Como podéis suponer, dado el personaje que da título a mi blog, “Matar a un Ruiseñor” (To Kill a Mockingbird) es una película muy especial para mí. Por muchos motivos. El principal y más sencillo es que me parece una de las obras cinematográficas más entrañables y auténticas que se han hecho jamás. Lográndose una conjunción perfecta entre el guión, la dirección, la interpretación y la música. No pretendo hablar hoy aquí del film como tal, y no creo que lo haga en un futuro, salvo que me aventurase a abrir varios capítulos sobre el tema, porque habría demasiado que decir.
Hoy quería trazar tan sólo unas pinceladas acerca de la extraordinaria banda sonora compuesta para la ocasión por uno de los más grandes compositores de música para el cine, Elmer Bernstein, al cual, posiblemente, sí le dedique un día un post monográfico, dada su prolífica y notable producción (Los Diez Mandamientos, Los Siete Magníficos, El Hombre de Alcatraz, La Gran Evasión, Millie una chica moderna, La Edad de la Inocencia… ).
El tema principal, que se apunta ya en los maravillosos títulos de crédito con que se inicia el film, refleja el mundo infantil a través de cuyos ojos se desarrolla toda la trama. Toda la película está prodigiosamente narrada desde el punto de vista de los niños. Y ese punto de vista se traslada también a la partitura, donde Bernstein evoca la pequeña ciudad sureña del condado de Maycomb y la percepción de los conflictos del mundo real de los adultos a través de la mirada infantil.
En “Atticus Accepts the Case - Roll in the fire”, la orquesta dibuja un tema donde se apunta el optimismo y vitalidad de la tranquila vida de una pequeña población, con reminiscencias a otras obras de Bernstein (Los Siete Magníficos), que se mezcla con el oscuro sonido de metales y cellos que representan el conflicto y temores escondidos a punto de estallar.
Pero no sólo son las notas compuestas por Bernstein, y su estudiada ubicación, las que apoyan y acompañan la acción, a veces lo fundamental es su no existencia. El silencio juega también un papel esencial. A este respecto cabe destacar las escenas del juicio, donde la banda sonora se ausenta de la pantalla, dejando a Atticus Finch solo, defendiendo a su cliente frente a los prejuicios de una sociedad racista, con la única fuerza y poder de su palabra, a través de un estupendo guíon y con la magistral interpretación de Gregory Peck, pero sin condicionar en modo alguno al espectador mediante motivos musicales que pudieran predisponerle. No se emplean melodías amables cuando testifica el injustamente acusado Tom Robinson, u oscuras cuando lo hace el feroz Bob Ewell. Se deja que el espectador, a modo de jurado imparcial, valore sin condicionamientos la defensa verbal que lleva a cabo Atticus Finch. Ni siquiera se aventura el sentido del veredicto mediante frases musicales que pudiesen ir preparando el estado anímico del espectador, con lo que el impacto final es mucho mayor, y es ahí cuando ya sí entra Bernstein, con toda su fuerza, desarrollando el sensacional tema “Guilty Verdict”, cargado de emotividad y lirismo, fiel reflejo del abatimiento de Finch al comienzo, y descriptivo de su nobleza, con esos cellos que al final se acaban uniendo con el piano marcando el tema principal, siempre indicativo de la mirada infantil, y aquí además del respeto hacia el padre, mientras vemos esa inolvidable imagen de la sala vacía, salvo la parte superior donde se encuentran los niños junto al público de color, y que se pone en pie a la salida de Finch.
Uno de los más bellos temas de la banda sonora es a mi juicio “Boo Who?”, donde tras el momento de peligro vivido por los niños y tras haber resultado herido uno de ellos, vuelve la calma al hogar, descubriéndose la identidad de Boo Radley, el misterioso vecino discapacitado, origen de los peores temores de los niños al comienzo de la historia cuando todavía mantenían la ignorancia propia de su inocencia infantil, y que ahora deviene en el salvador de sus vidas (en una clara alegoría de la historia para poner de relieve los peligros e injusticias de los prejuicios). El violín, cello, acordeón, arpa y maderas construyen poco a poco junto a toda la orquesta un tema de maravilloso lirismo.
