William Clarke Wontner - "The Persian Girl"
Johann Wolgang von Goethe peinaba canas, estaba casado con Cristianne Vulpius y contaba ya 64 años de edad cuando, en 1814, conoció a Marianne von Willemer, de 30 años, recién casada a su vez con el banquero Johann Jakob von Willemer, 24 años mayor que ella. Y se cuenta que una inmediata atracción surgió entre Goethe y Marianne.
En esa época Goethe se encontraba escribiendo su colección poética “Divan de Oriente y Occidente” (West-östlicher Divan), influido por la atracción hacia la cultura oriental que imperaba entonces en toda Europa y bajo la inspiración directa de la fascinación que le había producido la poesía del persa Hafiz Shirazi, compilada y traducida bajo el título de “Divan”, que Goethe había descubierto poco tiempo antes.
El escritor alemán declaró que el propósito de su “Divan de Oriente y Occidente” era “acercar por medio de este trabajo, el Oriente al Occidente, el pasado al presente y los persas a los alemanes”. La obra comprende doce libros de poemas cuyos protagonistas son Hatem, un poeta ya maduro y Suleika una mujer mucho más joven enamorada de Hatem.
No se conoce con certeza el alcance de la relación que mantuvieron Goethe y Marianne von Willemer, pero lo cierto es que, tras el primer encuentro en 1814, volvieron luego a reunirse por segunda y última vez en el verano de 1815, y el 26 de septiembre, en Heidelberg, se separarían los enamorados para siempre. A partir de entonces una fluida y abundante correspondencia se cruzó entre ellos hasta la muerte del poeta. En esas cartas Goethe se hace llamar Hatem y Marianne, Suleika, y parte de esta correspondencia sería incorporada al “Divan de Oriente y Occidente”.
Goethe decidió revisar e incluir en el Libro VIII, “Libro de Suleika”, cinco poemas compuestos por Marianne, aunque sin descubrir la auténtica identidad de su autora, haciéndolos pasar por propios: “Was bedeutet die Bewegung?” (¿Qué significa el movimiento?), “Ach, um deine feuchten Schwingen” (Ah, por tus húmedas alas), “Hoch beglückt in deiner liebe” (Sublimada en tu amor), “Nimmer will ich dich vertieren” (No quiero perderte jamás), y “Wie mit innigstem Behagen” (Con íntimo deleite).
Poco después de la primera publicación del “Divan de Oriente y Occidente” en 1819, el compositor austriaco Franz Peter Schubert ya tenía un ejemplar de esos poemas en sus manos y supo inmediatamente que tenía que poner música a la explosión de romanticismo contenida en aquellos maravillosos versos. A tal fin, escogió dos de los 14 poemas incluidos en el Libro VIII del “Divan”, el “Libro de Suleika”, y se puso manos a la obra.
Curiosamente, los dos poemas elegidos pertenecían a los cinco que compuso Marianne von Willemer y que decidió incluir Goethe en ese Libro VIII. Se trata de “Was bedeutet die Bewegung?” (¿Qué significa el movimiento?) y “Ach, um deine feuchten Schwingen” (Ah, por tus húmedas alas) que, tras ser musicados por Schubert, son los lieder que, en un alarde de originalidad sin precedentes, pasaron a llamarse “Suleika I” (D.720) y “Suleika II” (D.717).
La música de Schubert en estos lieder se mantiene fiel a su estilo particular y huye de cualquier tentación de añadir alguna pincelada exótica que remitiese a la influencia orientalista que inspiró la obra de Goethe en la que se incluyeron los poemas.
Los dos lieder fueron publicados por Schubert en momentos distintos y eso hace pensar que quizás no fuesen compuestos con intención de que constituyeran una unidad dramática y tuviesen que ser interpretados juntos, pero tanto la temática como el origen de los poemas parecen aconsejarlo.
Y ello pese a que el tono de ambos poemas difiera, lo cual se explica si se tiene en cuenta el momento en que fueron concebidos. El 23 de septiembre de 1815, en Heidelberg, Marianne le regaló personalmente a Goethe el poema “Was bedeutet die Bewegung?”. Mientras que “Ach, um deine feuchten Schwingen” fue compuesto más tarde, con el recuerdo de los días pasados junto al poeta en Heidelberg y el dolor de la pérdida tras separarse los enamorados. Separación que acabaría siendo definitiva ya que nunca más volvieron a verse. Ese miedo a no reunirse más, que sin duda residía en Marianne, se deja entrever en el poema. No es en absoluto una composición triste. El mensaje que transmite es el del amor y la esperanza del reencuentro, pero fluye permanentemente un temor a la pérdida para siempre del amado.
Hoy he traído al blog estos dos magníficos lieder de Schubert y he elegido para ello la interpretación de Elisabeth Schwarzkopf acompañada al piano por Geoffrey Parsons.
