El pasado sábado 27 se ofreció en el mal llamado Auditori del Palau de Les Arts, el segundo de los conciertos dedicados a la zarzuela, apenas una semana después del que contó con la presencia del incombustible Plácido Domingo, que dio toda una lección de profesionalidad y sabiduría interpretativa.
En esta ocasión, junto a la Orquestra de la Comunitat Valenciana dirigida por José Miguel Pérez Sierra, los protagonistas fueron los cantantes Jorge de León, Rocío Ignacio y María José Montiel, que sustituyó a un Carlos Álvarez que, con otra cancelación más que añadir a su larga lista de este año, parece que lamentablemente ya no debe estar para cantar ni con los niños de San Ildefonso.
José Miguel Pérez Sierra dirigió con gran corrección y conocimiento del género, cuidando con pulcritud a los cantantes a quienes dejó todo el protagonismo. En los fragmentos orquestales se echó de menos algún destello de emoción que sólo apareció en la delicada ejecución del Nocturno de El Rey que Rabió, donde la sección de cuerda de la Orquesta brilló especialmente, y en un Intermedio de Maruxa francamente vibrante. Por el contrario, en los Intermedios de Goyescas y Las Bodas de Luis Alonso, la correcta ejecución no sirvió para alejar la sensación de frialdad y levedad que dejó el madrileño.
La Orquesta sonó todo lo bien que el engendro acústico del Auditorio Calatravil permite, destacando en sus intervenciones solistas: Luisa Domingo (arpa), Álvaro Octavio (flauta), Pierre Antoine Escoffier (oboe), Guiorgui Jashvili (violín) y Guiorgui Anichenko (cello).
Jorge de León afrontaba el recital apenas 48 horas después de haber cantado su cuarta “Aida” en Les Arts y lo finalizó 22 horas antes de cantar la quinta (y doy fe que la cantó con brillantez). El tinerfeño se encuentra actualmente en un momento pletórico y lo único que debería es cuidar su repertorio y no tener prisa, para no acabar con su voz machacada antes de tiempo como otros colegas suyos. Como ya es habitual en él, De León hizo ostentación de su privilegiado instrumento de gran volumen y de su facilidad insultante para el agudo. No escatimó entrega y demostró en todo momento gran complicidad con sus compañeras y con el público (especialmente con un grupito de señoras de la primera fila a las que saludaba en cada salida y entrada a escena para regocijo de ellas).
Comenzó sus intervenciones con una magnífica “Hecho de un rayo de luna” de La Leyenda del Beso, estuvo deslumbrante en “No puede ser” de La Tabernera del Puerto, y demasiado excedido en “¡Tente! Detén tu alado paso” de Don Gil de Alcalá. Y es que si un problema tiene el tinerfeño es su dificultad para matizar y bajar del forte.
La guapa soprano sevillana Rocío Ignacio no me acabó de convencer. Le reconozco su entrega, pero su voz no me resulta agradable y creo que no estuvo al nivel de sus compañeros de velada. Presentó algún problema de afinación, unos agudos casi siempre estridentes y abiertos, y abusó del grito en detrimento de la sutileza y el matiz. Su fraseo monótono contribuyó a que sus interpretaciones me resultasen frías, aunque estuvo bastante bien en “Me llamaba Rafaeliyo” de El Gato Montés.
Quienes seguís este blog sabéis que María José Montiel es una de mis debilidades. Pero es que por crítico que intente ser, en cuanto empiezo a escuchar en directo a esta mujer, caigo absolutamente rendido a la increíble hermosura de su voz cálida, aterciopelada, extensa, homogénea y de gran volumen, y a su desbordante expresividad y perfecta dicción.
Comenzó con un “De España vengo” de El Niño Judío, absolutamente soberbia, que llevó a la sala los primeros bravos de la noche. En “Qué te importa que no venga” de Los Claveles demostró su poderío en la zona grave, dio una lección de canto matizado y adecuación estilística en “Todas las mañanitas” de Don Gil de Alcalá y en "Sierras de Granada" de La Tempranica, y maravilló su implicación dramática en “Pobre Viejecita” de La Viejecita.
