jueves, 18 de octubre de 2018

"TURANDOT" (Giacomo Puccini) - Palau de les Arts - 17/10/18


Tras una espera que siempre se hace demasiado larga, ayer dio comienzo la pretemporada operística en el Palau de les Arts con el estreno de Turandot. Bueno, lo de estreno es un decir, ya que es la cuarta vez que se repone en el teatro valenciano esta producción que se ha convertido en nuestro particular Verano Azul.

Con estas funciones de pretemporada se reanuda la actividad operística tras el parón veraniego, aunque todavía tendremos que aguardar hasta el 1 de diciembre para que dé oficialmente inicio la temporada valenciana 2018-2019. Una temporada de transición entre la última medio programada por el dimisionario Davide Livermore y la primera que corra a cargo de Jesús Iglesias Noriega, el recientemente nombrado nuevo director artístico de Les Arts que se espera que se incorpore oficialmente a su despacho en el edificio de Calatrava a partir del mes de enero.

No obstante, supongo que ya se estará trabajando en el diseño de esa temporada 2019-2020 que debería anunciarse la próxima primavera y que, por una cuestión obvia de tiempo, presumo que tampoco podrá responder del todo a los planes del señor Iglesias. Sí que estaría bien que, lo antes posible, el nuevo director artístico o quienes le han seleccionado, ofrecieran al menos algún apunte de cuáles pueden ser las líneas básicas, previsiones y objetivos del proyecto vencedor de Iglesias Noriega para Les Arts. Y esto no lo pido como espectador, que también, sino sobre todo de cara al exterior para transmitir que se cuenta con un proyecto serio de futuro, dando cierta imagen de estabilidad tras los avatares sufridos en los últimos años.

Como ya he comentado en ocasiones anteriores, me parece una estupenda idea que se aproveche la pretemporada para la reposición de títulos populares a precios irrisorios como forma de atracción de nuevos públicos. Dicho eso, me planteo si no hay otras muchas producciones que puedan servir a tal fin sin necesidad de repetir ¡¡por cuarta vez!! esta Turandot. Es innegable que el éxito de taquilla está garantizado y se ha vendido todo el papel, pero creo que se puede lograr el mismo resultado con otras obras sin someter a los espectadores más veteranos a este permanente efecto pepino repetitivo.

Además, apostar por la cuarta reposición de esta producción cuenta con el riesgo añadido de que para los espectadores con mayor recorrido y memoria es imposible desligar esta Turandot en lo musical del recuerdo de la genialidad desplegada por la dirección de Lorin Maazel en 2009; y en lo sentimental, algunos siempre la tendremos asociada a la entrañable despedida de Zubin Mehta en 2014 con abucheo incluido a la ex consellera Catalá.

De la puesta en escena del director de cine chino Chen Kaige, de cuya reposición se ha encargado Allex Aguilera, poco tengo que comentar. Siempre he dicho y sigo manteniendo que visualmente tiene un poderío innegable, con la impactante escenografía de Liu King y el llamativo vestuario de Chen Tong Xun. Ya nos la sabemos de memoria y me reitero en lo ya comentado anteriormente en este blog con motivo de su última reposición y que reproduzco literalmente a continuación sin que la nueva puesta en escena me motive a cambiar nada:

“Es una propuesta que agrada especialmente a los amantes de las versiones tradicionales y estéticamente vistosas. Tiene su punto kitsch y basa toda su fuerza en el poder visual del colorido vestuario y en una escenografía de corte muy clásico. En el apartado de dirección de actores los estrechos espacios no dan mucho juego al coro y tampoco es un terreno en el que se haya hecho algo especialmente relevante, salvo en los personajes de PingPang y Pong, en los que sí se ha cuidado la actuación dramática y pienso que con éxito. También me resulta atractiva su escena inicial del segundo acto. En lo peor, siguen estando las absurdas banderitas del coro, el estilete del verdugo danzarín y sobre todo ese personaje de Altoum convertido en un idiota ebrio y con Parkinson”.

Decía antes que uno de los grandes riesgos de presentar de nuevo esta producción es que algunos nos acordemos de las maravillosas genialidades que hizo Maazel en el foso en 2009, y añado ahora que también de la brillantez obtenida de la orquesta por Zubin Mehta. Y si Galduf hubiese dirigido alguna de las pasadas Turandot, seguramente también le echaríamos de menos, y es que el debut en Les Arts del jovencísimo director británico Alpesh Chauhan al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, ha sido más que decepcionante.