“Suleika I” fue dedicado a Franz von Schober, poeta y amigo de Schubert. Johannes Brahms dijo en una ocasión que esta era la canción más hermosa que se había compuesto jamás. Quizás era algo exagerado el bueno de Brahms, pero es indudable que nos encontramos ante un lied bellísimo.
En el poema de Willemer el viento del Este actúa como mensajero del amor, y Schubert describe en el preludio del piano ese mismo viento que se acerca flotando a la protagonista; y luego, en el acompañamiento, nos mostrará la dualidad entre el calor del verano, símbolo de la excitación amorosa, y la refrescante brisa que aplaca la incandescente pasión de Suleika, llevando hasta ella el mensaje de su amado:
El lied “Suleika II”, compuesto por Schubert curiosamente con anterioridad a “Suleika I”, fue dedicado por éste a la soprano Anna Milder, la cual definió esta pieza como “celestial, capaz de llevarte permanentemente al borde las lágrimas”. El lied comienza alegre y brillante y su tono nos recuerda algo a “Suleika I”, pero, poco a poco, el oculto temor de la protagonista de no volver a ver a su amado, va haciéndose patente de forma muy sutil.
Encontramos a lo largo de la obra múltiples detalles que demuestran el cuidado exquisito de Schubert a la hora de adaptar la música a los intensos versos de Marianne von Willemer. Al comienzo de la cuarta estrofa, por ejemplo, cuando escuchamos “corre hacia mi amado”, Schubert acelera ligeramente el tempo de la melodía, e inmediatamente después, cuando se canta “háblale suavemente al corazón; pero evita inquietarlo y ocúltale mi sufrimiento”, tanto la música de Schubert con los sucesivos giros melódicos, como la esplendorosa interpretación de Schwarzkopf, adornada con sutiles variaciones dinámicas, nos reflejan perfectamente ese mensaje alegre y amoroso tras el que palpita un temor oculto:
En esa época Goethe se encontraba escribiendo su colección poética “Divan de Oriente y Occidente” (West-östlicher Divan), influido por la atracción hacia la cultura oriental que imperaba entonces en toda Europa y bajo la inspiración directa de la fascinación que le había producido la poesía del persa Hafiz Shirazi, compilada y traducida bajo el título de “Divan”, que Goethe había descubierto poco tiempo antes.
El escritor alemán declaró que el propósito de su “Divan de Oriente y Occidente” era “acercar por medio de este trabajo, el Oriente al Occidente, el pasado al presente y los persas a los alemanes”. La obra comprende doce libros de poemas cuyos protagonistas son Hatem, un poeta ya maduro y Suleika una mujer mucho más joven enamorada de Hatem.
No se conoce con certeza el alcance de la relación que mantuvieron Goethe y Marianne von Willemer, pero lo cierto es que, tras el primer encuentro en 1814, volvieron luego a reunirse por segunda y última vez en el verano de 1815, y el 26 de septiembre, en Heidelberg, se separarían los enamorados para siempre. A partir de entonces una fluida y abundante correspondencia se cruzó entre ellos hasta la muerte del poeta. En esas cartas Goethe se hace llamar Hatem y Marianne, Suleika, y parte de esta correspondencia sería incorporada al “Divan de Oriente y Occidente”.
Goethe decidió revisar e incluir en el Libro VIII, “Libro de Suleika”, cinco poemas compuestos por Marianne, aunque sin descubrir la auténtica identidad de su autora, haciéndolos pasar por propios: “Was bedeutet die Bewegung?” (¿Qué significa el movimiento?), “Ach, um deine feuchten Schwingen” (Ah, por tus húmedas alas), “Hoch beglückt in deiner liebe” (Sublimada en tu amor), “Nimmer will ich dich vertieren” (No quiero perderte jamás), y “Wie mit innigstem Behagen” (Con íntimo deleite).
Poco después de la primera publicación del “Divan de Oriente y Occidente” en 1819, el compositor austriaco Franz Peter Schubert ya tenía un ejemplar de esos poemas en sus manos y supo inmediatamente que tenía que poner música a la explosión de romanticismo contenida en aquellos maravillosos versos. A tal fin, escogió dos de los 14 poemas incluidos en el Libro VIII del “Divan”, el “Libro de Suleika”, y se puso manos a la obra.
Curiosamente, los dos poemas elegidos pertenecían a los cinco que compuso Marianne von Willemer y que decidió incluir Goethe en ese Libro VIII. Se trata de “Was bedeutet die Bewegung?” (¿Qué significa el movimiento?) y “Ach, um deine feuchten Schwingen” (Ah, por tus húmedas alas) que, tras ser musicados por Schubert, son los lieder que, en un alarde de originalidad sin precedentes, pasaron a llamarse “Suleika I” (D.720) y “Suleika II” (D.717).