Siempre que salgo de escuchar cantar a María José Montiel me pregunto qué espera Helga Schmidt para dar un mayor protagonismo a esta mujer en la temporada de Les Arts, en lugar de gastarse el dinero en seguir contratando a mediocres cantantes de nombres impronunciables.
El programa previsto finalizó con una interpretación semi-escenificada de “¿Se puede pasar, Paloma?” de La Chulapona, con participación de los tres cantantes e incluso de Pérez Sierra.
Finalizado el programa previsto y ante la entusiasta respuesta de un público que estaba pasándoselo francamente bien, comenzaron los bises con la sorpresa de ver salir al escenario a Rocío Ignacio con Jorge de León portando una guitarra española, tras lo cual la sevillana interpretó “Granadinas” de Emigrantes acompañada por De León a la guitarra. En mi opinión fue el mejor momento de la noche de Rocío Ignacio, mostrándose más centrada en la expresión y el sentimiento que en la mera exhibición vocal. Mientras que Jorge de León hizo lo que pudo el chico, dejando claro por qué se dedica a cantar y no a tocar la guitarra.
Seguidamente el cantante tinerfeño bisó “No puede ser”, haciendo aún mayor alarde de potencia, fiato y agudos deslumbrantes que en su primera interpretación.
María José Montiel se salió del género para ofrecer como bis el precioso fado de Ernesto Halffter, perteneciente a sus “Seis canciones populares portuguesas”, “Ai que linda moça”, que interpretó con el único acompañamiento de la magnífica solista de arpa de la Orquesta, Luisa Domingo. La cantante madrileña de nuevo derrochó sensibilidad, expresividad y emoción en esta pieza, en la que supo transmitir con sinceridad y sencillez toda la melancolía de la página.
Por último, los tres cantantes volvieron a acometer el “¿Se puede pasar, Paloma?” de La Chulapona, con el que finalizó definitivamente el recital, mientras el público puesto en pie obsequió a todos los intervinientes con una larga y calurosa ovación, agradeciendo la entrega sin reservas de los mismos que lograron cuajar una notable velada de zarzuela que dejó un estupendo sabor de boca en los asistentes.
Aunque instantes después, la letal combinación de frío y lluvia con la descerebrada disfuncionalidad del edificio diseñado por el vacuo onanismo arquitectónico de Calatrava, trocó la satisfacción en juramentos en hebreo contra éste y gran parte de sus ancestros.
En esta ocasión, junto a la Orquestra de la Comunitat Valenciana dirigida por José Miguel Pérez Sierra, los protagonistas fueron los cantantes Jorge de León, Rocío Ignacio y María José Montiel, que sustituyó a un Carlos Álvarez que, con otra cancelación más que añadir a su larga lista de este año, parece que lamentablemente ya no debe estar para cantar ni con los niños de San Ildefonso.
José Miguel Pérez Sierra dirigió con gran corrección y conocimiento del género, cuidando con pulcritud a los cantantes a quienes dejó todo el protagonismo. En los fragmentos orquestales se echó de menos algún destello de emoción que sólo apareció en la delicada ejecución del Nocturno de El Rey que Rabió, donde la sección de cuerda de la Orquesta brilló especialmente, y en un Intermedio de Maruxa francamente vibrante. Por el contrario, en los Intermedios de Goyescas y Las Bodas de Luis Alonso, la correcta ejecución no sirvió para alejar la sensación de frialdad y levedad que dejó el madrileño.
La Orquesta sonó todo lo bien que el engendro acústico del Auditorio Calatravil permite, destacando en sus intervenciones solistas: Luisa Domingo (arpa), Álvaro Octavio (flauta), Pierre Antoine Escoffier (oboe), Guiorgui Jashvili (violín) y Guiorgui Anichenko (cello).
