La acumulación de eventos musicales a los que asistir el pasado fin de semana en Valencia, ha motivado que no haya tenido tiempo para dejaros aquí mis impresiones sobre todo lo visto y oído estos días. Así que, aunque sea con cierto retraso, quisiera al menos hablaros de la doble ración de “Romeo y Julieta” ofrecida en el Palau de les Arts y de un estupendo recital de piano que tuve ocasión de presenciar el domingo.
“ROMEO Y JULIETA” (Héctor Berlioz) – Auditorio del Palau de les Arts – 09/12/11
El director ruso Valeri Gergiev acudía de nuevo a Les Arts tras haberse puesto al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana en el estreno de la temporada 2009/2010 con “Les Troyens” de Berlioz. En esta ocasión la cita de Gergiev con el público valenciano era doble, por un lado dirigió a la agrupación titular de Les Arts en otra obra de Berlioz, su sinfonía dramática “Romeo y Julieta”; y al Ballet y Orquesta del Teatro Mariinski de San Petersburgo en una de las dos funciones programadas de otro “Romeo y Julieta”, en este caso el de Prokófiev.
Respecto al “Romeo y Julieta” compuesto por Héctor Berlioz, la dirección de Les Arts cometió dos errores de peso. En primer lugar, publicitarlo en su página web dentro del apartado “óperas”, con lo que gran parte del público que no conocía la obra se encontró con la sorpresa de que aquello de ópera tenía lo que Helga de top model, y no fueron pocos los comentarios que se escucharon, durante y tras la representación, extrañados ante la escasa parte cantada de aquella presunta ópera.
El segundo de los errores, de consecuencias mucho más graves, fue llevar el espectáculo a ese almacén de patatas de diseño que es el inaudible auditorio de Les Arts. Lo hemos dicho ya cientos de veces, pero como no nos hacen ni caso y somos muy pesaditos, seguiremos insistiendo: Por favor, dejen ya de utilizar el Auditorio para representaciones musicales y péguenle fuego en presencia de la Alcaldesa y la Fallera Mayor. Es unánime el clamor del público. Tienen una sala principal de excelente acústica que puede ser usada también para los conciertos, recitales y óperas en versión concierto y no existe justificación alguna para seguir condenando este tipo de eventos a ese recinto de incomodísimo acceso y donde el sonido tan sólo es medianamente aceptable en menos de un cuarto de las localidades de la sala.
A pesar de luchar contra todos esos elementos, la verdad es que los resultados musicales de este “Romeo y Julieta” fueron espléndidos. Valeri Gergiev llevó a cabo un trabajo de dirección impecable, equilibrado, de ritmo ágil, lleno de matices, con una fuerza lírica apabullante, extremadamente romántica pero sin empalago, y logrando que la riqueza orquestal de la partitura de Berlioz se desplegara en plenitud, gracias también a una ejecución soberbia de todos y cada uno de los atriles de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, que cuando están bajo las órdenes de directores de auténtica primera fila, y no las últimamente tan habituales “prometedoras batutas emergentes”, mejoran clarísimamente sus prestaciones.
Siempre puede ser injusto, con unos resultados globales tan buenos, destacar nominalmente sólo a algunos miembros de la orquesta, pero, francamente, me lo parecería más no reseñar el virtuosismo y pulcritud que mostraron todas las trompas, Joan Enric Lluna al clarinete, Luisa Domingo al arpa o un magistral Pierre Antoine Escoffier al oboe.
De los componentes del Coro de la Generalitat cualquier cosa que pueda decir suena ya redundante, pero una vez más volvieron a hacernos disfrutar de su excelencia y a conseguir que sigamos viviendo ese sueño en el que lo excepcional es tan habitual que nos parece lo normal. E incluso se aprecian mejoras, porque no sé si esta temporada lo he manifestado ya en alguna ocasión, pero vengo teniendo la sensación de que la cuerda de tenores ha mejorado sensiblemente. Hubo algunos instantes sublimes, pero el Coro Fúnebre de Julieta fue uno de esos momentos que tardarán mucho tiempo en olvidarse. El mérito del Coro esta vez ha debido ser mucho mayor, además, al tener que descifrar sin diccionario (deditos-castellano/castellano-deditos) el incomprensible lenguaje dígito-gestual de Gergiev cuando les marcaba las entradas.
