Mucho, demasiado tiempo he mantenido este
espacio sin actividad, y lo primero que quisiera hacer es dar las gracias a
todos los que me habéis transmitido vuestro cariño y el deseo (incomprensible)
de volver a leer las sandeces que escribo.
Os recuerdo que esto no es una página de
crítica oficial, ni nadie me paga o contrata para escribir crónicas
operísticas. Esto es un simple blog de un aficionado que tiene la osadía de
decir en voz alta lo que piensa, y debe ser tomado únicamente como eso, como la
opinión personal de un aficionado más.
Y también quiero aclarar que mi silencio no
se ha debido a nada especial, simplemente ha sido consecuencia del cansancio y
la falta de tiempo. Mi trabajo habitual me exige últimamente más dedicación y esfuerzo,
y también las actividades de la Asociación Amics de l’Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana
me ocupan gran parte del poco tiempo libre. Incluso había llegado a plantearme cerrar
definitivamente el blog, pero… la temporada oficial de ópera ha vuelto a
Valencia y no he podido resistirme a regresar yo también, al menos de momento...
Aunque no para hablar de mí.
Este comienzo de temporada ha vuelto a
traernos algunas situaciones parecidas a las que se vivieron al final de la
anterior. La, al parecer, nunca suficientemente ambiciosa consellera Catalá, ha vuelto a caldear el ambiente
filtrando interesadas y sesgadas informaciones sobre gastos de la Intendente de Les Arts
desde los tiempos en que hizo la Comunión. No voy a opinar ni a recrearme en el
tema. Helga Schmidt ya ha contestado
con su claridad (de ideas, no verbal) habitual y a sus palabras me remito.
Simplemente diré que lo que de verdad me parece indecente es que la presunta
responsable de la cultura en esta depauperada Comunidad siga utilizando un
activo cultural de primera magnitud, como es el Palau de les Arts, para
torticeros intereses políticos.
Ya sé que también hay quien dice que
últimamente me he vendido a Helga y
ya no la critico. Pues bien, vuelvo a aclarar que en las opiniones que emito en
este blog sólo me vendo a mi personalísima, y por supuesto cuestionable,
conciencia; aunque, desde luego, en esta guerra, no declarada ni reconocida,
entre Catalá y Schmidt, tengo clarísimo a quién apoyo, porque lo que de verdad
defiendo es el proyecto que representa el Palau de les Arts como garantía de
una ópera de calidad en la ciudad en la que vivo. Y eso, hoy por hoy, es Helga quien mejor lo puede garantizar.
De todas formas, lo que considere que debo criticar de ella lo seguiré haciendo,
y ahora mismo, por ejemplo, voy a pasar a darle un capón o dos.
Se inauguró ayer, demasiado tarde, la
temporada operística en Valencia y se ha decido dedicar estas funciones de Manon Lescaut a Lorin Maazel, fallecido el pasado 13 de julio. Que se haya iniciado
la temporada tan tarde sé que no es directamente culpa de Helga, pero ¿de verdad, después de esperar todo este tiempo, era
preciso abrir la temporada un martes tras tres días de fiesta? Creo que hubiera
sido mucho mejor hacerlo un fin de semana, o un festivo o víspera de festivo y
publicitando debidamente el evento.
De todas formas, lo que me ha parecido directamente
impresentable es que el único homenaje que desde Les Arts se haya hecho a Lorin Maazel, principal responsable de
que hoy disfrutemos en Valencia de la mejor orquesta de España, haya tenido
lugar casi cinco meses después de su muerte, y limitándose a eso, a escribir en
el programa que se le dedican las funciones de Manon Lescaut. Lo cual, además, habrá sonado casi a chiste, porque,
vamos, que esta orquesta, que logró aquellos sonidos celestiales con él, le
recuerde con la dirección de Plácido
Domingo, de la que luego hablaré, tampoco parece lo más adecuado. Sé que no
hay presupuesto para casi nada, pero la capacidad de reflejos de los dirigentes
de este teatro sigue dejando muchísimo que desear y, una vez más, pienso que no
se ha estado a la altura. Creo que no costaba tanto haber hecho un concierto
especial o, al menos, un acto más relevante de recuerdo y homenaje al maestro Maazel nada más conocerse la noticia de
su fallecimiento.
