde el cuarteto fue bien conducido.

Muy importante me pareció sin embargo la aportación del Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Si en el aspecto orquestal cualquier comparación que se pudiese hacer con la agrupación que escuchamos habitualmente en Les Arts no se sostenía, en el caso del Coro no ocurrió lo mismo. Sonó fantásticamente bien con un ajuste, sonoridad y empaste de primera línea. Todo un descubrimiento.

En cuanto a la dirección escénica, se trataba de la concebida por Stefano Vizioli para el Teatro Regio di Parma. De corte absolutamente clásico, como le gusta a Nucci, con una escenografía especialmente vistosa en el primer cuadro, sirvió a la perfección para contribuir a la sensación de estar viviendo una noche operística de las de antaño, si bien el trabajo escénico como tal me pareció pobre, sobre todo en lo que a la dirección de actores se refiere.

Pienso que se resolvió bastante hábilmente el último acto, aunque, en este caso, la colocación de los cantantes durante el cuarteto en alturas diferentes creo que es un error. Tampoco se solucionó adecuadamente la voz interna del tenor que sonaba claramente a nivel del escenario y no desde la ventana donde se supone que se encontraba. Pero esta noche, más que nunca, la dirección escénica era lo de menos.

El público, que llenaba totalmente el recinto sevillano, con presencia de caras conocidas de la jet local y muchos aficionados desplazados de toda España, enloqueció literalmente con el espectáculo ofrecido y jaleó y braveó puesto en pie a todos los intérpretes, llegando en el bis de la Vendetta a no esperar ni a que Nucci acabase de cantar. Pocas veces he visto, además, tal cantidad de gente intentando entrar en los camerinos al acabar la función.

Aunque si de verdad hubo algo que nunca había visto en un patio de butacas de un teatro serio de ópera, fue lo que aconteció cuando Celso Albelo comenzaba a afrontar “È il sol dell'anima”: una ruidosa bolsa de plástico empezó a sonar insistentemente, pese las protestas de los que nos encontrábamos cerca del humanoide con gafas autor de semejante concierto que no cesaba. Cuando finalmente paró el ruido, mi compañera de butaca me hizo señas de que mirase al personaje en cuestión y allí estaba el señoritingo de la bolsa metiéndose entre pecho y espalda un bocata tamaño fagot y chuperreteándose sus pezuñas… Al encenderse las luces, apenas unos minutos después, mi amiga le llamó la atención ante la falta de respeto con los artistas y el público de su comportamiento y su respuesta fue que éramos “muy sensibles”, con lo que todos los que por allí estábamos a punto estuvimos de demostrarle que lo único sensible iba a ser su nariz al día siguiente.

En fin, no me alargo más. Hasta aquí mi crónica para dejar constancia de otra inolvidable jornada operística y de un estupendo fin de semana gastronómico-cultural que quiero agradecer a todos los amigos y amigas que me ayudaron a pasarlo todavía mejor, y muy especialmente a nuestros anfitriones Joan, Gabriel y Cayetana. Esperemos poder repetir muy pronto otra escapada.