Confieso que sigo sin entender nada del funcionamiento interno del Palau de les Arts. Hace ya bastante tiempo que no escribo sobre la gestión que llevan a cabo Helga Schmidt y sus colaboradores, pero no ha sido por falta de ganas, ni porque no haya seguido encontrando disparates monumentales, día tras día, en la relación del teatro de ópera valenciano con sus abonados. Básicamente, me he negado a seguirles el juego a determinados personajetes de la administración autonómica valenciana que, me consta, están buscando con ahínco la caída de Helga Schmidt.
Siempre he dicho, y mantengo, que la Intendente de Les Arts me parece una pésima gestora administrativa, pero una buena directora artística, y que, aunque desde este blog se critiquen muchas de sus actuaciones, la sustitución de Schmidt no creo que sea la solución. Lo deseable hubiera sido que Helga hubiera delegado la gestión interna en una persona profesional y con experiencia en la gerencia y ella se hubiese dedicado únicamente a la labor artística. Pero, en las circunstancias actuales, sustituir a Helga por cualquiera de los politiquillos de tres al cuarto que abarrotan el altocarguismo del gobierno valenciano, no sólo no mejoraría la gestión, sino que posiblemente fuese el principio del fin de nuestro teatro de ópera.
Sentado lo cual y volviendo al inicio, siguen haciendo cosas en Les Arts que no puedo entender. Todo esto viene a cuento de la reciente aparición en la prensa local de la noticia de que el tenor granadino afincado en Valencia, José Manuel Zapata, estrenará en la pequeña sala Martín i Soler un espectáculo titulado “Opérame. ¿Qué diablos es la ópera?”, una trama teatral en tono humorístico en la que se intercalan fragmentos operísticos, dirigido a acercar el mundo de la ópera al gran público. Los días previstos para su representación, según se dice en la noticia, son el 31 de marzo y el 1 de abril.
Bueno, pues da la casualidad de que el 31 de marzo en la sala principal del Palau de les Arts hay función de “Thaïs” con Plácido Domingo en el reparto y casi todas las entradas vendidas; y el 1 de abril tendrá lugar el estreno de “Tosca” en esa misma sala.
En todo el mes de enero hubo tan sólo cinco días con representaciones en alguno de los distintos espacios de Les Arts (Sala Principal, Martín i Soler o Auditorio), y en febrero, seis. La infrautilización del edificio está siendo denunciada en todos los medios y a estos genios pensantes sólo se les ocurre programar el espectáculo de Zapata coincidiendo con dos de las óperas con más tirón popular de toda la temporada. Si lo que querían era asegurar que el público habitual de Les Arts no acuda a escuchar a José Manuel Zapata, no podían haber elegido mejores fechas.
No es la primera vez que alguna representación en la sala Martín i Soler coincide con una ópera en la sala principal, recientemente ocurrió con “Las Bodas de Fígaro” y el ballet del Mariinski, pero, eso sí, luego se pueden pasar tranquilamente 20 días sin tener espectáculo alguno en cartel.
Como decía antes, lo siento, pero yo no lo entiendo. A lo mejor existe alguna explicación genial que se me escapa, pero, de momento, me parece lamentable que la primera actuación que José Manuel Zapata va a realizar en el teatro de ópera de su ciudad, vaya a producirse en estas circunstancias.