Sí ha habido más reflejos, sin embargo,
para anunciar por megafonía al comienzo del espectáculo que la función se
dedicaba a la memoria de María José
Anderica, una joven trabajadora del departamento de vestuario que falleció
de forma inesperada y repentina el pasado fin de semana; si bien parece que
esta dedicatoria no ha surgido de la dirección del teatro sino de la iniciativa
de los propios trabajadores y compañeros de la fallecida.
Pero bueno, voy a ver si me centro en la
crónica del espectáculo.
Pese a que este año, por fin, el precio de
las localidades de los estrenos es el mismo que el del resto de funciones, se
vieron otra vez demasiados huecos en el teatro. Los pisos 3 y 4 estaban casi
vacíos y había butacas desocupadas en todas las zonas. E insisto en que un
martes post puente festivo, no es la fecha más indicada para abrir una
temporada operística si se quiere dar cierta relevancia al acontecimiento.
En el palco, sin ningún rubor, estaba la
consellera de cultura María José Catalá,
acompañada del ex director de CulturArts,
Manuel Tomás, el imputado
vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau,
el presidente de les Corts, Alejandro
Font de Mora, y otros personajetes y carguillos de medio pelo.
Esta Manon
Lescaut se tenía que haber representado hace ahora prácticamente un año,
pero, como ya es suficientemente conocido, la caída de un trozo del trencadís
de la cubierta del edificio y la injustificable decisión, de algún político que
no quería perder su viaje navideño al Caribe, de cerrar el teatro unos meses,
motivaron la suspensión de su representación, y finalmente se optó porque fuese
la ópera que abriese la temporada 2014/2015 en el día de ayer, curiosamente con
el edificio vestido ya con un impresionante andamiaje para proceder a las obras
de reposición de la cubierta.
La producción presentada, del Teatro Regio
de Parma, cuenta con la dirección escénica del británico Stephen Medcalf, de quien ya pudimos ver su versión de La flauta mágica en abril de 2013, y con
la escenografía y vestuario de Jamie
Vartan e iluminación de Simon Corder.
La propuesta se caracteriza por una ambientación muy clásica, totalmente
ajustada al libreto, con vestuario de época y abundancia de pelucas y encajes.
La escenografía es escasa pero, en general, de gran eficacia visual.
Me pareció bastante conseguido el efecto
tanto de la llegada de la diligencia en el primer acto, como del barco del
tercero. Mas fallido encontré el cuarto acto, con un interesante trabajo de
iluminación y un sorprendente efecto en la muerte de Manon, pero no me gustó ese
desierto limitado a dos montoncillos de arena (que más bien parecían el rastro
excremental de unos caballos), ni la discutible decisión de que veamos a Des Grieux pululando mientras Manon canta “sola, perduta, abbandonata”.
Tampoco acabo de entender la extendida
manía, aquí también presente, de hacer que la acción se tenga que desarrollar
sobre plataformas inclinadas, con el riesgo que conlleva de caídas para los
intérpretes, sin que tampoco aporte absolutamente nada.
Los tres primeros actos comienzan con Des Grieux accediendo al escenario desde
la platea, contemplando lo que ocurre, no sé si pretendiendo simbolizar un
flash back del protagonista, pero al menos eso fue lo que yo interpreté.
Entre lo más positivo destacaría que la
propuesta desvela un buen trabajo de dirección de actores, con un primer acto
bastante bien resuelto, gracias también a un excelente rendimiento del coro. Y, aunque
ya está bastante visto en otras producciones, los momentos de encuentro amoroso
entre Des Grieux y Manon en el primer acto son subrayados
con la congelación del resto de la acción escénica, lográndose un efecto visual
impactante. También me gustó el comienzo del acto tercero, el más conseguido en
mi opinión, con esos espejos aparecidos en el acto segundo y aquí convertidos
en las celdas de las presas.
En resumen, pienso que se trata de una
puesta en escena visualmente interesante, con buen trabajo de dirección y que,
aunque no aporta nada especialmente relevante, sirve perfectamente al propósito
de ambientar la acción de un libreto que de origen ya resulta bastante caótico.
