El próximo sábado 31 comienza la temporada de ópera 2009-2010 en el Palau de Les Arts de Valencia. La espera ha sido larga, desde junio, pero al final vuelve la programación al recinto valenciano, con una obra de enjundia como es "Les Troyens" de HéctorBerlioz, con la puesta en escena de La Fura dels Baus y bajo la dirección musical del Maestro ValeryGergiev al frente de la fantástica Orquestra de la Comunitat Valenciana.
Como quiera que hoy se ha cumplido el 50 aniversario de la publicación de la primera historieta de "Las aventuras de Asterix", he decidido que sea el pequeño héroe galo quien, para conmemorar su primer medio siglo de existencia, viniera al blog a anunciarnos el comienzo de la temporada.
"Estanque de nenúfares" - Claude Monet - 1899 - The National Gallery - Londres
Tras escuchar el viernes pasado a NathalieStutzmann en la Tercera Sinfonía de GustavMahler, he decidido traer al blog de nuevo a la parisina, pero en esta ocasión interpretando dos de las mélodies compuestas por el francés ErnestChausson (1855-1899).
ErnestChausson es un compositor que no ha alcanzado la repercusión que tal vez merezca su obra, no muy extensa, pero de una indudable valía, incluyendo una ópera, “Le roi Arthus”, que quizás sea la cima de una producción que se vio prematuramente cercenada por su muerte, a los 44 años, víctima de un desgraciado accidente de bicicleta.
La obra de Chausson presenta claras influencias de Cesar Frank, Massenet y su admirado Richard Wagner, apuntando hacia un estilo de imaginativos contrastes que luego perfeccionaría Claude Debussy.
En 1893 Chausson estrenó en Bruselas el “Poema del amor y del mar”, composición para voz y orquesta, sobre textos del poeta francés MauriceBouchor (1855-1829). La obra se compone de dos partes separadas por un interludio orquestal. El final de la misma es “Le temps du Lilas”, compuesta en 1886, y quizás la más famosa melodía de Chausson. Se trata de una composición rebosante de sugerente melancolía, delicadeza extrema y lamento nostálgico de ese “tiempo de las lilas y las rosas que, como nuestro amor, murió para siempre”.
Le temps des lilas et le temps des roses ne reviendra plus à ce printemps-ci; Le temps des lilas et le temps des roses est passés, le temps des oeillets aussi.
Le vent a changé, les cieux sont moroses, et nous n’irons plus courir, et cueillir les lilas en fleur et les belles roses; Le printemps est triste et ne peut fleurir.
Oh! joyeux et doux printemps de l’année, qui vins, l’an passé, nous ensoleiller, notre fleur d’amour est si bien fanée, las! que ton baiser ne peut l’éveiller!
Et toi, que fais-tu? pas de fleurs écloses, point de gai soleil ni d’ombrages frais; Le temps des lilas et le temps des roses avec notre amour est mort à jamais.
Aquí tenemos a NathalieStutzmann interpretando maravillosamente “Le temps du Lilas”, acompañada al piano por la sueca IngerSödergren:
video de operazaile
De la última etapa compositiva de Chausson es la “Chanson Perpetuelle”, escrita en 1898 sobre un poema de Charles Cros. Fue la última obra que completó en vida Chausson, y fue dedicada a la cantante Jeanne Raunay, quien la estrenó en enero de 1899, apenas seis meses antes del fallecimiento del compositor.
El poema nos habla de una mujer que ha sido abandonada por su amante, recuerda los tiempos pasados y acaba suicidándose arrojándose a un estanque. La música de Chausson sugiere los sucesivos estados de ánimo: soledad, abandono, evocación de los momentos de amor y deseo de la muerte.
La expresividad y fuerza interpretativa de Stutzmann remarcan con perfección todas esas sensaciones que el compositor trasladó magistralmente a la partitura, finalizando con el sonido del piano que nos describe el momento en que la protagonista se lanza a las aguas y las últimas notas nos hacen ver esas aguas volviendo a calmarse.
Escuchamos a Stutzmann, de nuevo junto a IngerSödergren al piano, en “Chanson Perpetuelle”:
video de operazaile
Bois frissonnants, ciel étoilé, mon bien-aimé s'en est allé emportant mon cœur désolé.
Vents, que vos plaintives rumeurs, que vos chants, rossignols charmeurs, aillent lui dire que je meurs.
Le premier soir qu'il vint ici, mon âme fut à sa merci; de fierté je n'eus plus souci.
Mes regards étaient pleins d'aveux. Il me prit dans ses bras nerveux et me baisa près des cheveux.
J'en eus un grand frémissement. Et puis je ne sais plus comment il est devenu mon amant.
Je lui disais: "Tu m'aimeras aussi longtemps que tu pourras. "Je ne dormais bien qu'en ses bras.
Mais lui, sentant son cœur éteint, s'en est allé l'autre matin sans moi, dans un pays lointain.
Puisque je n'ai plus mon ami, je mourrai dans l'étang,parmi les fleurs sous le flot endormi.
