Anoche, finalmente, tras no pocos
contratiempos e incertidumbres, se puso en marcha la temporada operística
2013/2014 en el Palau de les Arts con el estreno de “La Traviata”, de Giuseppe
Verdi.
Una Traviata
algo peculiar, desde luego, porque resulta que Alfredo, en la primera escena del acto II, dice que se va a París a
salvar su honor y, cual adúltero marido que alegase bajar a por tabaco, ya no
volvió. Menos mal que el welsungo Siegmund,
harto ya de tantos rollos incestuosos con Sieglinde
y de andar huyendo del vengativo cornudo Hunding
y de la ira de los dioses Fricka y Wotan, se largó de los bosques germanos
y acabó recalando en casa de Violetta,
haciéndose pasar por Alfredo y
ligándosela… No hay nada como ser un inútil gestionando un teatro de ópera para
acabar celebrando el bicentenario de Verdi
y Wagner a lo grande, fusionando Traviata y Valquiria para regocijo de los espectadores.
Lo ocurrido anoche en Les Arts no puede más
que calificarse de bochornosa vergüenza. Posiblemente ahora haya quien salga alabando
la capacidad de improvisación y el buen resultado final, pero ayer, más que
nunca, quedó al desnudo la chapucera gestión del teatro valenciano.
Instantes antes de comenzar la función se
anunció por megafonía que el tenor Ivan
Magrì, pese a padecer una inflamación aguda de las cervicales, de última
hora, iba a actuar. Mintieron. De última hora, nada. Hace ya semanas que se
conocía el problema físico de Magrì
habiéndose especulado que podría cancelar su participación en Traviata. Así lo manifesté yo ya hace
días en este blog, donde también adelanté que el tenor no tenía cover y podría haber problemas.
Esto además puede traer cola. De fondo
tiene que haber mucho más tomate. En el despacho de Helga Schmidt hubo una crispada reunión, durante el parón, de
aquélla con el maestro Mehta y el agente
de Magrì, en la que los gritos que
se oían hubiesen hecho apocarse al mismísimo Tarzán. Veremos que trasciende de todo eso.
Insisto. La solución final fue aceptable y
el resultado mejoró el original, pero no se puede funcionar a golpe de
improvisación.
Por lo demás, se vieron por allí las caras
conocidas del faranduleo pueblerino y la corrupción local que suelen acudir a
los estrenos. También estaba el habitual Rappel
que, aunque estuviese de fiesta en su día libre, bien podría haber avisado a Helga antes de empezar de lo que iba a
ocurrir, que seguro que lo habría visto en su bola de cristal aunque llevase
las gafas del revés. Nos obsequió con su presencia el President Fabra, que mostró durante la
representación menos entusiasmo que un berberecho en una lata, acompañado por
una corte de los milagros en la que se hacían ver la Consellera de Cultura, el
Conseller de Sanidad y el Conseller cazador Castellano. Cuando pasaban en comitiva por el foyer durante el intermedio, alguien les gritó: “panda, que sois una panda”.
La producción elegida para abrir la
temporada ha sido la que la De
Nederlandse Opera de Ámsterdam crease, basada en el montaje que concibió Willy Decker para el Festival de
Salzburgo de 2005. La famosa “Traviata
del reloj” que firma en esta adaptación la directora de escena Meisje Barbara Hummel.
He de decir que me encantó. Ya la conocía
del célebre Dvd con Netrebko y Villazón, pero ayer descubrí otros
muchos detalles que me hacen valorar muy positivamente esta propuesta. Carece
de cualquier envoltorio escenográfico que distraiga y toda la obra está
dominada por un juego de luces muy inteligente y un escenario vacío en tonos
claros, donde tan sólo nos encontramos con un sofá rojo y un omnipresente y
enorme reloj que simboliza el inexorable paso del tiempo. Un tiempo que para Violetta se agota porque la muerte la
espera, simbolizada en este caso por la figura del Dr. Grenvil (Luigi Roni)
quien también tendrá un gran protagonismo en escena a lo largo de la obra,
recordando a la joven con su presencia el inevitable final.