Declaraba recientemente Chauhan que su versión iba a ser una Turandot muy rápida para intentar sacar todos los colores de la partitura. Pues bien, los únicos colores obtenidos fueron el rojo del rubor en mis mofletes por la vergüenza ajena sentida y el gris de una lectura plana, burda y desmanotada; y en cuanto a la velocidad anunciada, sólo fue tal a ratos. Empezó la obra imprimiendo un ritmo acelerado bastante absurdo que lo único que lograba era descontrolar el conjunto. No fueron pocos durante la noche los momentos de desfase entre foso y escena. Pero de repente intercalaba otros instantes donde imponía una lentitud exagerada, y, claro, si no tienes la genialidad de Maazel y sabes estirar la tensión al límite sin perder la brillantez, el conjunto se desploma y el bostezo se impone. Propuesta aburrida, lineal, falta de refinamiento y sin el más mínimo matiz, con un volumen por momentos insoportable, lo más opuesto a esa búsqueda de colores que declaraba que pretendía conseguir. No entiendo de quién ha sido la idea de que nos tengamos que chupar a este director porque, oído lo oído, creo que habrá, sólo en el barrio de Monteolivete, no menos de 30 seres humanos que harían mejor papel. Pese a todo se aplaude la actuación profesional de los músicos de la orquesta, con momentos solistas brillantes de clarinete, oboe, violines o chelos.

Cuando llegaron las vacaciones operísticas en Les Arts nos quedamos con la preocupación de la situación sufrida por el Cor de la Generalitat que les llevó a anunciar la posibilidad de convocar huelga y acciones de protesta para estas funciones de Turandot si la administración autonómica no daba pasos adelante hacia la solución satisfactoria de la problemática que viven los miembros de la agrupación. Finalmente no ha habido paros ni comentarios al respecto, lo cual hace pensar que ambas partes en conflicto siguen dando una oportunidad a la negociación. Ojalá todo vaya por buen camino y se solucione de la única forma justa y digna posible que no es otra que atender las legítimas peticiones del Cor. Ayer, otra vez más, la agrupación dirigida por Francesc Perales fue con mucha diferencia lo mejor de  la velada. Mostraron contundencia y poderío vocal pese a que no esté el coro todo lo reforzado que requeriría. Supongo que habrá quien diga que abusaron de volumen, pero ayer o se abusaba de volumen o Chauhan te arrollaba. Magnífica fue como siempre su prestación escénica aunque se tengan que mover en escena bien apretaícos; y de nuevo alcanzaron la excelencia en momentos delicadísimos como Perchè tarda la luna? o el “Liù bontà” con una belleza superior a la que la dirección orquestal parecía marcar. También merecen la felicitación por su rendimiento los niños de la Escolania de la Mare de Déu dels Desemparats.

En años anteriores las funciones de la pretemporada valenciana se han caracterizado por ofrecer producciones propias de Les Arts, generalmente reposiciones, a precios muy económicos y con voces jóvenes; pero esta vez se ha optado por incluir en el reparto, en los dos papeles protagonistas, a dos cantantes ya consagrados que han interpretado el rol en los principales recintos internacionales, como son Jennifer Wilson y Marco Berti; aunque sin previo aviso ni explicación alguna y cuando ya estaba todo el papel vendido, se ha anunciado un segundo reparto para la función del día 26 con la soprano italiana Teresa Romano y el tenor francés Amadi Lagha en los papeles de Turandot y Calaf. No conozco a ninguno de los dos, pero visto y escuchado ayer el cast titular, me parece a mí que quienes tienen entradas para el 26 habrán salido ganando.