Jorge de León afrontaba el recital apenas 48 horas después de haber cantado su cuarta “Aida” en Les Arts y lo finalizó 22 horas antes de cantar la quinta (y doy fe que la cantó con brillantez). El tinerfeño se encuentra actualmente en un momento pletórico y lo único que debería es cuidar su repertorio y no tener prisa, para no acabar con su voz machacada antes de tiempo como otros colegas suyos. Como ya es habitual en él, De León hizo ostentación de su privilegiado instrumento de gran volumen y de su facilidad insultante para el agudo. No escatimó entrega y demostró en todo momento gran complicidad con sus compañeras y con el público (especialmente con un grupito de señoras de la primera fila a las que saludaba en cada salida y entrada a escena para regocijo de ellas).
Comenzó sus intervenciones con una magnífica “Hecho de un rayo de luna” de La Leyenda del Beso, estuvo deslumbrante en “No puede ser” de La Tabernera del Puerto, y demasiado excedido en “¡Tente! Detén tu alado paso” de Don Gil de Alcalá. Y es que si un problema tiene el tinerfeño es su dificultad para matizar y bajar del forte.
La guapa soprano sevillana Rocío Ignacio no me acabó de convencer. Le reconozco su entrega, pero su voz no me resulta agradable y creo que no estuvo al nivel de sus compañeros de velada. Presentó algún problema de afinación, unos agudos casi siempre estridentes y abiertos, y abusó del grito en detrimento de la sutileza y el matiz. Su fraseo monótono contribuyó a que sus interpretaciones me resultasen frías, aunque estuvo bastante bien en “Me llamaba Rafaeliyo” de El Gato Montés.
Quienes seguís este blog sabéis que María José Montiel es una de mis debilidades. Pero es que por crítico que intente ser, en cuanto empiezo a escuchar en directo a esta mujer, caigo absolutamente rendido a la increíble hermosura de su voz cálida, aterciopelada, extensa, homogénea y de gran volumen, y a su desbordante expresividad y perfecta dicción.
Comenzó con un “De España vengo” de El Niño Judío, absolutamente soberbia, que llevó a la sala los primeros bravos de la noche. En “Qué te importa que no venga” de Los Claveles demostró su poderío en la zona grave, dio una lección de canto matizado y adecuación estilística en “Todas las mañanitas” de Don Gil de Alcalá y en "Sierras de Granada" de La Tempranica, y maravilló su implicación dramática en “Pobre Viejecita” de La Viejecita.
Siempre que salgo de escuchar cantar a María José Montiel me pregunto qué espera Helga Schmidt para dar un mayor protagonismo a esta mujer en la temporada de Les Arts, en lugar de gastarse el dinero en seguir contratando a mediocres cantantes de nombres impronunciables.
El programa previsto finalizó con una interpretación semi-escenificada de “¿Se puede pasar, Paloma?” de La Chulapona, con participación de los tres cantantes e incluso de Pérez Sierra.
Finalizado el programa previsto y ante la entusiasta respuesta de un público que estaba pasándoselo francamente bien, comenzaron los bises con la sorpresa de ver salir al escenario a Rocío Ignacio con Jorge de León portando una guitarra española, tras lo cual la sevillana interpretó “Granadinas” de Emigrantes acompañada por De León a la guitarra. En mi opinión fue el mejor momento de la noche de Rocío Ignacio, mostrándose más centrada en la expresión y el sentimiento que en la mera exhibición vocal. Mientras que Jorge de León hizo lo que pudo el chico, dejando claro por qué se dedica a cantar y no a tocar la guitarra.
Seguidamente el cantante tinerfeño bisó “No puede ser”, haciendo aún mayor alarde de potencia, fiato y agudos deslumbrantes que en su primera interpretación.
María José Montiel se salió del género para ofrecer como bis el precioso fado de Ernesto Halffter, perteneciente a sus “Seis canciones populares portuguesas”, “Ai que linda moça”, que interpretó con el único acompañamiento de la magnífica solista de arpa de la Orquesta, Luisa Domingo. La cantante madrileña de nuevo derrochó sensibilidad, expresividad y emoción en esta pieza, en la que supo transmitir con sinceridad y sencillez toda la melancolía de la página.