Violetta es la única que
viste con color rojo, todo el resto del elenco va de negro y con trajes
masculinos, salvo la criada que también es la única que viste de época. La obra
se centra en Violetta y en su
lucha dentro de una sociedad hipócrita y machista. Y así, escénicamente, se
acentúa este objetivo.
Se podrá decir que todo este simbolismo es
facilón y simplista, pero la construcción teatral y escénica alrededor del
mismo me parece muy interesante. Hay momentos inolvidables, de gran fuerza
dramática, como el tránsito del segundo al tercer acto, mientras suena el
bellísimo preludio; el despojo de los ropajes y sábanas floridas que cubren la
escena cuando en el segundo acto llega Germont
a romper la felicidad de la pareja; o las miradas angustiosas de Violetta a Grenvil (la muerte), tanto en el primer acto, cuando Alfredo pide volver a verla al día
siguiente y ella mira al doctor antes de responder “ebben, domani”, como en el tercero, cuando vuelve a cruzar la
mirada, implorándole más tiempo, al regresar Alfredo y parecer que una feliz vida en común es posible. Y hay otros
muchos instantes más que creo que dotan de gran fuerza a esta puesta en escena,
aunque en ocasiones se contradiga el libreto, como la presencia de Alfredo junto a Violetta al final del primer acto o de ésta al lado de aquél al
inicio del segundo. Hasta la, para mí, siempre antipática escena de “los toreros de Madrid”, resulta aquí
más interesante al plantearse casi como una pesadilla de Alfredo.
El gran valor de la producción es este
impacto dramático y la concentración en la psicología y pasiones interiores de
los personajes. El problema es que la propuesta requiere grandes actores,
además de cantantes, y de eso no estuvimos muy sobrados, primero con un Magrì que apenas podía moverse y luego
rompiéndose definitivamente la magia escénica con ese Alfredo mudo, impecablemente interpretado por Krumm, pero que al ser doblado por Schukoff desde un rincón, la mirada inconscientemente se dirigía a
éste.
Quisiera también destacar, por último, lo
mucho que favorece la acústica el diseño del escenario, que hace que, incluso
cuando cantan de espaldas los intérpretes, la voz corra perfectamente.
En lo musical, y pese a las incidencias,
interrupciones y reuniones en el despacho de Helga, el maestro Zubin
Mehta llevó a cabo una labor de batuta magistral. Atentísimo toda la noche
a los cantantes, respirando con ellos, cuidándoles, acabó dirigiendo a tres
bandas: orquesta, cantantes y atril. Comenzó con un tempo vivo, muy verdiano, alejado de algunas lecturas repipis muy
comunes en esta obra. Ello no quita a que hubiera pasajes donde se ralentizó el
tempo, pero con una profundidad tal
que se logró hacer crecer la tensión y la emoción de manera soberbia, como en
el maravilloso Preludio del tercer acto, con una cuerda en pianísimo
antológica, o en el dúo de Violetta y
Germont o en el aria de éste (ahí
quizás en exceso). En el “addio del
passato”, y todo el tramo final
de la ópera en general, la magia de Mehta
y la calidad de la Orquesta de la
Comunitat Valenciana brillaron definitivamente, haciendo surgir emociones
hasta dentro de ese espectáculo charlotesco que se había vivido con la
sustitución tenoril.
Toda la sección de cuerda debe ser
destacada por su labor anoche, con un concertino espectacular al comienzo de “teneste la promessa”, y también creo
que merece hacerse una referencia a las flautas, al clarinete de Tamás Massànyi o al oboe de Cristopher Bouwman en el “Alfredo,
Alfredo”.
No por repetidos deben ser menos
apasionados los elogios al lujazo de Cor
de la Generalitat que, pese a recortes, EREs y zarandeos varios, podemos
seguir disfrutando y que continúa exhibiendo una calidad estratosférica. En la
representación de ayer su trabajo merece ser más valorado aún si cabe, teniendo
en cuenta que el día anterior cantaron en el Palau de la Música, también de
forma excepcional, una obra tan exigente como “La condenación de Fausto”, de Héctor
Berlioz. Bravo de nuevo, chicas y chicos del coro. Sois un ejemplo.