Sur le bord arrivée, au vent je dirai son nom, en rêvant que là je l'attendis souvent.
Et comme en un linceul doré, dans mes cheveux défaits, au gré du vent je m'abandonnerai.
Les bonheurs passés verseront leur douce lueur sur mon front, et les joncs verts m'enlaceront.
Et mon sein croira, frémissant sous l'enlacement caressant, subir l'étreinte de l'absent.
Ayer, en el Palau de la Música de Valencia, la Orquesta de Valencia, dirigida por su titular YaronTraub, interpretó la Tercera Sinfonía de GustavMahler, acompañados por la magnífica contralto francesa NathalieStutzmann, la Escolanía de Nuestra Señora de los Desamparados y la Coral Catedralicia de Valencia, dirigidas ambas por LuisGarrido.
Es de agradecer que una cantante como Stutzmann haya acudido a esta cita con el público valenciano para cantar apenas unos breves minutos de esta extraordinaria y magna composición de Mahler que, en sus últimos movimientos, contiene algunos de los momentos más impactantes de toda su obra.
La Orquesta de Valencia tocó con corrección, con unos solistas que tienen en esta Sinfonía claras posibilidades de lucimiento, y así lo hicieron, especialmente el concertino, la percusión, flauta, trompa (éste con un par de deslices) y trombón (excelente RafaelTortajada), sin embargo la dirección de Yaron Traub resultó irregular, logrando algunos momentos notables, como el final del II movimiento y el crescendo final del VI, pero echando mano demasiado a menudo del piloto automático y confundiendo en ocasiones la brillantez y la emoción con la estridencia.
Hay que reconocerle a Traub su aportación a la partitura mahleriana incluyendo un nuevo instrumento a la obra: sus golpes de tacón sobre el podio. Tanta era la emoción del director que, en ocasiones, parecía que fuese a lanzarse con un zapateado, golpeando el suelo rítmicamente con un sonido que se unía a la orquesta y que convertía su mocasín en un instrumento de percusión más.
Tanto la Escolanía como, especialmente, la Coral Catedralicia compuesta para la ocasión por las voces femeninas, rindieron a un nivel excelente, mostrando unas voces compactas y homogéneas que proyectaban con suficiencia y empaste.
NathalieStutzmann estuvo francamente estupenda. Su inicio del IV movimiento supuso para mí el momento más emocionante de la noche. Ese comienzo en orquestación sostenida, con las cuerdas en pianissimo, y la profunda voz de Stutzmann, representando a la humanidad, elevándose en una llamada estremecedora: “Oh, Menscht!, Gib acht!” (Oh, hombre, ten cuidado), cantando un pasaje del “Also sprach Zarathustra” de Nietzsche, fue realmente conmovedor.
Durante su breve intervención en el IV y V movimientos, aportó tantos y variados matices como la orquesta parecía eludir, cantando con sensibilidad, profundidad y exquisitez. Su volumen no es muy amplio, pero fue suficiente para hacerse oír por encima de la animosidad de Traub en el V movimiento, incluso cuando Stutzmann se movió en las profundidades de ese registro grave timbrado y poderoso que lució la francesa.
Aquí podemos escuchar a Stutzmann cantando Mahler. En esta ocasión el segundo de sus "Kindertotenlieder", acompañada por la NDR Orchester, dirigida por el expresivo Maestro EijiOue:
video de Lepetitprince73
El último movimiento de la Sinfonía, el “Langsam-Ruhevoll-Empfunden”, es una de las joyas de la composición mahleriana, funcionando como movimiento lento y como compendio final de su obra, combinando el lirismo extremo de las cuerdas con la síntesis musical de todo lo escuchado hasta entonces, culminando en el clímax final de la Sinfonía, donde Mahler utiliza toda la orquesta salvo las arpas. Es realmente difícil que este pasaje no llegue a emocionar y hasta Traub lo consiguió, aunque yo creo que incluso hasta interpretado con un “Don Nicanor tocando el tambor” emocionaría.
Al final, el publico que llenaba completamente la sala, respondió entusiasta con cerrada ovación, salvo el típico grupito habitual del culo inquieto que, al último movimiento de batuta, saltan como un resorte y para cuando finalizan los aplausos ya están en casa con el pijama puesto.
Nos honró con su asistencia, que no con toda su atención, la Presidenta del Palau, MayrénBeneyto, quien, supongo que tras revisar que la letra estaba en perfecto alemán y no catalán y que no había referencias a los vecinos del norte, pondría el oportuno nihil obstat, y pudo dedicarse a pensar con los ojitos cerrados hasta el aplauso despertador.
Aquí podéis leer la estupenda crónica de Maac de la representación del día siguiente.
Como colofón, os dejo con Leonard Bernstein dirigiendo a la Filarmónica de Viena, en el emocionante final del último movimiento de la Tercera Sinfonía de GustavMahler:
Hoy quería hacer en este blog una reseña de esta excelente cantante española, la mezzosoprano madrileña María José Montiel, a la que pudimos ver en el Palau de Les Arts de Valencia el año pasado como una magnífica DuquesaFederica, en aquella “Luisa Miller” en la que AlexiaVoulgaridou se empeñó en destrozar el papel y martirizar nuestros oídos.
