Tras la emocionante e intensa experiencia vivida la semana pasada con “I Capuleti” en Covent Garden, y ante los comentarios de algunos asistentes a anteriores funciones del “Così fan Tutte” presentado ahora en el Palau de Les Arts, mis expectativas ante la función del sábado eran francamente mínimas. Pero al final, como suele ocurrir en las ocasiones en que poco esperas de un espectáculo, salí con buen sabor de boca, pese a los muchos reparos que se le pueden poner a lo visto y oído.
La producción presentada del Festival de Glyndebourne, con dirección escénica de Nicholas Hytner adaptada para la ocasión por Bruno Ravella, es clásica y destaca por su luminosidad mediterránea y sus amplios espacios, con unos decorados y vestuario de Vicki Mortimer acordes a esa concepción, lográndose un conjunto al que se le puede achacar su falta de originalidad, pero que resulta sumamente eficaz como soporte de la trama.
Personalmente, desde luego, prefiero la poca originalidad eficaz que el onanismo mental disfrazado de presunta creatividad que invade tantos escenarios, dificultando los movimientos de los artistas, el seguimiento de la trama o la coherencia de la obra, sin aportar nada más que la autocomplacencia arrogante del regista de turno. Pero, en fin, esto es otro tema.
Eso sí, me rechinó profundamente ese absurdo final escénico con Jaima, vajilla bereber y lámpara colgante de cristales, sobre todo cuando se les enganchó uno de los extremos de la tela sin que pudieran izarla del todo produciéndose una situación ridículamente patética al tener los cantantes que finalizar cantando medio encorvados para no acabar tapados por la Jaima, como sí le ocurrió al coro.
La dirección musical del checo Tomáš Netopil siguió, lamentablemente, las pautas que ya marcó en “Le Nozze di Figaro” del pasado año. Sosería a raudales. Y mira que es difícil hacer soso a Mozart, pues Netopil es un artista en conseguirlo. Es incapaz de dotar a la música de la chispa que necesita una obra como ésta, e intentó compensar esa falta de mordiente con un exceso de volumen, en algún pasaje, de forma gratuita.
La Orquestra de la Comunitat Valenciana estuvo como siempre impecable en su ejecución, con oboes y trompas excelentes, y, pese a la monotonía de la lectura impuesta por el Maestro, no llegó a dormirse ninguno, lo que tiene su mérito.
El Coro de la Generalitat Valenciana, aunque sin el protagonismo de otras obras, volvió a mostrarse compacto y poderoso, aguantando con dignidad su canto del “Benedetti i doppi coniugi” tapado bajo ridícula Jaima.
En el terreno solista, la mayor curiosidad estribaba en calibrar el rendimiento que pudiese ofrecer Alexandra Deshorties como Fiordiligi, sustituyendo a Bárbara Frittoli por cortesía de Helga Schmidt. La canadiense mostró un nivel claramente superior a otras sustitutas de la casa (sí, esa), pero no consiguió hacer olvidar a la Frittoli, ni mucho menos. No me resultó agradable el timbre de Deshorties que acusaba además una clara descompensación entre registros, con una clara tendencia al chillido. Su “Come Scoglio” no hubiese pasado los octavos de final de la liguilla de Maac, pero lo solventó con más dignidad de lo que yo imaginaba, a pesar de que dejó constancia que las agilidades no son su fuerte. Mostró buen volumen y control del fiato y, pese a todas las carencias señaladas, superó mis expectativas, para tratarse de uno de los regalitos fuera de abono de Helga.
La Dorabella de Nino Surguladze, sin embargo, me decepcionó mucho. No se puede decir que cantase mal, pese a que su voz tendía a abrirse con un feo vibrato y presentaba apuros en la zona baja, pero no aportó la frescura interpretativa y vocal que requiere el personaje. Por el contrario, me gustó su tratamiento de los recitativos.
También me decepcionó el veterano Natale De Carolis, esposo de la Frittoli, como Don Alfonso. No supo dotar de la presencia vocal y escénica que requiere el rol de quien es el auténtico conductor de la trama.
Joan Martín-Royo fue un Guglielmo correcto, sin más, que pareció contagiarse de la sosería de Netopil y tuvo una actuación vocal aceptable, pero muy plana, y con excesivo engolamiento, aunque su interpretación actoral fue la más sentida y buffa de todos.
Bastante bien estuvo la jovencísima Eleonora Buratto como Despina, quien sí supo extraer la chispa de frescura y picardía del personaje, con temperamento y soltura, mostrando una voz limpia y muy mozartiana.
Mi gran sorpresa positiva de la noche fue el Ferrando que compuso Joel Prieto. Al hispano-puertorriqueño tuvimos ocasión de verle en “L’Arbore di Diana” y no destacó en absoluto. El sábado, sin embargo, fue lo mejor de la noche. Su bello timbre se adaptó perfectamente a la partitura mozartiana y lució altas cotas de musicalidad en una buena línea de canto con un fraseo muy bien ligado. Su “Un aura amorosa” fue de lo mejor de la noche, pese a hacer dueto con el espontáneo tosedor que tachonó rítmicamente de cof, cofs toda el aria.
Pese a la mediocridad vocal del conjunto y la falta de garra de Netopil, salí satisfecho de la casita de Helga... Y es que Mozart, siempre es Mozart.
Os recomiendo al respecto las excelentes crónicas de Alfredo y Titus.
Como postre os dejo dos videos de lujo.