Tras confirmarse la cancelación de la participación
de la soprano Sonya Yoncheva en las
funciones del mes de octubre (de momento), se ha optado porque sea la siciliana
Jessica Nuccio, quien la sustituya
en el papel protagonista. Nuccio,
que es la pareja del barítono Piazzola,
que encarna a Germont, fue buscada en
un principio para suplir a la búlgara en la representación del 2 de noviembre,
fecha en que Yoncheva tenía un
compromiso en Berlín en una gala benéfica contra el SIDA.
Curiosamente, en la web de ésta se anuncia
que, efectivamente, el día 2 de noviembre cantará en Berlín, y que lo hará en
Valencia el resto de funciones de octubre y noviembre. Ya veremos cómo se
soluciona finalmente este galimatías.
Yo pensaba que este lío de sustituciones de
sopranos iba a concentrar la atención de esta crónica, pero el esperpento de las
vértebras de Magrì y de Siegmund cantando Alfredo, ha superado cualquier previsión.
Hablo de voces como las de Carmen Romeu, Dolores Lahuerta, Silvia Vázquez o Maite Alberola. Insisto en que no me parece mal que se les den esas oportunidades a jóvenes voces en un teatro como el Palau de les Arts, teniendo un director musical como Mehta y una orquesta y coro de primera línea. Me parecería perfecto incluso que se programasen habitualmente funciones populares más baratas con cantantes principiantes, pero eso debería aprovecharse, básicamente, para lanzar también las carreras de nuestros jóvenes y buenos intérpretes.
Estas consideraciones hubiera sido fácil
hacerlas si ayer la Nuccio hubiera
resultado un desastre, pero las hago comenzando por afirmar que la soprano
siciliana llevó a cabo un trabajo muy meritorio y que se ganó a pulso el éxito
que finalmente obtuvo.
Y eso que comenzó bastante mal. Afrontó las
primeras notas con voz temblona, posiblemente por los nervios del estreno, y con
algunas desafinaciones demasiado evidentes y notas caladas. Tiene la Nuccio un timbre metálico, algo ingrato
en ocasiones, mostrándose tremendamente frágil en la zona grave, pero con un
poderoso registro agudo, si bien con abuso del portamento. Defendió el “sempre
libera” con solvencia, aunque la coloratura quedase algo corta y esos portamenti comentados desluciesen un tanto
su intervención. Su “dite alla giovine”,
por el contrario, estuvo matizadísimo y cargado de intención y sensibilidad. En
la parte menos positiva destacaría un “amami
Alfredo” cortito de emoción y fuerza dramática, y el “Alfredo, Alfredo, di questo core” demasiado frío e insulso.
De cualquier forma, el resultado final fue
muy positivo, gracias sobre todo a un tercer acto que, frente a lo que muchos
pensábamos a priori, resolvió
extraordinariamente bien. Su “addio del
passato” fue sumamente emocionante, jugando con las medias voces y los filados con muchísimo gusto y, sobre
todo, exhibiendo un magnífico fiato,
impecable legato y un fraseo
expresivo y cargado de sentimiento.
De Ivan
Magrì poco debo decir, dado que era obvio que no se encontraba en
condiciones para salir a escena. Las descoordinaciones con el foso fueron
numerosas y pienso que no es el papel más adecuado para él, pero deberá
juzgársele cuando cante en condiciones.
Nikolai
Schukoff
sí merece una elogiosa reseña. Ciertamente era Siegmund cantando Alfredo,
pero qué bien cantado… Parecía increíble que este hombre subiese del patio de
butacas y, a pelo, se zampase tres cuartos de Traviata con semejante autoridad vocal, con unas inflexiones y
matices fantásticos, inundando de expresividad su canto, de tal forma que no
hacía falta ver la actuación de su doble escénico, y, lo que es más
sorprendente, con tal grado de coordinación con el foso y con sus compañeros. Parecía
que llevase ensayando un mes. Su intervención en el complicado concertante del
segundo acto fue magistral y de poner los pelos de punta todo el pasaje del “Ogni suo aver tal femmina”. Incluso se
permitió unirse a la actuación escénica en la transición entre los actos
segundo y tercero, mientras sonaba el Preludio. Bravísimo Nikolai. Esperamos ahora su Siegmund
con más ganas si cabe.