Por último, los tres cantantes volvieron a acometer el “¿Se puede pasar, Paloma?” de La Chulapona, con el que finalizó definitivamente el recital, mientras el público puesto en pie obsequió a todos los intervinientes con una larga y calurosa ovación, agradeciendo la entrega sin reservas de los mismos que lograron cuajar una notable velada de zarzuela que dejó un estupendo sabor de boca en los asistentes.
Aunque instantes después, la letal combinación de frío y lluvia con la descerebrada disfuncionalidad del edificio diseñado por el vacuo onanismo arquitectónico de Calatrava, trocó la satisfacción en juramentos en hebreo contra éste y gran parte de sus ancestros.
Que no te enteras, Atticus: el Palau de Les Arts es un edificio de agua y luz que nos plantea la eterna cuestión de la relación del ser humano con el medio natural. El frío y la lluvia a las que haces referencia son parte de ese medio, como también el viento, el granizo y hasta la nieve si me apuras (lástima que casi nunca caigan copos en Valencia). Santiago Calatrava quiere que percibamos físicamente esa integración. ¿No es bonito que la consigna del Auditori se encuentre al aire libre, rociándote de refrescante lluvia mientras guardas cola para dejar el abrigo o recoger el programa de mano, ese que no dan en el interior?
ResponderEliminarAdemás, es todo un detalle que para encontrar refugio en un taxi o en un edificio cercano cuando llueve, sea obligatorio dar una buena carrerita desde la entrada del Palau. Ideal para bajar el colesterol. Teniendo en cuenta que la mayor parte del público es mayor y suele sufrir este mal, se nota que Calatrava siguió los consejos de Saber Vivir a la hora de diseñar el edificio.
Querido Atticus, el pasado sábado 27 tuve la ocasión de asistir al concierto de Zarzuela, y ni que decir tiene que estoy de acuerdo en muchos de los aspectos que comentas, sin embargo, hay otros tantos que me gustaría comentar contigo,y en los cuales no estoy en tu línea de pensamiento .
ResponderEliminarEn cuanto al tenor tinerfeño sólo puedo decir que me encanta su voz y cómo ha sabido llegar cada vez mejor a sus compromisos profesionales, dando muestras de que dentro de muy poco, sino hoy mismo, ya se trata de un primera figura entre los tenores de su difícil repertorio, y que hace muestras de una gran voz, belleza y técnica, la cual le está permitiendo abordar todo este trabajo. Chapó para Jorge ( por cierto, pude oirle su Aída del 25 y me quedé sorprendidísimo de su "Celeste Aída"... impresionante!).
En lo que más diferimos es en nuestra percepción de las dos cantantes femeninas, y en lo que quizás te toque la fibra sensible.
Para mi la Ignacio no solo tiene una bella voz, sino que además hace alarde de un gran legato y línea de canto ( ni qué decir tiene y no podemos negarle la gran presencia escénica que despliega, un regalo para los sentidos), y sobretodo es que para mi la voz es una toda igual de arriba a abajo y que los agudos y sobreagudos con los que nos deleitó no fueron para nada estridentes,sino todo lo contrario, propios de una voz de lírico ligera que tuvo que abordar un rectal con obras más bien líricas y que defendió con muchísima elegancia y dignidad.
No he tenido el gusto de oírla antes en directo, pero entiendo que por las críticas que se le hace en diversos foros, esta chica empezara muy verde, pero por lo que es ahora mismo, la considero una muy buena cantante que puede mejorar aún más con los años... no debemos menospreciarla.. por lo menos es lo que pienso yo.
Y en cuanto a la Montiel, ya veo lo ensimismado que puedes estar con ella, porque a parte de que efectivamente goza de una hermosa y bella voz, además de grande, no debemos ovbiar que la que sí tuvo problemas a la hora de abordar un par de agudos que intentó dar fue ella. No creo que teniendo ese centro deba arriesgarse a ensombrecer su actuación yendose a un agudo que no va a dar bien o que no lo tiene seguro. En cuanto a su actuación sí que me resultó un poco monótona....