El papel protagonista de la princesa de hielo en el estreno ha recaído en la norteamericana Jennifer Wilson, una soprano bien conocida en Les Arts por sus participaciones como Brünnhilde, Isolde o la Leonora de Fidelio. Yo reconozco que le tengo a esta cantante un cariño muy especial y jamás podré desligarla de lo que me hizo disfrutar en aquellos Anillos. Recuerdo las discusiones que teníamos entonces a la salida y en las cenas posteriores los amigos en torno a su Brünnhilde, posicionándome yo siempre claramente entre sus fervientes defensores. Nunca podré olvidar el impacto que me produjo la primera vez que la escuché, en su primer Siegfried, y cómo me estremecieron aquellos agudos luminosos, potentes y colocados como estiletes. Ha pasado ya tiempo de aquello… Demasiado…

Algunos de los que criticaron entonces a Wilson hablaban de su excesiva frialdad, una frialdad que al papel de Turandot no le va nada mal en el segundo acto, pero ayer hubo otros muchos  problemas. No voy a hacer leña de la Wilson, así que los que esperen que me ensañe quedarán defraudados, pero tampoco voy a mentir. Salí muy triste de la sala. Me apenó enormemente ver a una querida cantante en un estado vocal muy preocupante. Yo pensé si estaría enferma, pero alguien que la conoce bien me dijo que no, que lleva tiempo así. Su línea de canto es inexistente, desigualdad entre registros, zonas central y grave desgastadas, problemas respiratorios, una línea expresiva  sin que se apreciase ninguna evolución en el personaje. Los agudos están lejísimos de los de antaño, se ha perdido brillo y metal y el recurso del chillido y el portamento están presentes. Una lástima y una decepción, pero que no justifica en modo alguno los abucheos aislados que se escucharon en los saludos finales. El abucheo a un cantante yo sólo lo justifico al caradura, al que pretende engañar. Si un cantante por los motivos que sean no da más de sí, a quien hay que criticar es a quien le contrata sabiéndolo.

Otro viejo conocido de Les Arts fue el elegido para asumir el papel de Calaf. El tenor italiano Marco Berti que ya protagonizó el rol en los años 2008 y 2009. Poco a mejor ha evolucionado Berti vocalmente (físicamente, a diferencia de la Wilson, parece haber adelgazado como media arroba). Hay aspectos que son incuestionables, como que todas las notas escritas en la partitura son emitidas con facilidad cuando se mueve en el registro agudo; o que frente a otros tenores de emisiones y dicciones más extrañas, Berti al menos transmite cierta “italianità”. Pero tampoco admite discusión su abuso del portamento, su fraseo estentóreo de pregonero, plano, monótono e inane y la nula capacidad de transmitir con su canto al menos una chispa de emoción que nos traslade la intensidad del drama en lugar de parecer que está cantando los números del bingo. Escénicamente tampoco ha mejorado demasiado y su tradicional estatismo de click de Famobil apenas llega ahora a Madelman. La voz arriba llega a brillar, pero en el centro y grave se abre y afea enormemente. Su gran momento del Nessun Dorma pasó sin pena ni gloria, dirigido a velocidad de película de Charlot por Chauhan parecía que nos habíamos equivocado en las revoluciones del pickup; Berti caló además algunas notas en la zona media-baja y acabó con un agudo cortísimo muy decepcionante, y como el director no hizo paradinha, se fue sin aplausos.

El papel siempre agradecido de Liú, salvo cuando lo canta la Voulgaridou (que Nuestro Señor mantenga lejos muchos años), recayó en la joven soprano donostiarra, ex alumna del Centre de Perfeccionament, Miren Urbieta-Vega. Como digo, este es un rol agradecido en el que el aplauso final está garantizado. Es el personaje bueno por excelencia de la obra y tiene unos pasajes bellísimos no especialmente comprometidos, pero en los que es preciso derrochar sensibilidad, matizar, ligar, saber frasear y acabar de enganchar con el público. No se trata de buscar el imposible de la nueva Caballé, pero tampoco admitir el encefalograma plano de Voulgaridou. Urbieta-Vega superó la prueba y mostró ayer una voz de bonito color con detalles de buen gusto, con algunas frases muy bien ligadas e intentando apianar y recoger la voz. Al final, como era de esperar en una Liú, obtuvo un triunfo arrollador que creo fue merecido.

Otro ex alumno del Centre de Perfeccionament, el bajo italiano Abramo Rosalen, fue el encargado de interpretar a Timur. Estuvo correcto, aunque le falta peso a su voz y fue imposible no acordarse de la rotundidad que imprimía aquí el ruso Alexánder Tsymbalyuk. Lo que sí fue rotundo fue el mamporrazo que se pegó nada más salir a escena, cuando según el libreto ha de caer al suelo, pero tanto ímpetu le puso que a poco más se desnuca.