El barítono veronés Simone Piazzola, pese a su juventud, compuso un buen Germont, bastante creíble, en el que yo
destacaría su fraseo verdiano, intencionado y muy ligado, aunque pienso que se
equivocó al cargar todo el final de su aria “Di
Provenza” de efectismos cara a la galería buscando el aplauso fácil. No lo
necesitaba.
El resto del jovencísimo (a excepción del Dr. Grenvil de Luigi Roni) reparto, formado básicamente por alumnos y ex alumnos
del Centre de Perfeccionament Plácido
Domingo, funcionó a bastante buen nivel, destacando como siempre la voz del
tenor Mario Cerdá, esta vez en el
papel de Gastone.
El público, que casi llenaba el teatro, con
una numerosísima presencia de espectadores foráneos, prorrumpió en estruendosas
ovaciones nada más finalizar la obra, esperándose en esta ocasión, por fin, a
que finalizase la música en el tercer acto, no así en el primero. Nuccio, Piazzola y los siameses Schukoff-Krumm fueron especialmente braveados.
También Mehta, coro y orquesta. Y la
directora escénica fue igualmente bastante aplaudida sin que se apreciasen muestras de rechazo. Yo, al menos, le grité un sentido bravo.
Bueno, pues hasta aquí la extensa crónica
del accidentado inicio de temporada. Si las cosas ya se avecinaban complicadas,
esto no parece que ayude mucho a levantar nuestro optimismo. Aunque, para ser
sincero, debo reconocer que, en esta ocasión, la imprevisión e inutilidad
manifiesta para la gestión de los responsables de nuestro teatro, hicieron
transformarse la noche, que podría haber pasado sin mucha pena ni gloria, en un
cúmulo de emociones.
Ahora sólo falta saber si Sieglinde le leerá la cartilla a Siegmund cuando vuelva a casa… ¡habrase
visto!… dejar a una welsunga por una tísica…
Una puntualización: ayer había un "cover" para la ocasión: Javier Palacios. Pero cuando se produjo el incidente, Metha no dio su consentimiento a que actuase este tenor y prefirió lo de la sustitución de Schukoff.
ResponderEliminarPeor me lo pones si se había previsto una solución y no se aplicó. Eso ya es de los Hermanos Marx.
EliminarHabría que ver esa reunión en el despacho de Helga por un agujerito... Sólo faltaría Harpo que estaría tocando el arpa.
No es verdad, que Ivan Magri tenia un cover. Javier Palacios fue buscado el mismo día de estreno, unas horas antes de la producción. Y al final no llegó a cantar. En los ensayos en vez de cover de Ivan Magri actuaba Cristian David Krumm.
EliminarEnhorabuena por la crónica, Atticus, cuantos más contratiempos surgen, más agudas son tus puntualizaciones con las que es difícil discrepar. sólo una nota, ¿a quién se le ocurrió sumergir a Sigmund-Alfredo en el rincón del escenario que peor favorecía a su sobrada voz? Comparto absolutamente la reflexión sobre los cantantes locales sobradamente preparados, en lo que incide el comentario de Sergi. Es difícil suponer qué pasó pero tampoco parece razonable. Suscribo todo el post y también reconozco que fue un esperado pero también intensísimo comienzo de temporada. Espero que Magrì evolucione favorablemente, claro que sí.
ResponderEliminarPues el rincón del escenario parece que es el único emplazamiento donde Siegmund Schukoff no molestaría el movimiento escénico y podía seguir a los compañeros en escena y las indicaciones del director.
EliminarUn saludo
Schukoff ya sustituyó a Magri en el ensayo general.
ResponderEliminarMenudo estreno. Espero que para la del 29 Sieglinde no le haya dejado como un mapa la cara a Siegmung por ponerle los cuernos con la fresca de la francesa. Según las publicaciones de la prensa, Mehta no quiso a Javier Palacios porque no había trabajado el papel con él.
