Ayer pudimos asistir a distancia a un acontecimiento operístico de indudable interés, gracias a la retransmisión en directo en salas de cine, desde la Wiener Staatsoper, de la ópera de Donizetti “Anna Bolena”, cuyo mayor aliciente residía en el debut de la soprano rusa Anna Netrebko en este papel emblemático del bel canto, estando acompañada de un elenco no menos interesante en el que destacaban Elina Garanca como Giovanna Seymour y Francesco Meli en el rol de Lord Percy.
Para este debut se ha optado por una nueva producción que ha contado con la dirección escénica de Eric Génovèse y dirección musical de Evelino Pidò al frente de la Orquesta Filármonica de Viena y el Coro de la Wiener Staatsoper.
Para comenzar diré que, aunque no todo saliese lo redondo que siempre se espera, se pudo disfrutar de una noche de ópera estupenda. Bueno, lo de disfrutar es un decir, porque gracias a la pésima retransmisión que sufrimos, al menos en los cines Kinepolis de Valencia, durante casi un tercio del primer acto estuvimos acompañados por un chisporroteo sonoro que fue ganando en intensidad, hasta convertir a Netrebko en la niña del exorcista y a Meli en Darth Vader. Y, cuando el tema se medio solucionó, parece que debió ser a costa de cerrar uno de los canales de sonido, con lo que de ahí hasta el final de la obra, aunque la niña del exorcista se fuese a dormir, la calidad del audio no acabó de ser todo lo buena que hubiera sido deseable.
Comenzando por lo menos importante y más fallido de la noche, debo manifestar que la dirección escénica de Génovèse me pareció muy desafortunada. La falta de originalidad de la propuesta es apabullante. Es verdad que cuenta con un vestuario vistoso de Luisa Spinatelli, una iluminación sobria y efectiva, a ratos, de Bertrand Couderc y la puesta en escena rezuma un clasicismo a prueba de bomba. Pero todo esto se queda en puramente anecdótico ante la incapacidad del regista para aportar nada nuevo.
No estoy pidiendo tampoco majaderías al uso como sacar a Enrique VIII en calzoncillos paqueteros o mostrar a una Bolena yonki y adicta al bingo. Se podría compatibilizar una escenografía y ambientación clásicas, con una dirección de actores donde se consiga, o al menos se intente, dibujar unos personajes con una coherencia mínima y con unos movimientos escénicos trabajados y dramáticamente sólidos que constituyan un vehículo narrativo adecuado al discurso musical.
En el caso de Génovèse, el resultado obtenido no superaría el ensayo general de una función de Navidad de Pre-escolar. Es una auténtica lástima que la belleza visual que por momentos podría presentar la propuesta, pese a la escenografía oscura e impersonal de Jacques Gabel y Claire Sternberg, se quede simplemente en eso, en apariencia exterior, porque el interior es más hueco que el cráneo de Génovèse y el producto final resulta inánime.
La dirección de actores es nula. Los cantantes salen a escena y sólo su mejor o peor saber hacer les guía su comportamiento. Las apariciones del Coro se llevan la palma, pues irrumpen en el escenario y permanecen cantando estáticos, como si aquello fuera la Granja de los Click. Así que la sensación que se le queda a uno es la de haber asistido a una versión en concierto con disfraces. Es una auténtica pena que habiendo reunido un equipo de cantantes tan destacable y que se desenvuelven tan bien en el plano actoral, no se haya contado con una dirección escénica medianamente decente que pudiese haber engrandecido el espectáculo global. Tendremos que esperar a Septiembre para ver si David McVicar hace un trabajito mejor para la “Anna Bolena” que abrirá la próxima temporada del MET neoyorquino con la misma pareja protagonista de ayer.