Muy acertados en la vertiente actoral, correctos en lo vocal y logrando el favor del público estuvieron los ministros Ping, Pang y Pong, interpretados por Damián del CastilloValentino Buzza y Pablo García López. Bastante bien.

De nuevo el papel de Altoum recayó en el tenor ilicitano Javier Agulló que sufrió otra vez una dirección escénica que convierte su personaje en un pelele y hace su voz casi inaudible cantando desde el fondo del escenario. Bastante peor el Mandarino del alumno del Centre de Perfeccionament César Méndez con el que seré benévolo y me limitaré a calificarle de irrelevante.

Estupendas, por el contrario, estuvieron como Doncellas las cantantes del Cor de la Generalitat Carmen Avivar y Mónica Bueno.

Hubo otros intérpretes inesperados que no aparecieron anunciados en los programas de mano: los pajaritos que se colaron en la sala, vaya usted a saber cómo, y que acompañaron con sus trinos todo el tercer acto. Cuando se comenzaron a escuchar pensé que era una grabación que pretendía ambientar el momento o un móvil, pero al poco ya nos percatamos todos de que aquello no eran efectos especiales. En todos los años que llevo yendo a Les Arts no recuerdo que nunca se haya producido una invasión avícola de la sala.

El teatro anoche presentaba un aspecto inmejorable, completamente lleno y, como suele ser habitual en funciones de pretemporada, con bastante público joven. No pude fijarme demasiado en quienes ocupaban el palco aunque sí vi una nutrida presencia de miembros del renovado Patronato, con su presidenta Susana Lloret al frente. No estuvo especialmente cálido el público, pero la frialdad de la dirección y de la pareja protagonista tampoco motivaba mucho más. Tan sólo interrumpieron los aplausos la representación al finalizar Liú el Signore ascolta y tras la escena de Ping, Pang y Pong que abre el segundo acto. Al terminar la función hubo generosos aplausos para todos, a excepción de esos abucheos aislados a la Wilson que ya he comentado. Las mayores ovaciones fueron para el coro, Urbieta-Vega y la orquesta, y me pareció oír que el director Alpesh Chauhan recibía también alguna protesta. Los pajaritos, inexplicablemente, no saludaron.

Bueno, pues hasta aquí la primera crónica de la temporada. Espero que la cosa vaya mejorando cuando se inicie ya oficialmente el nuevo ejercicio operístico en diciembre. En cualquier caso el objetivo de la pretemporada está cumplido. Todo el aforo vendido y, pese a que los listillos más veteranos nos pongamos en plan exquisito, una muy buena receptividad por parte de la mayoría del público que parecía salir contento y con ganas de más. ¿Qué queréis que os diga? También hay a quien le va la disciplina inglesa…

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ACTUALIZACIÓN A 19/10/18: El Palau de les Arts ha anunciado hoy oficialmente que Jennifer Wilson cancela por baja médica el resto de funciones de Turandot que tenía previsto cantar. La italiana Teresa Romano que estaba anunciada para la representación del día 26 de octubre, asumirá además las de los días 23 y 28; mientras que será la soprano eslovena Rebeka Lokar quien lo haga los días 20 y 31.

Se insiste desde Les Arts en que la causa de la cancelación de Wilson es una baja médica. Mientras tanto, la soprano norteamericana se ha limitado a publicar en su perfil de facebook lo siguiente:

I will never forget my brief run as Turandot here in Valencia. At both the general probe and the premiere, I gave performances on a par with my best of my 80-plus Turandot shows around the globe. I greatly appreciate the thunderous ovations I received at the packed-to-the-rafters General and (with four or five noisy exceptions) at the premiere. Toi Toi Toi to my wonderful colleagues for the remainder of the run!

18 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con los comentarios sobre Jennifer Wilson. Por muy mal que estuviera no se justifica el abucheo.

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  2. Gràcies per informar-nos tan puntualment. Tristament, tot el que dius era molt previsible. Segur que podries haver escrit el comentari sense haver-hi anat. Si amb la il.lusió i el desig d'òpera que han demostrat en la taquilla milers de ciutadans els donaren un espectacle d'un poquet més de nivell creixeria l'afició estable a València. Salutacions.