ResponderEliminarUn saludo
Ahora empieza lo mejor, saber quién va a cantar los próximos días. Como entren en el ajo las casas de apuestas, se forran
EliminarMe encanta la cantidad de elucubraciones de muchos. Lo que pasó anoche en Las Artes, pasa en los mejores teatros del mundo y no pasa nada. En Salzburgo mismo lo he "padecido" yo. Piotr Beczala se puso indispuesto y llamaron a Kauffman que ensayaba Ariadne y punto. Una noche inolvidable. Aquí todos de repente son intendentes, representantes, directores de casting, etc. y no tienen ni zorra de casting, contrataciones, etc.
ResponderEliminarMagrí sí estuvo indispuesto muchísimo antes, incluso ya llegó tocado de las cervicales. Pero si él y su señor agente insistieron que sí podía cantar, no es culpa de nadie más que de él mismo. Un cantante que no puede cantar, lo cancela y punto pelota. No sería ni la primera ni la última vez. La Yoncheva mismo ha cancelado. O sea a César lo que pertenece a César. Y la solución de Las Artes, por muy improvisado que haya podido parecer a los presentes, no es así. El tenor austríaco ya había cantado en el general e incluso había ensayado musicalmente con el Mº Mehta. O sea que de chapuza, nada. Duela a quien duela. Y la discusión entre Mehta y Frau Schmidt no tenía como objeto el sr. Javier Palacios. No fuméis ni repitáis tonterías que os cuenta supuestos regidores improvisados mal informados. Eso sí es una chapuza. Buenas noches.
Le agradezco ante todo su comentario y que se interese por nuestra salud recordándonos los perjuicios del tabaco. Me sumo a su petición de que hay que fumar menos y decir menos tonterías.
EliminarPor lo que a mí respecta, efectivamente, no tengo ni idea de casi nada, y especialmente de casting, contrataciones, etc., pero, como espectador que pago por un espectáculo que tiene que tener una calidad acorde a su precio y por recibir unos servicios adecuados, exijo que quienes rigen los recintos operísticos, sí tengan esos conocimientos y los apliquen. Y sobre todo que tengan informado al público. Gran diferencia esta con lo que ocurre en otras partes.
Aquí se sabía hace semanas que Magrì tenía serios problemas. La propia Frau Schmidt lo reconocía estos días atrás diciendo que estaba mal. Ante eso, y ante un cantante que, dijese que estaba como una rosa o no, chillaba de dolor en algún ensayo, hay que tener soluciones preparadas.
En Les Arts se dijo por megafonía oficialmente que Schukoff que estaba allí viendo la representación y se sabía el papel, se había ofrecido amablemente a cantar (eso, dicho así, suena a improvisación)
Y, si eso no es chapuza, a lo mejor sí lo sea que a un cantante valenciano se le llame para estar preparado por si tiene que salir a cantar y cuando se produce la ocasión se le diga que se vaya a su casa.
Por cierto, aquí nadie ha dicho que en la reunión se hablase de Palacios (Javier), ni siquiera que el otro asistente se llamaba también Palacios (Ernesto).
Buenas noches y gracias por informarnos.
Completamente de acuerdo con el comentario de "Anónimo". Y es que a la gente le gusta ver siempre cosas rarar. En el Liceu en un "Cosí fan tutte" la mezzo se indispuso al final y la mujer del director musical de entonces: Bertrand de Billy salvó la representación saliendo vestida de calle y con la partitura en la mano. Eso pasa en las mejores familias; son los problemas del directo; pero aquí tenemos que hacerlo todo truculento y, si es posible, meternos con la Helga.
ResponderEliminarLo que quise decir con lo del "cover" de Javier Palacios, es que se le había llamado por si acaso. Puede que no fuese exactamente un "cover", pero que sí tenían previsto que esto pudiese pasar.
Insisto. Claro que pasa en muchos teatros, lo que aquí se critica no es que se produjese esa situación, sino que no se tuviera una mejor solución prevista cuando se sabía hace semanas que esto podía pasar.
EliminarSi tenían previsto a Palacios por si había de salir a cantar y, producido el desvanecimiento de Magrì, no canta, fue una previsión inútil y que me imagino que además a Javier Palacios le haría una gracia enorme.
No es mi intención hacer las cosas truculentas ni ver fantasmas, los cuales normalmente surgen del secretismo y opacidad en la relación de Les Arts con su público.