En el foso, como ya he dicho antes, se
encontraba Plácido Domingo al frente
de la Orquestra
de la Comunitat Valenciana. Hablar de Domingo es uno de esos temas que suele levantar
ampollas tanto si se alaba su trabajo como si se critica, así que una vez más
me voy a limitar a dar mi particular e indocumentada opinión, reconociendo que
yo mismo tengo sensaciones muy encontradas. Por una parte me alegra que se
involucre de esta forma con nuestro teatro, y su presencia, tanto en el
escenario como en el foso, es garantía de que pueda atraerse a artistas de
cierta calidad, además de conllevar un importante tirón de público. Pero creo
que es evidente que su labor como director de esta orquesta deja bastante que
desear.
Y es que si algo se echó de menos fue
precisamente una labor de dirección, de control del desarrollo musical de la
obra. Hubo notables desajustes de coordinación entre foso y escenario, ante un Domingo que marcó poquísimas entradas y
permanecía todo el tiempo con la cabeza metida en la partitura, como si fuese
una pantalla en la que estuviesen retransmitiendo un partido del Real Madrid.
Eso sí, hizo todas las paradinhas
pertinentes para intentar que el público se arrancase a aplaudir.
Su lectura de esta página pucciniana estuvo
además carente de alma. Fueron poquísimas las ocasiones en las que la emoción
llegó a la platea y, lo que es peor, en las que la orquesta ofreció ese sonido
suntuoso y mágico que le es habitual: apenas en el dúo del segundo acto (aunque
a todo volumen tapando a los cantantes), en la segunda mitad del tercer acto y
en el intermedio entre los actos segundo y tercero, si bien en esta ocasión con
una lectura del mismo blanda y carente de matices.
Nada hay que reprochar a los solistas de la Orquestra de la Comunitat Valenciana ,
con unos violines mágicos y una cuerda grave gloriosa, destacando las violas y
el violonchelo de Rafal Jezierski; o
unas excelentes intervenciones de Pierre
Antoine Escoffier al oboe.
También debe alabarse especialmente, una
vez más, el espléndido rendimiento del Cor
de la Generalitat. Es de destacar su trabajo en una página tan complicada
vocal y escénicamente como ese primer acto, sobre todo careciendo de un
director en el foso que marcase entradas; imponente se mostró en el tercero y
bellísima fue la intervención de las madrigalistas en el segundo, con una
delicadeza que sí hizo brotar la emoción en la sala.
En el apartado solista reconozco que salí
algo defraudado. Esperaba bastante más de la pareja protagonista y, aunque la
cosa no fuese tampoco un desastre, no contribuyeron a caldear el gélido
ambiente.
La uruguaya María José Siri tiene un instrumento de indudable valía, con una
voz con cuerpo, muy homogénea y de bello timbre lírico. Fue claramente de menos
a más. En el primer acto anduvo reservona y no resultaba muy creíble en el
papel. Mejoró bastante en los siguientes, mostrándose poderosa en el registro
agudo, aunque a veces se acusasen ciertas destemplanzas. Menos contundencia presentó
en la zona grave, donde quedó inaudible en muchas intervenciones, pero al menos
la voz mostró homogeneidad e incluso apuntó algunos reguladores y matices de
bella factura. Lástima que tampoco consiguiera transmitir mucha emoción con su
canto, y en “sola, perduta, abbandonata”
más que “quiero morir” parece que estuviese diciendo “quiero otra de calamares, camarero, si me hace usted el favor”.
Menos me gustó el Des Grieux que compuso el portorriqueño Rafael Dávila. Todo su activo se fundamenta en un agudo luminoso y
potente donde la voz brilla con suficiencia, pero el manejo del instrumento es
tosco, con una línea de canto inexistente, el registro grave ausente y, sobre
todo, si cuestionaba antes la expresividad de Siri, la de Dávila no
supera a la de un salmonete congelado.
El Lescaut
anunciado originariamente, Gabriele
Viviani, parece que no llegó ni a pisar Valencia y, en su lugar, ha cantado
el barítono del Centre de Perfeccionament,
Germán Olvera. Es evidente que tiene
camino todavía por recorrer. Le faltó contundencia vocal y en los ascensos al
agudo recurrió a algún grito, forzando una voz que se le iba.