La música de Schubert en estos lieder se mantiene fiel a su estilo particular y huye de cualquier tentación de añadir alguna pincelada exótica que remitiese a la influencia orientalista que inspiró la obra de Goethe en la que se incluyeron los poemas.
Los dos lieder fueron publicados por Schubert en momentos distintos y eso hace pensar que quizás no fuesen compuestos con intención de que constituyeran una unidad dramática y tuviesen que ser interpretados juntos, pero tanto la temática como el origen de los poemas parecen aconsejarlo.
Y ello pese a que el tono de ambos poemas difiera, lo cual se explica si se tiene en cuenta el momento en que fueron concebidos. El 23 de septiembre de 1815, en Heidelberg, Marianne le regaló personalmente a Goethe el poema “Was bedeutet die Bewegung?”. Mientras que “Ach, um deine feuchten Schwingen” fue compuesto más tarde, con el recuerdo de los días pasados junto al poeta en Heidelberg y el dolor de la pérdida tras separarse los enamorados. Separación que acabaría siendo definitiva ya que nunca más volvieron a verse. Ese miedo a no reunirse más, que sin duda residía en Marianne, se deja entrever en el poema. No es en absoluto una composición triste. El mensaje que transmite es el del amor y la esperanza del reencuentro, pero fluye permanentemente un temor a la pérdida para siempre del amado.
Hoy he traído al blog estos dos magníficos lieder de Schubert y he elegido para ello la interpretación de Elisabeth Schwarzkopf acompañada al piano por Geoffrey Parsons.
“Suleika I” fue dedicado a Franz von Schober, poeta y amigo de Schubert. Johannes Brahms dijo en una ocasión que esta era la canción más hermosa que se había compuesto jamás. Quizás era algo exagerado el bueno de Brahms, pero es indudable que nos encontramos ante un lied bellísimo.
En el poema de Willemer el viento del Este actúa como mensajero del amor, y Schubert describe en el preludio del piano ese mismo viento que se acerca flotando a la protagonista; y luego, en el acompañamiento, nos mostrará la dualidad entre el calor del verano, símbolo de la excitación amorosa, y la refrescante brisa que aplaca la incandescente pasión de Suleika, llevando hasta ella el mensaje de su amado:
"SULEIKA I"
¿Qué significa este movimiento?
¿Qué alegres nuevas me trae el viento del Este?
El refrescante movimiento de sus alas
enfría la profunda herida del corazón.
Acariciante juega con el polvo
y lo remolinea en ligeras nubecillas,
conduce hacia la seguridad de los pámpanos
a los felices enjambres de insectos.
Suaviza el calor del sol,
enfría mis ardientes mejillas,
en su huida besa las vides
que adornan campos y colinas.
Su ligero susurro me brinda
un millar de saludos de mi amado;
antes de que estas colinas se oscurezcan
me saludará con un millar de besos.
Ahora tú puedes pasar,
servir a la felicidad y a la tristeza.
Allí donde los altos muros brillan,
allí encontraré pronto a mi querido amor.
¡Ah!, el verdadero mensaje del corazón,
el soplo del amor, la vida renovada,
vienen a mí desde sus labios,
solo su aliento puede dármelos.
¿Qué significa este movimiento?
¿Qué alegres nuevas me trae el viento del Este?
El refrescante movimiento de sus alas
enfría la profunda herida del corazón.
Acariciante juega con el polvo
y lo remolinea en ligeras nubecillas,
conduce hacia la seguridad de los pámpanos
a los felices enjambres de insectos.
Suaviza el calor del sol,
enfría mis ardientes mejillas,
en su huida besa las vides
que adornan campos y colinas.
Su ligero susurro me brinda
un millar de saludos de mi amado;
antes de que estas colinas se oscurezcan
me saludará con un millar de besos.
Ahora tú puedes pasar,
servir a la felicidad y a la tristeza.
Allí donde los altos muros brillan,
allí encontraré pronto a mi querido amor.
¡Ah!, el verdadero mensaje del corazón,
el soplo del amor, la vida renovada,
vienen a mí desde sus labios,
solo su aliento puede dármelos.
El lied “Suleika II”, compuesto por Schubert curiosamente con anterioridad a “Suleika I”, fue dedicado por éste a la soprano Anna Milder, la cual definió esta pieza como “celestial, capaz de llevarte permanentemente al borde las lágrimas”. El lied comienza alegre y brillante y su tono nos recuerda algo a “Suleika I”, pero, poco a poco, el oculto temor de la protagonista de no volver a ver a su amado, va haciéndose patente de forma muy sutil.