La banda sonora finaliza con el impresionante "End Title", donde se entremezclan el tema de los niños y el de Boo Radley, que acaba en el porche junto a Scout, volviendo la música al tema principal en un simbólico regreso a la inocencia y al optimismo, aunque en un tempo algo más pausado, indicativo de una cierta madurez adquirida.
Para finalizar dejo este video con un montaje de fotografías de la película y el tema musical que cierra el film.
video de jlrial61
Hoy quería trazar tan sólo unas pinceladas acerca de la extraordinaria banda sonora compuesta para la ocasión por uno de los más grandes compositores de música para el cine, Elmer Bernstein, al cual, posiblemente, sí le dedique un día un post monográfico, dada su prolífica y notable producción (Los Diez Mandamientos, Los Siete Magníficos, El Hombre de Alcatraz, La Gran Evasión, Millie una chica moderna, La Edad de la Inocencia… ).
Es innegable que el score de Bernstein constituye una pieza esencial en la construcción de esta obra maestra cinematográfica, y contribuye de manera capital a dotar a la película del ambiente requerido en cada fotograma.
El tema principal, que se apunta ya en los maravillosos títulos de crédito con que se inicia el film, refleja el mundo infantil a través de cuyos ojos se desarrolla toda la trama. Toda la película está prodigiosamente narrada desde el punto de vista de los niños. Y ese punto de vista se traslada también a la partitura, donde Bernstein evoca la pequeña ciudad sureña del condado de Maycomb y la percepción de los conflictos del mundo real de los adultos a través de la mirada infantil.
El tema principal comienza con el solo de piano y las flautas, recordando a veces el sonido de una caja de música o el de un niño tocando el piano con un solo dedo, para trasladarnos a ese mundo infantil. El piano introduce posteriormente un ritmo de vals, volviendo a entrar la flauta y el arpa marcando el tema principal y luego toda la orquesta, para finalizar el piano solo de nuevo en ese leit motiv bellísimo, que describe el entorno de los niños, inocentes, aún no contaminados por la cruel realidad adulta, y que se irá introduciendo en los diferentes temas de la banda sonora cada vez que se quiera remarcar la inocencia infantil.
En “Atticus Accepts the Case - Roll in the fire”, la orquesta dibuja un tema donde se apunta el optimismo y vitalidad de la tranquila vida de una pequeña población, con reminiscencias a otras obras de Bernstein (Los Siete Magníficos), que se mezcla con el oscuro sonido de metales y cellos que representan el conflicto y temores escondidos a punto de estallar.
Pero no sólo son las notas compuestas por Bernstein, y su estudiada ubicación, las que apoyan y acompañan la acción, a veces lo fundamental es su no existencia. El silencio juega también un papel esencial. A este respecto cabe destacar las escenas del juicio, donde la banda sonora se ausenta de la pantalla, dejando a Atticus Finch solo, defendiendo a su cliente frente a los prejuicios de una sociedad racista, con la única fuerza y poder de su palabra, a través de un estupendo guíon y con la magistral interpretación de Gregory Peck, pero sin condicionar en modo alguno al espectador mediante motivos musicales que pudieran predisponerle. No se emplean melodías amables cuando testifica el injustamente acusado Tom Robinson, u oscuras cuando lo hace el feroz Bob Ewell. Se deja que el espectador, a modo de jurado imparcial, valore sin condicionamientos la defensa verbal que lleva a cabo Atticus Finch. Ni siquiera se aventura el sentido del veredicto mediante frases musicales que pudiesen ir preparando el estado anímico del espectador, con lo que el impacto final es mucho mayor, y es ahí cuando ya sí entra Bernstein, con toda su fuerza, desarrollando el sensacional tema “Guilty Verdict”, cargado de emotividad y lirismo, fiel reflejo del abatimiento de Finch al comienzo, y descriptivo de su nobleza, con esos cellos que al final se acaban uniendo con el piano marcando el tema principal, siempre indicativo de la mirada infantil, y aquí además del respeto hacia el padre, mientras vemos esa inolvidable imagen de la sala vacía, salvo la parte superior donde se encuentran los niños junto al público de color, y que se pone en pie a la salida de Finch.
