"Lago Keitele" - Akseli Gallen-Kallela - 1905 - National Gallery - Londres
Con estos calores que corren me ha dado por acordarme de Finlandia y he decidido volver a traer al blog a su compositor más célebre, Jean Sibelius (1865-1957), para que nos refrescara un poquillo con algunas de las más de cien canciones (sången) que podemos encontrar en su prolífica producción.
Como ya conté en el post que dediqué a una de estas canciones, “Var det en dröm?” (¿Fue un sueño?), la inmensa mayoría de ellas no están escritas en finés sino en sueco, idioma de la burguesía de la época en Finlandia y lengua materna del compositor, lo que motivó que fuese la elegida para aquellas obras a las que quería dotar de unas connotaciones más íntimas, como las canciones.
Por eso he querido que todas las piezas de este post estuviesen interpretadas por una soprano sueca, no tanto para conseguir una proximidad idiomática que, no nos engañemos, pocos vamos a apreciar, sino sobre todo buscando una cercanía emocional. Y, ya puestos, pocas opciones se me ocurren mejores que elegir a la inolvidable Birgit Nilsson, a quien podremos escuchar en esta ocasión en cinco interesantes versiones orquestales de otras tantas canciones de Jean Sibelius, acompañada por la Orquesta de la Ópera de Viena dirigida por otro sueco, el recientemente fallecido Bertil Bokstedt.
En primer lugar quería traer una de las primeras sången compuestas por Sibelius, se trata de "Våren flyktar hastigt" (algo así como: La primavera pasa deprisa), la cuarta de las siete que se agrupan dentro de su opus 13. Está escrita alrededor de 1891, con texto, como todas las del ciclo, de uno de los más relevantes poetas finlandeses, Johan Ludvig Runeberg. En ella todavía no encontramos en todo su apogeo el rebosante romanticismo que caracterizará sus posteriores composiciones de principios del siglo XX, prevaleciendo aquí la sencillez y delicadeza, pero dejándonos una breve página de indudable belleza:
video de operazaile
video de operazaile
En los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, Sibelius entra en una fase de creación compulsiva, y en el terreno vocal compuso las más célebres canciones de su producción dentro de lo que se ha denominado su periodo romántico. Entre ellas se encuentran las pertenecientes a su opus 36, donde Sibelius escoge unos textos en los que la naturaleza escandinava juega, como fue habitual en el repertorio del compositor, un papel muy importante, sirviendo de permanente metáfora a los sentimientos y sensaciones que se quieren transmitir.
La primera de las seis canciones de esta opus 36 es también una de las más conocidas, se trata de “Svarta Rosor” (Rosas Negras), con texto del poeta y pintor sueco Ernst Josephson, donde ya se puede atisbar al Sibelius más romántico en esta pequeña pieza que nos habla del rosal, con flores y espinas, que se apodera del corazón de los amantes:
video de operazaile
video de operazaile
La cuarta de las sången de la opus 36 es esta “Säv, säv, susa” (Suspirad, juncos, suspirad), donde la música de Sibelius nos transmite todo el espíritu de los versos del poeta sueco Gustaf Fröding, en los que se pide a los juncos de la ribera que recuerden a Ingalill, una muchacha a la que los celos de sus vecinos llevaron a suicidarse ahogándose en el río:
video de operazaile
video de operazaile
Y también pertenece a su opus 36 "Demanten På Marssnön" (El diamante en la nieve de marzo), escrita sobre un texto de Josef Julius Wecksell, una grácil melodía con toques de vals que constituye la última de las canciones del ciclo y es posiblemente la más interpretada del compositor finlandés:
video de operazaile
video de operazaile
Y finalizo con la impresionante Höstkväll (Tarde de Otoño), compuesta en agosto de 1903 sobre un texto del poeta sueco Viktor Rydberg, y que es la primera de las cinco sången que integran su opus 38. El propio compositor la definió como un “intenso lamento otoñal” y, en la interpretación que podemos escuchar a continuación, esta intensidad tiene claro reflejo en los apasionados pentagramas de Jean Sibelius inmejorablemente acompañados por la exuberante voz de Birgit Nilsson, quien nos ofrece, una vez más, una magistral exhibición de poderío, brillo vocal y fuerza expresiva:
video de operazaile
video de operazaile
Las dos últimas son las que más me gustan. Lo que hace la Nilsson en la última es muy grande.
ResponderEliminarTitus, tienes toda la razón. Lo que hace Nilsson en la última es precisamente lo que me motivó a hacer este post.
ResponderEliminarMe gusta mucho Nilsson. Su autobiografia no tiene desperdicio por la agudeza y sabiduria que muestra.
ResponderEliminarLa última canción es la que prefiero por su dificultad aunque todas son bellas. Si Nilsson cantó la Salomé que todos hemos oído, es que puede cantarlo todo.
Con afecto, Atticus!
Glòria
La Nilsson era una mujer muy sabia y no sé si podría cantarlo todo, pero desde luego todo lo que cantó lo cantó muy bien.
ResponderEliminarUn saludo, amiga Glòria.