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    1. Si jo haguera escrit la crònica sense haver-hi anat, m'hauria equivocat. No imaginava l'estat actual de Wilson i tenia més confiança en el director. La resta, més o menys, sí era previsible.

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  3. ¡Bien empezamos! Aunque sea pretemporada.
    Eché de menos hasta a Voulgaridou.
    Pero empiezo por el final, la desagradable anécdota del canto pajaril, que empezó con el 3º acto y no paró hasta el final; al principio creí, creímos que era un móvil, pero no; y como se repetía rítmicamente hubo quien pensó que era la "sorpresa" que Aguilera había anunciado para esta reposición(lo que hubiera sido imperdonable); también se pudo ver a gente del Palau recorriendo los laterales de los distintos pisos para encontrar la fuente del ruido, pero nada...; y unos pájaros no pueden emitir ese sonido, siempre igual, durante tanto rato; salvo que el Palau aclare oficialmente el asunto, nos quedaremos con la duda.
    De la función ¿qué decir? Poco que no haya dicho ya Atticus.
    Discrepo en el tema de los abucheos; creo que fueron demasiado suaves para lo que ofreció la Wilson. La magnífica wagneriana comenzó su carrera precisamente cantando Turandot, ha repetido el papel en muchas ocasiones y lo tiene en agenda esta temporada en varios teatros. ¿No es consciente del desastre? XD!
    Berti, creo que mantuvo el tipo (vocal) a pesar de algunos problemas, e incluso desafinó.
    Y la Liú me pareció bastante pobre, falta de volumen en su primer aria, aunque mejoró en el 3º acto.
    El batacazo de Timur me pareció un intento de imitación de las caídas brutales que siempre hace Tsymbalyuk; no sé cómo está entero porque lleva años cayendo así; vocalmente, sin llegar al ruso, Rosalen creo que estuvo aceptable.
    La dirección orquestal, como dice Átticus, me pareció nefasta, y afectó a la orquesta, desconocida, y al coro, que también patinó más de una vez; sólo espero que toda la culpa sea de Chauhan, porque si no... ¡apañados vamos!
    ¡Ala!, a esperar a diciembre.
    Saludos.

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    1. Gracias como siempre por tu extenso y fundamentado comentario de la función, aunque discrepemos en algunas cosas.
      Lo principal, en el abucheo a Wilson, pero sobre todo en que echases de menos a Voulgaridou, jajaja... eso sí que no...
      Los pajaritos sigo pensando que eran tales y no sonidos grabados.
      Orquesta y Coro estoy convencido que ofrecerán mucho mejor rendimiento con un director normal.
      un saludo

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  4. Perdón, pero me olvidé de algo que quiero decir como homenaje a Montserrat Caballé: ¿alguien ha oído una Liú mejor que la suya en la grabación de 1972? Sutherland, Caballé, Pavarotti, Ghiaurov, Krause, Pears, con la London Philarmonic dirigida por Mehta (DECCA).

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  5. Gran crónica. Coincido con todo lo que has escrito.

    En mi opinión, la dirección me pareció, sobretodo en el primer acto, muy bruta, mejorando un pelín en los siguientes actos. El descontrol con las voces fue numeroso, especialmente con el coro final, que tardó algunos compases en cogerse.

    Las voces dejaron mucho que desear. Berti era incapaz de transmitir nada, casi me daba la sensación de que silabeaba más que fraseaba, le falló la entonación en alguna ocasión, y parecía un poco apurado en algunas notas.

    Wilson me decepcionó una barbaridad. Nunca la había escuchado pero tenía algunas referencias muy buenas , y verla cantar In questa reggia de ese modo... supuse que era un día malo, aunque visto tu comentario me da mucha pena que una voz tan buena se haya echado a perder.

    La Liù de Urbieta creo que fue lo mejor de la noche (en cuanto a solistas). En la primera aria la encontré fría y un poco apurada. En el tercer acto,no obstante, solo eché en falta algo más de arrojo para redondear su intervención.

    Los ministros y el coro estuvieron estupendos en mi opinión. y los pájaros al principio yo también pensé que eran un añadido para simbolizar la llegada de la aurora o algo parecido.. pero no.