En el apartado musical, afortunadamente, las cosas fueron bastante mejor. La dirección del italiano Evelino Pidò tampoco es que fuese para tirar cohetes, pero se mantuvo en un nivel muy aceptable. Por momentos hubo cierto apresuramiento en los tempi que se combinaba con pasajes demasiado lentos, posiblemente para favorecer a los cantantes. Pecó de un exceso de volúmenes, o esa es la impresión que me dio en el cine, y se observó algún despiste en las entradas de los metales. Por lo demás, no fue la suya una lectura que deje poso de genialidad, pero tampoco entorpeció el nivel vocal que hubo sobre el escenario, aunque también es verdad que contó para ello con la inestimable ayuda de un conjunto orquestal de primera magnitud como la Filarmónica de Viena, que es casi imposible que suene mal, por limitado que sea el batutero de turno.
El Coro femenino mostró mejor empaste que el masculino, donde se apreciaron demasiados desajustes, y la incompetencia de la dirección escénica tampoco favoreció precisamente su lucimiento.
Pero lo realmente importante de la noche fueron las voces solistas que se escucharon, con un trío protagonista que, al menos en lo que a mí concierne, lograron hacer brotar la emoción y que valiera la pena el viaje y los ruidos padecidos.
La mayor expectación se centraba en asistir al debut del rol principal por Anna Netrebko. Yo soy de los que mantiene que las mejores prestaciones de esta cantante se encuentran en otros repertorios y que el bel canto no es su territorio idóneo. La coloratura siempre suele ser uno de sus puntos débiles mostrando cierto atropellamiento. También su control de la respiración impide un resultado más redondo y ajustado en estilo, afeando la línea de canto, pero aún así el resultado final en un papel tan complicado, que hay que recordar que está debutando, a mí me pareció muy positivo, con todas las peculiaridades que se quieran, y desde luego mucho mejor de lo que esperaba.
Mostró un fiato aceptable y consiguió ligar algunos momentos bellísimos, con unos filados y pianísimos de ensueño. El sobreagudo con el que finalizó el precioso concertante con el que termina el primer acto fue realmente espectacular. La fuerza arrebatadora y el brío con que interpretó “Coppia Iniqua” y la dulzura y sensibilidad rebosante de matices con las que cinceló “Al dolce guidami” compensan cualquier defecto que se le quiera buscar. Su entrega escénica fue absoluta y la interpretación del personaje irreprochable, dentro de las cortapisas marcadas por Génovèse. En suma, opino que ha sido un fantástico debut.
Elina Garanca, quien estuvo recientemente en Barcelona interpretando este mismo papel de Giovanna Seymour, volvió a maravillar con su portentosa voz. Se mostró segurísima en las agilidades, al tiempo que enhebraba unos agudos espléndidos y unos graves solventes. Únicamente podría hacérsele el reparo, ya habitual, de la frialdad que parece desprender, a lo que contribuye posiblemente esa sensación de facilidad con la que canta, sin aparente esfuerzo, como si estuviera recitando la carta de pinchos del bar. Y luego encima acaba las funciones rodeada de cantantes sudados y despeinados mientras ella reluce como recién salida de maquillaje. Pero esa presunta frialdad poco importa cuando con su instrumento consigue transmitir tantísima belleza y logra tal grado de amplitud y perfección vocal y adecuación estilística. Sin ninguna duda, se ha convertido, hoy por hoy, en la Seymour de referencia.
Francesco Meli es un tenor por el que siento debilidad después de haberle escuchado en Les Arts como Edgardo en “Lucia di Lammermoor”. Llegó un poco justo al aria final y en la zona más aguda mostró cierta tirantez y la voz tendía a abrirse y tremolar en exceso, pero a cambio se marcó durante la noche algunos pianos de escándalo, lució un centro precioso, luminoso y brillante y, sobre todo, consiguió dibujar un fraseo ligado y con intención, bellísimo.
