El poeta y compositor inglés Ivor Gurney (1890-1937) no es demasiado conocido fuera de las islas británicas, pese a que su producción musical, especialmente en el terreno de las canciones, de las que compuso más de 200, tiene unos valores que justificarían una mayor presencia de este autor en las salas de conciertos.
Gurney, ya desde muy joven, mostró unas claras aptitudes para la música y a los diez años entró a formar parte del coro de su ciudad natal de Gloucester. Allí, se dice, que decidió hacerse compositor una noche regresando a casa, tras haber escuchado en la catedral el estreno mundial de la “Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis” de Ralph Vaughan Williams, dirigida por el propio compositor, quedando impresionado por la belleza de la obra y el carácter marcadamente inglés de la misma.
No me resisto a dejar aquí una versión de esa maravillosa composición de Vaughan Williams. La interpretación corre a cargo de la BBC Symphony Orchestra, dirigida por Sir Andrew Davis, en una grabación que tiene lugar precisamente en el mismo escenario en el que la escuchó Ivor Gurney, la catedral de Gloucester:
video de YouBin Tubed
No me resisto a dejar aquí una versión de esa maravillosa composición de Vaughan Williams. La interpretación corre a cargo de la BBC Symphony Orchestra, dirigida por Sir Andrew Davis, en una grabación que tiene lugar precisamente en el mismo escenario en el que la escuchó Ivor Gurney, la catedral de Gloucester:
video de YouBin Tubed
En 1911, Ivor Gurney obtendría una beca para estudiar en el Royal College of Music de Londres, donde en 1914 acabaría de escribir su ciclo de canciones más conocido, “Five Elizabethan Songs”. Pero la Primera Guerra Mundial interrumpiría bruscamente los estudios de Gurney, quien en 1915 se alistó en el ejército británico. Allí, en las trincheras, seguiría escribiendo algunas canciones y, sobre todo, comenzaría a elaborar su producción poética. En 1917 resultó herido en un hombro, siendo hospitalizado en la ciudad francesa de Rouen, volviendo poco después al frente, aunque, apenas un mes más tarde, su unidad padeció un ataque con gas, por lo que fue trasladado definitivamente a un hospital en Edimburgo.
En 1918 fue licenciado del ejército y volvió a su querida ciudad de Gloucester. Sin embargo, su regreso no fue precisamente idílico. Desde muy joven, Gurney había padecido ya periodos depresivos y serios trastornos nerviosos, todo lo cual se agravó a la vuelta de las trincheras con las experiencias allí vividas, encontrándose además con una actitud familiar no especialmente comprensiva con lo que luego sería diagnosticado como “trastorno bipolar”.
Pese a todo, continuaría escribiendo poemas y componiendo canciones con textos propios y de otros poetas ingleses, especialmente tras un periodo en el que pudo conocer a Vaughan Williams y trabajar junto a él. Gurney, que no renuncia en ningún momento a la armonía clásica y a la melodía, siempre estuvo muy preocupado porque sus canciones tuviesen además un marcado sabor inglés, diferenciado de la mélodie francesa que consideraba demasiado manierista, buscando alcanzar lo que él consideraba que Vaughan Williams sí había conseguido: “puras palabras inglesas, reforzadas por música puramente inglesa”.
En 1922 su familia lo declara demente y lo recluye en diferentes centros psiquiátricos, donde pasaría los 15 últimos años de su vida, hasta 1937, cuando fallecería de tuberculosis en un hospital psiquiátrico londinense a los 47 años.
Pero bueno, vamos ya a escuchar la música de Ivor Gurney, que es de lo que se trataba. Podemos comenzar con “I will go with my father a-ploughing” (Iré con mi padre a sembrar), compuesta sobre un poema del irlandés Joseph Campbell (1879-1944), que interpreta aquí el tenor inglés Ian Bostridge acompañado al piano por Julius Drake, y que podéis escuchar pinchando AQUÍ.
Podemos seguir con esta preciosidad llamada “Down by the Salley gardens”, compuesta sobre textos de otro poeta irlandés, William Butler Yeats (1865-1939), y que nos canta estupendamente el tenor inglés, tristemente desaparecido en 2010, Anthony Rolfe Johnson, acompañado al piano por David Willison:
video de whiteocean78
video de whiteocean78
“By a Bierside”, compuesta a partir de los versos de John Masefield (1878-1967), es una de esas canciones que Gurney escribió en las trincheras del frente francés hacia 1916, y en ella nos habla de “la muerte tan ciega y tan muda, la muerte que no comprende”. Podemos escucharla aquí en la voz de la mezzosoprano británica Sarah Connolly, acompañada al piano por Eugene Asti:
video de melodiaavis
video de melodiaavis
Y termino este breve recuerdo al compositor Ivor Gurney con la que es probablemente su creación más conocida. Se trata de “Sleep”, la segunda de las “Cinco canciones Isabelinas” (las “Elizas”, como él las llamaba), compuesta sobre los versos del dramaturgo inglés John Fletcher (1579-1625). Es un claro ejemplo de la desbordante sensibilidad que siempre mostró Gurney en sus poemas y canciones, y en ella apreciamos cómo el pálpito romántico se va apoderando poco a poco de la pieza, envolviéndonos en el anhelo de ese grito casi desesperado por vivir en el mundo ideal de los sueños, fuera de una realidad que acabó siendo demasiado cruel con alguien como él, que sólo buscaba disfrutar y hacer disfrutar con la belleza. Podemos escucharla en la voz, de nuevo, del tenor Ian Bostridge acompañado al piano por Julius Drake:
video de greatartsongs
video de greatartsongs
Come, sleep, and with thy sweet deceiving
Lock me in delight awhile;
Let some pleasing dreams beguile
All my fancies, that from thence
I may feel an influence,
All my powers of care bereaving.
Tho’ but a shadow, but a sliding,
Let me know some little joy.
We, that suffer long annoy,
Are contented with a thought
Thro’ an idle fancy wrought:
O let my joys have some abiding.
Ni había oido su nombre ni ninguna de estas canciones, buena una y mejor la otra, que la de los jardines déjala correr. Muchas gracias por una página tan ilustrativa, tan buena y bonita como barata :-), incluida la Fantasia de VW, que poder escuchar sólo esos cuatro primeros minutos, con la orquesta repartida en la nave de la catedral, justificaría el viaje, verdad?
ResponderEliminarMe alegra que te hayan gustado. A mí me causa especial satisfacción poder dar a conocer de vez en cuando autores o intérpretes poco conocidos y que creo que se merecen tener mayor repercusión.
EliminarEscuchar la Fantasía de VW en la catedral justifica sobradamente el viaje, aunque sea en CD, y si encima la dirige en directo Sir Andrew Davis, más.
Fantásticas versiones, Atticus. No las conocía y tendré que ponerme al día. Y ya que estoy, y siempre y cuando no te importe, te voy a dejar mi link a mi blog (en proceso de maduración) en el que transcribo mis críticas y entrevistas varias: www.vicinoaltono.wordpress.com
ResponderEliminarAl lado del tuyo es de principiante, pero espero que sea de tu agrado.
No sólo no me importa, sino que voy a enlazarlo. Me parece un blog estupendo.
EliminarEl nivel de las entrevistas y críticas es de profesional, pese a tu modestia.
Espero que disfrutes y nos hagas disfrutar por mucho tiempo con ese blog.
Un abrazo