    En fin, no fue una gran noche. Esperemos que la temporda vaya mejor. Habrá que aguantar hasta diciembre! Un saludo.




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    1. Gracias por tu crónica, Guille.
      Hubo demasiados problemas. La Wilson fatal, Berti no tuvo tampoco un buen día, pero sobre todo hubo una falta absoluta de dirección que compensara todo aquello y ni la maravillosa música de Puccini consiguió imponerse.
      Seguro que en las siguientes funciones mejora la cosa. Ir a peor será complicado.
      Un abrazo

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  6. media arroba solamente? anoche ví el video del Macbeth del Liceo de 2004, un Berti irreconocible, dado que de opera no mucho sé, pensé que sería otro y no el que recordaba del video del MET con Nina Stemme fent de Calaf. Pues no el mismo que viste y calza y que ha cantado en Valencia. Saludos. Pepa mg.

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    1. Ha adelgazado bastante, sí, aunque la movilidad escénica sigue estando ausente.

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  7. ¡Vaya gota fría que está cayendo sobre unos cuantos artistas en les Arts!!! El 28 vamos nosotros, espero que por lo menos sea todo un poquito mejor, aunque de la Teresa Romano no se que quieres que te diga.
    En fín, disfrutaremos con el Coro y Liú.
    Un saludo.

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    1. Seguro que el 28 habrá mejorado todo. De Romano no tengo ni referencia, así que ya contaréis.
      Un saludo, Vicente

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    2. ¡Ah! Se me ha olvidado comentarte que el otro día vimos en el Liceu "I Puritani", fuimos más que nada por ver a Javier Camarena pero he de decirte que la actuación de Pretty Yende fue algo excepcional, se salió; si no la has visto actuar y tienes ocasión no te la pierdas.
      La próxima te envío un correo pero como era un texto tan escueto he pensado que no habría problema en enviarlo por el foro.
      Perdona y un saludo.

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    3. A Yende la he escuchado, aunque no en estos Puritani, y efectivamente es una cantante a seguir. Gracias por la recomendación.

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  8. Jennifer Wilson ha cancelado todas sus actuaciones en Valencia; aduce enfermedad, pero...
    En todo caso es de agradecer que no siga haciendo el papelón del miércoles pasado.
    También ha dicho que nunca olvidará al público de Valencia. Esta frase tiene varias interpretaciones, dado su desempeño en Turandot: ¿agradece lo que se le aplaudió y lo poco que se la abucheó, o no nos olvidará por esto último? Habrá que intentar ver qué más dice en las redes.

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  9. Ayer, por lo que me comentan los que asistieron, Rebeka Lokar tampoco dió la talla como Turandot. Ya cantó en Turín en la producción de Stefano Poda junto a Jorge de León (un montaje absolutamente novedoso que a mí me gustó)y tampoco me pareció una gran Turandot.
    En todo caso para mí lo peor de todo esto no es una mala noche de ópera, sino el desprestigio que supone a nivel internacional; si ya estaba Les Arts bajo mínimos tras los problemas de Helga Schmidt, las espantadas de Livermore y Biondi...esto es lo último que nos faltaba. Justo Romero ha publicado en Levante un artículo muy interesante, e inquietante, sobre la salida de Jennifer Wilson.

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    1. Sobre Lokar no puedo opinar porque no la he escuchado.
      Lo de Wilson evidentemente no está nada claro. Ella, que comparte en facebook todas sus vivencias operísticas, no ha hecho esta vez ni una referencia a enfermedad alguna, cuando en otras ocasiones lo ha contado con total naturalidad. Lo que habría que saber es si su salida de Les Arts ha sido una cuestión impuesta por el teatro o pactada con la artista. ¿Si no hubiese cantado en el estreno hubiese cobrado? ¿Cuándo vino Lokar a València? porque hay rumores de que antes del estreno ya había estado por aquí. Todo apunta a que desde los ensayos ya se tuvo claro que Wilson no daba el nivel y se pensó en su sustitución. ¿El tema de la enfermedad ha sido real, una excusa de Les Arts o una justificación pactada?
      Demasiados interrogantes para una situación en cualquier caso muy triste y que no se ha resuelto con la dignidad y humanidad que requería una artista que tanto nos ha dado.

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