En el primero escuchamos a Christa Ludwig, Gundula Janowitz y Walther Berry en el trío “Soave sia il vento”, dirigidos por Karl Böhm. La estética es viejuna pero la calidad musical tremenda:
video de madamemauve
Finalmente, en este otro video podemos disfrutar de “Doña Perfecta” Elisabeth Schwarzkopf en un “Per Pietà” de antología.
video de ClassicalRelated89
Una excelente crónica con unos excelentes vídeos para acabar de redondearla. Lamento decir que el tosedor que iba marcando el ritmo de "Un'aura amorosa" con sus "cofs" estaba sentado a mi lado. Ademas, enfrente estaba el ejecutante del concierto para papel de caramelo en "crjs-crjs" menor del segundo acto, y a dos butacas estaba la temible señora que tararea, aunque sus efectos sólo los sufrimos su marido y yo y se acabaron a mitad del primer acto, se ve que el segundo no se lo sabía. Entre eso y el calor sofocante de la sección central del cuarto piso, estoy empezando a envidiar a los que compran entradas laterales, aunque tengan menos visibilidad.
ResponderEliminarUn placer haber coincidido en el descanso y gracias a Assai por haberlo propiciado.
Bueno Atticus, no sé como habrá sido este Cosí, pero con los vídeos que pones, seguro que no hay comparación posible.
ResponderEliminarNo hace mucho escuche unos Contes d'Hoffmann y la Nino Surguladze hacía un sensacional Niklause, tanto que a punto estuve de hacerle un post. Quizás no tenía el día o simplemente, no tiene pajolera idea de cantar Mozart, que ya es desgracia.
Uy pues a Joel Prieto tengo ganas de escucharlo. Puso Mei unos vídeos de los ganadores del Operalia y fue el que más me llamó la atención. A ver si lo traen por el real un día de estos.
ResponderEliminarLo de la tela esa es bastante surrealista, me recuerda a "Una noche en la ópera", la secuencia final de la peli de los hermanos Marx, con el trovador y los decorados bajando y subiendo jajajajajajaja
Me alegro de que a pesar de todo disfrutaras, aunque la Frittoli te habría gustado. Pero Mozart es Mozart casi siempre.
Un beso :-)
Bueno, podeis consolaros con lo de la Frittoli porque la mujer no cantó esas funciones para cantar el Requiem de Verdi en ROH y no lo ha cantado tampoco por enfermedad. Ya se que es un consuelo pobre...pero menos da una piedra :P
ResponderEliminarY si, lo puedo asegurar, Titus. En los laterales no se escuchan mas conciertos que los que tenga a bien dar la orquesta :) Solo algun cof cof ocasional.
Muy buena la crónica, ya me gustaría a mi percibir tales y tantos detalles (los del cof cof, no evidentemente) yo disfruté de verdad a Frittoli y también a su marido, que quizás se crece en su compañia, en lo demás mas o menos ya veo que coincidimos, incluido el "Mercadillo" del final.
ResponderEliminarAhora, a esperar la próxima, ¿que os parece Matos para la princesa de hielo?
Saludos
Estupenda crítica Attitus, como siempre, este bolcs nunca decepciona. Y los comentarios de Tittus realmente graciosos. Yo también tuve que sufrir a una tatareadora a mi lado. A los que no habéis podido ver a la Frittolis en acción, os dire que tampoco es harina de otro costal. Cumple pero no emociona. Y su esposo estuvo igual de soso que lo que comentais, a pesar de actuar con ella. Un saludo a todos y gracias por vuestros comentarios, esto es un soplo de aire fresco.
ResponderEliminarJoaquim, Surguladze no debía tener un buen día porque los comentarios que me habían hecho de ella quienes la habían visto en otros papeles, eran muy positivos. Pero, en cualquier caso, seguro que da mucho mejor como Nicklausse que como Dorabella.
ResponderEliminarA Mr. Frittoli, Alfredo, igual le pone ver a la señora siendo seducida por terceros, porque el sábado desde luego más "desganao" no pudo estar, aunque igual es que le acobardaron los chillidos de Deshorties.
La patética Jaima desde luego era digna de los Marx Brothers, Papagena, si hubiera aparecido Harpo tocando la bocina entre el coro nadie se hubiera extrañado.
Hombre, Kenderina, que se fastidien los del ROH no me consuela... Quizás sí que la que enfermase unos días fuese Helga y fuera ella quien cancelase su gestión temporalmente. Tienes razón respecto a los laterales, hay menos banda sonora de fondo.
Titus, fue un lujazo coincidir contigo y Assai en el intermedio. Espero que algún día dediques un post a la tarareadora del gallinero. Aquello es un mundo entrañable... y lleno de tísicos. Uno de los tosedores intentó en un momento dado salir de la sala y uno de los Harry Potter vigilantes le obligó a permanecer dentro, acompañando a la percusión de la orquesta con sus rítmicas expectoraciones y disfrutando de ese calorcito tan rico del 4º piso, sólo comparable a un cocedero de marisco en agosto.
Respecto a Matos, Alfredo, yo era muy escéptico, pero las críticas que ha tenido como Principessa han sido magníficas. De cualquier modo, no es Guleghina.
"De cualquier modo, no es Guleghina"
ResponderEliminarAfortunadamente para ella !!! :P
Afortunadamente, sí, para Guleghina...
ResponderEliminarMe declaro formalmente Guleghiniano perdido. A pesar de sus chillidos.
Todos tenemos nuestras debilidades.
Hombre, la Guleghina es muy controvertida y no gusta a todos (a mí sí, vaya por delante), pero está muy por encima en el escalafón de la Matos. Pero MUY por encima. Una vez más, lo de Helga es una tomadura de pelo en toda regla.
ResponderEliminarA mi es que, como se puede imaginar, la Guleghina no me gusta nada ;) Y si, ciertamente esta por encima en el escalafon ...pero vamos, yo no la echaria de menos...de verdad que no, jajajaja. Ciertamente, todos tenemos nuestras debilidades !
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