En cuanto al resto del reparto, Ildebrando D’Arcangelo fue el rey Enrico. El papel le viene algo grande al italiano, porque él, aunque se empeñe, no es un auténtico bajo, con lo que en la zona más grave tendía al eructo áfono. Elizabeth Kulmann como Smeton estuvo francamente bien, fraseando con intensidad y con gran entrega escénica (autodidacta, claro). Correcto estuvo Dan Paul Dumitrescu como Rochefort; y muy deficiente me resultó Peter Jelosists como Hervey, pasando tales apuros para cantar cada una de sus frases que juraría que al final defecose.
Al acabar la función, el público que llenaba por completo el teatro tributó una enorme ovación a la pareja femenina y eché en falta un más caluroso premio para Meli que fue menos aplaudido que D’Arcangelo o Kulmann.
Ahora solo queda esperar que los hados se conjuren y se hagan realidad aquellos rumores que circularon en su día sobre que Mortier llevaría a Madrid a Anna Netrebko para cantar “Anna Bolena”... Aunque vista la marcha que lleva el belga…
Me fue imposible ir al cine a ver esta Anna Bolena que tenia muchas ganas de ver. El reparto me parece estelar y por lo que cuentas, cubrió las espectativas. Por lo tanto tendré que esperar a ver si pillo un video o si algun amigo/a lo grabó (creo que se pasaba por alguna TV de pago).
ResponderEliminarGràcias por la detallada crónica.
Un abrazo
Atticus, me troncho.
ResponderEliminarEn lo único en que puedo opinar es en la SuperGaranca y con lo de la carta de pinchos la calcas.
Otra crónica inolvidable para una ópera que no me entusiasma. De todos modos, dado que la vi hace poco por Gruberova, a gusto la hubiera cambiado por Ana Netrebko. Es cierto lo de Elina Garanca. A mi me lleva a pensar que lo que suena es un disco y ella hace el gesto, tanta es su perfección.
ResponderEliminarGracias una vez más, Atticus.
Come es habitual una crónica precisa y preciosa.
ResponderEliminarSólo puedo hablar por la retransmisión radiofónica del sábado y la verdad es que me gustó mucho más de lo que esperaba, hablando de Netrebko.
Ya sabemos que carece de coloraturas y también que su legato es más bien escaso, pero es valiente, decidida y tiene el instinto dramático necesario para hacer creíble a la Bolena.
Empezo normalita, que en sus estándares ya es mucho más que otras. Termino, como comentas, con un impresionante agudo el "Giudizzio ad Anna" y se creció en el segundo acto, en el dúo con su amiga y sobretodo en su escena final, donde pasó algun apuro en el aria, resolviendo muy brillantemente la Coppia Iniqua, tan tremendas como la vendetta.
Garanca me gustó más al natural, pero la perfección ya tiene esas cosas.
Meli me defraudó un poco, aunque es un cantante que gana al natural, debido a que la emisión tiende a abrirse y eso por radio nunca suena bien.
De acuerdo, D'arcangelo no es bajo, pero ¿Cuantos bajos quisieran cantar como él?
Y a Pidó no le pido nada. ¿Que quieres con Donizetti?, es un poco una boutade, ya lo sé, pero con la Filarmónica de Viena no hace falta mucho más.
Un placer leerte.
Josep: Se retransmitió por Arte, así que circulan por ahí ya los videos y no me extrañaría que se grabe DVD de esta producción.
ResponderEliminarJosé Luis y Glòria: Aunque algunos critiquen a Doña Perfecta Garanca por su frialdad, a mí que me den muchas como ella que no protestaré.
Joaquim: Gracias por tu mini crónica precisa y acertada.
Netrebko, con todos los peros que se quieran poner, lo hizo genial y, como bien dices, hizo creible el personaje, que no es moco de pavo.
Yo también escuché la retransmisión radiofónica del estreno el día 2 y me gustaron más los cantantes en el cine el 5 (todos menos Jelosists que sonaba igual de mal). Meli me gustó mucho más el día 5, quizás sea por lo que comentas. Y en directo a mí me cautivó su voz y estilo en Lucia.