Uno de los más bellos temas de la banda sonora es a mi juicio “Boo Who?”, donde tras el momento de peligro vivido por los niños y tras haber resultado herido uno de ellos, vuelve la calma al hogar, descubriéndose la identidad de Boo Radley, el misterioso vecino discapacitado, origen de los peores temores de los niños al comienzo de la historia cuando todavía mantenían la ignorancia propia de su inocencia infantil, y que ahora deviene en el salvador de sus vidas (en una clara alegoría de la historia para poner de relieve los peligros e injusticias de los prejuicios). El violín, cello, acordeón, arpa y maderas construyen poco a poco junto a toda la orquesta un tema de maravilloso lirismo.
La banda sonora finaliza con el impresionante "End Title", donde se entremezclan el tema de los niños y el de Boo Radley, que acaba en el porche junto a Scout, volviendo la música al tema principal en un simbólico regreso a la inocencia y al optimismo, aunque en un tempo algo más pausado, indicativo de una cierta madurez adquirida.
Para finalizar dejo este video con un montaje de fotografías de la película y el tema musical que cierra el film.
video de jlrial61
Degustaremos la música poco a poco, pero yo.. ups... no he visto la película, tendré que hacerme con una copia. El libro sí, lo he visto muchas veces desde que era jovencito pero nunca me decidí a leerlo, por extrañas razones que no voy a explicar ahora, la principal, además de que el título me echaba para atrás, es que se me metió en la cabeza que viniendo de la persona que venía, el libro no me iba a gustar, nunca supe de que trataba, tal era el mal rollo que me daba. Cosas de la adolescencia.
ResponderEliminarGracias, gracias y gracias... Yo entré en tu blog la primera vez precisamente porque era el "Blog de Atticus". "Matar a un ruiseñor" es una de mis pelis favoritas y me ha encantado el post, volveré a escuchar la música, primero aquí y desde luego hoy va a tocar volverla a ver...será inevitable.
ResponderEliminarObra maestra!!!! Todo es magnífico en esa película como bien dices, la verdad es que no podías haber escogido un nick mejor... Magnífico post, muy completo e interesante, como todos los que haces.
ResponderEliminaraunque paso muchas veces en silencio, cuando ando por lo de Alfredo, hoy me decido a dejarte un gracias, por todo lo que has posteado y por esa música que me detengo a escucharla un rato más por aquí, verdaderamente hermosa. La película no la vi, pero ya me pongo a buscarla. un saludo afectuoso.
ResponderEliminarAtticus,
ResponderEliminarestoy completamente de acuerdo contigo en que el tema Boo Who? de Elmer Bernstein es el mejor de esa magnifica pelicula.Por supuesto, sin menospreciar el resto de melodias.
Hasta hoy no me habia dado cuenta de que tu nick bloguero se debia al Sr. Finch, y si eso significa que te identificas personalmente con este personaje, mi enhorabuena.
Atticus Finch se deberia estudiar en esa asignatura nueva que acaban de inventar, Educación para la Ciudadania, como ejemplo para fomentar la tolerancia y condenar los prejuicios raciales.(Y por supuesto en español para que lo entienda todo el mundo)
Dicen que fue la mejor interpretación de Gregory Peck de toda su carrera, y nos dejó una imagen fisica inmejorable de un personaje al que admirar y respetar.
Has elegido muy bien, Atticus.El post en tu linea, como siempre, genial.
Besos
Graciaaaassss!!!. Qué bonito!!!. He llorado y todo de emoción escuchando esta música preciosa y recordando tan maravillosa película.
ResponderEliminarBesos
Gracias a vosotros por vuestros elogios. Esto realmente le compensa a uno el esfuerzo.
ResponderEliminarMaac, anímate con la película, no creo que te defraude.
Desde luego que fue una de las grandes interpretaciones de Peck, Tag, pero yo destacaría también a los niños y especialmente la química entre Peck y la niña, Mary Badham (hermana del director de cine John Badham).