Crónica divertidisima, marca de la casa, e improvisaciones marca de la casa, la otra casa me refiero. Por suerte no me dejé tentar por el bombón Yoncheva, e hice bien, al final siempre me tienta más la ópera que los cantantes, ya que por el momento estos fallan y las óperas no, aunque todo puede llegar.
ResponderEliminarUna Traviata no me tienta, un Rosenkavalier, si.
Gracias por ponernos al dia.
Pues el Rosenkavalier que te vaya dejando de tentar porque si van a cerrar el teatro de junio a septiembre, me temo que el año que viene no habrá Festival del Mediterrani.
EliminarY además a Mehta no sé si le van a quedar muchas ganas de volver por aquí...
Un abrazo, amic
:-(
EliminarLo siento pero no puedo añadir un "me gusta". No me gusta, no me gusta nada. Así no se pueden hacer las cosas, una cosa es que no haya dinero y otra es la chapuza (Inter)nacional que se viene montando en Les Arts desde hace ya tiempo (exactamente desde su creación y eso que entonces sí que había pasta). Que no haya cover de Alfredo en un teatro como Les Arts es inadmisible. Todo a salto de mata, todo improvisado, con prisas, siempre en el último minuto. Esta vez la goma se ha estirado tanto que se ha roto y se han (nos hemos) quedado con el culo al aire. Siempre somos el último teatro en presentar la programación, se venden los abonos sin los repartos configurados. Después los van cambiando en la web sin dar ninguna explicación ni ninguna disculpa. Hubo un año que llegaron a figurar 3 Calafs distintos en la web, luego los quitaron todos (ignoto) y al final cantó otro distinto. Recibimos cancelaciones a meses vista ¿¿??. Chapuzas, con y sin dinero.
ResponderEliminar"Les Arts style" o "porque yo lo valgo" segunda parte.
Tutti Gabbati (Falstaff dixit)
Pd: Muchísimas gracias Sr. Schukoff, si no es por Vd no estrenamos la temporada y Violetta se queda viva (se lo pagaremos a precio de oro, por supuesto, Les Arts es así)
Coincido contigo totalmente, por lo que supongo que debes ser del equipo de los que no tenemos ni zorra idea pero pagamos puntualmente la peluquería Les Arts para que nos tomen el cabello.
EliminarUn abrazo
Tuttigabbati
Caso que sucedió en el Cervantes malagueño (por aquello de si es raro o no, chapuzas o no). Representaciones de "Macbeth" con Carlos Álvarez que (por la puesta en escena) coge frío y un gripazo fortísimo. De las tres funciones, cantó una, avisó por la noche y a la tarde siguiente tuvimos un sustituto, llegando a la carrera a Málaga y como sólo podía cantar esa noche, un tercer barítono protagonizó la última función. No sé si esto aclara o no (entre función y función, había un día). Abogo por jóvenes promesas, que se les dé oportunidades, será una doble ayuda.
ResponderEliminarSaludos.
Leonor.
Eso es un imprevisto solucionado adecuadamente.
EliminarCoincido en lo de las jóvenes promesas.
Un saludo, Leonor.
Ahora sólo falta que para compensar Magri cante Siegmund.
ResponderEliminarJajajaja!!! (Es para llorar pero es más sano reírse)
EliminarO que Sieglinde venga a Paris a buscar a Siegmund y sustituya a la Violeta.
EliminarY acaben las hijas de Wotan acudiendo a la fiesta de Flora mientras los toreros de Madrid cantan la cabalgata de las Valquirias
¿ Qué habéis desayunado ? porque parece bueno...
Eliminar¡Cómo está el patio! En cuanto a lo de las jóvenes promesas, de acuerdo pero con muuuuchas matizaciones, tenemos el Teatre Martin i Soler infrautilizado y es el lugar idóneo para la experimentación, en la Sala Principal debería ser más serio.
ResponderEliminarY ahora, puestos a ser malos y a especular por especular, sin tener NPI del asunto, me imagino a un representante intentando meter a su cantante de cover y a Mehta diciendo que él no lo dirige, podría ser, o no.