María José Montiel comenzó musicalmente sus estudios en el Conservatorio de Madrid, ciudad en la que también estudió Derecho e Historia y Ciencias de la Música, viajando posteriormente a Viena, donde adquiere su madurez formativa en el terreno musical y empieza a participar en pequeños papeles en la Staatsoper junto a los grandes de la lírica del momento.
Comenzó cantando como soprano, aunque su evolución vocal natural la fue llevando al repertorio de mezzosoprano donde se desenvuelve con brillantez.
Su interpretación en Italia de la protagonista de “Carmen” de Bizet le abrió definitivamente las puertas de su carrera internacional, con ese papel en el que se la considera una de sus mejores exponentes y que le ha proporcionado inmejorables críticas.
Tiene un amplio y versátil repertorio que ha paseado por algunos de los recintos musicales más prestigiosos del mundo, pudiéndose destacar su participación en obras como: la ya mencionada “Carmen”, “La Favorite” (Leonore) de Donizetti, el “Stabat Mater” de Rossini, “Luisa Miller” (Federica) y “Aida” (Amneris) de Verdi, “Werther” (Charlotte) de Massenet, “Cosí fan Tutte” (Dorabella) de Mozart, etc.
Pero, sin duda, hablar de María José Montiel tiene que pasar forzosamente por hablar de zarzuela, género donde se ha convertido en una de sus interpretes actuales de referencia y donde ha tenido la oportunidad de compartir escenario con figuras de la talla de Plácido Domingo, con quien ha efectuado diversos recitales, grabado discos y cantado, por ejemplo, “Luisa Fernanda” en Madrid, Milán, Washington y Los Ángeles.
En este mismo campo, ha recorrido diversos países con el espectáculo “Madrileña Bonita”, un compendio de fragmentos famosos de zarzuelas con la figura de la mujer madrileña como eje, que ha sido editado en DVD, y que obtuvo el premio DVD de Oro 2005.
Un acontecimiento importante para ella fue la llamada que recibió para interpretar el papel deSalud, formando parte del elenco que representó la ópera de Manuel de Falla “La Vida Breve”, junto al tenor JaumeAragall, en la deseada reapertura del Teatro Real de Madrid como teatro de ópera tras un largo periodo de reconstrucción.
Participó en 1998 en el estreno en el Auditorio de Madrid de “Merlín”, una ópera de Isaac Albéniz que permanecía olvidada para el gran público desde su composición. En ella interpretó el papel de Morgana, posiblemente el más rico musicalmente de la obra, obteniendo unánimes elogios.
Uno de los encuentros que ha marcado su carrera fue el que tuvo con el director RicardoChailly, quien, tras escucharla cantar, en 2002 la contrató para interpretar el “Réquiem” de Verdi en Milán, llevándolo después por otros recintos como Frankfurt, Leipzig, Tokio o Viena. Mantiene una estrecha relación profesional con el director italiano, con el que colabora habitualmente, quien está encantado con el uso que hace de su voz la madrileña a quien llama “il mio caro violoncello”.
Tiene María José una voz grande, cálida y rica en armónicos que sabe modular con sensibilidad. Se caracteriza por su potencia, amplitud y brillantez en el registro medio y la belleza aterciopelada del timbre de sus graves. Sus interpretaciones están llenas de fuerza y sensualidad, sabiendo desarrollar en escena una enorme expresividad vocal y dramática que conjuga con una extrema naturalidad.
Es una enamorada de su profesión y eso se nota sobre el escenario, donde da siempre lo mejor de sí para lograr transmitir al público toda la magia de la música y de cada personaje. Ella misma ha declarado: “Siempre hay que cantar con entrega. Ha de ser un acto de amor y entrega, para que el intérprete se sienta pleno y haga llegar esa plenitud al publico. El canto es la voz del alma”.
Estamos, una vez más, ante uno de esos casos de cantantes con una categoría musical incontestable y que uno se pregunta por qué no están más presentes en las temporadas operísticas nacionales, cuando se da cancha, en muchas ocasiones, a voces mucho menos formadas a quienes se trata como absolutas revelaciones antes de hora, dejando de lado a artistas consagrados que han mostrado reiteradamente sus méritos en cada ocasión en que se les ha permitido hacerlo.
El 10 de marzo de 2010 tiene previsto actuar en la Sala Rodrigo del Palau de la Música de Valencia, junto al guitarrista Ángel Romero, con obras de Paisiello, Scarlatti, Vivaldi, Grieg, Tchaikovsky, Massenet, Falla y Montsalvatge. Sin duda será una excelente oportunidad para disfrutar una vez más con esta mezzosoprano de primer nivel.
