domingo, 16 de septiembre de 2018

PREMIOS HELGA DE ORO 2018. LAS CANDIDATURAS


Tras el parón veraniego y antes de que se inicien las representaciones de las próximas pretemporada y temporada operística 2018/2019 en el Palau de les Arts, traigo como siempre a este blog los absurdos y ficticios premios Helga de Oro, con los que los lectores del blog, mediante votación, designan lo que más les ha gustado de entre lo que se ha visto y escuchado en Les Arts la temporada anterior.

Como digo siempre, yo soy el único responsable de que las tres candidaturas preseleccionadas en cada una de las diferentes categorías, sean las que son. Como Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como (con perdón). Sé que siempre se discute alguna presencia o ausencia, ya que sólo mi discutible criterio es el que ha motivado la selección, aunque creo que los/as mejores de todas las categorías sí están presentes.

La encuesta para que podáis votar y elegir a los premiados de la temporada 2017/2018, se encuentra al final de esta entrada y estará disponible hasta las 18:00 horas del próximo domingo 23 de septiembre. Podéis votar a todas o sólo a alguna de las categorías y, dentro de ellas, tan sólo a un candidato.

También, antes de que venga el típico listo a decirme que por qué se llaman Helga los premios o por qué no le cambio el nombre, dejo constancia de que les puse su denominación en 2009 aludiendo a la entonces directora artística y, total para la trascendencia que tienen, no me apetece andar cambiando nombres.

Bueno, pues este año los finalistas a los premios Helga de Oro 2018 son:

Mejor dirección escénica
En este apartado, a diferencia de años anteriores, creo que ha habido producciones realmente interesantes. La terna entre las que os tocará elegir está formada por: el trabajo del suizo Marco Arturo Marelli para la producción de la Deutsche Oper de Berlín del verdiano Don Carlo que abrió la temporada pasada y que fue objeto de una puesta en escena que, pese a sus cosicas, funcionó razonablemente bien; la sensacional labor del reputado director alemán Willy Decker para Peter Grimes, en una producción del Teatro de La Monnaie de Bruselas tan antigua como eficaz, en la que destaca sobre todo el impecable trabajo de dirección de actores y movimiento escénico y que parece que ha sido adquirida como propia por el Palau de les Arts; y el controvertido pero inteligentísimo y detallista trabajo de Damiano Michieletto en la producción de La Damnation de Faust que cerró la pasada temporada, para esta nueva producción del Palau de les Arts en colaboración con el Teatro Regio di Torino y el Teatro dell’Opera di Roma que obtuvo en Italia el premio Franco Abbiati al mejor espectáculo de 2017.

Mejor dirección musical
Aunque he tenido alguna duda respecto a quienes conformarían esta candidatura, finalmente he optado por aquellos trabajos que me han dejado a la larga mejor recuerdo, así que los tres directores elegidos son: Ramón Tebar, posiblemente lo mejor de Don Carlo, consiguiendo en la orquesta unas sonoridades que recordaban los mejores momentos de la agrupación y con un extremo cuidado a las voces; el norteamericano Christopher Franklin por su labor en Peter Grimes, pese a que en el estreno abusó de volumen y de poca variedad dinámica, en las sucesivas funciones los resultados mejoraron muy notablemente; y un año más aparece aquí el ahora ya único director musical titular de la casa, Roberto Abbado, con su efectiva dirección de La Damnation de Faust, logrando unos resultados muy satisfactorios con brillantez y buena concertación.

Mejor Tenor
En este apartado vuelve a estar presente Gregory Kunde, creo que más que merecidamente, por el magnífico desempeño que llevó a cabo en el complicadísimo papel de Peter Grimes, dotando al personaje de toda su fuerza dramática y con una entrega escénica soberbia; el también norteamericano Michael Fabiano, quien, como Corrado en Il Corsaro, sorprendió al público valenciano con un poderío vocal incuestionable, con una emisión fácil y limpia, de gran volumen, y una voz no exenta de belleza; y, por último, el canario Celso Albelo que en La Damnation de Faust debutó el papel protagonista, yendo de menos a más, y superando el exigentísimo reto con nota muy alta, especialmente teniendo en cuenta los requerimientos escénicos a los que además tuvo que hacer frente.