Los solistas vocales elegidos para la ocasión tuvieron muy poca oportunidad de lucimiento. Pero Kenneth Tarver mostró frescura y agilidad con un bonito timbre lírico lígero; Mijail Petrenko, pese a carecer del peso y consistencia de un auténtico bajo, exhibió un fraseo intencionado y de gran musicalidad; y la mezzosoprano rusa Ekaterina Gubanova fue todo un lujo para los apenas cinco minutos en que pudimos extasiarnos con una voz privilegiada, bellísima, que rezuma calidez y potencia y que manejó con un gusto exquisito, aportando mil y un matices. Yo no pude evitar pensar por un momento lo que podía haber sido el “Boris Godunov”, recientemente ofrecido en Les Arts, con un acto polaco en que Gubanova hubiera compartido protagonismo con Nikolai Schukoff… Una gozada.
“ROMEO Y JULIETA” (Serguéi Prokófiev) – Palau de les Arts – 11/12/11
A pesar de mi reconocida aversión al ballet, que es algo de lo que no me enorgullezco en absoluto y sufro como particular limitación, esta vez no dudé demasiado en acudir a la función programada con dos grandes motivaciones para ello: la genial partitura de Serguéi Prokófiev, que me parece inspiradísima, y la posibilidad de escuchar la versión que de la misma ofrecía Valeri Gergiev al frente de la emblemática Orquesta del Mariinski.
Esta segunda expectativa se frustró pronto, ya que, cuando tenía ya las entradas compradas para el día 11, Helga nos regaló uno de sus afamados cambios de programa por el morro, y la actuación de Gergiev se limitó a la función del día 10, fecha para la que, además de no disponer de localidad, tenía previsto asistir al cine a ver la retransmisión de “Faust” desde el MET con Jonas Kaufmann y René Pape, como así hice y por cierto disfrutando un montón.
Así que me tuve que conformar con escuchar a la Orquesta del Mariinski dirigida por el batutero reserva de la casa, Alexei Repnikov, y la verdad es que no me acabó de convencer. Su dirección me pareció bastante ruda, áspera, estridente en muchas ocasiones y muy poco atenta al detalle, a excepción de algunos pasajes como el despertar de Julieta o el lamento de Romeo donde se atisbaron destellos de esa orquesta de renombre que es la agrupación de San Petersburgo.
Bueno, que es… o que ha sido, porque, sinceramente, después de haber escuchado 48 horas antes a la Orquesta de la Comunitat Valenciana (y eso que fue en el infecto auditorio), la comparación era sonrojante. El primer acto me pareció flojísimo, con múltiples desajustes en el foso, sonidos sucios y mala coordinación con el escenario. La cosa fue mejorando de ahí al final, pero el resultado quedó bastante lejos del nivel al que nos tiene acostumbrados nuestra orquesta.
La producción y coreografía presentada es la misma que en 1940 estrenase la obra en el Mariinski. Y eso se nota. Los decorados pintados tienen su gracia y son interesantes los ágiles cambios de escenografía, pero el conjunto desprendía más ranciedad que el salón-comedor de Sara Montiel.
De las coreografías y los bailarines no quiero decir nada porque mi ignorancia absoluta en el género me impide hacer juicios de valor, aunque mi impresión personal es que los bailarines, siendo buenos, tampoco eran el recopetín, pues fueron numerosos los movimientos a destiempo con la música o la falta de sincronización en las coreografías de grupo. De todas formas seguro que estoy equivocado porque el público aplaudió muchísimo y todos comentaban lo bonito que había sido todo.
Hombre, desde luego, prefiero mil veces antes este “Romeo y Julieta”, aunque sólo sea por la música, que el infumable y soporífero “Don Quixote” que vi este verano en Londres y del que os hablé aquí.
Como en casa Helga siempre hay algo para protestar, quisiera mencionar algo que me llamó poderosamente la atención y que no alcanzo a comprender. Y es que esta vez no han salido a la venta las entradas de visión reducida de 4º piso (15 euros) estando vacío todo el lateral y parte de los hombros de ese piso. Y esas localidades quedaron desocupadas al mismo tiempo que mucha gente se quedó en la calle sin poder comprar entradas para ninguna de las dos funciones, al haberse agotado a las pocas horas de haber salido a la venta. Yo seré muy cortito, pero no lo entiendo.
