Tras una espera
que siempre se hace demasiado larga, ayer dio comienzo la pretemporada
operística en el Palau de les Arts con el estreno de Turandot. Bueno, lo de estreno es un decir, ya que es la cuarta vez
que se repone en el teatro valenciano esta producción que se ha convertido en
nuestro particular Verano Azul.
Con estas
funciones de pretemporada se reanuda la actividad operística tras el parón
veraniego, aunque todavía tendremos que aguardar hasta el 1 de diciembre para
que dé oficialmente inicio la temporada valenciana 2018-2019. Una temporada de
transición entre la última medio programada por el dimisionario Davide
Livermore y la primera que corra a cargo de Jesús Iglesias Noriega,
el recientemente nombrado nuevo director artístico de Les Arts que se espera
que se incorpore oficialmente a su despacho en el edificio de Calatrava
a partir del mes de enero.
No obstante,
supongo que ya se estará trabajando en el diseño de esa temporada 2019-2020 que
debería anunciarse la próxima primavera y que, por una cuestión obvia de
tiempo, presumo que tampoco podrá responder del todo a los planes del señor Iglesias.
Sí que estaría bien que, lo antes posible, el nuevo director artístico o
quienes le han seleccionado, ofrecieran al menos algún apunte de cuáles pueden ser
las líneas básicas, previsiones y objetivos del proyecto vencedor de Iglesias
Noriega para Les Arts. Y esto no lo pido como espectador, que también, sino
sobre todo de cara al exterior para transmitir que se cuenta con un proyecto serio
de futuro, dando cierta imagen de estabilidad tras los avatares sufridos en los
últimos años.
Como ya he
comentado en ocasiones anteriores, me parece una estupenda idea que se
aproveche la pretemporada para la reposición de títulos populares a precios
irrisorios como forma de atracción de nuevos públicos. Dicho eso, me planteo si
no hay otras muchas producciones que puedan servir a tal fin sin necesidad de
repetir ¡¡por cuarta vez!! esta Turandot.
Es innegable que el éxito de taquilla está garantizado y se ha vendido todo el
papel, pero creo que se puede lograr el mismo resultado con otras obras sin
someter a los espectadores más veteranos a este permanente efecto pepino
repetitivo.
Además, apostar
por la cuarta reposición de esta producción cuenta con el riesgo añadido de que
para los espectadores con mayor recorrido y memoria es imposible desligar esta Turandot en lo musical del recuerdo de
la genialidad desplegada por la dirección de Lorin Maazel en 2009; y en
lo sentimental, algunos siempre la tendremos asociada a la entrañable despedida
de Zubin Mehta en 2014 con abucheo incluido a la ex consellera Catalá.
De la puesta en
escena del director de cine chino Chen Kaige, de cuya reposición se ha
encargado Allex Aguilera, poco tengo que comentar. Siempre he dicho y
sigo manteniendo que visualmente tiene un poderío innegable, con la impactante
escenografía de Liu King y el llamativo vestuario de Chen Tong Xun.
Ya nos la sabemos de memoria y me reitero en lo ya comentado anteriormente en
este blog con motivo de su última reposición y que reproduzco literalmente a
continuación sin que la nueva puesta en escena me motive a cambiar nada:
“Es una propuesta
que agrada especialmente a los amantes de las versiones tradicionales y
estéticamente vistosas. Tiene su punto kitsch y basa toda su
fuerza en el poder visual del colorido vestuario y en una escenografía de corte
muy clásico. En el apartado de dirección de actores los estrechos espacios no
dan mucho juego al coro y tampoco es un terreno en el que se haya hecho algo
especialmente relevante, salvo en los personajes de Ping, Pang y Pong,
en los que sí se ha cuidado la actuación dramática y pienso que con éxito.
También me resulta atractiva su escena inicial del segundo acto. En lo peor,
siguen estando las absurdas banderitas del coro, el estilete del verdugo
danzarín y sobre todo ese personaje de Altoum convertido en un
idiota ebrio y con Parkinson”.
Decía antes que
uno de los grandes riesgos de presentar de nuevo esta producción es que algunos
nos acordemos de las maravillosas genialidades que hizo Maazel en el
foso en 2009, y añado ahora que también de la brillantez obtenida de la
orquesta por Zubin Mehta. Y si Galduf hubiese dirigido alguna de
las pasadas Turandot, seguramente
también le echaríamos de menos, y es que el debut en Les Arts del jovencísimo
director británico Alpesh Chauhan al frente de la Orquestra de la
Comunitat Valenciana, ha sido más que decepcionante.