Estupendo, por el contrario, estuvo el Geronte elegido para la ocasión. Aunque
pretendió engañarnos saliendo disfrazado de mamarracho, con peluca y floreadas
medias y bailando minués, era el mismísimo Hunding
de La Valquiria … El danés Stephen Milling volvió a dar una lección de poderío vocal que
compenso su escasa italianitá.
Del Edmondo
de Matthew Peña poco puedo decir, ya
que con semejante técnica de emisión y al no tener mi entrada ubicada en su
píloro no le oí ni una nota, aunque su comportamiento en escena fue positivo.
Al igual que el de Mariam Battistelli,
solista en el madrigal, que se movió con gracia y lució una bonita voz, pero
con tendencia a desafinar.
Muy correctos el resto de comprimarios,
entre los que destaco la breve, pero siempre eficaz, intervención del veterano Luigi Roni.
En una noche en la que hacía un frío para
chuparse los dedos, las bajas temperaturas parecieron contagiarse a un público
al que ni las paradinhas de Domingo conseguían arrancar más que
algunos pocos aplausos. Al terminar la representación hubo tibias muestras de
aprobación para todos los participantes, incluyendo la dirección escénica, pero
sin mucho entusiasmo. Al final, Domingo
prácticamente se quedó solo haciendo aspavientos saludadores mientras la platea
casi se había vaciado.
Pese a todos los reparos que he hecho,
pienso que no se debe desaprovechar la ocasión de acudir a disfrutar la
música de Puccini en una función de ópera de buen nivel, con una orquesta y un
coro que sobreviven a la batuta, y donde estoy convencido de que en futuras
funciones se irá mejorando el engranaje general.
Voy a ir terminando porque, después de
llevar tanto tiempo sin escribir, me estoy alargando demasiado, pero no
quisiera finalizar sin mostrar hoy mi público reconocimiento a todos los
trabajadores del Palau de les Arts. Que se siga pudiendo representar ópera de
primer nivel, se debe también en gran medida a los que nunca salen a recibir
aplausos. Y, ahora más que nunca, tiene un mérito increíble, tras haber
padecido un ERE traumático que ha dejado sin empleo a algunos compañeros y ha
obligado a los que se han quedado a hacer su trabajo y el de los que no están.
Incluso en las circunstancias más penosas o tristes, como ha sido en este caso
la muerte de María José Anderica.
Vaya desde aquí mi recuerdo para ella, mi condolencia
para sus allegados y mi agradecimiento a todos los compañeros que con su
esfuerzo diario hacen posible que este proyecto siga adelante.
Desde que empecé a ir al Palau en 2011 con Boris Godunov, siempre he tenido tu blog como guía como preparación o comparación de mis sensaciones después de una representación. Esto ha sido de vital importancia para que poco a poco pueda ir aprendiendo a amar una música que me está dando tantas alegrías. Si duda eres uno de los principales "culpables" de que ahora yo sea un "adicto" a la ópera. No me gustaría ver un día un post que se titulara "hasta siempre". Gracias por todo y, en la medida en que sea posible, nunca cierres el blog.
ResponderEliminarKiko, te aseguro que pocas cosas me pueden decir que me hagan sentir más feliz que alguien ha aprendido a amar la ópera a través de mi blog.
EliminarDe todo corazón, mil gracias. Cosas como esta me animan a seguir adelante.
Un abrazo
a los que mas que oído tenemos oreja tu blog nos ayuda e ilumina, espero que no nos dejes huérfanos y sobre todo no pierdas el sentido del humor
EliminarHola Atticus me alegra muchísimo tu vuelta, estábamos huérfanos.
ResponderEliminarEso si has vuelto benevolente.
La obra me pareció infumable, ¡qué pena!
Los solistas flojísimos, sobre todo el trenor, salvo Milling.
Lo de Plácido.... que pena....vaya diferencia de orquesta, es mejor que se dedique a cantar, lo que sabe hacer.
Descontrolado sin matices tapando a los solistas, sin emoción alguna en la preciosa obertura del tercer acto.
Mrjor no sigo. Esperemos al lunes.
Eduardo.
Ya me dijo alguien ayer que blandeaba, igual el parón me ha hecho más benévolo, aunque yo no lo encontré tan mal.