RECITAL DE PIANO - Pablo García-Berlanga - Ateneo Mercantil de Valencia – 11/12/11
No quisiera finalizar este post de hoy sin hacer una breve referencia al estupendo recital que ofreció el domingo por la mañana el pianista Pablo García-Berlanga (Valencia 1986).
Comenzó el concierto con dos páginas mozartianas, la Fantasía en do menor KV 475 y la Sonata en do menor KV 457. Pese a ponerse de manifiesto una cierta rigidez inicial, poco a poco la impecable ejecución, caracterizada por el virtuosismo y precisión de la digitación, fue llenándose además de espíritu, configurando una interpretación intensa y muy emotiva.
Lo mejor del recital vino a continuación, con tres de los Preludios (Libro 1) de Claude Debussy: “La fille aux cheveux de lin”, “La sérénade interrompue” y “La chatédrale engloutie”, donde llevó a cabo, especialmente en la última pieza, una delicadísima lectura, conmovedora, llena de madurez y comprensión de la escritura del compositor francés, que yo particularmente hacía mucho tiempo que no escuchaba con tal grado de belleza.
La segunda parte comenzó con las siete Fantasías opus 116 de Johannes Brahms, unas piezas en las que García-Berlanga supo revelar sutilmente todo el colorido y fuerza expresiva de la partitura, sin perderse dentro de la compleja densidad de la escritura brahmsiana, siendo revelador en este sentido la claridad de la exposición que presentó el pianista en el Capriccio Allegro Agitato que cierra la obra.
Y el concierto finalizó con tres fragmentos del “Romeo y Julieta” de Serguéi Prokófiev, poniendo auténtico broche de oro con una interpretación de Capuletos y Montescos que fue todo un ejemplo de precisión y riqueza dinámica.
Una calurosa ovación, de un público por cierto bastante ruidoso y molesto durante todo el recital, premió con justicia la labor de un joven pianista que está llamado a alcanzar muy pronto merecidos éxitos internacionales.
El RJ de Berlioz me sorprendió (yo también era de los que esperaba una ópera en versión concierto) pero a mí me sorprendió agradablemente, me parece un acierto en la programación ya que es una obra intensiva en coro y orquesta y eso es precisamente lo que tenemos de primerísima calidad, me encantó, un lujazo! (Bravo Helga!) Disfruté muchísimo ya que además tenía una de las pocas entradas en las que el auditorio puede calificarse como tal (que verguenza!!!). La conversión "deditos/entrada del coro" efectivamente no debe ser fácil jajajaja!! en cualquier caso orquesta y coro (una vez más) me conmovieron. (Bravo Gergiev!)
ResponderEliminarEl otro RJ me pareció horroroso, podía oler la naftalina desde mi butaca. También es verdad que el ballet no me vuelve loco así que me fui a casa sin acabar de verlo. Lo de las entradas del 4º piso no tiene nombre y peor aún con todas las entradas vendidas . . . ¿qué pasa? ¿disfrutan de dejar los laterales de un piso entero vacío y la gente sin entrada? ¿para qué lo hacen? ¿para fastidiarnos? no lo entiendo, en Les Arts parece que siempre van en contra del público en vez de favorecerlo. :-(Muy mal Helga)
El recital de piano fue magnífico, yo también disfruté como un loco especialmente con Debussy. Suscribo todo lo que has escrito. Joven, de la tierra y de primerísimo nivel. (Bravo Pablo!) Es verdad que el público era ruidoso pero ¿qué público español no lo es? Me temo que hay que ir al extranjero para escuchar música en silencio. Por cierto en el ballet también había un ruido de fondo constante lo cual contribuyó a que me fuera a casa. Estoy más que harto de mis vecinas de abono y sus cuchicheos pero al final ellas siguen hablando y yo haciendo mala sangre. Así va la cosa.
Siento haberme perdido el recital de piano, si hubiera ido con la familia hubierais visto lo que es en realidad un público ruidoso. El momento Gubanova ha sido de lo mejor que he escuchado en el pseudoauditorio de Les Arts, se ha quedado grabado en mi cerebro para siempre, qué voz más bonita y con qué gusto empleada, afortunadamente desde mi localidad las voces se escucharon bien, la orquesta algo "borrosa" por la parte fondo-derecha (parte de la cuerda y metales), una lástima. Al salir escuché a una señora que le decía a otra: "se han pasado todo el rato sentados y sin cantar... y yo pensando: cuándo aparecerá Julieta... porque ese que cantaba era Romeo ¿no?"