Es verdad que apenas hay bajos actualmente, y dentro de lo que hay Ildebrando no es de los peores, pero creo que se mete a cantar cosas que le van poco, cuando con Mozart y similares el chico puede lucir más.
Tienes razón también con Pidò. Con Donizetti y la Filarmónica de Viena con mover los palotes hay bastante.
Un placer su visita, sr. Joaquim. Me voy ahora mismo a leer tu blog que veo que has escrito de nuestra común amiga Westbroek.
Qué envidia tener un cine en Valencia donde ir a ver esta retransmisión. Qué lejos está Murcia de todo. Yo sólo he escuchado fragmentos, y por tanto, sólo conozco una parte de la Bolena de Netrebko (pronto acabaré la tarea cuando consiga el video), no puedo opinar como vosotros, pero sí decir que para mí esa falta de legato no es baladí, es fundamental en un repertorio como el bel canto. Que le falta flexibilidad (no sólo hablo de coloraturas, en el "Al dolce guidami" está muy incómoda) también es evidente. El agudo de final del Act 1 también me impresionó, pero podía haber rematado el "Coppia iniqua" igual. En fin, tendré que escucharla entera para acabar de convencerme.
ResponderEliminarEn lo de Garanca estoy de acuerdo completamente, tuve la suerte de disfrutar su Seymour en Barcelona.
La crónica, modélica, como siempre.
Como siempre me entero tarde y no veo esta Bolena en Arte. Casi mejor, Atticus, con tu cachonda crónica la revivo, me río y salgo la mar de satisfecha.
ResponderEliminarGolaud: Como te digo siempre, es un enorme placer leerte.
ResponderEliminarLo de la envidia va por barrios, tú envidias a Valencia y yo a Madrid o Barcelona, porque aquí no vemos las retransmisiones del MET.
Todo lo que dices sobre las limitaciones de Netrebko es verdad. Pero junto a eso aporta unas virtudes que a algunos nos compensa el resultado final, aunque no sea estrictamente belcantista.
Lo del agudo final de Coppia Iniqua creo que igual es cosa de la dirección escénica que la tiene en ese momento en el suelo boca arriba (creo recordar).
Prodígate más. Echamos de menos tus comentarios siempre ilustrativos.
Ah, por cierto. En Murcia no estáis lejos de Ikea.
Kalamar: Seguro que hubieras salido mucho más satisfecha disfrutando de esas dos "monstruas" en directo.
alguien me podria avisar cuando alguien suba esta transmision a la red? compartan por favor, acabo de bajar el don pasquale del MET con netrebo y esta hermoso.
ResponderEliminarsaludos a todos los fanaticos de netrebko.
Hola benjafonseca:
ResponderEliminarPuedes bajar la musica mediante el enlace siguiente (el sonido es MP3 320 kbps y no es nada malo):
http://www.fileserve.com/file/T6CyySW/Anna_Bolena_Vienna_turandot28.rar
Encontré el enlace en:
http://www.vooxi.com/showthread.php/206225-Donizetti-Anna-Bolena-Vienna-2011
Saludos,
atolones
Mi comentario es un poco tardío, ya que acabo de ver por la señal de Film & Arts esta versión de Anna Bolena. Estoy de acuerdo con toda la crítica, muy acertada, también sostengo que el bel canto no es lo mejor para Netrebko pero, noté inseguridades musicales en ella, como que le faltaba un tiempo más de ensayo. Me equivoco?
ResponderEliminarEs probable que no tuviese el papel suficientemente preparado, pero dado el tiempo transcurrido desde que vi aquella retransmisión, no te puedo dar ahora mismo una opinión más concreta.
EliminarUn saludo
Llevo tiempo buscando -en Internet- el disco de esta presentación pero no he podido dar con el. ¿Tienes algún dato que pueda ayudarme?
ResponderEliminarGracias de antemano.
Lo único que sé es que está a la venta el DVD de esta representación, pero no sé si el audio está disponible por internet.
EliminarSiento no poder ayudarte, Victor.
Un saludo,