Para finalizar os dejo con María José Montiel interpretando el Liber Scriptus del "Requiem" de Verdi:
Tras las intensas emociones vividas el día anterior con la Isolde de NinaStemme, me dispuse a disfrutar una nueva velada en la Royal Opera House londinense, esta vez con una de las grandes óperas francesas, “Carmen” de GeorgesBizet, en la producción de FrancescaZambello que se presentó en 2006 con JonasKaufmann y AnnaCaterinaAntonacci, siendo los protagonistas en esta ocasión mi admirada ElinaGaranca y RobertoAlagna.
Gracias al amigo Álvaro tuve además la oportunidad de vivir la experiencia desde una nueva perspectiva que hasta ahora no había experimentado en la ROH, cual fue disfrutar de una localidad de las primeras filas del patio de butacas, lo que posiblemente también condicione algunos de los comentarios que vaya a hacer a continuación.
De entrada, la producción se caracteriza por ser visualmente apabullante. El polo opuesto del minimalismo en blanco y negro del "Tristán" de ChristofLoy. La propuesta de Zambello es colorida, vistosa y con un excesivo abigarramiento escénico, con reminiscencias de la comedia musical. Loy no llegaba y Zambello se pasa. Hay una exagerada aglomeración en escena de figurantes, coros y cantantes, y por si eran pocos también aparecen fuentes, acróbatas, asnos y un caballo. Los diseños de TanyaMcCallin contribuyen al colorido y realismo de esta puesta en escena de corte clásico, donde se presenta una Sevilla decimonónica y un tanto arquetípica, en tonos ocres, con sus gitanas, guardias civiles y hasta un absurdo paso de Semana Santa de la Virgen Macarena en procesión cerrando el desfile de los toreros.
He de reconocer que me resulta una propuesta atractiva y considero que la dirección de los figurantes y coros está muy trabajada, y toda esa masa se mueve con cierta soltura por el reducido espacio escénico. Otra cosa es la dirección de actores respecto a las voces solistas. También se aprecia que hay detrás un trabajo en ese sentido, aunque bastante simple, sin que se aporte ninguna lectura añadida a los rasgos y motivaciones de los personajes. Sí se agradeció que, por lo general, en los momentos musicalmente más intimistas se procurase vaciar el escenario de gran parte de la distracción visual, centrándose la acción en los cantantes.
La dirección musical corrió a cargo de BertranddeBilly, a quien recientemente escuché en Viena dirigiendo con solvencia “Faust”. En esta ocasión el francés no brilló especialmente. La orquesta, como siempre, tocó de forma impecable, pero se apreciaron algunos desajustes entre el foso y la escena, y la lectura de DeBilly no aportó ningún matiz especial, aparte de pura velocidad y apresuramiento, especialmente en la obertura.
El Coro, en una obra que permite su lucimiento, se mostró compacto y potente, destacando la cuerda de sopranos, y estuvo siempre muy pendiente de su movimiento escénico. Estuvo bastante más inspirado que el día anterior el masculino en “Tristán”, aunque la pronunciación francesa fue su punto flaco. Excepcional el coro infantil.
En cuanto a los intérpretes solistas, tener tan reciente el precedente de la pareja Antonacci-Kaufmann hacía un flaco favor a los actuales protagonistas, pues les colocaba el listón altísimo.
ElinaGaranca hizo gala, una vez más, de una formidable técnica y de su prodigiosa voz, robusta, de amplio registro, que proyecta con contundencia y aparente facilidad. En esta ocasión, además, superó su caballo de batalla, moviéndose con autoridad en el registro grave manteniendo la homogeneidad de su canto. En los momentos de mayor lirismo supo jugar con las intensidades, añadiendo emoción a su fraseo. Se nota que ha trabajado su pronunciación francesa y tuvo menos problemas idiomáticos que en anteriores experiencias. Vocalmente creo que no se le puede efectuar reproche alguno. No perdió la intensidad dramática durante toda la representación, llevando a cabo un trabajo actoral sobresaliente. Bailó acompañando al cuadro flamenco, tocó la pandereta y hasta repiqueteó las nalgas de un soldado. A mi juicio, compuso una Carmen más que solvente, descarada y con desparpajo. Consiguió aparcar la frialdad letona metiéndose de lleno en los rasgos mediterráneos del personaje, aunque quizás le faltase una pizca de espontaneidad. La Carmen de Garanca desprendía sensualidad, con ese puntillo guarrindongo, sobre todo en el primer acto, de continuo roce y despatarre, que no creo que sea una aportación suya al personaje, sino de la dirección artística.
