Ante las noticias que están sucediéndose en el Palau de les Arts en las últimas fechas, y pese a que el cansancio, el desánimo y la tristeza me inundan ahora mismo, creo que alguna reflexión debo hacer. No pretendo generar debate alguno, simplemente hacer pública mi opinión, guste o no guste, ya que me parece de justicia y además muchos de vosotros me lo estabais pidiendo.
Este blog desde su inicio ha sido duramente crítico con una buena parte de la gestión del teatro de ópera valenciano, fundamentalmente en lo que respecta a su relación con el público. Porque quiero recordar que yo no soy más que un aficionado. No soy artista, ni músico, ni gestor cultural, quienes tendrán su propia visión del asunto. Yo he manifestado simplemente mi opinión como parte del público que paga sus entradas para ver un espectáculo operístico de calidad.
Mi crítica la he venido personalizando en la figura de su intendente Helga Schmidt, aun a sabiendas en muchas ocasiones, lo reconozco, que no era ella la responsable directa de esa mala gestión. Con mi crítica, divertida para unos, insultante para otros, y posiblemente a veces excesiva, lo único que he pretendido es que, quien tuviese poder para hacerlo, reaccionase, y la buena gestión artística se viese acompañada por una correcta actuación administrativa y un mayor respeto hacia el aficionado. Y creo que en esos aspectos se ha mejorado bastante en los últimos años, aunque obviamente no soy tan imbécil como para pensar que ha sido por lo que se ha dicho desde este blog.
La nefasta consellera Catalá ya ha anunciado que el próximo lunes el Patronato de la Fundación Palau de les Arts va a acordar la destitución de la Intendente Helga Schmidt.
Pues bien, en estos momentos en que están apareciendo todas las ratas desde las alcantarillas para darse el festín con los despojos de la Intendente Schmidt, yo quiero, ante todo, manifestar públicamente mi agradecimiento y reconocimiento a su labor artística y profesional. Ella ha sido la principal artífice de que en la ciudad en la que vivo se haya podido disfrutar de un nivel operístico de primera línea mundial y de que hoy sigamos teniendo, aunque no sé por cuanto tiempo, la mejor orquesta de foso de España. Sí, a base de generosas inversiones de dinero público; pero más dinero se ha perdido en mil y un inventos peregrinos o mal gestionados que no han dado fruto alguno. Aquí tenemos un activo cultural de primera magnitud que deberíamos cuidar y que la ignorancia de algunos y la imprudencia de otros está poniendo en gravísimo peligro.
Obviamente no voy a entrar a opinar o enjuiciar los hechos que están siendo objeto de investigación judicial, los cuales además desconozco. Pero hay cosas que me llaman la atención desde mi absoluta ignorancia.
Me parece absolutamente de locos la parafernalia de una operación policial más propia de una operación antiterrorista que del registro del despacho de una señora de 74 años.
Me parece inmoral la manipulación informativa que se ha estado haciendo del tema, con algunos titulares absolutamente impresentables, dirigidos exclusivamente a echar carnaza a las fieras y a condenar públicamente a la Intendente Schmidt antes de que comenzase incluso la intervención judicial. Que se diga, por ejemplo, en un titular, que Schmidt cobró medio millón de euros en comisiones ocultas, como si se lo hubiera echado ella al bolsillo a escondidas, cuando de esa misma noticia se desprende que ese sería el importe de los servicios prestados por la sociedad, de la que era ella consejera junto con otras personas, desde 2008, me parece aberrante.
Me sorprende que sólo aparezca Helga Schmidt como presunta responsable de lo que haya podido hacer esa famosa sociedad de patrocinio, cuando de la misma formaban parte otras personas mucho más puestas en temas legales como, por ejemplo, el presidente del Consell Jurídic Consultiu.
Me sorprende que la conselleria de Cultura o la Generalitat no parezcan haber tenido noticia alguna de la externalización del servicio de patrocinio de una Fundación de la que forman parte.
Me indigna que aparezca la consellera Catalá como adalid de la pureza, faltándole tiempo para anunciar, con una indecente sonrisa, que se aparta a la Intendente de sus funciones, antes incluso de que se conociese la imputación, por unos hechos que ya se conocían desde hace años.
Me produce enorme tristeza ver como gran parte de la sociedad permanece idiotizada por la desinformación que se le traslada y renuncian a pensar por sí mismos, lanzándose a gritar “lapidación, lapidación” a las primeras de cambio.
Me alarma que la oposición política no haya hecho ni una sola declaración valorando lo positivo que se ha podido conseguir en el Palau de les Arts que es, hoy por hoy, insisto, un activo cultural importantísimo de nuestra ciudad que debería ser protegido, y únicamente se escuchen voces identificando el teatro de ópera con la podredumbre del PP.
Y todo esto me preocupa especialmente porque considero que ni desde el gobierno valenciano ni desde la oposición, se está calibrando la repercusión que pueda tener todo esto en el futuro de la ópera y de la cultura en nuestra Comunidad.
Por si no se habían hecho hasta ahora las cosas suficientemente mal, hoy, rizando el rizo, sin esperar a que el Patronato se reúna y adopte su decisión, se ha decidido hacer público ya, que el lunes los Patronos votarán que se rescinda el contrato de la Intendente Schmidt y se nombre a Davide Livermore. Hay tanta prisa por aparentar que se controla la crisis que las formas vuelven a importarle muy poco a la consellera Catalá.
Pero claro, también conviene recordar aquí que el Patronato está compuesto por el president Fabra, el vicepresidente Císcar, la consellera María José Catalá, la secretaria autonómica de Cultura y Deporte, el secretario autonómico de Hacienda, el director general de Economía, el jefe del gabinete del presidente y el director general de CulturArts… más Enrique García Asensio y Francesc Perales.
La noticia del nombramiento de Livermore dista mucho de ser una sorpresa. Era el único nombre que circulaba, es un hombre de la casa que da imagen de continuidad del proyecto, y en un momento de emergencia como éste estaba claro que no se iba a anunciar ningún nombramiento estrella, para el que tampoco había presupuesto.
Veremos si los que tanto han criticado estos días que se nombrase en su momento a una Intendente extranjera también protestan respecto de Livermore, quien, por cierto, parece que también cobrará lo mismo que venía cobrando la Intendente Schmidt.
Livermore ha sido un hombre fundamental los últimos años, tanto por su labor al frente del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, como por su trabajo de dirección escénica en distintas producciones de la casa de reducido coste y notable calidad. Pero, ahora que tanto se mencionan las incompatibilidades, ¿podrá seguir Les Arts contratando producciones de Livermore siendo éste Intendente?
Pero bueno, de Livermore ya habrá tiempo de hablar.
Finalizo aquí. Como he dicho al comienzo, no pretendo generar debate alguno, sino simplemente hacer pública mi opinión, y ya anuncio que no voy a contestar ningún comentario que aquí se haga, y si alguno contiene cualquier tipo de expresión ofensiva para cualquier persona, lo eliminaré.
Señor Livermore, mucha suerte.
Frau Helga, gracias.
Consellera Catalá, por favor, váyase lejos.
Yo, por mi parte, sólo tengo ganas en estos momentos de alejarme también (en dirección opuesta, claro) del mundo…