En cuanto al director Perez -Siera, se le ve que tiene buen hacer aunque debido a su juventud y falta de experiencia aún tiene mucho que mejorar y que sin duda con el tiempo conseguirá resolver..
En fin, este es mi resumen de lo que pasó el sábado en el concierto.
Gracias
FLV-M: Si me hubieras explicado eso antes, Fernando, hubiese disfrutado mucho más.
ResponderEliminarQué genio es Calatrava... nosotros poniéndole a parir y él velando por nuestra salud en silencio. Gracias, Calatrava, por hacer que percibamos físicamente la integración del hombre con la naturaleza, aunque sea a base de resfriados.
Espero verte un día por aquí, Calatrava, y corresponderé a tu generosidad haciendo que tú también percibas físicamente otra cosita en tus carrillos y posaderas. Y no será un besito, majete.
Anónimo: Lamento que no te hayas identificado para poderme dirigir a ti por un nombre más personalizado. En primer lugar te doy las gracias por tu visita al blog y por dejar tu comentario.
Es evidente que discrepamos bastante en nuestra percepción de lo que pudimos ver y escuchar el sábado.
Sobre Jorge de León estamos prácticamente de acuerdo, aunque no creo que su técnica hoy por hoy sea lo más destacable, sino lo más mejorable. Pero mimbres tiene para ser un spinto de primer rango, aunque debería cuidar su repertorio y no quemarse demasiado rápido.
Respecto a las féminas, discrepamos radicalmente. Pero en este mundo apasionante de la lírica no creo que haya verdades absolutas y cada uno puede percibir de forma distinta una misma voz y si consigue que se le encienda la chispa de la emoción, le habrá gustado y si no, no.
Y en este caso a mi me emocionó la Montiel y Rocío Ignacio me dejó frío. A mi sus agudos y sobreagudos sí me sonaron estridentes y en técnica me pareció muchísimo más limitadita que Montiel. Al igual que ésta me resultó infinitamente más expresiva y con más tablas que Rocío, quien pienso que todavía sigue estando muy verde.
Tienes razón en que Rocío tiene una voz de lírico-ligera y parte del repertorio quizás fuese demasiado lírico. Espero poder escucharla en L'Elisir que es un papel muy adecuado a su voz y confío en que mi opinión varíe a mejor.
Pero es simplemente mi opinión. Una cuestión de percepción personal.
Yo nunca he pretendido con este blog dar lecciones a nadie ni sentar cátedra, sino únicamente compartir mis impresiones y que todos podamos enriquecernos con las opiniones de los demás.
Así que gracias por tu interesante comentario y espero poder contar con tus opiniones en más ocasiones, a ser posible con alguna identificación más personalizada.
Gracias
Pues parece que no fui yo el único "ensimismado" que valoró la actuación de María José Montiel del sábado 27 como la más meritoria de la noche.
ResponderEliminarEn el diario Levante de ayer día 30 se dice:
"Aún resuena el éxito que alcanzó la mezzosoprano María José Montiel en su recital de zarzuela del Palau de les Arts del pasado sábado, junto a Rocío Ignacio y Jorge de León, en el que fue destinataria de las más rotundas ovaciones jaleadas con no pocos «bravos». Montiel se halla en un momento esplendoroso de voz por extensión, rotundidad, timbre y belleza. Su focalización al emitir hace que el sonido llegue intenso a la audiencia y ello le permite hacer uso de reguladores que conceden una especial expresividad a su canto. El temperamento de la madrileña se puso de manifiesto en el casticismo de «El niño judío», en la nobleza doliente de «Los claveles», pero sobre todo en una de las páginas más bellas de su registro en la historia de la zarzuela, la romanza de María de «La Tempranica», llena de una diversidad de matices que supusieron una referencia de emoción y aliento. El público que siempre valora como merece la actuación de la cantante, está deseoso de volver a oírla en una producción de envergadura en el escenario del primer coliseo operístico valenciano".