Declaraba
recientemente Chauhan que su versión iba a ser una Turandot muy rápida para intentar sacar todos los colores de la
partitura. Pues bien, los únicos colores obtenidos fueron el rojo del rubor en
mis mofletes por la vergüenza ajena sentida y el gris de una lectura plana,
burda y desmanotada; y en cuanto a la velocidad anunciada, sólo fue tal a
ratos. Empezó la obra imprimiendo un ritmo acelerado bastante absurdo que lo
único que lograba era descontrolar el conjunto. No fueron pocos durante la
noche los momentos de desfase entre foso y escena. Pero de repente intercalaba
otros instantes donde imponía una lentitud exagerada, y, claro, si no tienes la
genialidad de Maazel y sabes estirar la tensión al límite sin perder la
brillantez, el conjunto se desploma y el bostezo se impone. Propuesta aburrida,
lineal, falta de refinamiento y sin el más mínimo matiz, con un volumen por
momentos insoportable, lo más opuesto a esa búsqueda de colores que declaraba
que pretendía conseguir. No entiendo de quién ha sido la idea de que nos
tengamos que chupar a este director porque, oído lo oído, creo que habrá, sólo
en el barrio de Monteolivete, no menos de 30 seres humanos que harían mejor
papel. Pese a todo se aplaude la actuación profesional de los músicos de la
orquesta, con momentos solistas brillantes de clarinete, oboe, violines o
chelos.
Cuando llegaron
las vacaciones operísticas en Les Arts nos quedamos con la preocupación de la
situación sufrida por el Cor de la Generalitat que les llevó a anunciar
la posibilidad de convocar huelga y acciones de protesta para estas funciones
de Turandot si la administración
autonómica no daba pasos adelante hacia la solución satisfactoria de la
problemática que viven los miembros de la agrupación. Finalmente no ha habido
paros ni comentarios al respecto, lo cual hace pensar que ambas partes en
conflicto siguen dando una oportunidad a la negociación. Ojalá todo vaya por
buen camino y se solucione de la única forma justa y digna posible que no es
otra que atender las legítimas peticiones del Cor. Ayer, otra vez más,
la agrupación dirigida por Francesc Perales fue con mucha diferencia lo
mejor de la velada. Mostraron contundencia
y poderío vocal pese a que no esté el coro todo lo reforzado que requeriría.
Supongo que habrá quien diga que abusaron de volumen, pero ayer o se abusaba de
volumen o Chauhan te arrollaba. Magnífica fue como siempre su prestación
escénica aunque se tengan que mover en escena bien apretaícos; y de nuevo alcanzaron la excelencia en momentos
delicadísimos como Perchè tarda la luna?
o el “Liù bontà” con una belleza superior a la que la dirección
orquestal parecía marcar. También merecen la felicitación por su rendimiento los
niños de la Escolania de la Mare de Déu dels Desemparats.
En años
anteriores las funciones de la pretemporada valenciana se han caracterizado por
ofrecer producciones propias de Les Arts, generalmente reposiciones, a precios
muy económicos y con voces jóvenes; pero esta vez se ha optado por incluir en
el reparto, en los dos papeles protagonistas, a dos cantantes ya consagrados
que han interpretado el rol en los principales recintos internacionales, como
son Jennifer Wilson y Marco Berti; aunque sin previo aviso ni
explicación alguna y cuando ya estaba todo el papel vendido, se ha anunciado un
segundo reparto para la función del día 26 con la soprano italiana Teresa
Romano y el tenor francés Amadi Lagha en los papeles de Turandot y Calaf. No conozco a ninguno de los dos, pero visto y escuchado ayer
el cast titular, me parece a mí que
quienes tienen entradas para el 26 habrán salido ganando.