RobertoAlagna estuvo toda la noche pletórico, con muchas ganas, deseando hacer algo grande. Se le veía feliz (ignoro si por su reciente separación de Angelita). Exhibió una voz de enorme volumen, bastante fresca, atacando las notas por derecho y haciendo autentica ostentación de poderío vocal. Pese a todo, y sabiendo que discrepo de la mayoría del público, a mí, pese a encantarme su voz, no me gustó su canto. No le vi en ningún momento como DonJosé. Ese aire chulesco y proxenetil que caracteriza a Alagna le viene muy bien en los dos últimos actos, cuando el personaje da rienda suelta a su faceta “violencia de género”, pero en los anteriores, sobre todo en el segundo acto, eché en falta un trabajo actoral más creíble y una mínima regulación de intensidades en su voz, presentando una absoluta discordancia entre lo que decía y cómo lo decía. Alagna no supo dibujar la evolución del personaje, desde mi punto de vista, ni vocal ni dramáticamente, estando demasiado preocupado en todo momento por los fuegos de artificio, lanzando agudos acascoporro, a un volumen desatado, alargándolos, primando el exhibicionismo sobre el buen gusto. Su aria de la flor me pareció pésima. Lució buenísima voz, pero debía pensar que la Garanca estaba sorda y no bajó del forte ni en una sola nota. Simple estridencia. Nada de matización. Nada de sentimiento. La antítesis de Kaufmann. Reconozco que en el último acto me gustó más. Su voz, que siguió sonando a todo volumen, mostró una juvenil resistencia y llegó fresquísima al final, se implicó dramáticamente mucho más en el papel y, aunque un pelín sobreactuado “a la Villazón”, consiguió transmitir toda la emoción que previamente no había logrado. Al menos conmigo, porque el público le jaleó con estruendo y a él se le veía exultante. IldebrandoD’Arcangelo repetía de nuevo en esta producción en el papel de Escamillo que ya protagonizara en 2006. Dramáticamente estuvo entregado, aunque le faltaba ese puntito chulesco que le sobraba a Alagna. Su porte le acompaña para la composición del personaje, aunque vocalmente pienso que, pese a que cantó con enorme corrección, no es el papel más adecuado a sus características, presentando dificultades para mantener la homogeneidad de la emisión en las notas más graves, y su pronunciación fue más bien regular.
LipingZhang como Micaëla mostró una voz agradable, bien proyectada, aunque tuvo alguna descoordinación en el dúo del primer acto con Alagna y estuvo bastante hierática en escena, transmitiendo cierta frialdad.
El papel de Frasquita estuvo encomendado a la japonesa EriNakamura, a quien le tengo especial aprecio desde que asistiese a su estreno en un papel protagonista el marzo pasado en este mismo recinto sustituyendo a Netrebko en “I Capuleti e i Montecchi”. Nakamura volvió a exhibir su facilidad desmesurada en el registro agudo y sobrado desparpajo en escena.
Al finalizar, el público, con un considerable número de fans Alagnistas venidos de Francia, ovacionó fuertemente a todos los participantes con especial intensidad para la pareja protagonista.
A pesar de los reparos que he hecho, la verdad es que pasé una noche estupenda de ópera disfrutando de la voz de Garanca en ese magnífico teatro, modelo de buena organización y atención al cliente. A modo de ejemplo: Nada más llegar a España recibo un email de la ROH Covent Garden donde me remiten una encuesta de satisfacción detallada sobre los servicios recibidos en mi visita al teatro, desde el proceso de reserva de entradas, la comodidad de las localidades, la facilidad de acceso y localización de las mismas, los consumos en los entreactos, la atención de todo el personal… Vamos, igualito que en Les Arts.
Os dejo con Garanca en Baden Baden el año pasado, dirigida por su marido KarelMarkChichon, interpretando "Les tringles des sistres tintaient":
Tenía gran interés por asistir a esta producción del “TristanundIsolde” de Wagner, en el Royal Opera House Covent Garden de Londres, cuyas primeras representaciones suscitaron cierta controversia respecto a la propuesta escénica y unanimidad absoluta acerca del rendimiento de la sueca NinaStemme como Isolde.
Desde mi punto de vista, seguramente equivocado, la dirección escénica de ChristofLoy es de las de mamarrachadacumlaude. Se trata de un minimalismo feo, pretencioso e imbécil. La escena es un gran espacio vacío con tan sólo una silla y una mesa repugnantes, dignas de una celda de castigo, situadas junto a un panel en el lado izquierdo del escenario donde se desarrollaba prácticamente toda la acción pegada a él, lo que originaba que el público situado en ese lado del teatro no viese apenas nada de lo que ocurría, por lo que seguro que están muy contentos con la originalidad de Loy. Al fondo del escenario, una cortina puntualmente se descorría para dejar ver un segundo plano de la acción, consistente en un comedor con varias mesas dispuestas para un banquete y un gran ventanal al fondo. Allí se situaban los cortesanos del reyMarke y el coro masculino, vestidos de esmoquin, con frecuentes momentos en que aparecían simulando imágenes congeladas. En la llegada del reyMarke a Kareol del tercer acto los chicos del esmoquin se ponen a hacer como que pelean a cámara lenta embadurnándose todos de sangre, a lo ReservoirDogs. Muy profundo. En el primer acto podemos escuchar al coro cantando “arriad las velas", "largad el cabo", "levad el ancla” etc, mientras vemos a los presuntos marineros vestidos de esmoquin paralizados, sentados a la mesa, y lo único que huele por allí a mar es el merluzo que se inventó semejante sarta de majaderías.
