“Juana de Arco” – Jules Bastien-Lepage – 1879 - Metropolitan Museum of Art, New York
“Orleanskaya Deva” (La Doncella de Orleans) es una ópera en 4 actos compuesta a lo largo de seis meses, entre 1878 y 1879, por Pyotr Ilyich Tchaikovsky (1840-1893). Fue la quinta ópera escrita por el compositor ruso y la primera que fue representada fuera de su país, en concreto en Praga en 1882, a lo cual sin duda contribuyó el hecho de que, por primera vez en sus óperas, la temática no era rusa.
El estreno oficial tuvo lugar el 25 de febrero de 1881 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, bajo la dirección musical de Eduard Napravník, obteniendo una reacción del público bastante entusiasta, o al menos eso contaba el propio compositor, quien presumía de haber tenido que salir a saludar 28 veces. Sin embargo, la crítica no fue nada benévola. Además, dos semanas después de este estreno, el Zar Alejandro II moría asesinado en San Petersburgo, por lo que la temporada de ópera fue cancelada y eso acabó de rematar el poco éxito de la obra. De hecho, no volvería a representarse en Rusia en vida de Tchaikovsky y se dice que hasta los años 50 del siglo XX no se representó más allá de diez veces.
La ópera está basada en la vida de Juana de Arco, la adolescente que con apenas 17 años dirigió las tropas del ejército francés encabezando la batalla del sitio de Orleans, tras decir haber escuchado la voz de Dios asegurándole que ella liberaría la ciudad, y que murió en la hoguera condenada por brujería y hechicería en 1431, siendo canonizada en 1920 y quedando convertida en todo un símbolo de la unidad francesa.
El libreto fue construido por el propio Tchaikovsky tomando elementos de la tragedia de Schiller “Die Jungfrau von Orleans”, del libreto de Auguste Mermet para su ópera "Jeanne d'Arc” (1876), de la “Jeanne d’Arc” de Jules Barbier y de la biografía de la heroína francesa escrita por Henri Wallon.
Existe coincidencia en que quizás no sea la obra más inspirada del genial compositor, pero la ópera constituye otra indudable muestra de su dominio de la orquestación y cuenta con algunos momentos de gran intensidad y belleza. Dentro de estos, el más popular es el aria que canta Jeanne en el acto I, “Da, chas nastal! ... Prastite vy” (Sí, la hora ha llegado… Adiós colinas), más conocida por su versión francesa “Adieu Forêts”.
En este fragmento, la joven Jeanne se dispone a partir de su localidad natal para cumplir con la vocación que le ha sido revelada y se despide con tristeza de su tierra para siempre, al tiempo que le asalta también el temor ante el futuro que le pueda esperar, debatiéndose entre este miedo y el cumplimiento de los designios divinos.
En algunos aspectos es un aria que siempre he sentido bastante emparentada con el “Kuda, Kuda” que canta Lensky en “Yevgueni Oneguin”, la ópera que compuso Tchaikovsky inmediatamente antes de esta “Doncella de Orleans”.
El papel de Jeanne fue escrito originalmente por Tchaikovsky para una soprano dramática, pero poco antes del estreno la partitura fue adaptada para voz de mezzosoprano, ya que el compositor entendía que no había en esos momentos una soprano que pudiese asumir el personaje con garantías, siendo la mezzo María Kamenskaya la cantante que mejor podía afrontar el papel. Desde entonces el personaje de Jeanne ha sido interpretado en escena indistintamente por sopranos y mezzos, siendo pieza habitual del repertorio de conciertos y recitales.
Existen múltiples grabaciones de este aria, bien dentro de la ópera completa o en selecciones de arias, tanto en su versión original en ruso, como en la versión francesa e incluso en inglés. Yo hoy he querido traer al blog cuatro versiones diferentes.