El papel
protagonista de la princesa de hielo en el estreno ha recaído en la
norteamericana Jennifer Wilson, una soprano bien conocida en Les Arts
por sus participaciones como Brünnhilde,
Isolde o la Leonora de Fidelio. Yo
reconozco que le tengo a esta cantante un cariño muy especial y jamás podré
desligarla de lo que me hizo disfrutar en aquellos Anillos. Recuerdo las discusiones que teníamos entonces a la salida
y en las cenas posteriores los amigos en torno a su Brünnhilde, posicionándome yo siempre claramente entre sus
fervientes defensores. Nunca podré olvidar el impacto que me produjo la primera
vez que la escuché, en su primer Siegfried,
y cómo me estremecieron aquellos agudos luminosos, potentes y colocados como
estiletes. Ha pasado ya tiempo de aquello… Demasiado…
Algunos de los
que criticaron entonces a Wilson hablaban de su excesiva frialdad, una
frialdad que al papel de Turandot no
le va nada mal en el segundo acto, pero ayer hubo otros muchos problemas. No voy a hacer leña de la Wilson,
así que los que esperen que me ensañe quedarán defraudados, pero tampoco voy a
mentir. Salí muy triste de la sala. Me apenó enormemente ver a una querida
cantante en un estado vocal muy preocupante. Yo pensé si estaría enferma, pero
alguien que la conoce bien me dijo que no, que lleva tiempo así. Su línea de
canto es inexistente, desigualdad entre registros, zonas central y grave
desgastadas, problemas respiratorios, una línea expresiva sin que se apreciase ninguna evolución en el
personaje. Los agudos están lejísimos de los de antaño, se ha perdido brillo y
metal y el recurso del chillido y el portamento
están presentes. Una lástima y una decepción, pero que no justifica en modo
alguno los abucheos aislados que se escucharon en los saludos finales. El
abucheo a un cantante yo sólo lo justifico al caradura, al que pretende
engañar. Si un cantante por los motivos que sean no da más de sí, a quien hay
que criticar es a quien le contrata sabiéndolo.
Otro viejo
conocido de Les Arts fue el elegido para asumir el papel de Calaf. El tenor italiano Marco Berti
que ya protagonizó el rol en los años 2008 y 2009. Poco a mejor ha evolucionado
Berti vocalmente (físicamente, a diferencia de la Wilson, parece haber
adelgazado como media arroba). Hay aspectos que son incuestionables, como que
todas las notas escritas en la partitura son emitidas con facilidad cuando se
mueve en el registro agudo; o que frente a otros tenores de emisiones y dicciones
más extrañas, Berti al menos transmite cierta “italianità”. Pero tampoco admite discusión su abuso del portamento, su fraseo estentóreo de
pregonero, plano, monótono e inane y la nula capacidad de transmitir con su
canto al menos una chispa de emoción que nos traslade la intensidad del drama
en lugar de parecer que está cantando los números del bingo. Escénicamente
tampoco ha mejorado demasiado y su tradicional estatismo de click de Famobil
apenas llega ahora a Madelman. La voz arriba llega a brillar, pero en el centro
y grave se abre y afea enormemente. Su gran momento del Nessun Dorma pasó sin pena ni gloria, dirigido a velocidad de película
de Charlot por Chauhan parecía
que nos habíamos equivocado en las revoluciones del pickup; Berti caló además
algunas notas en la zona media-baja y acabó con un agudo cortísimo muy decepcionante,
y como el director no hizo paradinha,
se fue sin aplausos.
El papel siempre
agradecido de Liú, salvo cuando lo
canta la Voulgaridou (que Nuestro Señor mantenga lejos muchos años),
recayó en la joven soprano donostiarra, ex alumna del Centre de
Perfeccionament, Miren Urbieta-Vega. Como digo, este es un rol agradecido
en el que el aplauso final está garantizado. Es el personaje bueno por
excelencia de la obra y tiene unos pasajes bellísimos no especialmente
comprometidos, pero en los que es preciso derrochar sensibilidad, matizar,
ligar, saber frasear y acabar de enganchar con el público. No se trata de
buscar el imposible de la nueva Caballé, pero tampoco admitir el encefalograma
plano de Voulgaridou. Urbieta-Vega superó la prueba y mostró ayer
una voz de bonito color con detalles de buen gusto, con algunas frases muy bien
ligadas e intentando apianar y recoger la voz. Al final, como era de esperar en
una Liú, obtuvo un triunfo arrollador
que creo fue merecido.
Otro ex alumno del
Centre de Perfeccionament, el bajo italiano Abramo Rosalen, fue el
encargado de interpretar a Timur.
Estuvo correcto, aunque le falta peso a su voz y fue imposible no acordarse de
la rotundidad que imprimía aquí el ruso Alexánder Tsymbalyuk. Lo que sí
fue rotundo fue el mamporrazo que se pegó nada más salir a escena, cuando según
el libreto ha de caer al suelo, pero tanto ímpetu le puso que a poco más se
desnuca.
Muy acertados en
la vertiente actoral, correctos en lo vocal y logrando el favor del público
estuvieron los ministros Ping, Pang y Pong,
interpretados por Damián del Castillo, Valentino Buzza y
Pablo García López. Bastante bien.
