miércoles, 2 de octubre de 2019

HASTA SIEMPRE, DOÑA HELGA


Ayer recibí la triste noticia, no por esperada menos dolorosa, del fallecimiento de la ex Intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, el pasado día 25 de septiembre. Una persona por la que sentía un gran afecto personal. Y no me estoy refiriendo aquí sólo al reconocimiento de su faceta profesional, sino especialmente a la calidad humana, la cercanía y la autenticidad que demostró conmigo en las ocasiones en que tuve la suerte de poder compartir con ella un poco de su tiempo y mantener algunas interesantísimas conversaciones que guardaré para siempre en mi memoria.

Posiblemente haya algunas personas a las que les extrañe que realice estas manifestaciones, después de que este blog haya sido especialmente crítico, a veces demoledor, con algunos aspectos de su gestión al frente de Les Arts. Igual hay quien piensa que esto lo hago para quedar ahora bien uniéndome al carro de las fáciles alabanzas a los muertos. No es así. Ya lo he hecho otras veces, posicionándome a su favor y explicando mis críticas, en momentos donde lo fácil precisamente era cargar duramente contra Helga cuando estaba siendo objeto de un injusto linchamiento político y mediático sin precedentes tras su destitución. Pero lo vuelvo a hacer.

En los primeros años de funcionamiento del Palau de les Arts, la brillante dirección artística no fue acompañada de una gestión administrativa que estuviera al nivel. Especialmente, yo le reprochaba al teatro su actitud hacia el aficionado, al abonado, al cual ignoraba y casi despreciaba, pareciendo que no se mereciese ningún tipo de atención o explicación sobre ningún aspecto de la gestión. Esa crítica de la gestión administrativa la personalicé en la figura de Helga, siendo plenamente consciente de que muchos de los reproches no eran responsabilidad suya, pero ella era la imagen pública de Les Arts y hacia ella dirigí mis dardos, tal vez injustamente a veces, pero con la intención de que con ello alguien reaccionase y además se supiera que al público valenciano sí le importaba lo que se hacía en el teatro y cómo se hacía, para bien y para mal.

Cuando hablé con ella personalmente por primera vez, lo entendió perfectamente e incluso se rió conmigo de algunas de las cosas escritas, porque he de decir que, a pesar de su imagen seria y fría, tenía un particular sentido del humor y una capacidad de asumir la crítica mucho mayor que, por ejemplo, la que demostró su sucesor, el susceptible e irascible Livermore. Lo que más le molestó a Helga de todo lo que yo puse en este blog, fue cuando la saqué caricaturizada con nariz de Pinocchio y no por el hecho de que saliera esa imagen, sino porque yo dijese que había mentido respecto a la ausencia de un cantante previamente anunciado, porque “yo no soy mentiggosa”, me dijo muy seria y convincente, con ese inconfundible acento suyo.

Esa misma apelación a su sinceridad y a negar que ella mintiese, la volvió a realizar con vehemencia en mi presencia algún tiempo después, cuando estaba siendo objeto de la miserable campaña de descrédito a cargo de las huestes de la entonces consellera Catalá y de los chupópteros, medios de comunicación y juntaletras a su servicio. La aparentemente fuerte Helga mostró su fragilidad y no podía entender que se mintiese para atacarla y humillarla sin posibilidad de defensa. Sólo clamaba una y otra vez para poder defenderse, para poder ir a juicio y acreditar su inocencia.

Lamentablemente no lo ha podido hacer, la enfermedad se la ha llevado, casi cinco años después de su cese, antes de que pudiera celebrarse un juicio justo. La justicia española también merecería un capítulo aparte. Eso sí, la justicia mediática y de las redes sociales funciona como un reloj y pueden manchar toda tu trayectoria en cinco segundos sin posibilidad alguna de reparación. Plácido Domingo creo que también sabe bastante de esto. Me parece vergonzante que, para algún diario estos días, toda la larga trayectoria profesional de Helga Schmidt, irreprochable y apabullante, se presente casi como secundaria y lo único relevante de su carrera parece ser recordar el bochornoso e indecente episodio de su salida de Les Arts.

Me gustaría que su casa, el Palau de les Arts, reaccione esta vez como debe y no le duelan prendas en hacer público homenaje, sin miedos ni melindres, a la memoria de la mujer que ha sido el alma de este teatro. No me refiero sólo a dedicarle una función por megafonía y… hasta luego Lucas. Por ejemplo, creo que su nombre debería estar presente en el edificio, y me uno aquí a la petición que ha formulado Justo Romero, en un emotivo e imprescindible artículo que podéis leer AQUÍ, para que la sala de Les Arts se llame Helga Schmidt. Bueno, él propone el Auditori, pero creo que la memoria de Helga merece mejor recinto.