La primera versión confieso que es mi preferida. La intérprete es la mezzosoprano rusa Irina Arkhipova, nacida en 1925 y fallecida el año pasado (“annus horribilis” para el mundo de la lírica). Arkhipova fue la mezzo de referencia en Rusia durante las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo, y de las pocas que obtuvo permiso para cantar fuera de su país, siendo el de Jeanne uno de sus papeles más renombrados. La grabación es del año 1973 y cuenta con la dirección de Gennady Rozhdestvensky al frente de la Moscow Radio Symphony Orchestra:
video de Homoclassicus
La siguiente versión corre a cargo de una soprano, también rusa y contemporánea de Arkhipova. Se trata de la gran Galina Vishnevskaya, una de las más importantes figuras de la lírica rusa, que nos brinda también una extraordinaria interpretación a la que se pueden hacer pocos reproches:
video de ManricoV
Vamos ahora con una versión del aria de Jeanne en francés. Es la que grabó en 1957 mi admirada Eileen Farrell, acompañada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Thomas Schippers, en una interpretación posiblemente peculiar, pero cargada de fuerza y con toda la belleza vocal y musicalidad que desplegaba la soprano norteamericana cada vez que cantaba:
video de Onegin65
Finalizo esta entrada de hoy con la mítica soprano italiana Mirella Freni, quien en 2003, a los 68 años de edad, afrontó, con una energía y carisma escénico envidiables, el papel de la adolescente Jeanne en directo en el Teatro Massimo de Palermo. Y dos años más tarde volvería a hacerlo, esta vez en la Ópera de Washington, en la que sería su última representación de una ópera sobre un escenario:
video de opcel1
El estreno oficial tuvo lugar el 25 de febrero de 1881 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, bajo la dirección musical de Eduard Napravník, obteniendo una reacción del público bastante entusiasta, o al menos eso contaba el propio compositor, quien presumía de haber tenido que salir a saludar 28 veces. Sin embargo, la crítica no fue nada benévola. Además, dos semanas después de este estreno, el Zar Alejandro II moría asesinado en San Petersburgo, por lo que la temporada de ópera fue cancelada y eso acabó de rematar el poco éxito de la obra. De hecho, no volvería a representarse en Rusia en vida de Tchaikovsky y se dice que hasta los años 50 del siglo XX no se representó más allá de diez veces.
La ópera está basada en la vida de Juana de Arco, la adolescente que con apenas 17 años dirigió las tropas del ejército francés encabezando la batalla del sitio de Orleans, tras decir haber escuchado la voz de Dios asegurándole que ella liberaría la ciudad, y que murió en la hoguera condenada por brujería y hechicería en 1431, siendo canonizada en 1920 y quedando convertida en todo un símbolo de la unidad francesa.
El libreto fue construido por el propio Tchaikovsky tomando elementos de la tragedia de Schiller “Die Jungfrau von Orleans”, del libreto de Auguste Mermet para su ópera "Jeanne d'Arc” (1876), de la “Jeanne d’Arc” de Jules Barbier y de la biografía de la heroína francesa escrita por Henri Wallon.
Existe coincidencia en que quizás no sea la obra más inspirada del genial compositor, pero la ópera constituye otra indudable muestra de su dominio de la orquestación y cuenta con algunos momentos de gran intensidad y belleza. Dentro de estos, el más popular es el aria que canta Jeanne en el acto I, “Da, chas nastal! ... Prastite vy” (Sí, la hora ha llegado… Adiós colinas), más conocida por su versión francesa “Adieu Forêts”.
En este fragmento, la joven Jeanne se dispone a partir de su localidad natal para cumplir con la vocación que le ha sido revelada y se despide con tristeza de su tierra para siempre, al tiempo que le asalta también el temor ante el futuro que le pueda esperar, debatiéndose entre este miedo y el cumplimiento de los designios divinos.
En algunos aspectos es un aria que siempre he sentido bastante emparentada con el “Kuda, Kuda” que canta Lensky en “Yevgueni Oneguin”, la ópera que compuso Tchaikovsky inmediatamente antes de esta “Doncella de Orleans”.
El papel de Jeanne fue escrito originalmente por Tchaikovsky para una soprano dramática, pero poco antes del estreno la partitura fue adaptada para voz de mezzosoprano, ya que el compositor entendía que no había en esos momentos una soprano que pudiese asumir el personaje con garantías, siendo la mezzo María Kamenskaya la cantante que mejor podía afrontar el papel. Desde entonces el personaje de Jeanne ha sido interpretado en escena indistintamente por sopranos y mezzos, siendo pieza habitual del repertorio de conciertos y recitales.
Existen múltiples grabaciones de este aria, bien dentro de la ópera completa o en selecciones de arias, tanto en su versión original en ruso, como en la versión francesa e incluso en inglés. Yo hoy he querido traer al blog cuatro versiones diferentes.