De nuevo el papel
de Altoum recayó en el tenor
ilicitano Javier Agulló que sufrió otra vez una dirección escénica que convierte
su personaje en un pelele y hace su voz casi inaudible cantando desde el fondo
del escenario. Bastante peor el Mandarino
del alumno del Centre de Perfeccionament César Méndez con el que seré
benévolo y me limitaré a calificarle de irrelevante.
Estupendas, por el
contrario, estuvieron como Doncellas las
cantantes del Cor de la Generalitat Carmen Avivar y Mónica Bueno.
Hubo otros
intérpretes inesperados que no aparecieron anunciados en los programas de mano:
los pajaritos que se colaron en la sala, vaya usted a saber cómo, y que acompañaron
con sus trinos todo el tercer acto. Cuando se comenzaron a escuchar pensé que
era una grabación que pretendía ambientar el momento o un móvil, pero al poco
ya nos percatamos todos de que aquello no eran efectos especiales. En todos los
años que llevo yendo a Les Arts no recuerdo que nunca se haya producido una
invasión avícola de la sala.
El teatro anoche
presentaba un aspecto inmejorable, completamente lleno y, como suele ser
habitual en funciones de pretemporada, con bastante público joven. No pude
fijarme demasiado en quienes ocupaban el palco aunque sí vi una nutrida
presencia de miembros del renovado Patronato, con su presidenta Susana
Lloret al frente. No estuvo especialmente cálido el público, pero la
frialdad de la dirección y de la pareja protagonista tampoco motivaba mucho
más. Tan sólo interrumpieron los aplausos la representación al finalizar Liú el Signore ascolta y tras la escena de Ping, Pang y Pong que abre el segundo acto. Al
terminar la función hubo generosos aplausos para todos, a excepción de esos
abucheos aislados a la Wilson que ya he comentado. Las mayores ovaciones
fueron para el coro, Urbieta-Vega y la orquesta, y me pareció oír que el
director Alpesh Chauhan recibía también alguna protesta. Los pajaritos,
inexplicablemente, no saludaron.
Bueno, pues hasta
aquí la primera crónica de la temporada. Espero que la cosa vaya mejorando
cuando se inicie ya oficialmente el nuevo ejercicio operístico en diciembre. En
cualquier caso el objetivo de la pretemporada está cumplido. Todo el aforo
vendido y, pese a que los listillos más veteranos nos pongamos en plan
exquisito, una muy buena receptividad por parte de la mayoría del público que
parecía salir contento y con ganas de más. ¿Qué queréis que os diga? También
hay a quien le va la disciplina inglesa…
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ACTUALIZACIÓN A 19/10/18: El Palau de les Arts ha anunciado hoy oficialmente que Jennifer Wilson cancela por baja médica el resto de funciones de Turandot que tenía previsto cantar. La italiana Teresa Romano que estaba anunciada para la representación del día 26 de octubre, asumirá además las de los días 23 y 28; mientras que será la soprano eslovena Rebeka Lokar quien lo haga los días 20 y 31.
Se insiste desde Les Arts en que la causa de la cancelación de Wilson es una baja médica. Mientras tanto, la soprano norteamericana se ha limitado a publicar en su perfil de facebook lo siguiente:
I will never forget my brief run as Turandot here in Valencia. At both the general probe and the premiere, I gave performances on a par with my best of my 80-plus Turandot shows around the globe. I greatly appreciate the thunderous ovations I received at the packed-to-the-rafters General and (with four or five noisy exceptions) at the premiere. Toi Toi Toi to my wonderful colleagues for the remainder of the run!
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ACTUALIZACIÓN A 19/10/18: El Palau de les Arts ha anunciado hoy oficialmente que Jennifer Wilson cancela por baja médica el resto de funciones de Turandot que tenía previsto cantar. La italiana Teresa Romano que estaba anunciada para la representación del día 26 de octubre, asumirá además las de los días 23 y 28; mientras que será la soprano eslovena Rebeka Lokar quien lo haga los días 20 y 31.
Se insiste desde Les Arts en que la causa de la cancelación de Wilson es una baja médica. Mientras tanto, la soprano norteamericana se ha limitado a publicar en su perfil de facebook lo siguiente:
I will never forget my brief run as Turandot here in Valencia. At both the general probe and the premiere, I gave performances on a par with my best of my 80-plus Turandot shows around the globe. I greatly appreciate the thunderous ovations I received at the packed-to-the-rafters General and (with four or five noisy exceptions) at the premiere. Toi Toi Toi to my wonderful colleagues for the remainder of the run!