Al escribir hoy aquí no pretendo más que alzar mi pequeña voz, dentro de la modestia de este blog, para honrar la memoria de esta mujer por su trabajo. A ella sólo cabe darle las gracias. Ya lo hice en persona y lo hago ahora públicamente. Jamás le estaré bastante agradecido por haber sido la principal responsable de que en la ciudad en la que vivo estemos disfrutando de un nivel operístico de relevancia internacional. Habrá quien sostenga que el mérito no es tanto de ella como de haber tenido el dinero para hacerlo. Discrepo. Obviamente el dinero hizo mucho, pero cualquier otro con los mismos medios no hubiera alcanzado sus resultados. Estoy convencido. Además, en la última etapa suya al frente de Les Arts, cuando los recursos cayeron en picado y estaba controlada por todas partes, también supo seguir demostrando su valía y su capacidad para la elección de elencos en los que la calidad destacaba por encima de todo.

Al finalizar la comida en que nos conocimos personalmente, me abrazó y me dijo: “más vale tarde que nunca”. Es verdad que tardamos en conocernos, pero no sabe usted cuánto le agradezco todo lo que aprendí en nuestras charlas, y, sobre todo, su trato hacia mí, su generosidad y la sinceridad con la que siempre habló conmigo. Hoy no voy a poner ningún montaje con su cara, ni más foto que la que usted dejó encargado que fuese la que ilustrase la noticia de su fallecimiento y que es la que encabeza esta entrada. Gracias por todo, doña Helga, buen viaje y hasta siempre.

5 comentarios:

  1. Efectivamente Atticus, cuando ayer se hizo público el fallecimiento de Doña Helga Schmidt, una sensación de pena e indignación me llegó muy adentro. Ella fue la precursora y creadora de El Palau de Les Arts de Valencia, aunando en el esfuerzo a Lorin Maazel, Zubin Metha y Plácido Domingo, con los cuales se logró crear la mejor Orquesta de España y proporcionarle un nivel general, que aún en los momentos actuales en los que por razones obvias se han tenido que hacer los correspondientes recortes podemos sentirnos orgullosos. Un teatro en Valencia, en el que los valencianos hemos disfrutado (y seguimos disfrutando) lo que nunca nos podíamos imaginar, pero que es un teatro de España, en el que muchos de nuestros compañeros operísticos del resto del país han podido comprobar que aquí nadie se siente foráneo. Ojala hubiera en todos los rincones de España sitios donde pudiéramos disfrutar de este nuestro mundo maravilloso.
    Pues la mayor parte de este mérito es de Doña Helga. Alguien podrá pensar que es del dinero que se invirtió, si pero no, hay otros sitios en los que se ha invertido más que aquí, y no han conseguido estos excelentes resultados, es un problema de competencia, prestigio, y de saber hacer las cosas.
    Pues bien, esta señora parece ser que tuvo la desgracia de estar situada en medio de la lucha interna de unos políticos, que la utilizaron para sus fines de dañar al adversario (el llamado fuego amigo en los partidos), y de rebote las consecuencias para ella fueron fatales.
    Ya la forma de detenerla fue rastrera…. Una mujer de 74 años enferma de cáncer, fueron a detenerla a su hotel usando un helicóptero y varias dotaciones de policía, no llevaron a lo Geos porque deberían estar ocupados. Había que darle mucho bombo. Una vergüenza.
    En el juicio se verá dentro de unos meses, no se los demás como saldrán, pero los que conocieron el caso comentan que ella fue el conejillo de indias, y que pagó “la pena de telediario” como a algún otro/a le ha pasado. Este país es así.
    Mi más sentido pésame y que desde allí donde esté perdone a esta gentuza, que en vez de agradecerle lo mucho conseguido, la destrozó como persona.
    Desde luego cuentan con mi desprecio.

    Amolaópera.

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  2. una pena que sus últimos años estuvieran empañados por una situación muy lamentable, pero así esala política, se contrata un intendente se le dice que tiene plenos poderes y no tiene al lado un/a gestor/a que le diga esto no se puede hacer que es peligroso, no debes firmar ahí, etc. etc... eran los tiempos del
    todo vale.
    En cuanto a plácido domingo si se hubiera retirado cuando las condiciones no eran las idóneas.. no estaría en este cacao, donde han cambiando radicalmente las condiciones del juego.
    salut.

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    1. Yo soy de los que opinan que Plácido debería haberse retirado oficialmente, pero no tengo nada claro que si lo hubiera hecho no estaría ahora en el cacao, porque los hechos de los que hablan no son de ahora sino de hace años. En fin...

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  3. si, pero un perfil bajo ayuda a que no salgan historias... en los 80 y 90 la vida era una fiesta...ché, es que incluso Alma Mahler (bonica era ella) habla en sus memorias de las habladurias en torno a Mahler y las jovenes sopranos...

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