EliminarGracias por dejar tu opinión, Eduardo
Me alegro mucho de tu vuelta al blog. Tus críticas siempre me parecen muy acertadas y divertidas. Tengo entradas para el día 27 con Jordi Bernacer en la dirección y Olga Busuioc en el papel de Manon. No sabía si me había equivocado al elegir ese día. Espero que acudas y nos des tu opinión.
ResponderEliminarEspero poder acudir el 27, sí. Ya diré...
EliminarGracias por tu comentario
Por fin! Estoy de acuerdo en todo lo escrito, no solo en lo que nos corresponde ;). Es una pena con lo muchísimo que se ha trabajado y ensayado esta ópera y que no haya "llegado al alma". Para mí lo mejor la dirección escénica y el árduo trabajo de la orquesta y coro para seguir la direción musical. Me ha emocionado el recuerdo a María José Enderica y creo que te lo agradecerán (agradecemos) todos. También inexplicable el NO HOMENAJE a Maazel. Bien, yo tampoco me quiero alargar. Hay que ir a la ópera y cada uno tener su propia crítica. Para terminar: "BIENVENIDO SEÑOR DON VIDAL".
ResponderEliminarPues sí, estamos de acuerdo, y es una pena que el magnífico trabajo que se realiza en escena quede un tanto deslucido musicalmente... Pero, como dices, cada uno que saque sus propias conclusiones.
EliminarEnhorabuena por lo que te toca. Magníficas madrigalistas.
No te vayas. Sin tí no es igual.
ResponderEliminarGracias.
EliminarAtticus me alegra su vuelta,y deseo seguir leyendo sus crónicas sus comentarios y sus respetuosas criticas.Me gusta y necesito este ambiente operístico. ¡Vixca l´ópera en Les Arts!
ResponderEliminarGracias Pepa. Pondremos nuestro granito de arena para que siga habiendo una ópera de calidad en Les Arts.
EliminarSempre és un plaer llegir-te. Bona informació i sentit de l'humor. Ja et feia de menys. El que trac de positiu és que l'orquestra encara siga la millor d'Espanya. Tinc entés que molts músics se'n havien anat. Sense una bona orquestra ens quedem sense res.
ResponderEliminarPlácido és el meu tenor favorit en general o, millor dit, ho ha segut durant anys; ara ja està major. Això sí, com a director és pèssim. Ací tenim un greu problema. Sense un bon director, l'orquestra no pot rendir.
Els solistes depenen dels diners. No crec que puguen contractar un Jonas Kaufmann.
Moltes gràcies i a seguir.
Pep
Gràcies, Pep.
EliminarSe han ido algunos músicos, pero no tantos. Y algunos vuelven el próximo año.
Esperemos que en este año pueda encontrarse una batuta a la altura de lo que estos músicos reclaman.
Hola Atticus, celebro tu vuelta. Por lo que leo, inicio de temporada sin entusiasmo. Yo iré el 16... a constatar, al menos, que seguimos con orquesta, coro, sin director y sin "trencadís"...
ResponderEliminarJajaja... Gracias Miguel. Espero tu crónica del 16. Ese día no creo que vaya yo
EliminarBueeeeeno, por fin el retorno. Me alegro de su vuelta, la verdad es que se echaba de menos el blog.
ResponderEliminarRespecto a lo escrito, totalmente de acuerdo en sus opiniones sobre Helga, la consellera y demás. Y también sobre Plácido, que aunque yo tengo entrada para el 27 que él no está, me imaginaba habiéndolo visto dirigir una Tosca, creo, que no iba a transmitir demasiadas emociones. Y parece imposible que un artista enorme como él, con tanta expeirencia no logre culminar su trabajo de dirección, o por lo menos no en el sentido emocional (yo me entiendo), recuerdo pasajes y momentos con Maazel y Mehta que son los que hacen que yo vaya a la ópera a la espera de ese pequeño milagro, ese momento fugaz en el que te sientes fundir con la música sin tener yo ni idea de solfeo, de música ni de nada. Yo que hace no muchos años decía que en las obras de Wagner los cantantes iban por un sitio y la música por otro, se me han saltado las lágrimas muchas veces en las representaciones de la tetralogía...
En fin, que me alegro de verle por aquí, que me alegro cuando leo a la señora Schmidt decir que le han aumentado ligeramente el presupuesto y que parece que se queda, porque sin esta señora no sé qué sería de esta ópera, bueno sí lo sé, y es horrible lo que imagino.