A mi juicio, la puesta en escena molesta el seguimiento de la acción, con una divergencia tremenda entre lo que se canta y lo que se ve, e interfiere en la poesía y sentido musical de la obra con tanta bobada. Y todo ello ¿con qué fin?. ¿Dejar a los dos protagonistas en ese espacio vacío, sin ningún aditamento de atrezzo, para que nos encontremos únicamente con sus almas y sentimientos?, pues a lo mejor, aunque a mí que me perdonen los más listos, pero, reconociendo que quizás soy demasiado corto de entendederas para tanta sapiencia artística, yo a quien dejaba solo en una isla desierta era al señor Loy para ver si le caía un coco en la crisma y se le refrescaban las ideas.
En lo musical, la lectura de AntonioPappano me pareció espléndida. Está claro que no es Baremboim, pero hoy nadie dirige Wagner como Baremboim. Y Pappano rozó la excelencia. Sorprende la conjunción que logra este hombre con la Orquesta de la ROH en cada proyecto que acomete, y cómo consigue siempre extraer los mejores sonidos de ella. Llevó el pulso de la obra de forma magistral, apasionada, sentida, llenando el teatro de emoción, con un preludio del tercer acto antológico y un Liebestod, junto a Stemme, de los que hacen brotar las lágrimas de puro éxtasis.
El Coro masculino estuvo bastante correcto, a pesar de tener que cantar vestidos de maitres de Parador Nacional.
NinaStemme es la más grande Isolde de nuestros días por méritos propios. Personalmente, yo no he escuchado nada igual, salvo que nos vayamos a las grabaciones históricas de las grandes diosas wagnerianas. Su interpretación fue absolutamente perfecta y consiguió hacernos vivir una noche inolvidable, pese a la absurda puesta en escena que la envolvía y el fiasco de tenor que tuvo por acompañante. Su voz, redonda y extraordinariamente homogénea, se impuso siempre a la orquesta, llegando aparentemente fresca al final tras cuatro horas de plenitud canora. Irradió durante ese tiempo altivo orgullo, amor y desesperación, exhibiendo una fuerza dramática inmensa en el primer acto, consiguiendo alcanzar en el segundo las cimas del lirismo y el canto matizado, y finalizando con un “Mild und Liese” espectacular y sobrecogedor. Todo ello acompañado de una intensa interpretación como actriz, cuidando al máximo cada gesto y cada mirada. Su salida al escenario a la finalización del espectáculo fue acompañada por una tormenta enloquecida de bravos, mientras la totalidad del teatro se ponía en pie para premiar el esfuerzo de esta mujer que nos hizo gozar con su mayúsculo arte. Y cinco horas y media después del comienzo aun tuvo el aguante de atender a los fans para firmar programas y conversar brevemente con ellos, y yo la fortuna de hallarme allí y poderle transmitir mi reconocimiento y admiración.
BenHeppner es un cantante al que le profeso enorme respeto, y es (o ha sido), sin duda, uno de los Tristanes referenciales de los últimos años. Sin embargo, los comentarios de quienes habían asistido a las anteriores funciones de este Tristán coincidían en afirmar que Heppner había presentado graves problemas vocales, aunque todos confiábamos en que se tratase de un problema pasajero y surgiese de nuevo el Heppner que conocemos, ese Tristán fuerte, emotivo, brillante y resistente. Pues nada más lejos de la realidad. Estuvo sencillamente espantoso. Su voz se quebró por completo, no era una voz cansada, sino absolutamente rota. Comenzó el primer acto con problemas de emisión, quedando frecuentemente por debajo de la orquesta, con una respiración inadecuada que afeaba su fraseo, pero aguantando las subidas al agudo con cierta dignidad e intentando matizar. Pero en el segundo acto el fracaso fue definitivo. Alguien secuestró al esforzado cantante de ópera en el entreacto y soltó a escena a un representante de granjas avícolas que no hubo nota que diese que no fuese acompañada de su correspondiente gallo. Daba igual que se moviera en el registro agudo que en la zona central, que cantase en forte o pianissimo, que allí aparecía el galloClaudio en cada nota, castigando los oídos de los pacientes espectadores, mancillando la exquisita música de Wagner e impidiendo que se pudiese gozar en plenitud de la perfección del canto de su compañera de reparto. En el tercer acto, disminuyó un tanto el número de gallos, pero la desafinación y los problemas de emisión continuaron hasta el final. Algo vergonzoso e imperdonable.
Al comienzo del tercer acto una señorita de la ROH salió a escena siendo recibida con aplausos de quienes pensaban que iba a anunciar la salida del cover, pero hete aquí que lo que anunció fue que el señor Heppner se encontraba indispuesto a causa de una alergia, pero que había decidido continuar la representación. Si no hubiéramos tenido noticia de su rendimiento en las funciones anteriores, igual la cosa colaba, pero si ya la semana anterior se infló a soltar gallos y a desafinar, o es que definitivamente se le ha roto la voz o es que no estando en condiciones de cantar, lo hizo, para desgracia del público presente que, no obstante, al finalizar la obra le obsequió con inmerecidos aplausos de respeto. Ese respeto que él no tuvo con el público, no teniendo la dignidad siquiera de dar la cara a la salida, huyendo a escondidas sin pasar por la stagedoor.