Mejor Bajo/Barítono
En esta categoría no hemos andado precisamente sobrados esta temporada, pero pienso que merece recordarse el trabajo de los tres finalistas: el bajo ruso Alexánder Vinogradov que tampoco es la primera vez que opta a estos premios, por su papel de Felipe II en el Don Carlo que inauguró la sesión operística pasada, consiguiendo meterse al público en el bolsillo con una voz contundente;  el barítono estadounidense Robert Bork, que compuso un estupendo Balstrode en Peter Grimes, convincente en lo vocal y lo escénico y sabiendo perfilar el personaje en todas sus facetas; y el burgalés Rubén Amoretti, sorprendente Méphistophélès en La Damnation de Faust, donde hizo un derroche espectacular de sabiduría escénica, con una labor actoral sobresaliente y sin que en lo vocal se le puedan hacer demasiados reproches.

Mejor soprano
En este apartado también he tenido dudas de quiénes conformarían las tres candidaturas, pero finalmente os propongo elegir entre: la norteamericana Leah Partridge, quien nos ofreció una Ellen Orford en Peter Grimes para chuparse los dedos, cargada de sensibilidad y emoción, logrando suplir cualquier limitación vocal con una enorme expresividad; riqueza expresiva y canto refinadísimo fueron también protagonistas en la Medora que compuso la jovencísima soprano rusa Kristina Mkhitaryan en Il Corsaro, constituyendo a mi juicio una de las grandes sorpresas de la temporada; y por último, aunque a mí no acabó de convencerme, su indiscutido éxito de público protagonizando Tosca me lleva a traer aquí a la armenia Lianna Haroutounian a la que no se puede negar belleza vocal y riqueza tímbrica, pese a que su canto estuvo huérfano de matices.

Mejor mezzosoprano
Las cantantes que considero que deben disputarse el galardón en esta categoría son: la veterana Violeta Urmana que, como Éboli en Don Carlo, demostró que la pérdida de frescura vocal y problemas en los extremos de la tesitura no son óbice para seguir haciendo gala de una fuerza dramática imponente; un año más vuelve a estas candidaturas la valenciana Silvia Tro, quien salió más que airosa de un papel tan exigente como el Marguerite de La Damnation de Faust, donde no sólo enamoró al protagonista sino también al público de Les Arts; y finalizo con otra de las sorpresas de la temporada, como fue la rusa Margarita Gritskova, en su papel de Sesto en La clemenza di Tito, donde mostró temperamento y belleza vocal, adecuación estilística y una musicalidad y expresividad difíciles de olvidar.

Mejor espectáculo de la temporada
En este apartado, como siempre digo, se trata de premiar aquella producción que, valorada en su conjunto (dirección escénica, musical y solistas), nos haya parecido la ópera más redonda y equilibrada de las que pasaron por Les Arts. Mis candidatas de 2018 a este premio son: Don Carlo, Peter Grimes y La Damnation de Faust.

Pues nada, hasta aquí las candidaturas que he seleccionado este año. Ahora os toca a vosotros votar. Para hacerlo creo que os pedirá iniciar sesión en Google. Gracias por vuestra participación.

4 comentarios:

  1. ¿No podrían Faust y Grimes, Decker y Michieletto ganar Helgas ex aequo? Es que me sabe fatal votar por uno de los dos cuando con ambos disfruté como un enano.

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  2. Pues si empatan lo recibirán ex aequo, faltaría más... Desde luego fueron dos grandes espectáculos. Ojalá este año tuviésemos algo minimamente parecido.

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  3. Em semblen molt encertades les opcions, però hi ha una que no puc amb ella. Voràs, m'agrada molt Berlioz. El Faust que vaig vore i sentir és el pitjor de ma vida. Vocalment pobre, tan que fins el nostre grandiós Cor, no va acabar de convércer-me, possiblement per la posició en les altures que ocupava. I mira que feia temps que res no em treia de pollerera, però el final és espantós, amb els tres solistes tirant-se literalment pintura una als altres i esparcint-la de manera guarra pels torsos d'uns i altres. O sia, una merda, segons la meua manera de pensar, i tot per no fer servir una PLOMA PER FIRMAR.

    Esperem que amb els progres que tenim dirigint el cotarro no acaben amb les escenografies que solem tenir perquè ser "progre" no significa ser retardat mental com el tio de la llebre podrida de Bayreuth. Informació. Va morir, igual que el seu rival i ex-nuvi de Katharina. El director d'escena - i això és real - estava a tractament per malaltia mental severa, o siga, estava boig, com una cabra, i encara hi hagué qui digué que era el "geni de la sang i la merda", que tirava la llebre parsifaliana.

    gràcies

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    1. Hola Pep, gràcies per la informació de la malaltia mental del director d'escena, una cosa que desconeixia, encara que no em sorprèn massa.
      Respecte a les teues opinions sobre La Damnation, no les compartisc, a mi m'ha semblat el millor espectacle de la temporada després de Peter Grimes, però entenc que hi haja a qui li haja disgustat.

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