ResponderEliminarA ver si para la próxima quedamos en algún sitio para vernos y comentar porque no os vi.
Lo del cambio de director del día 11 era algo previsto, aunque evidentemente se ocultó al público valenciano.
ResponderEliminarEl Romeo y Julieta de Berlioz se repitió en el Teatro Real de Madrid el día 11, con los mismos intérpretes y director, con lo cual era evidente que Guerguiev no iba a estar en Valencia el día 11.
Propuestas para el Palau de les Arts:
ResponderEliminar1. Ceder la gestión de las entradas a profesionales, que los hay muy buenos.
2. Cerrar todas las salas menos la principal, a no ser que se vuelva a programar música de cámara (para lo que se puede usar la bellísima sala magistral)
3. Borrar las pintadas de las paredes interiores, antes que les dé por empezar por el exterior.
4. Contratar un buen servicio de márketing, que buena falta hace, en vez de regalar entradas a cualquiera, dejando a los que nos gusta sin entradas muchas veces.
5. Que vuelva Alberto Zedda!
Por cierto, la Pieczonka ha sido sustituida para la Ariadne auf Naxos.
El concierto de Pablo García Berlanga ha sido excepcional, con un profundo sentimiento por su parte y con una interpretación de obras bellas pero complejas, de manera técnicamente perfectas, pero transmitiendo pasión y compenetración con el espítu de las piezas. Me he emocionado, mis mejores augurios para este joven y talentoso artista.
ResponderEliminarMe hubiera encantado estar en el concierto de Pablo, espero su debut en Barcelona
ResponderEliminarÁlvaro: Nuestra Helga es así... Te monta una función de primera y luego te la condena al auditorio. Te trae el ballet del Mariinski y después se deja sin vender entradas... Genio y figura.
ResponderEliminarCon las entradas de 4º piso ya no es que vayan contra el público, sino encima contra el público más joven o con menos recursos.
Maac: Fue una lástima no vernos, y eso que miramos a ver si encontrábamos conocidos. Con Gubanova yo también quedé gratísimamente sorprendido. De momento está anunciada también como Brangane en el Tristán de junio.
Anónimo: Está claro que lo de que Gergiev actuase en Madrid el 11 estaría más que previsto, lo malo fue cómo en Les Arts siguieron publicitando hasta el último momento a Gergiev y sólo los últimos días y en letra pequeña precisaron el cambio de director.
Arión: Apoyo tus propuestas, sobre todo la 2 y la 5.
Efectivamente, una vez más Helga vuelve a hacernos un corte de mangas y ha sustituido sin previo aviso a Pieczonka por Amber Wagner que viene de cantar el rol con Davis en Chicago donde se anunciaba como alumna del Ryan Center, vamos, como del Centre de Perfeccionament de aquí. No la he escuchado, así que no discuto que pueda ser buena cantante, pero a priori el cambio y a escondidas es como para mosquearse.
Anónimo: Comparto tus impresiones sobre el recital y haces bien en precisar la dificultad del programa elegido, lo que aumenta el mérito del intérprete.
Joaquim: Cuando debute en Barcelona fletaremos vuelo chárter.
Vaya, me habría gustado asistir a todo, pero no he podido asisitir a nada. Veo con desagarado que Helga retoma su viejo hábito de hacer cambios por la cara, ocultar información y que además este año añade la tontería de las entradas que no salen a la venta. toda una crack, doña Helga.
ResponderEliminarSe le echa a usted de menos por aquí, Imperator...
ResponderEliminarHelga está haciendo una escabechina con Ariadne. Ha cambiado a Pieczonka por una desconocida y está rellenando los papeles con muchos de los artistas que participaron recientemente en "Las Bodas... perdón, Las Noches de Figaro"... Si en Mozart ya iban justitos, con Strauss la cosa puede ser dantesca.
Estuve en el ballet del día 10 y la orquesta sonó fantástica. Para mí fue lo mejor de la función. Gergiev estuvo atento a la escena y no hubo esos desajustes que comentas, consiguiendo además un gran sonido de la orquesta del Mariinsky. La importancia del director está clarísima, como también demuestra nuestra orquesta de la CV.