El grandísimo MattiSalminen fue, una vez más, el reyMarke. Él es Marke y no hay otro igual. Su tremenda voz, la intensidad dramática de su canto y ese fraseo imponente en el que consigue ligar los silencios con los versos como nadie, dando a cada frase su perfecto sentido, logran transmitir la dignidad, desconcierto, ira y tristeza de este personaje que ha hecho suyo. Más meritoria aún es la actuación de este finlandés incombustible teniendo en cuenta que tuvo que moverse en escena pese a acusar una ostensible cojera que le obligaba a ir apoyándose en un bastón.
La francesa SophieKoch compuso una Brangäne extraordinaria, con una enorme fuerza interpretativa, sabiendo dar la réplica a Stemme en sus intervenciones conjuntas. MichaelVolle fue también un gran Kurnewal con una voz impresionante y una poderosa presencia escénica.
El resto del reparto estuvo correcto, aunque no me acabó de gustar la voz del Melot de RichardBerkeleySteele.
Al final, pese a Loy y Heppner, pudimos vivir una noche intensa, llena de emoción, donde disfrutamos de un Wagner excelso gracias a Pappano y a esta diosa wagneriana llamada NinaStemme.
Dejando ya de lado el disparatado mundo de Les Arts, las cacicadas del Palau de la Música y la infecta vida político cultural valenciana, quería traer hoy al blog, para descargar tensiones, a una mujer a la que últimamente no puedo dejar de escuchar y que cada día me tiene más rendido a su maravillosa voz.
Se trata de SondraRadvanovsky, una soprano norteamericana que a sus 40 años, con un repertorio muy cuidado, se ha convertido, a mi juicio, en la gran soprano verdiana de la actualidad.
Su amplia voz carnosa, con bellísimo timbre de soprano lírica-spinto, la homogeneidad en los registros, el portentoso control del fiato y su dominio de las dinámicas, caracterizan el canto de esta mujer que, allá por donde pasa, triunfa.
La propia cantante declaraba este mismo año que su vocación surgió a los 11 años, cuando vio una “Tosca” con PlácidoDomingo por televisión, comenzando poco después sus estudios de canto.
Precisamente con PlácidoDomingo estuvo la Radvanovsky en 2007 en el Palau de les Arts, cantando “Cyrano de Bergerac” de FrancoAlfano. Lamentablemente no pude asistir, así que perdí una gran ocasión de escucharla cantar en directo.
Ha interpretado una gran variedad de papeles, desde Tosca, ManonLescaut o SuorAngelica de Puccini, a la LucreciaBorgia de Donizetti, o la Freia de Wagner, pero sin duda, sus principales roles se enmarcan en la obra de Verdi y aquí podríamos mencionar la Elvira de “Ernani”, la Elisabetta de “DonCarlo” o, sobre todo, la Elena de “I Vespri Siciliani”, donde se ha convertido en auténtica referencia del personaje, y la Leonora de “Il Trovatore”, un papel que yo le he oído cantar como hacía muchos, muchos años que no oía a nadie. Es un personaje que domina a la perfección y que ha cantado ya con enorme éxito en recintos como París, Chicago, Nueva York, Berlín, Bilbao, Londres o San Francisco.
Me parece absurdo comenzar a escribir aquí una serie de palabras que intenten describir lo que es imposible, la emoción que puede generar una gran voz cuando se utiliza como se debe y consigue llegarte al corazón. Así que, en lugar de buscar adjetivos rimbombantes y explicaciones imposibles, creo que lo mejor es simplemente escuchar a SondraRadvanovsky y confiar en que os guste y lo disfrutéis casi tanto como yo.
Para empezar podemos escucharla en “Tu che la vanitá”, el aria de Elisabetta de “Don Carlo”, en una grabación de 2005 en el Metropolitan Opera House de Nueva York:
video de Onegin65
Aquí la podemos oír en “Mercé, dilette amiche”, el famoso Bolero de “I Vespri Siciliani”, en un recital ofrecido en Moscú este mismo año junto a la Orquesta de Cámara de Moscú, bajo la dirección de KonstantinOrbelian:
Aquí la tenemos de nuevo en “I Vespri Siciliani”, esta vez en el Metropolitan de Nueva York en 2004, en una maravillosa interpretación de “Arrigo! Ah, parli a un cuore”:
video de Homoclassicus
Vamos ahora a escucharla en “Il Trovatore”, en el aria y cabaletta de "Tacea la notte placida", durante el recital de Moscú que mencioné antes, donde Radvanovsky exhibe de nuevo toda su capacidad de matización y su magistral legato:
Y por último os dejo con el video de la producción de “Il Trovatore” presentada en la Opera de París en 2003, donde la Radvanovsky canta "D'amor sull'ali rosee" derrochando matices y sensibilidad expresiva, consiguiendo conmover a las piedras. Como curiosidad, si os fijáis, se escucha al apuntador:
La gestión administrativa del Palau de Les Arts de Valencia, comandado por la Intendente General doña HelgaSchmidt, sigue siendo un desastre que provoca el sonrojo y la indignación de todos aquellos que, para disfrutar de sus propuestas artísticas, debemos pasar el calvario de sufrir una insensata desorganización que maltrata al público de forma absolutamente irracional, sin parangón en el panorama de los teatros de ópera nacionales e internacionales.