Podéis leerlo aquí:
http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2010/11/30/edificio-levante-emv-3d/761610.html
Por casualidad he encontrado su reseña del Concierto de Zarzuela en el Teatre de Les Arts de Valencia del día 27 que ha escrito en su blog. Todo muy bien menos unas líneas comentando la cancelación del barítono Carlos Alvarez en el segundo párrafo de su escrito. Lamentable comentario, he sentido un gran dolor al leerlo, hasta el punto de saltarme las lagrimas de mis ojos. siento decirle que sus palabras no forman parte de los que amamos la música y queremos a sus intérpretes, en este caso mi admirado Carlos Alvarez. Quizás no sepa, o no se ha interesado por saber el motivo de sus cancelaciones.
ResponderEliminarMercedes
Mercedes: Lamento muchísimo no haberme expresado correctamente y que haya malinterpretado mis palabras.
ResponderEliminarLe aseguro que yo también amo la música y quiero a sus intérpretes y que respeto muchísimo a Carlos Álvarez.
No pretendía con mi comentario que nadie se sintiera ofendido, y si así ha sido, pido públicas disculpas. Quizás haya hecho mi comentario en un tono que al leerse fríamente haya sonado a burla o menosprecio, pero le aseguro que no era mi intención.
Posiblemente le haya dado un tono inapropiado. Así que reitero mis disculpas.
Sobre el motivo de sus cancelaciones, debo atenerme a la información que el propio cantante quiera transmitir, porque comentarios circulan muchos. La mayor parte de los aficionados conocemos una versión bastante más dura que la que el cantante está haciendo pública, pero él sabrá lo que hace. Mientras tanto no se puede pedir al aficionado que intuya la verdad del motivo de sus cancelaciones, sobre todo cuando se siguen programando actuaciones. Quizás fuese más sensato decir la verdad y ajustar el calendario a las razonable evolución médica de sus dolencias.
Gracias por su comentario, Mercedes, y siento mucho que se haya sentido dolida por mis palabras.
Querido Atticus, he aprovechado el link que habías puesto y curiosamente he encontrado la crítica que el periódico “El Levante” hizo del Concierto, te la adjunto para que haya más material y poder comparar.
ResponderEliminarZarzuela con vehemencia y entrega
Crítica musical
ANTONIO GASCÓ
VALENCIA Obras de Granados, Barbieri, Soutullo y Vert, Serrano, Vives, Luna, Moreno Torroba, Chapí, Sorozábal, Giménez y Penella.
palau de les arts (valencia)
María José Montiel, mezzosoprano. Rocío Ignacio, soprano. Jorge de León, tenor. Orquesta de la Comunidad Valenciana, director: José M. Pérez Sierra.
Los programas de miscelánea de zarzuela, normalmente se suelen establecer en base a las preferencias de los solistas, lo que hace que tengan un propósito poco monográfico y permiten el lucimiento personal de cada uno de los cantantes. Este fue el caso del concierto que acogió el auditorio del Palau de les Arts con tres voces jóvenes pero ya con importantes biografías en el panorama canoro internacional, que derrocharon vehemencia y entrega en sus intervenciones.
Jorge de León no parece evidenciar síntomas de cansancio en su garganta y ello que alternó su actuación del sábado, con las representaciones de «Aída» en el mismo coliseo. Su voz poderosa, amplia de registro, fácil en la zona aguda y su arrogancia en el decir, le hacen especialmente apropiado para papeles con propósito apasionado, pero su tendencia a cantar casi siempre sin bajar del mezzoforte, hacen que su relato peque de poco dúctil como se patentizó en la lirica romanza de Don Gil de Alcalá, que exige siempre un canto ligado de primoroso engarce, lo que no fue el caso.
Rocío Ignacio, por el contrario con una voz de menor volumen, tiene un indudable encanto y elegancia a la hora de modular su cristalina dicción, lo que corre parejo con su plasticidad escénica, ya que con gestos parcos es capaz de ofrecer toda una referencia de la situación teatral. Eligió muy bien el repertorio poniendo de manifiesto una musical sensibilidad en la bella polonesa de Jugar con fuego y en la romanza de El rey que rabió, a la que no hacía falta añadir un sobreagudo (igual que en el dúo de El gato montés) para demostrar que se es una estupenda cantante. Eso supone una concesión a la galería de excesiva concesión zarzuelera, pecado en el que cayeron los tres cantantes.