Encontramos a lo largo de la obra múltiples detalles que demuestran el cuidado exquisito de Schubert a la hora de adaptar la música a los intensos versos de Marianne von Willemer. Al comienzo de la cuarta estrofa, por ejemplo, cuando escuchamos “corre hacia mi amado”, Schubert acelera ligeramente el tempo de la melodía, e inmediatamente después, cuando se canta “háblale suavemente al corazón; pero evita inquietarlo y ocúltale mi sufrimiento”, tanto la música de Schubert con los sucesivos giros melódicos, como la esplendorosa interpretación de Schwarzkopf, adornada con sutiles variaciones dinámicas, nos reflejan perfectamente ese mensaje alegre y amoroso tras el que palpita un temor oculto:
"SULEIKA II"
¡Ah, cómo te envidio, viento del Oeste,
por tus húmedas alas!
ya que llevarle puedes
el mensaje de mi penosa añoranza.
El movimiento de tus alas
despierta en mi pecho acalladas nostalgias.
Flores, praderas, bosques y colinas
se cubren de lágrimas ante tu aliento.
Pero tu suave y ligero soplar
refresca el párpado herido.
¡Ay, me moriría de pena
si supiera que no le volvería a ver!
Corre hacia mi amado,
háblale suavemente al corazón;
pero evita inquietarlo
y ocúltale mi sufrimiento.
Dile, pero díselo con humildad,
que su amor es mi vida.
y que la alegría de ambos
me hará sentir su cercanía.
¡Ah, cómo te envidio, viento del Oeste,
por tus húmedas alas!
ya que llevarle puedes
el mensaje de mi penosa añoranza.
El movimiento de tus alas
despierta en mi pecho acalladas nostalgias.
Flores, praderas, bosques y colinas
se cubren de lágrimas ante tu aliento.
Pero tu suave y ligero soplar
refresca el párpado herido.
¡Ay, me moriría de pena
si supiera que no le volvería a ver!
Corre hacia mi amado,
háblale suavemente al corazón;
pero evita inquietarlo
y ocúltale mi sufrimiento.
Dile, pero díselo con humildad,
que su amor es mi vida.
y que la alegría de ambos
me hará sentir su cercanía.
Exquisitos todos, Goethe, Marianne, Schubert, Schwarzkopf, Parsons y Atticus,
ResponderEliminarhan sido un deleite leeros y escucharos.
Hay que ver cuántas cosas sabes y lo bien que las cuentas. Había leído algo sobre esta historia de amor, pero no conocía los poemas ni sus respectivos lieder.
ResponderEliminarHey! Qué bueno!!! Qué épocas aquellas en que se regalaban poemas y se dedicaban canciones unos amigos a otros...Desconocía todo lo que nos has contado, así que eso también es un regalo. Gracias!!
ResponderEliminarKalamar: Mil gracias por el detalle, pero haz el favor de no meterme en el mismo plano que a Goethe, Marianne, Schubert, Schwarzkopf o Parsons...
ResponderEliminarEllos no tienen blog... ja,ja...
Titus: No te engañes, no sé nada, yo también lo leo...
María Teresa: Sí, qué épocas aquellas... Ahora te mandan un power point re-re-re enviado y arreglao...
Bueno, aunque el otro día Maazel en su concierto de despedida dedicó la última canción a... ¿el público valenciano que le hemos seguido y pagado el sueldazo?... ¿a los músicos de su orquesta?... ¿a su familia?... Nooooooor...
¡A Elizabeth Taylor!
Tóma dedicatoria!!..Vivir para ver!
ResponderEliminarUna delícia de post.
ResponderEliminarGracias
Atticus:
ResponderEliminarEste post exquisito eres tú. Parafraseo a Becquer que -estoy segura- se mostraría encantado con mi afirmación.
Saludos.
AAHH...
ResponderEliminarGoethe sent Marianne von Willemer a Ginkgo leaf as a symbol of their friendship:
ResponderEliminarGingo biloba
This tree’s leaf, that from the East,
Has been entrusted to my garden,
Gives to savor secret sense,
As pleasing the initiate.
Is it one living creature,
Which separated in itself?
Are they two, who choose themselves,
To be recognized as one?
Such query to reciprocate,
I surely found the proper use,
Do not you feel it in my songs,
That I am one and double?
Exquisito...muchas grácias por la información ..no conocia esta historia ni la relación entte el poeta y el musico...he llegado a ello a través del libro "el Danubio"del escritor Claudio Magris...ver capítulo "a la Wachau"..sección 2 "Suleika :
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Jordi. Buscaré el libro.
EliminarNo queria figurar como anónimo....soy jordi serrano...saludos !
ResponderEliminarCurioso. Yo también he llegado aquí a través del libro de Magris. Bellisimas los lieder
ResponderEliminarA mí también me ha traído hasta aquí Magris.
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