Hace ya una semana que finalizaron en el Palau de les Arts de Valencia las representaciones de “Otello”, la única ópera que ha integrado este año la programación del Festival del Mediterrani, y todavía algunos de nosotros no conseguimos acabar de olvidar los emocionantes momentos vividos estos pasados días.
Desde que se anunció que se representaría la obra maestra de Giuseppe Verdi, se generó una gran expectación, incrementada cuando se hizo público un reparto de lujo, integrado por Aleksandrs Antonenko, María Agresta y Carlos Álvarez. Posteriormente vino la decepción, cuando se comunicó la cancelación por enfermedad de Antonenko, anunciándose en su lugar a un desconocido Kristian Benedikt que, en los videos que circulaban por la red, no parecía estar a la altura, ni mucho menos. A poco más de una semana para el estreno, se conoció que Zubin Mehta personalmente había rechazado a Benedikt y, de repente, nos encontramos sin tenor. La desilusión se trocó en alegría cuando se supo que, finalmente, el cantante que asumiría el rol protagonista sería el veterano tenor norteamericano Gregory Kunde, quien había debutado en noviembre el papel en Venecia, a sus 59 años, obteniendo un importante triunfo.
Quienes conocimos a Kunde cantando papeles de contraltino rossiniano y asistimos a un periodo, hace unos años, en el que su voz atravesó un bache que parecía irreversible, no dábamos crédito a que pudiese superar con éxito el reto de afrontar uno de los papeles más exigentes y complicados escritos para tenor dramático. No obstante, las noticias y, sobre todo, los audios que llegaron de aquellas funciones venecianas, eliminaron automáticamente cualquier duda que pudiésemos tener y nos mostró un Otelo de voz más clara de lo habitual, pero impecable y poderoso en el canto.
Pero, como bien sabemos quienes estamos poseídos por el veneno del amor a la ópera, nunca hay nada comparable a escuchar una voz en directo. Ahí es donde todas las virtudes y carencias de un instrumento quedan al desnudo y donde se puede valorar realmente a un cantante. Y, en esta ocasión, haber escuchando el Otelo de Gregory Kunde ha sido una experiencia inolvidable. No me cabe duda de que formará parte para siempre de los momentos mágicos vividos en el Palau de les Arts junto a otros como aquella “Valquiria” con Torsten Kerl y Eva María Westbroek, los “Fidelio” o la “Salomé” de Mehta, o la discutida pero electrizante “Cavalleria Rusticana” de Maazel.
Tras haber presenciado una temporada operística con buenos instantes, pero, en términos generales, más bien mediocre, estas funciones de “Otello” han elevado el nivel a otra dimensión, trayéndonos el recuerdo de aquellos años de bonanza en los que nadie pensaba en el presupuesto.
He tenido la suerte de asistir a las cuatro representaciones programadas y he disfrutado enormemente en todas, descubriendo en cada una de ellas nuevos detalles interesantes. El nivel mayor de excelencia creo que, sin duda, se dio en la función del martes 11 de junio, donde músicos y cantantes brillaron de forma especial, a lo cual posiblemente influyera que se estuviese grabando en Dvd la representación. Dvd que, por cierto, estoy deseando ya que se comercialice.
Dice Otelo en el tramo final de la obra: “Oh, Gloria!. Otello fu” (Oh, Gloria. Otelo fue). Pues, efectivamente, Sr. Kunde, fue usted Otelo. Y un Otelo glorioso. Y es que Gregory Kunde me ha maravillado. Ha presentado un Otelo cantado de principio a fin. Esto puede parecer una obviedad, pero no lo es. No son pocos los tenores que en muchos pasajes de la obra han recurrido al parlato o directamente al berreo para ocultar las carencias. Kunde ha construido un moro, además, lleno de fuerza, expresividad y cargado de personalidad, pero construido desde el belcantismo, sin dejar de lado en ningún momento la belleza canora y sin caer tampoco en el tremendismo interpretativo del que han hecho gala muchos ilustres Otelos.
Difícil será que olvide en mucho tiempo la contundencia, claridad en la emisión, colocación, ortodoxia en el ataque y brillo de sus agudos, o su espléndida dicción e incisivo fraseo, así como los riquísimos matices con los que adornó los pasajes más líricos.
Cuando acabó el otoño pasado de representar “Otello” en Venecia, Kunde dijo a su representante que aceptase todos los que le propusieran a partir de entonces. No sé si tendrá que variar la orden, porque si algo está claro es que, tras su Otelo valenciano, le van a llover las ofertas para un papel en el que hay una alarmante sequía de candidatos solventes. De momento, parece que Kunde podría ponerse en la piel del moro en Madrid, en versión concierto eso sí, en la temporada 2014/2015. Si se confirma, haré todo lo posible por estar allí.
Inmensa ha estado también María Agresta, en una Desdémona que ha sido toda una exhibición de legato, buen gusto y dominio de las medias voces, aunque para mi gusto le faltase imprimir un poco más de carácter al personaje en el acto III. Y especialmente emocionante ha sido asistir al éxito del barítono malagueño Carlos Álvarez, encarnando al malvado Yago, retornando a los escenarios con un papel dramático de envergadura tras el largo tiempo durante el que una grave enfermedad le mantuvo apartado de los recintos operísticos. Es verdad que no ha recuperado por completo el volumen y brillo de antaño, pero Álvarez ha dado toda una lección interpretativa y de fraseo verdiano.
Bueno, todo este rollo era simplemente para traer al blog algunos videos con fragmentos de audio del “Otello” que pudo escucharse en Les Arts el día del estreno. La toma de sonido no es buena y no ha sido la mejor de las funciones, pero valga para vencer el síndrome de abstinencia oteliana que me invade.
Comenzamos por escuchar el impresionante coro del acto I, "Dio, fulgor della bufera!”, con el Cor de la Generalitat a pleno rendimiento, y la entrada en escena de Otelo con ese célebre “Esultate”, en el que Kunde ya nos dejó ver lo bien que lo íbamos a pasar:
video de MrRobuso
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Del acto II podemos escuchar a Kunde en ese increíble “Ora e per sempre addio” en el que me hizo recordar a Otelos legendarios:
video de MrRobuso
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Siguiendo con el acto II, aquí está el impactante final, con ese dúo “Si pel ciel marmóreo giuro” en el que Gregory Kunde y Carlos Álvarez pusieron en pie al teatro:
video de MrRobuso
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Pura emoción y sentimiento derrochó también el tenor norteamericano en este “Dio mi potevi” del acto III:
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Del acto IV, podemos escuchar el “Ave María” de María Agresta, con unos filados de ensueño, y un Zubin Mehta imponiendo un tempo muy lento, que, curiosamente, no lo fue tanto en funciones posteriores:
video de MrRobuso
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Y finalizo con el “Niun mi tema” con el que Gregory Kunde ponía el broche de oro a su inolvidable Otelo y donde dice esa frase “Oh, Gloria!. Otello fu” (Oh, gloria. Otelo fue) que mencionaba en el encabezamiento de este post:
video de MrRobuso
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