La primera versión confieso que es mi preferida. La intérprete es la mezzosoprano rusa Irina Arkhipova, nacida en 1925 y fallecida el año pasado (“annus horribilis” para el mundo de la lírica). Arkhipova fue la mezzo de referencia en Rusia durante las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo, y de las pocas que obtuvo permiso para cantar fuera de su país, siendo el de Jeanne uno de sus papeles más renombrados. La grabación es del año 1973 y cuenta con la dirección de Gennady Rozhdestvensky al frente de la Moscow Radio Symphony Orchestra:
video de Homoclassicus
La siguiente versión corre a cargo de una soprano, también rusa y contemporánea de Arkhipova. Se trata de la gran Galina Vishnevskaya, una de las más importantes figuras de la lírica rusa, que nos brinda también una extraordinaria interpretación a la que se pueden hacer pocos reproches:
video de ManricoV
Vamos ahora con una versión del aria de Jeanne en francés. Es la que grabó en 1957 mi admirada Eileen Farrell, acompañada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Thomas Schippers, en una interpretación posiblemente peculiar, pero cargada de fuerza y con toda la belleza vocal y musicalidad que desplegaba la soprano norteamericana cada vez que cantaba:
video de Onegin65
Finalizo esta entrada de hoy con la mítica soprano italiana Mirella Freni, quien en 2003, a los 68 años de edad, afrontó, con una energía y carisma escénico envidiables, el papel de la adolescente Jeanne en directo en el Teatro Massimo de Palermo. Y dos años más tarde volvería a hacerlo, esta vez en la Ópera de Washington, en la que sería su última representación de una ópera sobre un escenario:
video de opcel1
Sí, la hora ha llegado.
Jeanne ha de someterse al mandato celestial,
pero el temor invade mi alma.
El dolor y la angustia marchitan mi corazón.
Adiós, colinas, campos natales, sereno valle,
pacífico cobijo, adiós.
No volveréis a ver a Jeanne,
que para siempre os dice: Adiós.
Prados amigos, mis devotos árboles,
floreceréis y os marchitaréis sin mí.
Fresca gruta, arroyo caudaloso,
os dejo para nunca regresar.
Encantadoras comarcas, estaremos separados.
Rebaños míos, ya no seré vuestro cercado,
sin pastora habréis de vagar.
De otro rebaño habré de ocuparme ahora
en los mortales pastizales de la guerra.
La más alta vocación me ha elegido.
No me mueve el deseo vano.
Señor mi corazón está abierto a ti
Y se angustia y sufre.
Jeanne ha de someterse al mandato celestial,
pero el temor invade mi alma.
El dolor y la angustia marchitan mi corazón.
Adiós, colinas, campos natales, sereno valle,
pacífico cobijo, adiós.
No volveréis a ver a Jeanne,
que para siempre os dice: Adiós.
Prados amigos, mis devotos árboles,
floreceréis y os marchitaréis sin mí.
Fresca gruta, arroyo caudaloso,
os dejo para nunca regresar.
Encantadoras comarcas, estaremos separados.
Rebaños míos, ya no seré vuestro cercado,
sin pastora habréis de vagar.
De otro rebaño habré de ocuparme ahora
en los mortales pastizales de la guerra.
La más alta vocación me ha elegido.
No me mueve el deseo vano.
Señor mi corazón está abierto a ti
Y se angustia y sufre.
Las cuatro versiones que has seleccionado son espléndidas, pero yo, como le pasaba a Rostropovich, tengo una especial debilidad por Vishnevskaya. La versión de Freni es impresionante para la edad que tenía cuando la cantó. Excepto en el final, que se le hace cuesta arriba, parece que tenga treinta años menos.
ResponderEliminarPreciosas las cuatro, me quedaría con la primera, quizá porque desconocia el aria. Me llama mucho la atención la personalidad del Tchaikovsky de las óperas.
ResponderEliminarUna magnífica i didactica crónica sobre una òpera poco conocida, o al menos de las no llamadas "de reparto". Me ha sorprendido agradablemente la versión de la Freni pese a su edad, aunqué representar a los 68 años a una doncella de 17... però la buena música i una buena interpretació hacen olvidarlo todo, no?.
ResponderEliminarpues yo me quedo con la Farrell!
ResponderEliminar¿qué tal por la Rambla?
Hay que reconocer que Freni al final pasa serios apuros y que el tipo de adolescente no lo da precisamente, pero la verdad es que la interpretación de Freni tiene muchísimo mérito. Y ya quisieran algunas figurillas actuales desprender esa fuerza en un escenario.
ResponderEliminarKalamar: Por la Rambla, estupendamente, a pesar del diluvio permanente del sábado. Pero un magnífico Parsifal, del que espero hablar aquí pronto, y una inmejorable compañía, compensaron con creces el mal tiempo.