La orquesta no contó con la batuta dúctil y precisa que elogiábamos días atrás con Plácido Domingo. La tendencia a ralentizar los tiempos de Pérez Sierra, ofreció unas Goyescas un poco desaforadas en los metales y casi siempre el habitual sonido de terciopelo del conjunto musical no emergió más que en contadas ocasiones como en el bello nocturno de El rey que rabió o en el allegro giusto del intermedio de Maruxa.
Puedes verla pinchando en el siguiente link.
http://www.levante-emv.com/cultura/2010/11/29/zarzuela-vehemencia-entrega/761201.html
Pues ya ve usted, oculto y reincidente Anónimo, aquí discutiendo sobre si la que estuvo floja fue María José o fue Rocío, y al final resulta que las dos estuvieron estupendas.
ResponderEliminarAsí da gusto, todos contentos.
Pues a la Ignacio le escuché yo una Adina en Córdoba hace años y en los agudos chillaba como una posesa. Otra cosa es que haya desde entonces aprendido a cantar.
ResponderEliminarTuve ocasión de asistir al Concierto en cuestión. Para mí la mejor voz femenina fue María José Montiel, con mucha diferencia sobre Rocío Ignacio, a la que valoro su trabajo y entrega, pero le falta "algo", quizá está un poco verde. Recuerdo perfectamente la brillante actuación de María José en "Luisa Miller" con un muy destacado Marcelo Alvárez, al que únicamente le encuentro un defecto: se cree demasiado bueno y es bueno pero no tanto. No es una gran voz como las que había hace años y ahora no hay y debe cuidar su estado físico (pienso en su último "Don José" de la "Carmen" de Bizet, junto a Elina Garanca). Jorge de León está en un momento clave. Puede ser un gran tenor o quedarse sin voz en tres años si sigue cantando todo y sin apredender a modular su voz. Cantar "a pecho descubierto" puede arruinar su carrera. Debería meditar si no debe elegir mejor y más pausadamente los papeles a cantar y mejorar su técnica. Le aprecio mucha dificultad para bajar de las zonas altas. ¡Con lo difícil que es encontrar un buen spinto sería una pena que quizá, por malos consejos y prisas, arruinara su carrera como tantos otros han hecho.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog y gracias por dejarme escribir en él.
Soy un simple aficionado que me encanta la ópera, asiduo de Les Arts y si le parece bien a Vd. le puedo mandar un email y nos conocemos. Estos blogs, con opiniones de todos, unos más entendidos, otros menos, dichas siempre con educación y respeto, ayudan mucho al crecimiento y difusión del arte que tanto nos hace vibrar.
¡Muchas gracias!
Suscribo totalmente, punto por punto, todo cuanto dice en su anónimo comentario.
ResponderEliminarSerá para mi un placer seguir contando en este blog con sus interesantes opiniones, aunque le agradecería que al finalizar su comentario pusiera algún nombre para poder diferenciar a los diferentes interlocutores anónimos que llegan al blog.
Gracias
Queridos contertulios
ResponderEliminarcon ocasión del concierto me gustaría puntualizar algo,
yo también estuve en el concierto y me resulta muy disparatado la comparación de la Montiel con la Ignacio; sinceramente tengo que decir que ambas me gustaron, aunque no tienen nada que ver la una con la otra, son voces muy diferentes y cada una tiene virtudes más que obvias para demostrar que están " en el candelero ".
A la Montiel ya la conocía, pero a Rocio no, y si mi opinión os sirve de algo, creo que es una extraordinaria cantare que nos puede dar muchas alegrías en el futuro. Ojalá sea así, porque además su presencia escénica es impecable.
En cuanto al comentario de uno de vosotros, lo que hiciera hace anos en el Elisir de Cordoba, atrás quedó, no????.
La gente puede mejorar y no nos debemos llevar a engaños no sorpresas....
Gracias.
Thomas