Parece que el Mº Mehta fue quien rechazó que interviniese Javier Palacios, al no haber trabajado previamente con él, pero la discusión en el despacho de Helga era sobre Magri
EliminarGracias por seguir denunciando desde este blog las tropelías del Palau y alabando aquello que es bueno.
Maac: Yo también preferiría que la sala principal se utilizase para óperas con repartos de lujo, pero visto que la cosa no está para eso y que cada vez más nos vienen con "estrellas emergentes", lo que digo es que puestos a dar oportunidades a gente joven debería empezarse por voces valencianas de calidad que están triunfando en otros teatros y que aquí apenas han tenido ocasión de darse a conocer.
EliminarLo de hacer alguna función con precios más bajos y cantantes más jóvenes, sigo pensando que es una buena idea.
La Martin i Soler según lo que se quiera cantar es apropiada o no. para Rossini o Mozart, idónea.
Sara L.: Gracias por tu comentario. Ese es el propósito del blog, denunciar aquello que considero que se hace mal y alabar lo que se haga bien, aunque todo es opinable y, por supuesto, yo pueda equivocarme más que nadie en mis juicios de valor.
Si hubiese más información del teatro hacia su público, seguro que todo sería mucho más normal.
Impecable, lúcida e interesantísima crónica.
ResponderEliminarTambién los comentarios.
Gracias Atticus.
Nibelungo.
Gracias a ti siempre.
EliminarLástima que no pudieses quedarte a una cena que, como podrás imaginar, fue de lo más jugosa tras semejante prólogo cómico.
Un abrazo
No pude ir al estreno y después de leer tu crónica no se si alegrarme o tirarme de los pelos. Escuchar a schukoff cantando Alfredo lo hubiera considero un inesperado lujo, pero una chapuza es una chapuza. Apoyo tu propuesta de funciones a precios económicos con cantantes jóvenes.
ResponderEliminarYo iré el 24 de octubre y el 13 de noviembre y tal como esta el percal me pregunto quien cantará.
Lo que no le podemos negar a Helga y sus boys es que nos tienen la mar de entretenidos.
EliminarAhora toca esperar a que gire la ruleta y a ver a quien le toca cantar. Escuchada la Nuccio el sábado, sea ella o Yoncheva, la cosa estará bien. En el apartado masculino la cosa estará más cruda. Pero por menos de nada nos traen una estrella sorpresa. A Magri le vi muy justito.
El 13 estaremos por alli.
Me parece increíble que haya gente que ande todavía diciendo que lo que pasó es normal, que ocurre en todos los teatros y que se solucionó adecuadamente.
ResponderEliminarFue como dices vergonzoso. Especialmente lo de Javier Palacios. Una humillación y un desprecio a un profesional y a la vez a todo el público al que toman por imbécil, bien es verdad que a veces con motivo.
Gracias por tus crónicas.
Pues ya somos dos que pensamos lo mismo.
EliminarGracias por dejar tu comentario
Tres!!
ResponderEliminar¡¡ Cuatro!! ¡¡ Gracias Atticus por la crónica como siempre muy interesante y exhaustiva. Asistiremos el 10 de noviembre.¿Quien cantará...?
ResponderEliminarEn esta casa eso es una lotería, pero teóricamente está previsto que canten el día 10 los dos enfermos: Yoncheva y Magri.
EliminarUn saludo
¡¡ Cinco !!
ResponderEliminarseis, siete, etc.... de acuerdo con Josep Martí. Es verdad, nos sentimos tratados como IMBÉCILES y por algún tiempo no volveremos al Palau. Es traumático ver la "disección" de un personaje en escena.
ResponderEliminarValencia se merece algo mucho mejor. Parece que existen artistas valencianos que pueden elevar el nivel de su ópera pero probablemente nosotros no les permitimos hacerlo, al preferir cualquier espectáculo improvisado por el oportunismo comercial.
Un saludo!
Totalmente de acuerdo. Si fuésemos menos borreguitos posiblemente acabasen modificando sus comportamientos. De hecho, esta vez, tras la que se ha organizado (en blogs y prensa, no en el público), han sacado rápidamente notas informativas y avisos de las sustituciones previstas para las próximas funciones.
EliminarUn saludo