Totalmente de acuerdo con los comentarios sobre Jennifer Wilson. Por muy mal que estuviera no se justifica el abucheo.
ResponderEliminarGràcies per informar-nos tan puntualment. Tristament, tot el que dius era molt previsible. Segur que podries haver escrit el comentari sense haver-hi anat. Si amb la il.lusió i el desig d'òpera que han demostrat en la taquilla milers de ciutadans els donaren un espectacle d'un poquet més de nivell creixeria l'afició estable a València. Salutacions.
ResponderEliminarSi jo haguera escrit la crònica sense haver-hi anat, m'hauria equivocat. No imaginava l'estat actual de Wilson i tenia més confiança en el director. La resta, més o menys, sí era previsible.
Eliminar¡Bien empezamos! Aunque sea pretemporada.
ResponderEliminarEché de menos hasta a Voulgaridou.
Pero empiezo por el final, la desagradable anécdota del canto pajaril, que empezó con el 3º acto y no paró hasta el final; al principio creí, creímos que era un móvil, pero no; y como se repetía rítmicamente hubo quien pensó que era la "sorpresa" que Aguilera había anunciado para esta reposición(lo que hubiera sido imperdonable); también se pudo ver a gente del Palau recorriendo los laterales de los distintos pisos para encontrar la fuente del ruido, pero nada...; y unos pájaros no pueden emitir ese sonido, siempre igual, durante tanto rato; salvo que el Palau aclare oficialmente el asunto, nos quedaremos con la duda.
De la función ¿qué decir? Poco que no haya dicho ya Atticus.
Discrepo en el tema de los abucheos; creo que fueron demasiado suaves para lo que ofreció la Wilson. La magnífica wagneriana comenzó su carrera precisamente cantando Turandot, ha repetido el papel en muchas ocasiones y lo tiene en agenda esta temporada en varios teatros. ¿No es consciente del desastre? XD!
Berti, creo que mantuvo el tipo (vocal) a pesar de algunos problemas, e incluso desafinó.
Y la Liú me pareció bastante pobre, falta de volumen en su primer aria, aunque mejoró en el 3º acto.
El batacazo de Timur me pareció un intento de imitación de las caídas brutales que siempre hace Tsymbalyuk; no sé cómo está entero porque lleva años cayendo así; vocalmente, sin llegar al ruso, Rosalen creo que estuvo aceptable.
La dirección orquestal, como dice Átticus, me pareció nefasta, y afectó a la orquesta, desconocida, y al coro, que también patinó más de una vez; sólo espero que toda la culpa sea de Chauhan, porque si no... ¡apañados vamos!
¡Ala!, a esperar a diciembre.
Saludos.
Gracias como siempre por tu extenso y fundamentado comentario de la función, aunque discrepemos en algunas cosas.
EliminarLo principal, en el abucheo a Wilson, pero sobre todo en que echases de menos a Voulgaridou, jajaja... eso sí que no...
Los pajaritos sigo pensando que eran tales y no sonidos grabados.
Orquesta y Coro estoy convencido que ofrecerán mucho mejor rendimiento con un director normal.
un saludo
Perdón, pero me olvidé de algo que quiero decir como homenaje a Montserrat Caballé: ¿alguien ha oído una Liú mejor que la suya en la grabación de 1972? Sutherland, Caballé, Pavarotti, Ghiaurov, Krause, Pears, con la London Philarmonic dirigida por Mehta (DECCA).
ResponderEliminarYo no
EliminarGran crónica. Coincido con todo lo que has escrito.
ResponderEliminarEn mi opinión, la dirección me pareció, sobretodo en el primer acto, muy bruta, mejorando un pelín en los siguientes actos. El descontrol con las voces fue numeroso, especialmente con el coro final, que tardó algunos compases en cogerse.
Las voces dejaron mucho que desear. Berti era incapaz de transmitir nada, casi me daba la sensación de que silabeaba más que fraseaba, le falló la entonación en alguna ocasión, y parecía un poco apurado en algunas notas.
Wilson me decepcionó una barbaridad. Nunca la había escuchado pero tenía algunas referencias muy buenas , y verla cantar In questa reggia de ese modo... supuse que era un día malo, aunque visto tu comentario me da mucha pena que una voz tan buena se haya echado a perder.
La Liù de Urbieta creo que fue lo mejor de la noche (en cuanto a solistas). En la primera aria la encontré fría y un poco apurada. En el tercer acto,no obstante, solo eché en falta algo más de arrojo para redondear su intervención.