Lo vengo denunciando desde los comienzos de este blog, pero no sólo las cosas no mejoran, sino que cada vez se cometen más errores fruto de la improvisación y la mala gestión que impera en casa Schmidt. Hasta los borricos aprenden a palos, Les Arts, no.
El último ridículo público ha sido el tema de los fraccionamientos del pago de los abonos, que ya ha denunciado públicamente el amigo Alfredo en su blog. Los abonados que llamaron por teléfono extrañados porque el previsto cobro del primer plazo no había pasado en la fecha indicada en la web de Les Arts y en las cartas enviadas a aquellos, se encontraron con que se les contestaba que se había producido cierto retraso en el cobro porque (y esto que transcribo lo he escuchado con mis propios oídos): “si no tienes el abono del Turno A, tarda más en pasar la domiciliación, porque primero empiezan por los A, luego los B, y así hasta los H, a los que a lo mejor les coincide el primer plazo con el segundo”. Ahora va a resultar que en lugar de generar unos archivos telemáticos para los bancos con la totalidad de los cobros, irá un cobrador en moto banco por banco… Lo de siempre, mintiendo y desinformando a los que pagan, de forma burda y ridícula.
Ahora se ha sabido que el motivo del retraso no era el orden alfabético de los Turnos de abono, como ya intuíamos, sino que han cambiado los porcentajes y fechas de cobro de forma unilateral, no ya sin pedir opinión a los abonados o facultarles su renuncia a ese sistema de pago, sino sin tan siquiera avisar antes a los mismos. Tras las protestas recibidas, hoy han mandado un email confirmando que los porcentajes son del 50, 25 y 25, en lugar de 34, 33 y 33 como figuraba en las condiciones, y que retrasarán las fechas de cobro para “compensar el desequilibrio de los importes”. Eso sí, dicen muy educados (copio literal): “les regamos que acepten las disculpas que esta incidencia les haya podido ocasionar”. Lo que deberían "regarse" es la cabezota a ver si por una vez les brota una idea inteligente.
Pero, como siempre en casa Schmidt, el festival del humor no acaba ahí. Siempre están dispuestos a ofrecernos un surtido menú de despropósitos para nuestro solaz: Tal y como también nos temíamos, se ha iniciado el periodo de venta preferente de entradas a los abonados para las óperas no incluidas en los respectivos abonos, sin que se conozca quién canta en aquellos casos en que hay dobles repartos. Y al ritmo que lleva la cosa, se iniciará también la venta general (el día 7) sin que el público sepa quién canta cada día. Helga debe pensar que al público de Les Arts le da igual quién cante. Puede que haya una gran cantidad de los que ocupan las butacas (sobre todo los que van sin pagar) que les chupe un pie si canta Voulgaridou o AnnaNetrebko. Pues a mí y a otros muchos sí nos importa a la hora de comprar una entrada saber quién canta, y considero que el primer derecho del que paga es saber qué compra.
Otra: El día 1 de octubre, en que se inició la venta telefónica preferente para abonados, en lugar de dar señal de “comunicando” o saltar un contestador diciendo que las líneas estaban ocupadas, lo que escuchabas es que el horario de atención telefónica y de taquillas desde el 6 de julio era de 11 a 18 horas, mensaje que te repetían en tres idiomas diferentes, el último el inglés, así si llamabas desde fuera de España tardabas casi 3 minutos en enterarte de un mensaje falso, ya que para la venta preferente el horario era de 10 a 18 horas.
Y una más: El otro día me comentaba una amiga que no sólo no le habían hecho llegar el email de confirmación de su compra telefónica, sino que se lo habían mandado a una tercera persona, con sus datos personales incluidos (afortunadamente no el número de tarjeta).
Mientras tanto, la web de Les Arts sigue siendo objeto de mofa, befa y chirigota internacional manteniendo en programación la información del pasado FestivaldelMediterrani, y mezclando informaciones actualizadas con otras de la temporada anterior.
Seguimos asistiendo a un disparatado desastre administrativo y ridículo internacional y la cosa no mejora. Y no hay a quien encomendarse. Las instancias políticas de la Comunidad mejor ni nombrarlas. Entre los que están demasiado ocupados con trajes y oscuras financiaciones, y los que meten directamente las zarpas donde no deben, vamos apañados. Ahí tenemos la desvergüenza acontecida en el Palau de la Música, que nos contaba Titus en su blog, y de la que hoy Maac nos narra el chusquero final, donde se había cambiado por decreto el texto de una ópera para que las menciones a “catalanes” se sustituyeran por “valencianos”, y cuando se monta el escándalo al salir la noticia a la luz pública, la retiran, sin importar ni el público, ni los artistas, ni la obra creativa.