ResponderEliminarCoincido en que la coreografía se ha quedado algo demodé, sobre todo las escenas de conjunto en la plaza con esos bailecitos populares que no siguen la trama argumental, aunque para mí fue mejorando conforme avanzaba la obra.
En cualquier caso fue una ocasión única de apreciar (o no) la actuación del Mariinsky y la coreografía histórica de RJ.
Los comentarios que publicais sobre los cambios en los repartos me producen escalofríos. Nunca he podido entender esta política de cambios de última hora y oscuridad sobre los repartos. No conozco ningún teatro de ópera en el que se haga algo parecido.
ResponderEliminarSe han vendido (y yo las he comprado) las entradas para el Festival del Mediterráneo sin anunciar los cantantes. Increíble!
Cuando he comprado alguna entrada para otro teatro, lo primero que miro es el reparto. De hecho, los primeros repartos se agotan antes y en muchos casos tienen diferente precio.
Aquí te venden las entradas con un reparto y luego te lo cambian sin más explicación y no pasa nada. La solución: no anunciarlo y ya está.
Bueno, me enrollado. Pero es que me indigno.
!Cuánta buena música! Me quedo con el "Romeo y Julieta" de Prokofiev, una partitura gloriosa.
ResponderEliminarSaludos, Atticus.
César: Si con Gergiev la Orquesta del Mariinski sonó como dices, está claro que el mérito fue del director, porque el día siguiente sonó bastante mal.
ResponderEliminarComparto totalmente todo cuanto dices sobre la política de venta de entradas y desinformación que practican en Les Arts. Es bochornoso el maltrato al público.
Glòria: De los RJ yo también me quedo con Prokófiev con diferencia.
Pues a mí me parece que en el Prokofiev con Gerguiev, el sábado, la orquesta sonó horrorosamente mal. Cada sección por su lado. Desajustes a tutiplén. Violín de mierda, clarinete mediocre, trompeta para apedrearlo. Impresentables las trompas, fallonas a más no poder. De auténtica vergüenza. Encima Valerio estuvo en plan bastorro.
ResponderEliminarAyer leí las criticas del periódico El Pais sobre la actuación en Madrid de la orquesta de la comunidad
ResponderEliminarYo esa semana de puente ( para algunos ) fue tal cual Berlioz , ( fantástico ) Faust ( de abono en los Yelmo) , Prokófiev y el domingo salí con sentimiento de fustracion ; hace creo que dos años ecuchamos a la orquesta del Mariinski en Les Arts y no tenia ese recuerdo los metales y la percusion me recordaron a la banda de cornetas y tambores de mi pueblo en fallas
(solo es una opinión )
Comparto la critica y los 5 minutos de lujazo escuchando a la Gubanova
De "Romeo et Juliette" de Berlioz, ya dejé mi opinión antes de publicarse este post. En cuanto al ballet de Prokofiev me produjo la enorme satisfacción de comprobar que nuestra orquesta es infinitamente mejor que la orquesta titular del Marinsky que con Gergiev a la cabeza tuvieron una flojísima actuación el día 10 de Diciembre. Y me quedo corto con el calificativo de flojísima. Hoy he asistido a "Ariadne auf Naxos" y cuando comparo lo que he oído hoy con lo que oí el Sábado pasado, la diferencia se me hace aún más abismal. La orquesta del Marinsky estuvo absolutamente vulgar, mal, sí, sonaba mal, muy mal. No sé si siempre será así, si se contagiaron de un Gergiev que dirigió toda la noche sentado y se limitó a cumplir el trámite, pero me temo que un sonido tan deficiente no es problema de una noche, ese sónido horrible de metales y demás instrumentos de viento, la cuerda tampoco fue nada del otro mundo, no es una casualidad, sino una mala orquesta. Muy mala. De ballet no entiendo nada, admiro su estética, su belleza, pero no puedo opinar, pero la música fue fatal.
ResponderEliminarEspero tu post amigo Atticus para comentar "Ariadne auf Naxos", que me ha encantado. Las dos sopranos han estado sensacionales. Mejor comentarlo en su sitio y no aquí.
Un abrazo.
Un aficionado a la ópera
El lunes 12 en Barcelona, orquesta y director tuvieron una noche memorable, interpretando los tres ballets de Stravinski enteros, algo casi inaudito y con unos resultados esplendorosos.
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