Bienvenida, Casandra, compañera tricolor, aquí tienes un espacio para pasearte y decir cuanto quieras, como si estuvieras en la tribuna Amsterdam con La banda del Parque... bueno, pero gritando menos.
Para los que vayan despistados aclararé que la amiga Casandra creo que es hincha de Nacional de Montevideo... ahora va y me dice que es de Peñarol y la liamos...
felicitarle por la mención a esta pelicula, ya adivinada en el titulo de su blog,hay algunas veces que una opera, una pelicula, un libro etc es algo más que los elementos que la componen (la interpretacion, la direccion, la novela, el ritmo)y en este caso lo es,no es posible ser impermeable a la cantidad de sentimientos y sensaciones que provoca.
ResponderEliminarOoooooooooh
ResponderEliminarUna de mis pelis favoritas, es maravillosa. La verdad es que nunca me había parado a pensar en la música, así que tu post me ha "redescubierto" parte de esta obra maestra...
Besos :-)
Yo leí el libro y luego vi la pelicula siendo adolescente. Claro que me sonaba el nick de "Atticus" pero hasta hoy no conseguí recordar de que...cosas de la edad !;)
ResponderEliminarTendré que hacerme un "revival" , jejeje.
...al principio me preguntaba ¿porqué ese nick? identifiqué a un Gregory Peck elegante, dispuesto, maduro y tranquilo, con esa forma de andar que tanto cacterizó a algunos actores de la época, bien, dilema aclarado.
ResponderEliminarEstupendo post, bien ilustrado, bien musicado, de los que te levantan de la silla y vas corriendo a la estantería a rebuscar la "Peli" y te das cuenta que no la tienes en DVD, sino en VHS y el reproductor lo hechaste a la basura ya inservible y te quedas con cara de tonto, preguntándote como sería en este momento una revisión de tan magnifica película,
bueno, pues eso, regreso a la silla y como consuelo me vuelvo a releer el Post y a escuchar a Bernstein.
Un abrazo
Pues, sin que sirva de precedente, me voy a permitir hacer publicidad. Para los que estáis en Valencia, existe un magnífico videoclub (o DVDclub) en la calle Centelles, 17 (altura de la calle Cádiz), llamado Stromboli, especializado en cine clásico y de autor donde podéis encontrar de todo, inluso lo no editado en España que se ocupan de traer de fuera y subtitularlo.
ResponderEliminarSeguro que, si os interesa, por una de sus estanterías hallaréis al Sr. Finch.
Como dije,he vuelto a ver la película, ¡que gozada!con el placer de pararme a escuchar lqa banda sonora, que es perfecta, su comunión conn las imágenes es tal que realmente parece que salga de la propia actuación, que tenga que ser esa y no otra la música que acompañe a esas imágenes, eso es lo que para mi hace que una banda sonora sea perfecta. Gracias por añadir otro punto a esa obra de arte.
ResponderEliminarGracias a ti, María Teresa, por compartir con nosotros ese nuevo visionado. Estoy absolutamente de acuerdo en que es casi imposible pensar en otra música que se adaptase mejor a la narración, tanto por su belleza musical, como por su perfecta ubicación en el film.
ResponderEliminarConozco ese videoclub, porque vivo enfrente,muy cerca.
ResponderEliminarEl problema es que lo tienen ordenado por el nombre de los directores y si no conoces ese dato pues.... resulta dificil encontrar lo que buscas.
Hace bastante tiempo que no voy, pero antes era asi.
Sí, Tag, es verdad. Lo tienen ordenado por directores pero en cuanto te acostumbras lo encuentras todo enseguida. Y, si no, lo más fácil es preguntarle a Dani que amablemente te ayudará a encontrar lo que buscas e incluso te aconsejará y asesorará con buen criterio.
ResponderEliminarahhh y donde la puedo descargar??
ResponderEliminar¿Es un error de mi navegador o realmente no se cargan las canciones en goear?
ResponderEliminarNo, no es un error tuyo, han caído los enlaces, lo siento; pero hace más de 6 años que escribí el post.
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