Los ministros y el coro estuvieron estupendos en mi opinión. y los pájaros al principio yo también pensé que eran un añadido para simbolizar la llegada de la aurora o algo parecido.. pero no.
En fin, no fue una gran noche. Esperemos que la temporda vaya mejor. Habrá que aguantar hasta diciembre! Un saludo.
Gracias por tu crónica, Guille.
EliminarHubo demasiados problemas. La Wilson fatal, Berti no tuvo tampoco un buen día, pero sobre todo hubo una falta absoluta de dirección que compensara todo aquello y ni la maravillosa música de Puccini consiguió imponerse.
Seguro que en las siguientes funciones mejora la cosa. Ir a peor será complicado.
Un abrazo
media arroba solamente? anoche ví el video del Macbeth del Liceo de 2004, un Berti irreconocible, dado que de opera no mucho sé, pensé que sería otro y no el que recordaba del video del MET con Nina Stemme fent de Calaf. Pues no el mismo que viste y calza y que ha cantado en Valencia. Saludos. Pepa mg.
ResponderEliminarHa adelgazado bastante, sí, aunque la movilidad escénica sigue estando ausente.
Eliminar¡Vaya gota fría que está cayendo sobre unos cuantos artistas en les Arts!!! El 28 vamos nosotros, espero que por lo menos sea todo un poquito mejor, aunque de la Teresa Romano no se que quieres que te diga.
ResponderEliminarEn fín, disfrutaremos con el Coro y Liú.
Un saludo.
Seguro que el 28 habrá mejorado todo. De Romano no tengo ni referencia, así que ya contaréis.
EliminarUn saludo, Vicente
¡Ah! Se me ha olvidado comentarte que el otro día vimos en el Liceu "I Puritani", fuimos más que nada por ver a Javier Camarena pero he de decirte que la actuación de Pretty Yende fue algo excepcional, se salió; si no la has visto actuar y tienes ocasión no te la pierdas.
EliminarLa próxima te envío un correo pero como era un texto tan escueto he pensado que no habría problema en enviarlo por el foro.
Perdona y un saludo.
A Yende la he escuchado, aunque no en estos Puritani, y efectivamente es una cantante a seguir. Gracias por la recomendación.
EliminarJennifer Wilson ha cancelado todas sus actuaciones en Valencia; aduce enfermedad, pero...
ResponderEliminarEn todo caso es de agradecer que no siga haciendo el papelón del miércoles pasado.
También ha dicho que nunca olvidará al público de Valencia. Esta frase tiene varias interpretaciones, dado su desempeño en Turandot: ¿agradece lo que se le aplaudió y lo poco que se la abucheó, o no nos olvidará por esto último? Habrá que intentar ver qué más dice en las redes.
Ayer, por lo que me comentan los que asistieron, Rebeka Lokar tampoco dió la talla como Turandot. Ya cantó en Turín en la producción de Stefano Poda junto a Jorge de León (un montaje absolutamente novedoso que a mí me gustó)y tampoco me pareció una gran Turandot.
ResponderEliminarEn todo caso para mí lo peor de todo esto no es una mala noche de ópera, sino el desprestigio que supone a nivel internacional; si ya estaba Les Arts bajo mínimos tras los problemas de Helga Schmidt, las espantadas de Livermore y Biondi...esto es lo último que nos faltaba. Justo Romero ha publicado en Levante un artículo muy interesante, e inquietante, sobre la salida de Jennifer Wilson.
Sobre Lokar no puedo opinar porque no la he escuchado.
EliminarLo de Wilson evidentemente no está nada claro. Ella, que comparte en facebook todas sus vivencias operísticas, no ha hecho esta vez ni una referencia a enfermedad alguna, cuando en otras ocasiones lo ha contado con total naturalidad. Lo que habría que saber es si su salida de Les Arts ha sido una cuestión impuesta por el teatro o pactada con la artista. ¿Si no hubiese cantado en el estreno hubiese cobrado? ¿Cuándo vino Lokar a València? porque hay rumores de que antes del estreno ya había estado por aquí. Todo apunta a que desde los ensayos ya se tuvo claro que Wilson no daba el nivel y se pensó en su sustitución. ¿El tema de la enfermedad ha sido real, una excusa de Les Arts o una justificación pactada?
Demasiados interrogantes para una situación en cualquier caso muy triste y que no se ha resuelto con la dignidad y humanidad que requería una artista que tanto nos ha dado.