Un abrazo
No, mejor no imagines, no se vayan a convertir tus pesadillas en realidad...
EliminarGracias a ti, Peritoni por tu fidelidad al blog.
Un abrazo
Gracias Atticus por tus opiniones, son merecedoras de nuestros elogios. Un saludo.
ResponderEliminarGracias
EliminarPlacido es infumable como director, qué lástima que debamos pagar este tipo de peajes a estas alturas. No sabe marcar un cuatro por cuatro con una mínima precisión y no es una exageración. Al final, mucho Palau de les Arts pero Helga Schmidt antepone sus amistades y sus negocios a una programación de altura, Al final el inicio de la temporado en sus titulos, fechas y repartos está más al servicio de Placido Domingo que al de la sociedad valenciana. Y claro, el público se da el piro. Cada vez menos gente, pero no viene ya casi nadie, vacío y por lo que me dicen desde dentro, el reparto masivo de entradas es alucinante......
ResponderEliminarTu benevolencia a los gestores actuales me sorprende Atticus, creo que ha llegado el momento de un cambio de timón e todo esto, y que la Consellera Catalá mueva definitivamente ficha, no sé si soy un bicho raro, pero lo veo muy diferente todo, perdonan si os ofendo pero....o acoplamos el funcionamiento del coliseo a los nuevos tiempos o lo cerrarán muy pronto.
saludos a todos
Pues no comparto tu opinión. Plácido no es un buen director, en eso sí estamos de acuerdo. Pero no creo que se pueda decir que Helga anteponga sus intereses y amistades a la programación. Helga está haciendo encaje de bolillos para que en la actual coyuntura se pueda seguir ofreciendo una programación de calidad, y, con todos las matices que se quieran poner, creo que se está logrando.
ResponderEliminarTampoco es verdad que el teatro esté vacío. Ha habido dos estrenos con muchos huecos en pisos altos, pero otros días con mayor ocupación, como hoy.
Y, por último, si tenemos que depender de los movimientos de ficha que pueda hacer la consellera Catalá, apañados vamos, entonces sí que estamos condenados al fracaso.
Un saludo
Qué tal fue el día 21 ?
ResponderEliminarYo estuve el Viernes y de los cuatro actos que vi, (el primero lo vi en la nevera y no entero ) solo me gustaron el tercero y el cuarto aunque no en demasía.
Espero que el Sábado que es la ultima la veré entera y ya te comento.
De todas maneras Plácido no me convence como director espero que Jordi me convenza.
A ver si nos vemos por allí.
Y por supuesto me alegro de leer tus comentarios.
Rafa
Hola Rafa,
EliminarLa orquesta ha ido mejorando algo en coordinación y mucho en sonido. El tenor creo que el 21 tuvo su mejor noche.
Yo también aguardo con ilusión lo que pueda hacer Jordi.
Ya contarás tu opinión.
Un saludo
Querido Atticus, sigo tus comentarios que me parecen geniales y que para los no entendidos hacen que veamos cosas que como ignorantes nos pasan desapercibidas. Por lo general suelo estar de acuerdo con tus opiniones que me parecen agudas y acertadas.
ResponderEliminarHoy por fin me he decidido a escribir; acabo de llegar a casa despues de ver la representación de Manon y todavia me dura la emoción. Tras un primer acto frio, en que la orquesta se comia a todo bicho viviente y ninguno conseguia transmitir gran cosa, me temí lo peor, en la linea que comentabas en tu crónica. El segundo acto ya fue otra cosa, como me decia un compañero de butaca "parece que les han dicho algo". Pero fue en el tercer-cuarto acto, cuando realmente se alcanzaron, siempre a mi humilde entender momentos brillantes. Sera la mano de Jordi, pero la obertura del tercer acto me pareció magnífica, el final del tercer acto, con la selección y embarque de las prostitutas, consiguió emocionarme mucho, no tanto por los cantantes (que tambien), sino por la combinación coro-orquesta. En el cuarto, hubo momentos que pasaba de los actores, y me concentraba en la orquesta , porque me transmitía mayor dramatismo y emoción que ellos; realmente genial.
Perdonarme por este ladrillo y por mi entusiasmo casi rayante en la sensibleria, pero los que no tenemos vuestros conocimientos, tenemos que quedarnos con las sensaciones y emociones que recibimos en cada ópera y por desgracia, no siempre son tan gratificantes como la de hoy.
Un saludo.
Javier
Javier, Lo importante en la música no son los conocimientos, sino precisamente eso que dices, las emociones. Ante eso nadie te tiene que venir a dar lecciones de nada.
EliminarYo estuve ayer y he de decir que la labor de Jordi al frente de la Orquesta y del Coro, que estuvo más ajustado que ningún día, fue magnífica.
Gracias por dejar tu valiosa opinión. Espero que nos dejes tus comentarios en más ocasiones.
Un saludo
Querido atticus, siempre es un placer leer tu blog.
ResponderEliminarEsta vez estoy de acuerdo contigo en la mitad, jeje. Me explico: es obvio que todos estamos de acuerdo en que la "dirección" de Plácido es algo inaguantable. Pobres músicos, coro y solistas, porque la verdad es que deja con el culo al aire a todos, hablando mal y pronto. No se las razones que tendrá helga para permitir esto, pero desde luego supongo que sabrá perfectamente que las producciones pierden mucho siendo dirigidas por el.
En lo que no acabo de estar de acuerdo contigo es con respecto a los solistas. En mi opinión, los tres personajes principales lo hicieron genial, mejorando con el paso de las funciones. Dávila, tiene una proyección increíble, y más teniendo en cuenta que Plácido pasaba totalmente de regular los volúmenes con la orquesta...María José Siri me gusto mucho, pero creo que al cambiarla este último día se salió ganando. Y Germán Olvera la verdad que me sorprendió, porque no esperaba que un cantante del centre tuviera ese nivel. Comparando con el turandot del final de la temporada pasada, creo que ha mejorado un montón. Si que es cierto eso que decías de sus agudos, pero ha ido mejorando en las siguientes funciones.
En cuando a hunding, jeje, que más se puede decir de el, no? De acuerdo contigo.
Sólo un apunte más: en el entreacto, también tenía el solo el solista de viola y el concertino, además del cello.
En general tengo la sensación de que los músicos de la orquesta y el coro tuvieron que hacer malabares para evitar desajuste, pobrecitos, pero con Jordi fue mucho mejor, se pudo notar el disfrute el último día.
Un saludo y espero con ganas tu próximo post,
T
A mi Davila me sigue sin acabar de convencer del todo, reconociendo su poderío en el agudo y que es verdad que ha mejorado en expresividad a lo largo de las funciones.
EliminarOlvera también ha ido mejorando y Siri ha tenido alguna noche muy destacable.
Su sustituta no me convenció en absoluto. Voz bella y timbrada en una zona estrecha del registro, pero graves nulos y agudos muchas veces gritados. Y en escena muy sosa. Pero es joven y mejorará.
Haces bien en recordar los solos de viola y concertino. Geniales.
El último día la orquesta estuvo mucho mejor con Jordi,
Un saludo y espero leerte más por aquí,
Bueno, fuimos a la útlima representación y la verdad es que la orquesta sonó fenomenal, se nota en Bernacer la influencia del maestro Maazel. Algunos momentos chim-pum, pero eso es marca de la casa, como nos gusta aquí. En general logró emocionarme y no hubo nada que chirriara.
ResponderEliminarLa soprano era un tanto tendente al desafino, creo yo, y cantó una Tosca... ah no, una Manon... no sé, prefiero las manones más sutiles, tipo Caballé, ya sé que es mucho pedir pero yo me entiendo.
Aún así estuvo bastante correcta.
En resumen fue una buena velada de ópera y el teatro estaba lleno.
Como cotilleo: la crisis nos golpea a todos, señoras de visones que sacan la bandeja de pastelitos de boniato del Mercadona (¿!?) y otras no menos emperifolladas que se agachan con el bolso en el suelo y sacan una botella de benjamín y tres vasos de plástico... a mí, llámame elitista, pero me parece cutre por demás.
Saludos!
Pues estoy de acuerdo en todo lo que dices, Peritoni, incluyendo el pastelito de boniato... Jajaja...
Eliminarun saludo